RESPLANDECIENTE OSCURIDAD
No hay nada que no sea luminoso,
incluso la ceguera y el vacío
que oscuramente abolen el desorden.
Los fantasmas del sueño nos devuelven
la fe en una vigilia inconsistente,
y la paz del olvido augura a todos
un descanso final sin sobresaltos.
Con su sirena urgente, herida y duelo
no dejan que la vida se nos vaya
sin sentir. A la exánime pereza
nunca le falta tiempo para nada.
La ociosidad inclina a la belleza,
y la ausencia de dios es clamorosa
caja de resonancia para el rezo.
A la sed de los cuerpos le debemos
el amor, ese imán de soledades.
La envidia no consiente que los méritos
se queden al albur de ser premiados.
Para el odio no hay nadie indiferente
y el miedo es nuestro ángel de la guarda.
Lo oscuro solo oculta su virtud
a unos ojos cansados de buscarla.
También tiene su brillo esa pobreza:
la opacidad es don de la ignorancia,
y la noche, el misterio de la luz.
JAVