sábado, 11 de julio de 2009

Descrédito de la democracia

No tengo muy claro si la democracia está en crisis. Quiero pensar que no; lo que indudablemente está en crisis es la participación ciudadana en la democracia. ¿Dónde está el falló? ¿De quién es la culpa, si es que hay algún culpable?

Dos artículos en la prensa de hoy tratan el asunto desde puntos de vista distintintos. El primero, "Democracias perplejas", del profesor José Vidal-Beneyto, director del Colegio de Altos Estudios Europeos, en París, lo hace desde la crítica al sistema de partidos imperante en Europa, con una cada día más acusada indiferenciación entre izquierda y derecha, quiebra de los valores públicos, imperio de la corrupción, nepotismo desbordado y descrédito de la instituciones. No es a quien votar, sino para qué votar, lo que exige enraizarse en la ciudadanía. Frente al descrédito de la política y al encogimiento de los políticos, dice, son los movimientos sociales y los actores sociales y societarios de base quienes deben cobrar un protagonismo principal. Y concluye pidiendo a la izquierda que más allá de la conquista y gestión del poder político, reivindique esa acción directamente popular como la vía más segura para sacar a las democracias de su atonía y perplejidad, logrando promover el progreso de los pueblos.

El segundo artículo que comento, "¿Una revolución en Westminster?", está escrito por el profesor Timothy Garton Ash, catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford (Inglaterra), muy crítico también con el sistema partidista y parlamentario británico, del que dice. por voz de un parlamentario laborista, que el principal objetivo de sus miembros no es representar al pueblo británico sino obtener un cargo en el Gobierno. O en otra opinión, esta vez de un diputado conservador, que se están poniendo en tela de juicio las bases mismas de la legitimidad del Estado. Circunstancias excepcionales todas ellas que, a juicio del profesor Garton, deberían propiciar un cambio en modelo constitucional de elección y funcionamiento del parlamento británico.

La cuestión es que la democracia, tal y como la conocemos en Occidente, no es posible que funcione sin partidos, y si éstos fallan, ¿a quién recurrimos?... Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)





Romeu (Diario El País)





"DEMOCRACIAS PERPLEJAS", por José Vidal-Beneyto

EL PAÍS - Opinión - 11-07-2009

La elevada abstención en las últimas citas electorales es una crítica rotunda a la manera actual de hacer política. Los valores públicos están en quiebra y no hay grandes diferencias en los programas de los partidos.

Vivimos bajo el signo de la perplejidad. El imperio de la corrupción, el descrédito unánime de las instituciones, el nepotismo desbordado y sus prácticas, el oprobio inagotable en que ha devenido la política han llevado a la quiebra de todos los valores públicos, a la implosión de todas las referencias colectivas y nos han dejado sumidos en la confusión, átonos e inermes, sin pautas ni asideros a los que agarrarnos. Perplejidad que afecta a todos los ámbitos, incluyendo los más glorificados e intocables como la democracia. Causas de ello, múltiples; veamos algunas.

A partir de los años setenta se confirma el enclaustramiento de lo público en los partidos y su tendencia a la endogamia y al sectarismo partitocrático. Al mismo tiempo, su acción se reduce a las luchas por el poder y con demasiada frecuencia al enriquecimiento de sus líderes. Cabildeos y corruptelas en las alturas y cinismo en la base se convierten en datos de la más concreta cotidianeidad política. Era inevitable que los ciudadanos que no militaban en los partidos, la inmensa mayoría, se desinteresasen por los avatares de sus pugnas y que buen número de ellos rechazasen sus modos y ejercicio. Este rechazo que ha asumido modalidades diversas, unido a la perplejidad a que me estoy refiriendo, tiene en la reiterada abstención electoral a la que se asiste en todos los comicios, su expresión más patente. Y así, sería un error considerar el abultado porcentaje de abstenciones de las últimas elecciones como una impugnación específica al proyecto europeo, cuando todo apunta a una desafección de las propuestas presentadas y, con carácter más general, de la práctica electoral como expresión privilegiada, sino única de las democracias.

En efecto, la descalificación de las elecciones es antes que nada una crítica de la política democrática actual y de su falta de opciones claras, consecuencia de la atenuación de los perfiles diferenciales de los grandes partidos, que los hace, programáticamente, cada vez más próximos. El trasvase casi unánime de la socialdemocracia al social-liberalismo o el implacable desmantelamiento del sector público, al que procedieron, con tanta eficacia, Blair en el Reino Unido y Felipe González en España, sin olvidar el caballo de Troya del atlantismo británico liberal, que bajo el manto laborista instigó la nefasta reunión de las Azores, responsable de tan dramáticas iniciativas como la guerra de Irak, son los principales responsables de la deserción de la izquierda europea. Pues de otro modo es incomprensible que, en plena crisis económica y con la absoluta debacle de los principios y de la práctica del liberalismo que conllevaba, se ignorase o se rechazase el patrimonio que representaban los ideales y los programas socialistas y socialdemócratas, cuando eran el único arsenal conceptual y propositivo que podía sacarnos del atolladero.

El comportamiento de la derecha ha sido mucho más diestro y pugnaz. Sin abandonar la doctrina y la práctica liberal, sino al contrario revindicando su plasticidad adaptativa, ha incorporado, sin rubor ni recato, los elementos de la oferta socialdemócrata que le han parecido más compatibles con su ideario a la par que más sugestivos para los electores. Paralelamente, ha alentado, por detrás de la cortina, a sus tropas ultra que han reactivado en Europa, de manera notable, la presencia de la extrema derecha, más o menos fascista según los casos. Por lo demás, el incesante trasiego de la clase política, de un bando a otro, por iniciativa propia o respondiendo a incitaciones del poder, de las que el presidente Sarkozy es el ejemplo más cumplido, han creado una retribuida circulación que nada tiene que envidiar a la de los futbolistas profesionales, y que alienta la confusión y perfecciona la perplejidad.

El modelo neoliberal responsable del desastre no sirve ya, pero el social democrático, generalizado por Keynes hace 70 años, ha dejado también de ser útil. La razón fundamental es la inadaptación del keynesianismo, que sigue siendo hoy la espina dorsal de la socialdemocracia, a la sociedad actual y más concretamente su imposible y postulada función alternativa al capitalismo contemporáneo. Decir Keynes es invocar la regulación como piedra angular del edificio socialdemocrático, pero su posible y necesaria implantación es ahora, con la economía-mundo, absolutamente inoperativa en la perspectiva nacional e impracticable en la mundial. Por lo que no cabe ni siquiera pensar en una eficaz regulación general. Las grandes instituciones económicas -OMC, FMI, Banco Mundial, FAO, OIT, OMS, AIE, G-20, la futura Organización Mundial del Medio Ambiente- carecen de verdadera capacidad reguladora susceptible de organizar flujos e intercambios y se limitan a marcar pautas de alcance, en la mayoría de los casos, estrictamente retórico.

Olivier Ferrand, agudo analista francés y presidente del think-tank progresista Terra Nova, insiste en que la dimensión reparadora que caracteriza las intervenciones socialistas se queda hoy siempre corta, por la extraordinaria onda expansiva de las crisis que comienzan siendo sectoriales y relativamente modestas y acaban siendo amplísimas y generales. Las subprimes que se inician en EE UU en el mercado financiero inmobiliario, con poco más de 1.000 millardos de dólares y se extienden en pocas semanas a Europa y a los países en desarrollo, sobrepasando los 30.000 millardos, son un buen ejemplo, como lo son también, las rupturas ecológicas con el desmontaje de la biosfera, las sanitarias con la multiplicación de pandemias, las sociales con la radicalización del hambre y las desigualdades. El mito liberal del mercado, que se autorregula sólo, tiene hoy tan poco fundamento observa Olivier Ferrand, como el Estado Bombero que apaga los incendios, cura los males y repara los destrozos, pues no tiene medios para ello. Hoy no es posible curar, sólo prevenir, y además mediante una intervención muy antecedente y de perspectiva mundial.

Escribo mundial huyendo de la manipulación semántica a que nos han sometido los promotores del término y de la ideología de la "globalización", que hereda y culmina los escapismos economicistas que comenzaron en 1949 con la consagración de la expresión y de la doctrina del subdesarrollo, que Truman populariza el 20 de enero de dicho año en el discurso de investidura de su segundo mandato. Con ese término se designaron, a partir de entonces, los países que no alcanzaban el nivel económico y técnico de los países occidentales, medidos con los solos baremos e instrumentos de la contabilidad económica capitalista, en la que el producto nacional bruto por habitante y la acumulación financiera son los criterios fundamentales. Estas pautas que tanto deben a las determinaciones ideológicas y a los supuestos básicos del capitalismo convencional ignoran la dimensión cualitativa de todos los procesos y condenan a la inexistencia a lo más específico de las culturas nacionales y de las tradiciones autóctonas. Gracias a Gilbert Rist en El desarrollo. Historia de una creencia occidental y sobre todo a Amartya Sen y a su Índice de desarrollo humano comienza a aparecer un movimiento de resistencia, en el que la educación, la esperanza de vida, el bienestar social y todas las otras variables del progreso humano tienen el mismo peso que el PIB por habitante. La lucha por la contrahegemonía que es nuestro objetivo permanente debe comenzar por ahí, olvidando un poco las luchas de poder de los partidos, e insistiendo cada vez más en que el problema no es a quien votar, sino para qué votar, lo que exige enraizarse en la ciudadanía. Ya que frente al descrédito de la política y al encogimiento de los políticos, el movimiento social y los actores sociales y societarios de base están cobrando un protagonismo principal. La película Good morning England nos muestra la extraordinaria capacidad de transformación que esos sectores primarios, a caballo de las radios libres y de la música rock, operaron en la década de los sesenta en una sociedad tan encorsetada como la británica, liberando fuerzas y procediendo a una impresionante movilización de las energías de la gente. La izquierda, más allá de la conquista y gestión del poder político, debe revindicar esa acción directamente popular como la vía más segura para sacar a las democracias de su atonía y perplejidad, logrando promover el progreso de los pueblos.




El profesor Vidal-Beneyto




¿UNA REVOLUCIÓN EN WESTMINSTER?", por Timothy Garton Ash
EL PAÍS - Opinión - 11-07-2009

Salvo que me haya perdido algo, Reino Unido no acaba de salir de una guerra, una revolución ni una declaración de independencia. Ésas son las circunstancias excepcionales que suelen hacer falta para producir un momento constitucional. Y sin embargo, extrañamente precipitado por las revelaciones sobre miembros del Parlamento británico que declaraban gastos por cosas como una casita de madera para patos en un estanque, una plancha de pantalones y la construcción de habitaciones para el servicio, existe un reconocimiento generalizado de que el sistema político británico se encuentra en una profunda crisis. A principios de esta semana oí a Dominic Grieve, el portavoz de Interior de la oposición conservadora, decir que la crisis podría poner en tela de juicio "las bases de la legitimidad del Estado".

No hay consenso sobre la solución. Muchos miembros de la clase política, especialmente en los dos grandes partidos, el Laborista y el Conservador, parecen seguir creyendo que bastarán algunos parches. Se equivocan. Reino Unido no necesita una revolución, pero sí una gran reforma. Hay algo que está fundamentalmente mal en un Estado tan centralizado y con un Ejecutivo tan poderoso, cuyos únicos límites son los que le imponen los jueces que aplican la Ley de Derechos Humanos, unos lores no elegidos y los periodistas.

En teoría, Reino Unido tiene un Parlamento soberano. En la práctica, como dijo Grieve en una reunión en el Instituto de Investigaciones sobre Políticas Públicas de Londres el martes pasado, la historia reciente del Parlamento muestra una subordinación creciente al Ejecutivo. El parlamentario laborista Tony Wright se mostró de acuerdo: tenemos un Parlamento que, en la práctica, se niega a ser soberano porque "el principal objetivo de los miembros de la legislatura es entrar en el Gobierno". Y el fin de nuestro actual sistema electoral, añadió, es escoger un Gobierno, no a los representantes del pueblo.

El deber nacional del Reino Unido, por consiguiente, es crear y sostener un momento constitucional, sin las circunstancias históricas que suelen engendrarlo. Para ello hacen falta iniciativas que vengan de arriba y de abajo, del Parlamento y de la gente. Por el momento, hay al mismo tiempo demasiado y demasiado poco en ambas partes. Existen innumerables propuestas, discursos, reuniones, iniciativas y eslóganes, pero no está nada claro cómo se va a plasmar todo eso en un cambio real.

Lo que ha venido de arriba, hasta ahora, es bastante poco. La Cámara de los Comunes va a mejorar su sistema de gastos. Hay un nuevo presidente de la Cámara, que no parece nada del otro mundo. Este otoño, un comité selecto, presidido por Wright, deberá presentar propuestas significativas para mejorar la forma de trabajar de la Cámara baja. (Por ejemplo, es increíble que el Gobierno controle la asignación de tiempos en las sesiones parlamentarias. Imaginemos qué diría el Congreso estadounidense en un caso así). Más importante es que vuelve a discutirse la reforma electoral. Alan Johnson, firme candidato a ser el próximo líder del Partido Laborista, expuso el otro día su propuesta de que el día de las elecciones se lleve a cabo un referéndum sobre el sistema de "voto alternativo plus" (un sistema mixto entre listas y circunscripciones de candidato único), el sistema recomendado hace una década por una comisión encabezada por Roy Jenkins -el ex ministro laborista y presidente de la Comisión Europea-, que el Gobierno de Tony Blair aparcó.

Mientras tanto, estamos con la política preelectoral de costumbre. El primer ministro, Gordon Brown, y el líder conservador, David Cameron, se ponen mutuamente por los suelos en las sesiones de preguntas al Gobierno, con una competición de gritos que hace que, en comparación, los clubes de debate estudiantiles parezcan más adultos. Los maestros de la manipulación como lord Peter Mandelson, que es quien tiene el poder detrás del trono de Brown, siguen haciendo declaraciones descaradamente falsas, como su ridícula afirmación de que el Gobierno no puede ofrecer proyecciones de recortes del gasto público -que todos sabemos que deben llegar- porque estarían basadas en "especulaciones". Cada cosa que dicen los políticos está evidentemente preparada para causar el mayor impacto posible en un ciclo de noticias incesante, presente las 24 horas.

En las pantallas de nuestros televisores sigue jugándose ese deporte llamado política como si fuera tenis o fútbol. ¿Pero cuánta gente siente verdaderamente que éstos son nuestros representantes? Los niveles intermedios de participación democrática son escasos o inexistentes, a diferencia de la floreciente democracia local y regional de Estados Unidos y gran parte de la Europa continental. Los partidos políticos controlan la designación de los candidatos parlamentarios, aunque Cameron ha prometido primarias que nos darían voz y voto en la elección de candidato.

Es verdad que cada cuatro o cinco años el votante británico puede contribuir a "echar a esos cabrones". Entonces llega a Westminster un nuevo grupo que sigue jugando el mismo juego y de la misma manera. Incluso aunque, de vez en cuando, haya un candidato nuevo y fresco que parezca hablar inglés normal, al cabo de unos meses aparece en televisión hablando exactamente como Mandelson.

Al mismo tiempo, fuera de las paredes del Parlamento y los estudios de televisión, hay muchas iniciativas nuevas en todas direcciones. El jueves por la noche hubo una concentración en el centro metodista de Westminster organizada por la coalición Vote for Change (Voto para el Cambio), amenizada por música de Billy Bragg, con el objetivo de despertar el entusiasmo por la reforma electoral. La campaña Unlock Democracy (Abramos la democracia) tiene un proyecto de ley para autorizar una convención de ciudadanos que, con carácter deliberativo, decida sobre una serie de reformas importantes. Por su parte, 38degrees.org.uk pretende crear una comunidad británica en la Red para fomentar el cambio, como MoveOn.org en Estados Unidos. Una nueva iniciativa llamada Real Change (a cuyo comité directivo pertenezco) tiene el objetivo de poner en marcha mil pequeñas reuniones cívicas en todo el país que seguramente desemboquen este otoño en una convención para la reforma (ver www.realchange.uk.net).

Es fundamental que haya una gran movilización popular. Sin una presión desde abajo, los políticos británicos volverán a sus malos hábitos de siempre. Pero por nuestra parte también tenemos que plantearnos una serie de preguntas difíciles. ¿Hasta qué punto la indignación popular con la clase política puede traducirse en la participación sostenida en un movimiento para el cambio constitucional? ("Reforma constitucional" no es un término que tenga mucho eco entre los británicos; "gobierno abierto" quizá podría tener más éxito). ¿No se disipará la energía cívica existente entre todas esas iniciativas tan variadas? ¿En qué sentido tiene derecho a afirmar cada una de ellas que representa "al pueblo"? (Una convención de ciudadanos dispuestos y seleccionados al azar, como se hizo por primera vez en la provincia canadiense de la Columbia Británica, serviría para aplacar en cierta medida esa objeción). Y, en definitiva, ¿cómo puede traducirse todo esto en leyes parlamentarias y en una moción específica para que se celebre un referéndum, que son las formas apropiadas de llevar a cabo una reforma importante en Reino Unido?

En algún momento, y más pronto que tarde, necesitaremos un organismo que sea un puente de dos direcciones entre el Parlamento y la gente. Tendrá que estar dotado de competencias y legitimidad. Wright ha sugerido llamarlo Comisión de la Democracia. En él deberían estar personas que verdaderamente sepan de qué hablan en relación con la Constitución semiescrita y el complejo sistema político del país: gente como el destacado abogado Thomas Bingham, el experto constitucional de Oxford Vernon Bogdanor y la veterana activista política Helena Kennedy. Debería contar con representantes de los partidos políticos. Pero también debería tener a un estudiante, un bloguero, un par de activistas de la sociedad civil... ¿y por qué no varios miembros de la población en general, escogidos por sorteo?

No puede ni debe ser una delegación de Westminster que se dedique a recorrer el país escuchando graciosamente las humildes peticiones de los súbditos de Su Majestad y luego elabore propuestas de compromiso de las que el Gobierno del momento escoja los fragmentos que quiera impulsar a través de una cámara legislativa servil. Pero tampoco puede ser sólo una iniciativa desde abajo de ciudadanos independientes, sin la autoridad política para plantear demandas al Parlamento. Ni el Parlamento ni el pueblo pueden actuar por su cuenta. Sólo un nuevo tipo de relación creativa entre los dos podrá darnos a los británicos el momento constitucional que necesitamos.




El profesor Garton Ash




Entrada núm. 1182 (.../...)

martes, 7 de julio de 2009

U.E.: Ni Barroso ni Blair

El nuevo grupo parlamentario europeo surgido de las recientes elecciones, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, en el que se ha integrado el anterior grupo de los Socialistas Europeos, hizo público ayer un comunicado que reproduzco más adelante, en el que se oponen a la ratificación del señor Durao Barroso como presidente de la Comisión Europea de manera inmediata, tal y como proponía el Consejo. Han logrado paralizar el proceso de ratificación. Lamentablemente no está muy claro si los miembros españoles del Grupo parlamentario europeo seguirán las instrucciones de su Grupo o las del señor José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español y secretario general del PSOE, al parecer fan entusiasta del impresentable, inútil y desvaído actual presidente de la Comisión, y más que probable candidato a la reelección.

No es una victoria, pero es un paso importante. Se comentaba esa posibilidad en el Blog "La Oreja de Europa" (http://laorejadeeuropa.blogspot.com), premio de la Comisión Europea al mejor Blog en español de 2009 sobre la Unión Europea, en su entrada del 1 de julio, que también reproduzco.

Como colofón, el diario El País publicaba el pasado domingo, día 5, un interesante artículo del historiador Ángel Viñas en el que explicita las razones de fondo por las que, cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa, estima que no es precisamente el ex primer ministro británico Tony Blair, el candidato idóneo para asumir el nuevo puesto, creado por el Tratado, de presidente del Consejo Europeo.

Comparto plenamente los puntos de vista de los autores de "La Oreja de Europa", del señor Viñas, y por supuesto del grupo parlamentario europeo Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, y en la medida de mis escasas (o nulas) posibilidades de influir en las decisiones que se adopten por las instituciones de la Unión Europea, me parece importante dejar reflejo de mi opinión en todos los foros institucionales de la Unión donde se me permite hablar o escribir: De momento, Durao Barroso, no; pero Tony Blair, menos áun... Y puesto a opinar, ¿por qué no Jacques Santer, de nuevo, como presidente de la Comisión, y Felipe González, o Ángela Merkel, presidiendo el Consejo Europeo? Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)




Parlamento europeo (Estrasburgo)



COMUNICADO DEL GRUPO PARLAMENTARIO EUROPEO ALIANZA PROGRESISTA DE SOCIALISTAS Y DEMÓCRATAS
Parlamento Europeo, Lunes 06/07/2009

Los ministros de la UE han descartado hoy sus intentos de acelerar el nuevo nombramiento del presidente de la Comisión, Jose Manuel Barroso, después de la presión de los Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo, que ha sido respaldada por otros grupos políticos.

Martin Schulz, líder del Grupo S&D, pidió inmediatamente a los ministros de la UE que exijan a su candidato la presentación de un programa político ante los grupos parlamentarios y que les consulten acerca de las posibilidades de asegurarse una mayoría en una votación del Parlamento.

Tras confirmarse que no habrá una votación sobre Barroso en la sesión parlamentaria de Estrasburgo este mes, Schulz dijo: “Es un fracaso del Consejo porque no supo ver que no existía una mayoría en el Parlamento para realizar una votación ahora.

Es un golpe importante para Barroso, que ha escogido una estrategia totalmente errónea. En lugar de buscar una mayoría para renovar la Unión Europea con un desarrollo más social, en lugar de buscar una mayoría para ocuparse de la crisis y en lugar de abrazar la idea de una Europa que encuentre su lugar en el mundo, ha buscado sólo una mayoría para sí mismo.

Estaba preparado para aceptar votos de euroescépticos y anti europeos para su reelección.

El Parlamento Europeo, y en particular el Grupo S&D, defiende un procedimiento y un debate abiertos y transparentes. La noticia de hoy representa una victoria para nosotros.

Ahora esperamos que la Presidencia Sueca del Consejo envíe al candidato con un programa a los grupos parlamentarios antes de formalizar la propuesta de un presidente de la Comisión. Debería consultar entonces a los grupos sobre las posibilidades de garantizar una mayoría antes de formalizar cualquier propuesta”.

Tony Robinson
tony.robinson@europarl.europa.eu
www.socialistgroup.eu



Caricatura de Durao Barroso



"UN POLÍTICO BRITÁNICO QUE NOS HACE FALTA", por Ángel Viñas
EL PAÍS - Opinión - 05-07-2009

La solución al tema irlandés dada por el Consejo Europeo muestra que el pragmatismo sigue siendo una constante en la construcción europea. Ahora está por ver si este rasgo, imprescindible en una Unión de 27 Estados, continúa manteniéndose de cara a las decisiones, no menos fáciles, que habrá que adoptar si los ciudadanos irlandeses, en un segundo referéndum, aceptan el Tratado de Lisboa. No son decisiones de tanto calado como la de hundirlo o no hundirlo. Pero según cómo se escoren, y presuponiendo que la ratificación a 27 terminará concluyéndose, cabe afirmar con razonable seguridad que conformarán la forma y manera en que la Unión Europea proseguirá un periplo hoy ensombrecido por la crisis económica y financiera.

Se trata de decisiones que, aparte las institucionales, son las más difíciles en la Unión Europea. La provisión de altos cargos no es irrelevante. La historia muestra que, más allá de los loores del momento, algunos de sus ocupantes han sido débiles y a veces malos. Nadie tiene una póliza de seguro para garantizar el éxito, algo que en la actualidad es más necesario que nunca.

Dejando de lado los puestos de presidente de la Comisión y de presidentes del Parlamento Europeo (si la legislatura se divide entre dos), los que quedan son relativa o radicalmente nuevos. Uno constituye una ampliación en relaciones internacionales de las competencias ejercidas hasta ahora por el español Javier Solana. También la ilustración más evidente del viejo axioma de que el hombre puede hacer el puesto. Solana ha elevado el suyo a unas cotas que pocos podrían haber previsto cuando se hizo cargo. Su sucesor dejará de ser secretario general del Consejo pero asumirá la vicepresidencia de la Comisión para Relaciones Exteriores. Una mejora institucional que exigirá mucho tacto y mucha cintura. Construir sobre el legado de Solana no es una tarea imposible.

El segundo nuevo puesto, el de presidente del Consejo Europeo, es mucho más, amén de una innovación en toda regla. De quién lo ocupe dependerá la traducción a la práctica de los perfiles muy generales que le corresponden según el Tratado de Lisboa. El agraciado deberá tener la capacidad a toda prueba de forjar consensos difíciles, moverse a lo largo de un estrechísimo filo entre los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países miembros y definir el modus operandi del futuro en sus relaciones con los presidentes de la Comisión y del Parlamento. Si tiene éxito, podrá insuflar nuevos bríos a la Unión Europea. Pero si quienes lo eligen se equivocan, habrán prestado un flaco servicio a la misma, a pesar de los previsibles elogios y alabanzas que acompañarán la decisión.

La decisión recaerá sobre alguien concreto, pero en el reparto de los altos cargos no pueden estar ausentes los aspectos políticos, ideológicos y de nacionalidad, el pan y la sal de la Unión. Como debe ser. Entre los candidatos aún no declarados pero cuyos nombres ya empiezan a revolotear por las páginas de la prensa internacional, hay uno que, en mi modesta opinión, no se merece ni llegar a ser considerado seriamente incluso con todo el pragmatismo del mundo por delante. Se trata de Tony Blair. Hasta el momento le apoyan abiertamente su colega e íntimo adversario de antaño, el primer ministro británico Gordon Brown, e Il Cavaliere Silvio Berlusconi. Habrá otros.

Tony Blair no se merece un puesto que requiere una gran capacidad de empeño e ilusión para aportar no ya el proverbial grano sino un kilo de arena a la construcción europea. No la tuvo, o al menos no dio demasiadas señales de ello, cuando fue primer ministro del Reino Unido, y quien esto escribe se dedicaba a analizar la política de su Gobierno. Contribuyó decisivamente, como "nuestro" Aznar, a la división de la Unión Europea. Tampoco cabe olvidar que una de las más incisivas investigaciones oficiales británicas sobre la decisión de cooperar en la invasión de Irak no le acusó formalmente de mentir, pero en 2004 lord Butler le dejó en un lugar sonrojante. Por si las moscas, Brown parece haber tomado medidas para que la próxima investigación no llegue demasiado lejos.

Si Blair terminara siendo el primer presidente del Consejo Europeo se encontrará haciendo equipo con Brown (en el supuesto de que continúe en el poder) o lidiará con el líder conservador David Cameron. En el primer caso no es exagerado pensar que la política británica continuará arrojando chinitas de mayor calibre contra la construcción europea. En el segundo, dado el proceso de fuerte ideologización anti-UE en que parece haberse despeñado el pensamiento tory, Blair será irrelevante excepto para dorar su ego.

Hay nombres más seguros, más pro-europeos y, en último término, más fiables. Los grandes países que han hecho la Europa de nuestros días, con sus virtudes, también con sus defectos, no necesitan mirar allende el canal.



Caricatura de Tony Blair



HAN PARADO A BARROSO..., DE MOMENTO
La Oreja de Europa, 1 de julio de 2009

Parece que la campaña organizada por Los Verdes/Ale está dando sus frutos porque los socialistas han anunciado hoy que han conseguido el apoyo de los liberales (ALDE) para bloquear la re-elección de José Manuel Barroso como presidente de la Comisión Europea el próximo 14 de julio. Esto no significa que no será re-elegido, solo que se aplaza el debate hasta la próxima sesión parlamentaria. El presidente de los socialistas en el Parlamento, Martin Schulz ha avisado a los dirigentes europeos que acordaron 'informalmente' que Barroso sería re-elegido durante el pasado Consejo europeo, "que no pueden ir tan rápido y que tienen que contar con el Parlamento Europeo y con el hecho de que, aunque la mayoría en este organismo sea de la derecha, no pueden dejar de contar con el resto de las fuerzas políticas pro-europeas". Coincidiendo con este anuncio los socialistas españoles han dicho que no tienen nada claro, ni cuando se votará ni si apoyarán al actual presidente de la Comisión. Sin embargo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ratificó durante el último Consejo su apoyo a Barroso, coinicidiendo con la postura mantenida desde hace meses. Por lo tanto, queda por ver que pasará durante la sesión de septiembre, si los socialistas seguirán los dictados de su grupo político en Europa o lo anunciado por el Gobierno.

Este anuncio se une a todos los tejemanejes que contábamos hace unos días y a las que añadimos dos noticias de última hora: Guy Verhofstadt, antiguo primer ministro belga, ha sido elegido presidente de los liberales en el Parlamento, por lo que ya no podrá ser candidato para presidir la Comisión Europea y por otro lado, la 'remodelación' del grupo político 'Independencia y Democracia' que pasará a ser 'Europe of Freedom and Democracy' (Europa para la libertad y democracia). Agrupa a los eurodiputados euroescépticos el grupo inglés UKIP y a los diputados de la 'Liga Norte', partido político italiano que está en contra de la inmigración. Este nuevo partido preocupa ya en Bruselas porque cuenta con 30 eurodiputados, muchos de los cuales se pueden catalogar de xenófobos, especialmente con el islam y también, homófobos.



Santer, Merkel y González



Entrada núm. 1181 (.../...)

lunes, 6 de julio de 2009

Honduras: ¿Camarote de los hermanos Marx?

No he querido hacer un juego de palabras y menos aún humor negro sobre la crisis política que vive Honduras. Pero la verdad es que la situación de "voy-vengo-entro-salgo" comienza a parecer una parodia de la famosa escena del camarote de los hermanos Marx. En estos momentos, a las 00.45 horas (hora canaria) del 6 de julio de 2009, el presidente depuesto por la Justicia, el Parlamento, la Iglesia, y el Ejército de su país, y buena parte de la opinión pública hondureña, viaja de vuelta a Tegucigalpa desde Washington, con la pretensión de ser repuesto en su cargo por las mismas fuerzas que le defenestraron hace justamente una semana... Y la prensa electrónica habla ya de al menos dos muertos en los enfrentamientos entre partidarios del ex presidente y los de las nuevas autoridades hondureñas. Y hablando de los hermanos "marx" (con minúscula), al final, parece que los paladines de la democracia en América, los presidentes de Cuba, Bolivia y Venezuela, no le acompañan en su viaje de vuelta, no se sabe muy bien a donde... En todo caso, hago votos porque ese viaje no sea al enfrentamiento civil entre hondureños.

En El País de ayer domingo, venían dos interesantes artículos sobre la crisis hondureña. Uno de Moisés Naím, director de la revista Foreing Policy, titulado "GOLPE EN HONDURAS. IDIOTAS CONTRA HIPÓCRITAS", en el que denuncia la esperpéntica actuación de unos y otros (partidarios y adversarios del presidente Zelaya) y de su cohorte de "hooligans" respectivos en la escena internacional, a los que no duda en clasificar de hipócritas e idiotas a partes iguales.

El otro artículo es de la Defensora del lector del diario El País, Milagros Pérez Oliva, que en su crónica semanal, titulada "LA BATALLA DE LAS PALABRAS EN UN GOLPE DE ESTADO", analiza las críticas recibidas por el diario en el proceso de dar a conocer a los lectores la crisis hondureña, y de las dificultades que entraña trasladar al lector una información verídica, real y objetiva de los hechos sin caer en la "opinión" o el "subjetivismo" por parte del periodista y del periódico. Espero que les resulten interesantes. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)




Soldados en las calles de Tegucigalpa



"GOLPE EN HONDURAS. IDIOTAS CONTRA HIPÓCRITAS", por Moisés Naím
EL PAÍS - Internacional - 05-07-2009

¿Será que no leen? ¿Que no ven CNN? ¿O es que vivir en Honduras es como vivir en Marte? ¿O es que son idiotas? ¿A quién se le ocurre que en un país pequeño y pobre los militares pueden sacar al presidente de su cama pistola en mano y expulsarlo del país sin que la comunidad internacional reaccione con furibunda indignación? Un país grande y con bombas atómicas podría darse ese lujo sin sufrir mayores consecuencias, ¿pero Honduras? Honduras no.

El hecho es que las élites políticas y militares hondureñas dieron un golpe de Estado. Peor aún: no necesitaban hacerlo. Con aplicar las leyes les hubiese bastado, ya que el presidente Manuel Zelaya había incurrido en múltiples violaciones de la Constitución. La Corte Suprema, el Congreso y otras instituciones hondureñas así lo habían certificado. Más aún, tan sólo faltaban unos meses para las elecciones presidenciales. ¿Por qué se precipitaron? ¿Por qué utilizaron a los generales en vez de usar a los juristas?

Los golpistas aducen que se vieron obligados a actuar como lo hicieron ya que Zelaya, apoyado por Hugo Chávez, estaba dispuesto a usar trampas electorales para perpetuarse en el poder. Pero quizá el factor que más les estimuló a actuar fue que por las porosas fronteras hondureñas comenzaron a entrar agentes venezolanos y cubanos con maletas llenas de dólares y camionetas cargadas de armas. Los dólares y las armas, dicen, están destinados a organizar violentas milicias de Hondureños con Zelaya. Aun suponiendo que esto sea cierto, el golpe militar es inexcusable. Además, si el presidente Zelaya está incurso en todos los delitos de los cuales se le acusa, ¿por qué en vez de detenerlo para ser juzgado, lo sacaron del país?

Las torpezas hondureñas son sólo superadas por la explosión de hipocresía que han desencadenado.

Ni más ni menos que Raúl Castro —¡Raúl Castro!— pide sanciones mundiales contra un pequeño país cuyos líderes tomaron el poder por la fuerza. Hugo Chávez, cuya carrera política comenzó cuando lideró un sangriento golpe militar contra un Gobierno democrático, truena contra los golpistas hondureños y amenaza con una invasión. Los presidentes de ese bastión de democracia que se llama la Alternativa Bolivariana de las Américas (Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela) exigen indignados que se aplique inmediatamente la carta democrática de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Con la firma de este documento en 2001, las naciones americanas acordaron que sólo los países democráticos pueden formar parte de la OEA. Según los presidentes del ALBA es lógico, por tanto, expulsar inmediatamente a Honduras. Esta lógica no se les apareció por ningún lado cuando hace poco abanderaron la iniciativa de incluir a Cuba en la OEA. El hecho de que ése no fuese un país democrático les parecía un detalle banal.

Para estos presidentes, que antes despreciaban a la OEA, ahora este organismo es el más importante de la región, y tratan a su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, como el máximo garante de las democracias latinoamericanas. Hace no mucho, el presidente Chávez insultaba casi a diario a Insulza. Lo llamaba “insulso” y, con la elegancia intelectual que le caracteriza, lo calificó en televisión con el nombre que en Venezuela se usa para describir el vello anal. Es por tanto reconfortante ver que Honduras ha hecho recapacitar a Chávez y que ahora trabaja mancomunadamente con Insulza para proteger la democracia. Al menos, les debemos esto a los militares hondureños.

Y no podía faltar el imperio yanqui. El presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció que esta crisis se ha fraguado en Washington. E insistió en que la intervención extranjera en los asuntos internos de los países es inaceptable. El hecho de que Obama haya denunciado firmemente la situación en Honduras y que no reconozca a las nuevas autoridades son detalles irrelevantes para el estadista boliviano. También ignora el hecho de que intervenir en la política interna de otros países es una de las actividades diarias de su mentor y financiero, el presidente venezolano.

Pero no todo en esta situación es torpeza e hipocresía. La crisis de Honduras les manda a los militares del continente una fuerte señal: los golpes militares ya no son lo que eran. No lo hagan. Y a los políticos de la región también les manda un claro mensaje: Hugo Chávez es tóxico. Manuel Zelaya le debe mucho a Chávez. Pero su cercanía con el teniente coronel le terminó costando mucho más de lo que le aportó.



El presidente Zelaya en tiempos más felices



"LA BATALLA DE LAS PALABRAS EN UN GOLPE DE ESTADO", por Milagros Pérez Oliva
EL PAÍS - Opinión - 05-07-2009

La cobertura informativa de la crisis política de Honduras motiva quejas de signo contrario. No citar las fuentes alimenta la sospecha de parcialidad en las crónicas interpretativas.

Decía en mi artículo del pasado domingo que la arquitectura del periodismo se levanta sobre el lenguaje y el lenguaje es pensamiento. Con la elección de las palabras definimos la realidad, por eso uno de los problemas del periodismo es encontrar los términos justos que mejor definen una situación. Pero no siempre es fácil cuando la situación es confusa, evoluciona rápidamente y concurren fenomenales intereses en juego. Lo ocurrido en Honduras en los últimos días constituye un excelente ejemplo de cómo una misma realidad puede tener interpretaciones opuestas. La batalla de las palabras que se está librando en Honduras en paralelo a la batalla del poder ha tenido fiel expresión en el correo de la Defensora: mientras unos lectores acusan al diario de ser complaciente e incluso justificar en un primer momento el golpe de Estado, otros nos acusan de desinformar y confundir a la opinión pública al condenar lo que para ellos es una legítima defensa de la democracia.

Ya conocen ustedes los hechos: el presidente Manuel Zelaya convoca una consulta popular para reformar la constitución y eliminar la limitación que le impide presentarse a un segundo mandato. El Parlamento vota un reglamento que veta esa consulta y el Ejército sale a la calle en una maniobra preventiva contra las iniciativas del presidente. Zelaya destituye al jefe del Estado Mayor y éste se resiste a abandonar su puesto. Finalmente, el presidente es apresado y expulsado del país.

El diario ha ofrecido una extensa cobertura informativa y ha publicado dos editoriales. El primero se publicó el sábado y era especialmente crítico con Zelaya. El segundo, publicado el lunes, condenaba claramente el golpe. Ambos han sido fuertemente contestados. El primero comenzaba criticando "la moda de repetir mandatos presidenciales saltándose la ley" propia del "caudillismo de izquierdas" y se refería a las maniobras del Ejército como "la negativa militar a cooperar en la consulta ilegal" promovida por Zelaya. Este texto fue interpretado por algunos lectores como una defensa de las posiciones golpistas o como un intento de "generar una opinión pública favorable" al golpe. Así lo estimaron José Luis Gasch, Antonio Flórez, Víctor Casco Ruiz, Hugo Martínez Abarca y Andrés Fariña el mismo fin de semana. Cayetano López y Rafael García Almara añaden que con este posicionamiento el diario se aleja de "la línea progresista" que había mantenido durante años. Por su parte, Carmen Arango ha remitido un largo escrito firmado por seis personas en el que, además de criticar que El PAÍS "minimizara lo que era un golpe de Estado de manual", consideran que se está produciendo un viraje en la posición del diario respecto de América Latina y expresan sus dudas acerca de si la línea editorial del diario está condicionada por intereses empresariales del grupo al que pertenece.¿Se precipitó El PAÍS a la hora de catalogar los hechos en el primer editorial? El director adjunto responsable del área de Opinión, Lluís Bassets, responde: "El editorial no se precipitó al enjuiciar los errores cometidos por Zelaya, ni dedujo de su evaluación que los militares debían destituirle y expulsarle en un golpe de Estado. Tampoco hubo cambio de línea, puesto que analizar los errores de Zelaya como se hizo en el editorial del sábado es perfectamente compatible con la condena de un golpe de Estado inconstitucional, como sí hizo en el del lunes. Es legítimo discutir los argumentos utilizados en uno y en otro, pero no me parece justo que se lea el primer editorial como si se hubiera escrito después del golpe y sirviera para justificarlo".

Cuando se escribió el editorial, los soldados patrullaban ya por las calles de Tegucigalpa, y el propio diario se hacía eco en su crónica de las voces que, desde la Alianza Bolivariana, advertían de que se estaba gestando un golpe de Estado. La situación era, por lo menos, ambigua. En un caso así, tal vez hubiera sido más adecuado tener en cuenta el punto 1.1 del Libro de Estilo, en el que EL PAÍS se define sí mismo como "defensor de la democracia plural según los principios liberales y sociales". La comunidad internacional, incluido el Gobierno de Obama, condenó inmediatamente el golpe de Estado, pero la batalla ideológica ha continuado, por lo que el segundo editorial, de clara condena del golpe, también ha motivado quejas, aunque menos.

Para Grethel Zavala, no hay tal golpe de Estado, sino un acto de defensa de la democracia frente a un mandatario que "cometió un delito de usurpación de poderes y traición a la patria"; Edgardo Figueroa sostiene que la destitución del presidente se produjo "dentro del marco legal" para "evitar el comunismo y la intromisión de Hugo Chávez"; y Samuel Valladares, que el Ejército se ha limitado a obedecer una orden judicial en defensa de la Constitución. Todos piden que rectifiquemos.

Lo cual nos lleva a la reflexión que les proponía el pasado domingo: cómo abordar la creciente presión de sectores fuertemente ideologizados que, conscientes de la importancia que tienen los medios en la conformación de la opinión pública, tratan de modelar la percepción de la realidad por la vía de imponer la terminología más favorable a sus postulados.

En un conflicto tan polarizado como éste o como el que enfrenta a judíos y palestinos, que también provoca constantes protestas de una y otra parte, cada uno de los sectores enfrentados espera de EL PAÍS que narre los acontecimientos de acuerdo con su particular visión de los hechos. Y si no lo hace, le acusa de parcialidad. El dilema sobre la catalogación de los acontecimientos es tan antiguo como la historia, pero la importancia que la información tiene en la sociedad mediática hace que el escrutinio sea ahora mucho más severo.

¿Qué esperan realmente los lectores del diario? A tenor de las cartas recibidas, una parte de ellos espera una especie de comunión ideológica absoluta, poder ver reflejadas sus propias posiciones en las del diario, y viceversa. Pero hay muchos otros que esperan un relato fidedigno de los hechos y un análisis distanciado y riguroso a partir del cual poder construir su propia opinión. Lo sé porque de éstos también llegan muchas cartas. Son expectativas antagónicas. En todo caso, el diario no debe apartarse de su Libro de Estilo: "EL PAÍS se esfuerza por presentar diariamente una información veraz, lo más completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio".

El relato de los hechos debe ser la columna vertebral de ese esfuerzo. Y una clara separación entre información y opinión, como también establecen nuestras reglas internas. Las crónicas interpretativas, al ser más subjetivas, se prestan más a incluir valoraciones personales y corren por ello un mayor riesgo de parecer parciales. Ese mayor subjetivismo puede irritar a la parte agraviada de quienes esperan comunión ideológica, y defraudar a quienes esperan datos objetivos para el análisis. Alberto Llamas Ros escribe a la Defensora para quejarse de una de las crónicas sobre el conflicto de Honduras, la titulada "Casi mejor que se lo llevaran", del jueves día 2. En ella se hacen afirmaciones como que "el país olvida a Zelaya" o que "los hondureños desconfían del presidente depuesto por su sumisión a Chaves". Este lector hace una pregunta muy pertinente: "¿A cuántos entrevistó el periodista para poder decir 'los hondureños' en general?". Y respecto de una frase tan valorativa como "según todas las fuentes consultadas, la única credencial que Zelaya puede presentar es haber sido víctima de un golpe", el lector insiste: "¿Qué fuentes?". Elegir para el titular una frase como la indicada da a entender que ésa es una opinión muy extendida, cuando en la crónica sólo la sustenta un vecino sin ninguna significación política.

En conflictos tan polarizados y con tanta carga ideológica, es muy importante extremar las cautelas y cuidar las formas. Citar las fuentes da credibilidad a la crónica. No hacerlo incrementa la percepción de subjetivismo y parcialidad.



Morales, Castro y Chaves (¿líderes por una América democrática?)



Entrada núm. 1180 (.../...)

jueves, 2 de julio de 2009

"House of Saddam": Vida privada de un dictador

Iba a titular este comentario "Intimidades de un dictador", pero recordé un hermoso texto del recientemente fallecido psiquiatra y académico Carlos Castilla del Pino, titulado "Arquitectura de la vida humana" (Real Academia Española/Espasa Calpe, Madrid, 2006). Decía en él que "lo íntimo" era, por esencia, intransmisible al otro, ni siquiera al más allegado, algo tan personal que no podía salir de sí mismo ni aun queriéndolo; que lo que denominamos como "vida íntima" es algo que transcurre en nuestro propio "yo", sin posibilidad de conocimiento por nadie más. Lo que tiene relación con los demás, decía, puede ser privado o público, pero nunca íntimo. Lógicamente, he cambiado el título del comentario.

"House of Saddam" es una miniserie de televisión de cuatro capítulos, producida por la BBC británica y la HBO norteamericana, dirigida por Jim O´Hanlon, con guión de Alex Holmes, e interpretada por el actor israelí Igal Naor (el de "Munich", de Spielberg) que cuenta la tormentosa relación del que fuera presidente de Iraq, Sadam Hussein, con su familia: sus dos esposas, sus hijos e hijas, y sus yernos, durante los años que estuvo al frente de su país. Cada capítulo de la serie está dedicado a relatar los hechos acaecidos en un año concreto de su vida desde el momento en que, como vicepresidente de la república asume la presidencia de Iraq tras forzar la renuncia del presidente, hasta su detención, enjuciamento, condena y ejecución el 30 de diciembre de 2006.

Hablar de series de televisión de tema "histórico" de la BBC o HBO es hablar de calidad indiscutible. La prueba, las míticas "Yo, Claudio", "Eduardo VII", o las más recientes de "Roma", "True blood", o "Generation Kill". Yo la he visto en Digital Plus, pero estoy seguro de que será emitida por otras cadenas. Estén avisados y no se la pierdan porque es, sinceramente, sensacional. Espero que la disfruten. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)


Los protagonistas de "House of Saddam"



Notas:
(1) Información sobre la serie y videos promocionales de la misma pueden verse en: http://www.plus.es/esp/House_of_Saddam/serie/_esp_//index.html.



Entrada núm. 1177 (.../...)

Honduras: desconcierto y estupor

Ni una sola voz disonante. Práctica unanimidad en la condena por la comunidad internacional de la deposición de Manuel Zelaya como presidente de la república de Honduras. Confieso mi desconcierto y estupor ante esa unanimidad. Es cierto que ha sido depuesto y expulsado del país por un acto de fuerza, reprobable e ilegítimo, del ejército del que Manuel Zelaya es comandante en jefe por mandato constitucional, pero parece olvidarse ¿amnesia colectiva, hipnotismo global, hipocresía interesada? que el depuesto presidente de la república hondureña tenía pensado celebrar el domingo pasado un referéndum, a pesar de la prohibición expresa del Tribunal Supremo de Honduras, la Fiscalía General de la República y el Parlamento hondureño, que le permitiría llegado el caso optar a un nuevo mandato presidencial, prohibido por la Constitución vigente de Honduras.

Me resisto -y puede ser que esté en un error-, en otorgar la calificación de "golpe de Estado" al ilegítimo acto de fuerza del ejército hondureño. Si nos atenemos a los hechos conocidos y divulgados, el arresto inicial del presidente fue ordenado por el Tribunal Supremo de Honduras, su deposición sancionada por el Parlamento hondureño y su sustitución automática por el presidente del Parlamento como Jefe del Estado se produjo de acuerdo con lo prescrito constitucionalmente. ¿Bajo la amenaza del ejército? No lo parece...

De lo que no cabe duda es que el auténtico y real "golpe de Estado", anticonstitucional de pleno derecho, era el preparado por el depuesto presidente de Honduras para el domingo pasado, frustrado por la intervención del ejército.

Durante lo que va de semana he buscado y leído las noticias sobre la crisis hondureña en la prensa latinoamericana. No las notas oficiales y oficiosas de condena de mandatarios y gobiernos, sino los comentarios de ciudadanos anónimos, y no tan anónimos, que cuestionan esa "unanimidad" de la que hablaba al principio.

No estoy tomando partido; estoy absoluta y radicalmente en favor de la democracia y la legalidad y legitimidad constitucional de Honduras y en contra de la actuación unilateral del ejército, del hondureño y de cualquier otro. Simplemente muestro mi desconcierto y estupor ante tan inaudita adhesión internacional a la persona de un mandatario a la que la salió mal el "golpe de Estado" que preparaba. Me pregunto si la reacción de la comunidad internacional sería la misma si ese mismo hecho lo hubiera protagonizado, con similar resultado, el ejército iraní, el sirio, el chino o el de Zimbabue. Tengo la sospecha de que no.

Entre los comentarios publicados en España que he leído, sólo uno, el del periodista Miguel Ángel Bastenier, profesor del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo-CEU, de Madrid, en el El País de ayer miércoles, aunque un tanto críptico a mi entender, parece pronunciarse en el mismo sentido que yo. Les dejo con su artículo y las últimas noticias de prensa sobre la crisis política hondureña. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)





Manuel Zelaya, presidente (depuesto) de Honduras



"GOLPE EN HONDURAS: GOLPE CONTRA EL CHAVISMO", por M.Á. Bastenier
EL PAÍS - Internacional - 01-07-2009

El domingo pasado estaba convocado un golpe de Estado en Tegucigalpa. En un país como Honduras, de densidad democrática débil y legalidad de celofán, los poderes transitan sobre el alambre, en riesgo permanente de desplomarse unos contra otros. El presidente hondureño, Manuel Zelaya, del Partido Liberal, que como su nombre indica practica la libertad de explotación, es el último en la ya larga nómina de jefes de Estado latinoamericanos que consideran que un solo mandato -el no reeleccionismo- priva injustamente al pueblo de la repetición de gobernante; de ordinario el mismo que tiene esa preocupación.

La limitación a un solo periodo presidencial tiene gran pedigrí en América Latina. Porfirio Díaz se hizo elegir siete veces presidente de México y gobernó más de tres décadas hasta 1910, y, como él, otros muchos en el continente convirtieron sus mandatos en tiranías corruptas y oligárquicas. Más o menos asegurada la democracia en los últimos 20 años, los presidentes latinoamericanos parecían sentirse de nuevo legitimados para pedir cancha. En 1993, el peruano Alberto Fujimori remendó la Constitución para desempeñar un segundo mandato; al año siguiente, el argentino Carlos Menem hizo otro tanto; le siguió el brasileño Fernando Henrique Cardoso en 1997; y en esta última década, el colombiano Álvaro Uribe, la tripleta chavista formada por Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, y hoy andan dándole vueltas al asunto el nicaragüense Daniel Ortega y el paraguayo Fernando Lugo, ambos en la órbita de Caracas. Y no es la ideología, sino la excelente opinión que los interesados tienen de sí mismos, lo que hace que derechas como izquierdas sueñen con no apear presidencia.

Zelaya experimentó una conversión de instantaneidad paulina: a medio mandato decidió pasarse al socialismo del siglo XXI, y el 25 de agosto pasado firmaba el ingreso de su país en el ALBA, organización creada por Chávez para la integración económica latinoamericana por una vía no capitalista. Sin que eso tenga que desmentir la preocupación social del presidente, únicamente un viraje de este calibre podía facilitarle un nuevo libreto que interpretar; como si fuera un personaje en busca de un autor, que sólo podía ser Hugo Chávez. Y para llevar adelante esa revolución, Zelaya tenía que ganar por pies al establecimiento político y social de su país, que no parece estar para muchos chavismos. Sin esperar a las elecciones presidenciales del 28 de noviembre de este año, el líder hondureño tenía que tratar de poner a sus adversarios ante una evidencia insuperable: un referéndum, anunciado para el pasado domingo 27, en el que la opinión allanara el camino a una futura reelección, que es la que permitiría el desempeño de ese nuevo libreto. El Congreso, en vez de iniciar entonces algún tipo de impeachment, que se demoraría ad calendas, contra el presidente, prohibía el día 23 el referéndum, ante lo que Zelaya destituía de inmediato al jefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez, por no secundar materialmente la votación; y el Ejército, finalmente, cometía el gravísimo delito y terrible error de sacar los tanques, secuestrar al presidente y pasaportarlo a San José. Así es como el domingo estaba convocado un triple golpe: del presidente por querer que hubiera consulta; del Ejército por derrocar al jefe del Estado, y del Congreso por elegir a su presidente, Roberto Micheletti, como sucesor de Zelaya en un interinato hasta las presidenciales.

Pero el combate de fondo se libra entre chavistas y no chavistas. La OEA, la UE, el Parlamento Centroamericano, Estados Unidos, y ¿quién no?, han condenado el golpe y tendrán ahora que poner en cuarentena al nuevo régimen. Hace muy poco no habría costado adivinar la mano de Washington en la asonada, e incluso hoy parece inverosímil que unos militares formados en la Escuela de las Américas actuaran sin conocimiento de la base norteamericana de Soto Cano en Honduras. Pero ni Estados Unidos, ni el Brasil del presidente Lula, ni tampoco media OEA pueden ver con entusiasmo la extensión del chavismo. ¿Ha tendido Zelaya una trampa a sus adversarios? El nuevo régimen hondureño, que sólo aspira a llegar a la cita electoral de noviembre, lo tiene muy difícil. El golpe contra Chávez puede describir una trayectoria de bumerán.




Roberto Micheletti, presidente (provisional) de Honduras



AGENCIAS - Tegucigalpa / Washington / Bruselas
ELPAIS.com - Internacional - 01-07-2009

El Congreso de Honduras, a instancias del Gobierno, ha reforzado este miércoles el toque de queda en todo el país, con la supresión de garantías individuales y colectivas y con la prohibición del ejercicio de derechos como los de asociación, circulación e información, informa Pablo Ordaz. Estas nuevas medidas, cuyo cumplimiento será velado por el Ejército, elevan aún más si cabe la tensión en el país centroamericano, bajo la lupa de la comunidad internacional que rechaza otorgar legitimidad al nuevo Gobierno salido del golpe de Estado y exige el regreso y la restitución en el cargo del presidente depuesto Manuel Zelaya.

El Gobierno ha anunciado, además, que persistirán hasta el viernes los límites a los movimientos entre las 21.00 y las 5.00 hora local. El toque de queda ha obligado también a suspender algunos vuelos y a modificar el horario de otros en los aeropuertos desde el pasado domingo.

Zelaya ha pospuesto su regreso a Tegucigalpa, previsto para este jueves, para no "entorpecer" la gestión de la Organización de Estados Americanos (OEA) que ha dado un plazo de 2 horas al Gobierno de facto para que restaure el orden democrático. Mientras el nuevo Gobierno liderado por Roberto Micheletti insiste en que Zelaya será encarcelado si pisa suelo hondureño, el mandatario depuesto ha viajado a Panamá para asistir a la toma de posesión del empresario Ricardo Martinelli como nuevo presidente.

La comunidad internacional no está dispuesta a aceptar a Micheletti como nuevo jefe de estado de Honduras. El Gobierno español ha decidido llamar a consultas a su embajador en Honduras, Ignacio Rupérez. Según ha informado el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación en un comunicado, esta medida se ha tomado con "la esperanza de que ello contribuya, en el marco de los esfuerzos internacionales en curso, al restablecimiento de la institucionalidad democrática" en dicha República hermana.

El jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, ya anunció ayer que propondría a la Unión Europea (UE) la llamada a consultas de sus respectivos embajadores en Tegucigalpa en señal de protesta por la "ruptura del orden constitucional" en Honduras. El ministro explicó que este gesto se ha hecho "necesario y urgente para mostrar la firmeza de la UE" ante "la ruptura del orden constitucional" en el país centroamericano. De hecho, después del gesto español, los países de la Unión Europea han anunciado que deciden suspender las negociaciones para un acuerdo de asociación con Centroamérica debido al golpe de Estado en Honduras, aunque esperan "retomarlas lo antes posible", según informan fuentes comunitarias.

Francia ha seguido el ejemplo de España. El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, también ha llamado hoy a consultas a su embajador en Honduras, sumándose a los esfuerzos internacionales para restablecer la democracia en Tegucigalpa. Tras reiterar su firme condena de los acontecimientos de los últimos días en territorio hondureño, el jefe de la diplomacia gala ha subrayado en la misma declaración que "el futuro de Honduras y de esa región es indisociable de la democracia".

La llamada a consultas es una herramienta diplomática de la que disponen los Gobiernos para mostrar su fuerte rechazo y malestar ante alguna actuación del Estado ante el que está acreditado el embajador al que se llama. Supone una retirada temporal de este representante hasta que se solucione el incidente.

La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha exigido hoy en una resolución común al nuevo Gobierno hondureño la restitución del depuesto Manuel Zelaya en un plazo de 72 horas, mientras España y Francia han llamado a consultas a su embajador en el país centroamericano.

Los Estados miembros de la OEA se han reunido para la búsqueda de una respuesta unánime a la crisis desatada tras el golpe de Estado perpetrado por los militares el pasado domingo en Honduras. La OEA ha amenazado al nuevo Gobierno, encabezado por Roberto Micheletti, con la expulsión de Honduras del seno de la organización si no restituye a Zelaya.

Según ha afirmado el subsecretario de Estado de Estados Unidos para América Latina, Tom Shannon, el depuesto mandatario es "el presidente legal y constitucional" del país. EE UU no se reunirá con el Gobierno de Micheletti ni tampoco recibirá a los emisarios que éste enviará a Washington. Por su parte, el subsecretario general de la OEA, Albert Ramdin, ha alegado que el organismo regional tampoco planea negociar con el nuevo mandatario.

Por otra parte, el nuevo presidente de Honduras, Roberto Micheletti, ha desautorizado esta madrugada (hora española) a los embajadores en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la OEA, Jorge Arturo Reina y Carlos Sosa, y ha anunciado su destitución. Además, el Gobierno interino ha informado de la ampliación del toque de queda al menos hasta el próximo viernes, según recoge el diario La prensa.

Reina y Sosa, ambos nombrados por el derrocado presidente Manuel Zelaya, están para Micheletti "totalmente desautorizados". "Este Gobierno no los reconoce como miembros de esas dos representaciones internacionales", ha declarado a la prensa el gobernante designado el domingo tras la expulsión de Manuel Zelaya como mandatario.

"A Reina y Sosa se les enviaron las notificaciones, que sabemos que llegaron, pero no se entregaron, y los dos se dedicaron a atacar a este nuevo Gobierno", ha señalado Micheletti. Ha agregado que está analizando las candidaturas de ex cancilleres y otros diplomáticos para nombrarlos en las embajadas en la ONU y la OEA, donde el depuesto presidente Zelaya ha comparecido para explicar su situación después de que los militares lo derrocaran.

Micheletti ha resaltado que enviará emisarios a EE UU y remitirá notas a organismos internacionales y embajadas en Tegucigalpa para que "tengan conciencia de lo que aquí ha pasado". El nuevo presidente hondureño en una entrevista concedida ayer al diario EL PAÍS aseguró que si "Zelaya regresa a Tegucigalpa, será detenido".

El nuevo presidente de Honduras, Roberto Micheletti, ha acusado hoy al gobernante de Venezuela, Hugo Chávez, de ser el responsable de la crisis que vive el país centroamericano. "La intervención del Gobierno de Hugo Chávez es clara y definida en esta situación que está viviendo Honduras", ha dicho en rueda de prensa Micheletti.

En su opinión, todo el mundo irá conociendo que las autoridades tenían que tomar la decisión de destituir a Zelaya, quien pretendía reformar la Constitución para lo cual impulsaba una "consulta popular" pese a una prohibición legal. "Tenemos la fortaleza y la fe en Dios que poco a poco, al conocerse, vamos ir logrando el objetivo de que reconozca el mundo entero que teníamos que tomar esta decisión por la legalidad, por la ley, por la Constitución de la República", ha insistido.





Erlich (El País, 30/06/09)




Entrada núm. 1176 (.../...)

martes, 23 de junio de 2009

Las Palmas de Gran Canaria, de cumpleaños

Mañana, 24 de Junio, día de San Juan Bautista, El Real de Las Palmas, la actual ciudad de Las Palmas, capital de la isla de Gran Canaria, co-capital de la Comunidad Autónoma de Canarias, la ciudad más populosa del archipiélago, sede primada de la Iglesia de África, primera ciudad fundada por europeos fuera de su continente, cumple 531 años. ¡Feliz Día, Las Palmas! Tamaragua, amigos. (HArendt)




La Casa de Colón (Vegueta, Las Palmas)



Nuestra ciudad, con 531 años de historia, fue en sus inicios más campamento militar que urbe. El Real de Las Palmas, levantado en la margen derecha del barranco Guiniguada, fue el primer centro urbano ultramarino de Europa y sirvió como ejemplo para crear centenares de ciudades en América, desde la Patagonia a Estados Unidos.



Palacio Episcopal (Vegueta, Las Palmas)



El 24 de junio de 1478 es la fecha de fundación de la ciudad. En poco tiempo, el Real de Las Palmas pasó de bastión militar -desde el que se inició la conquista de Gran Canaria- a floreciente villa. Donde hoy se ubica la Ermita de San Antonio Abad y la Casa de Colón, hincaron los castellanos sus pendones.



Lady Harimaguada (Vegueta, Las Palmas)



Finalizada la conquista de la Isla, seis años después, se dio inicio a la colonización con el reparto de tierras y la introducción de la caña y la fabricación de azúcar destinada a los mercados europeos. Es este cultivo el que determina el primer impulso económico, demográfico y urbanístico importante de Las Palmas de Gran Canaria. Permite el ‘salto’ al otro lado del Guiniguada y da lugar a la formación de Triana. Un barrio, desde sus comienzos, comercial y marinero, pues también aquí -en el actual parque de San Telmo- se ubica el primer puerto.



El Gabinete Literario (Triana, Las Palmas)



Durante siglos, la capital grancanaria se limitó a una y otra zona, debido a las murallas que sirvieron para su defensa ante la multitud de ataques piráticos que padeció en los siglos XVI y XVII. Así, mientras en octubre de 1595 las milicias de canarios rechazaron la embestida de 27 navíos capitaneados por los británicos John Hawkins y Francis Drake; en junio de 1599, los holandeses, al mando de Van der Does, protagonizaron uno de los episodios más trágicos de nuestra historia, con el saqueo y el incendio de las edificaciones más representativas.



Parque de San Telmo (Triana, Las Palmas)



La industria de la cochinilla y la construcción del nuevo puerto en el XIX sacan a la ciudad del largo letargo de los siglos anteriores, sólo amortiguado por las innovaciones de la Ilustración. A mediados de centuria la ciudad comienza a extenderse hacia la bahía de La Isleta, hacia el actual Puerto de La Luz, cuya construcción en 1883 propició la modernización de la ciudad. Sin el Puerto, Las Palmas de Gran Canaria sería otra.



Auditorio Alfredo Kraus (Las Canteras, Las Palmas)



Por el mar llegaron los viajeros y los pobladores que han ido conformando la imagen abierta y amable de los palmenses. Castellanos, flamencos, genoveses y portugueses buscaron aquí tierras libres para asentarse; hicieron parada de camino a América o emplearon la ciudad como plataforma tricontinental. Las Palmas de Gran Canaria es un crisol de razas y culturas, una sociedad cosmopolita. (De la página electrónica del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria)



Playa de Las Canteras (Las Palmas)




Entrada núm. 1174 (.../...)

Vivir, ¿y morir?, con dignidad

No creo que haya muertes dignas o indignas. La vida es la que tiene que vivirse con dignidad. Y cuando esa dignidad desaparece, desaparece todo sentido de vida. Un antiguo amigo y compañero de afanes universitarios, filósofo, historiador y abogado, que se llama Julio Santamaría, me escribe hace unos días enviándome un texto emocionado y emocionante sobre la experiencia que ha supuesto para él la muerte de un familiar muy cercano. Supongo que muchos de ustedes, todos más o menos tarde, han pasado por ese trance, y la experiencia personal de cada uno es intransferible. Mi amigo Julio ha titulado su artículo "¿El suicidio como proyecto vital?", y es una crítica de la legislación española y canaria sobre la muerte digna, llámese ésta testamento vital, tratamientos paliativos o eutanasia. Me ha parecido muy interesante y digno de reproducirlo en el blog. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)




"La muerte de Sócrates" (Jacques-Louis David, 1787)




"¿EL SUICIDIO COMO PROYECTO VITAL?", por Julio Santamaría Pampliega

1.- No hay contradicción en el título de estas reflexiones. Está así redactado premeditadamente. Las circunstancias y experiencias sociales y personales delimitan y definen la trayectoria del ser humano. En otros términos: de la misma forma, modo y decisión con que proyectamos nuestra vida de joven hacia el futuro, igual ha de ser la proyección a la muerte. Una y otra elección son los actos más trágicos, de mayor responsabilidad, y de creación del ser personal, o profesional y/o de su despedida de este mundo. No me refiero a la eutanasia en su plenitud de significación, sino al hecho mismo de morir. Hume, filósofo Inglés del Empirismo en su Ensayo, el Suicidio, dejó ya escrito que el ser humano, cuando en su deterioro se convierte y llega a ser carga para sí y para la sociedad, su destino es claro: la muerte voluntaria: “Que el suicidio puede a menudo ser consistente con el interés, y el deber para con nosotros mismos es algo que nadie puede cuestionar, una vez que se admite que la edad, la enfermedad, o la desgracia pueden convertir la vida en carga, y hacer de ella algo peor que la aniquilación”“Ningún un hombre ha renunciado a la vida, si ésta merecía conservarse”.”Tal es nuestro horror a la muerte, que motivos triviales nunca tendrán fuerza suficiente para hacer de ella algo deseable,”-, incluso dejando a parte la religión y el código penal de las sociedades. “Si se admite que el suicidio es un crimen, sólo la cobardía nos puede empujarnos a cometerlo. Pero si no es un crimen,-y los códigos penales no pueden definirlo,-“sólo la prudencia y el valor podían llevarnos a deshacernos de la existencia, cuando ésta ha llegado a ser una carga.”, “Es este el único modo en que podemos ser útiles a la sociedad y preservaría para cada uno su oportunidad de ser feliz en la vida, y lo libraría eficazmente de todo peligro y sufrimiento.”

Hipócrita, patana y engañosamente a ese camino no van dirigidas la Ley nacional del testamento vital, ni la norma regional. Ni el parlamento español, ni el canario han entrado a legislar vitalmente sobre la eutanasia. Han servido legislación descafeinada del mismo color. Muerte o su aproximación. Pero sucede que, en ese camino del ser humano hacia su destino final, se le puede endulzar y racionalizar el sufrimiento. Y a esa permisión vergonzante se le llama testamento vital. Manifestación documental del que ha de morir, realizada en plena advertencia y conciencia ante presencia notarial, sobre su voluntad de tratamiento al perder la capacidad de obrar. Nada más. Y sin embargo las situaciones vitales que todos los seres humanos hemos de vivir, y de quienes han desaparecido de este paraíso “infernal” exigen más. Exigen algo más que orientaciones psicológicas a enfermo y familia, y profesionales médicos, que convierten esos días, meses, o años de deterioro general, y situación amenazante, difícil y cambiante: la concienciación de la persona, y de la sociedad, que la muerte debe y puede elegirse como solución, y meta final.Y ello como se elige una profesión en el recorrido de la vida. La equivocación en la elección profesional crea o puede crear, desorientación, angustia e improductividad personal, familiar y social del apocado, permanentemente equivocado y carente de voluntad.

2.- A nuestro criterio sólo con una preparación para la muerte antes de la enfermedad, la inseguridad física y personal del enfermo, y su temor, se transforma o debe transformarse en tranquilo vivir para morir. La capacidad de verbalización del hombre le ha servido para desempeñar muchas facetas en su camino evolutivo; en su evolución cognitiva, para la resolución de sus problemas, planificación de sus objetivos, y el control de sus eventos fundamentales de su vivir. La misma capacidad con la que ha creado y elaborado el conjunto de sus creencias. En la realidad y en el contexto de la certeza de la muerte próxima, ser verbal significa tener la habilidad de traer al presente cosas totalmente desconocidas, y que aún no han sucedido: el deterioro trágico del su salud, lo que puede ocurrir después de su desaparición; las imágenes de futuros cargados de gran dolor, y las comparaciones seguras de lo que podía, y pudo hacer antes de su situación límite de salud, y sentir lo que no puede hacer en el instante mismo de de su grave enfermedad.

Los pensadores existencialistas fueron los primeros predicadores de la construcción del hombre. El hombre ante la tragedia de la elección de su ser. La posibilidad de error ante la elección de su trayectoria vital provoca y obliga a sentir en el hombre el sentimiento aquel o estado anímico de asco, tragedia, nausea, y temor por las consecuencias de la equivocación. Los existencialistas sembraron gratis la verdad y la necesidad del obrar libre y conscientemente en la construcción del ser del hombre. Toda elección equivocada en su profesión, esclaviza al ser, o ciudadano concreto a un continúo vaivén de acciones y proyecciones cuyo final es el fracaso y la despersonalización. El hombre sin meta electiva y programada orilla la nausea perenne de su existencia. La ineficacia en la acción, y la despersonalización constante traducida en presente y permanente desesperación. Hoy, y ayer es la tragedia de la falta de formación. La equivocación constante y no percibida coloca al hombre en situaciones límites, en las que la cobardía y el miedo a la vida le impiden consumar lo que desea y rechaza culturalmente su sociedad, el suicidio. Se hermanan, pues, el fracaso ante la vida, como es la vida personal desarticulada, con el desastre final de la vida como degeneración de su salud, y la carga innata para si mismo, y la sociedad. Filippo Strozzi, rico comerciante de Florencia, (1488-1538) que fue capturado tras el fracaso de la rebelión que había planeado contra Cósimo de Médicis, fue encontrado muerto en su celda. Junto a él, una nota en la que se decía:”hasta ahora no he sabido cómo vivir; sabré ahora cómo morir”.

Sería fácil probar que el suicidio es tan legítimo dentro de la doctrina cristiana como lo fue para los paganos. Esa grande e infatigable norma de fe y de costumbres que debe dar dirección a toda razonamiento humano, nos ha dejado en completa libertad en lo que se refiere a este punto. La resignación a la Providencia se nos recomienda, ciertamente, en la Escritura, pero eso implica solamente sumisión a males que pueden remediarse con el ejercicio de la prudencia o de la fortaleza, pero no a los males que son inevitables como la muerte por degeneración y destrozo lentamente del cuerpo con inseparabilidad del dolor más atroz. No matarás es, evidente, un mandamiento que prohíbe matar a los demás, sobre cuya vida no tenemos autoridad., Que este precepto, como la mayoría de los preceptos de la Escritura, debe ser modificado mediante la razón y el sentido común, queda de manifiesto en la práctica del derecho penal, en la que los Magistrados, aún hoy, castigan a criminales con la penal capital, a pesar de lo que dice la letra de la Ley, y la norma penal. Pero si ese mandamiento se refiriera también al suicidio, ahora no tendría autoridad, porque toda ley de Moisés ha sido abolida, excepto en aquellos puntos, que se basan en la ley natural. Pero el suicidio no está prohibido por esa ley, la natural. Y el caso es que cristianos, y paganos han participado del mismo fundamento. Catón y Bruto, Arrea y Porcia actuaron heroicamente. Quienes ahora imitan su ejemplo deberían recibir las mismas alabanzas de la posteridad. Algo así como la admiración que despierta Sócrates que consumó el suicidio con la cicuta.

3.- Insinuado ya el pensamiento de Plinio debería terminar traduciendo textualmente sus palabras de su Historia Natural, II ,5: Dios aún cuando quisiera no puede darse muerte, y ejercitar es privilegio que concedió al hombre en medio de tantos sufrimientos. He ahí por qué bautice al testamento vital como falacia ante la necesidad del enfermo terminal. En el caso del individuo enfermo, sin capacidad de aseverar, conocer o casi respirar por los retortijones del dolor,

¿ El profesional de la medicina, y familiares pueden, y se deben acoger, y respetar literalmente al testamento descafeinado vital de nuestras leyes, o aplicar de forma progresiva la sedación, como práctica racional paliativa del bienestar del enfermo y su paz final, tal y como personalmente haya dejado escrito aunque suene a suicidio ?.La razón y el sentido común me obligan, y me obligaron a desear ese tratamiento hace unos días para un familiar. Suicidio testamentario o desgarramiento final. Pero…en esa Comunidad donde se produjo la muerte la terapia paliativa se confunde con el homicidio. Por desgracia, también, se dan homicidios culturales. -¿No lo siente así el lector?



Entrada núm. 1173 (.../...)

lunes, 22 de junio de 2009

La mujer del César

Llevo varios días de absoluta sequía anímica para enfrentarme a la pantalla en blanco del portátil. Un poco antes del asesinato del inspector de policía Eduardo Puelles por esa pandilla de mafiosos que conforman ETA tenía medio esbozado un comentario que se iba a titular "¿Por qué detesto el nacionalismo?". Ya no voy a escribirlo. No deseo que nadie piense que presupongo una relación causal entre el nacionalismo vasco, -en este caso-, y ETA. Me niego rotundamente a hacerle el juego a ninguno de los dos. ETA no es más que una organización mafiosa sin más objetivo que sojuzgar al pueblo vasco, al nacionalista y al no-nacionalista, en su propio interés, que confieso ignorar cual pueda ser. Pero saben, aun siendo despreciables los mafiosos etarras, me merecen mucho más desprecio quiénes les jalean y apoyan desde las instituciones, las urnas, las pancartas, las manifestaciones, los insultos y las amenazas. Estos últimos son doblemente cobardes porque se aprovechan de las libertades que les otorga una democracia en la que no creen. Pero no lo conseguirán. Como ha dicho con enorme entereza y valentía la mujer del policía asesinado, lo único que han conseghuido es dejar a dos hijos huérfanos y a una mujer viuda. Y no van a conseguir nada más.



La viuda y los hijos del policía asesinado por ETA



Irán es otra de las cuestiones que me tiene ensimismado. De niño, en Madrid, vivía muy cerca de la Embajada Imperial del Irán, en la avenida de Pío XII. Eran los tiempos del Sah y sus encantadoras esposas, y de los fastos de la coronación en Persépolis. Que el Sah era un sátrapa a la antigua usanza lo supe mucho más tarde. Pero también es cierto que llevó a su país a unas cotas de modernización que no había conocido nunca antes, aunque no seré yo quien se atreva a sugerir que todo tiempo pasado fue mejor. Desde mi inocencia, mantenía una curiosa relación de amistad y buena vecindad con el personal de la Embajada, incluyendo al embajador y su familia, que me regalaban libros, cuentos y folletos turísticos de su país en cada visita que les hacía . Es agua pasada, claro está, pero estos días recuerdo aquellos momentos con cariño, y estoy convencido de que la ola de libertad que se ha levantado en Irán es el prólogo irreversible del principio del fin del régimen teocrático impuesto por los imanes y que el pueblo iraní, más pronto que tarde, recuperará la libertad que sin duda merece.



Velas en recuerdo de la joven iraní Neda Agha



En El País de hoy el escritor Julio Llamazares ha publicado un artículo: "Lectura estética de las últimas elecciones", que no se como calificar, si como irónico o como sarcástico, sobre la utilización del resultado de las mismas por parte del PP del Sr. Rajoy, -¿hay otro PP que no sea el del Sr. Rajoy?-, como salvoconducto de prácticas corruptas. Sin librar de crítica al partido del gobierno ni a toda la clase política española en su conjunto. A mi, lo digo con toda sinceridad, más miedo que el PP del Sr. Rajoy, muchísimo más, me dan sus votantes de Madrid, Valencia, o Canarias.



El escritor Julio Llamazares



Casualmente, el sábado pasado me dio por ojear un viejo y estupendo libro del sociólogo norteamericano V.O. Key: "Política, partidos y grupos de presión" (Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1962) , que había leído hace al menos treinta años. Apenas iniciado, en las primeras líneas de su capítulo preliminar, afirma Key con rotundidad: "la Política no es más que la lucha por el poder". Una verdad que solemos olvidar presos de la ingenuidad.

Dice un antiguo adagio que "la mujer del César no sólo tiene que ser honesta sino parecerlo". No creo que esa sea la situación actual en nuestro país. Para mi, la clase política española, salvo excepciones personales concretas, cada vez se parece más a un decadente prostíbulo lleno de viejas putas, dicho con todo el respeto debido a las putas ya sean éstas viejas o jóvenes. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)




HArendt ante el Tagoror indígena de Tafira (Gran Canaria)




"LECTURA ESTÉTICA DE LAS ÚLTIMAS ELECCIONES", por Julio Llamazares
EL PAÍS - Opinión - 22-06-2009

Se podrá dudar de la palabra del sastre que confeccionó los trajes de los que tanto se habla en la prensa española últimamente, pero no de su profesionalidad: a sus destinatarios los trajes les sientan de maravilla.

Así que, si yo fuera el juez, seguiría investigando por ahí, puesto que, aunque no deja de ser cierto lo que dijo el presidente del partido al que aquellos pertenecen de que nadie se vende por cuatro trajes, no es menos cierto que, si éstos están tan bien cortados como se ve, cualquiera puede caer en la tentación de ponérselos, máxime si, como es el caso, ha de cambiar de traje a diario en función del cargo que ostenta, siempre al servicio de los demás, por supuesto.

Igualmente, y aunque nuestra Constitución ampare la presunción de inocencia de todos los españoles, incluidos aquellos a los que, como los del caso Gürtel, el aspecto delata sólo con verlos (la fotografía de la explanada de El Escorial con Correa y El Bigotes desfilando con chaqué en el convite de Agag y Aznar serviría como prueba acusatoria en cualquier juicio), si yo fuera el juez del caso, seguiría los pasos de los imputados aunque solamente fuera por aquello que dicen los americanos de que, si un ave anda como un pato, vuela como un pato y nada como un pato, lo normal es que sea un pato (en España hay otra versión de ese silogismo, más costumbrista y menos avícola, que es esa que asegura que, si alguien lleva casco, hacha y manguera, lo normal es que sea bombero).

Lo que no comprendo, en cambio, dicho sea con todos los respetos hacia quienes actúan y piensan de modo diferente, es la insistencia de los partidos de izquierda en utilizar esos casos de corrupción, así como otros varios que salpican al Partido Popular desde hace tiempo, como arma en la batalla partidista cuando la realidad demuestra que al electorado conservador la corrupción no sólo no le preocupa, sino que la considera consustancial a la actividad política, incluso digna de admiración y aplauso (siempre y cuando, eso sí, la protagonicen personas de su ideología; otra cosa es que afecte a los contrarios), como recientemente han vuelto a demostrar los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo.

¿O cómo explicar si no que las comunidades más afectadas por esos casos de corrupción, incluso con personas ya imputadas por los jueces, sean precisamente donde el partido al que pertenecen mejores resultados ha obtenido, incluso acrecentando su número de votos?

Cierto que existen otros factores (la crisis económica, por ejemplo, o la abstención de muchos votantes, especialmente en ciertas regiones) que explican esos resultados, pero lo que parece claro es que la que los partidos de izquierda creían iba a ser su baza principal en esa cita se ha demostrado no sólo inocua, sino hasta revitalizadora para sus opositores; tan revitalizadora que algunos de éstos han llegado a argumentar, ignorando los principios democráticos más básicos (el de la división de poderes, el primero, y el de la independencia de los jueces, el segundo) que esos buenos resultados obtenidos en las urnas suponían de hecho una absolución de los imputados en los citados escándalos de corrupción. Un argumento que serviría para que cualquier persona con cuentas con la justicia se presentara a unas elecciones esperando a que las urnas revocaran la decisión del juez.

Algo pasa en un país cuando la corrupción no sólo no penaliza a quienes se benefician de ella sino que les favorece. En los últimos días se han hecho muchos análisis sobre el asunto, comparando el caso de España con los de otros países de nuestro entorno (el de la Italia de Berlusconi o el del Reino Unido de Gordon Brown, tan parecidos a primera vista, pero resueltos por la población de modo muy diferente), pero nadie se atreve a decir lo que muchos sospechamos o pensamos ya hace tiempo: que la sociedad española tiene un problema muy grave y éste no es tanto la crisis económica, que existe, eso es evidente, cuanto la moral y estética. Y esa crisis, que es ya antigua (viene de la dictadura, incluso de más atrás), se ha acentuado en estos últimos tiempos al socaire de la bonanza económica que el país ha vivido durante años y de una cultura, o incultura, la de la picaresca, que, arraigada en nuestro carácter (el español presume de listo, nunca de honrado, ni de trabajador), se adapta a cada momento en función de sus características.

El problema principal es que quienes deberían solucionar esa crisis (que no se arregla con inyecciones de dinero, como la económica, sino con el ejemplo y la educación de la población) son los que más contribuyen a acrecentarla, los unos utilizando la corrupción como munición política, pero sin preocuparse mucho por lo que de verdad supone, y los otros protegiendo a los corruptos con el desvergonzado argumento de que las urnas no le condenan.








Entrada núm. 1172 (.../...)

miércoles, 17 de junio de 2009

Entre todos la matamos y...

De la Política (con mayúsculas) cabría decir eso de "entre todos la matamos y ella sola se murió"... Hoy estoy bajillo de ánimos así que no quiero polémicas ni sesudas reflexiones estériles. Me sumo a lo expresado por la escritora Elvira Lindo en su artículo de El País. Sean felices, si les dejan... Tamaragua, amigos. (HArendt)


Notas:
(1) Alegoría de la Política en:
http://farm3.static.flickr.com/2117/2457168410_1cfa76398b.jpg?v=0
(2) Fotografía de la escritora española Elvira Lindo en:
http://telaviv.cervantes.es/FichasCultura/Imagenes/FOTOELVIRA1.jpg




La escritora española Elvira Lindo



"PARTIDITIS", por Elvira Lindo
EL PAÍS - Última - 17-06-2009

Tras la insufrible campaña para las elecciones europeas los partidos se encontraron en la inevitable Tercera Fase: ese momento de ciencia ficción en el que tratan de explicar que han salido ganando aunque no hayan conseguido los votos que esperaban. A esto, que siempre tiene su gracia, se añadía en esta ocasión el hecho de que debían interpretar la abstención.

La visión optimista fue la norma. Todos los partidos afirmaron que, en comparación con otros países, España no podía quejarse del nivel de participación. Luego añadieron que el electorado aún no acaba de entender el verdadero significado de las instituciones europeas. Desde luego. ¿Y ellos?, ¿entendían de qué iba la cosa? Porque dio la impresión de que trataban de esquivar la razón por la que se convocaba a los ciudadanos. Esa táctica elusiva me trajo a la memoria una antigua artimaña escolar: "Me preguntaron por Roma y contesté con Grecia, que era lo que me sabía".

Para rematar la lectura de los resultados, nuestro presidente optó por felicitar a los responsables de su campaña, y la oposición, tras anunciar que está a un paso de La Moncloa, se sintió refrendada hasta en sus más sonoros disparates, como esa chiripitifláutica Educación para la Ciudadanía en inglés que tanto le gusta al señor Camps. A partir de ahí, la vida sigue igual: los telediarios son previsibles partidos de pinpón entre Rajoy y Pajín, y la mayoría de los contertulios políticos (salvo honrosas excepciones) muerden si es necesario por defender al partido para el que parecen trabajar. Los supuestos defensores de la izquierda aseguran que detrás de un independiente siempre hay un derechista, y los defensores de la derecha afirman que detrás de un independiente hay un miedoso. Y a nadie se le ocurre pensar que a cuenta de la partiditis se está acabando con la política.




Alegoría de la política española



Entrada núm. 1171 (.../...)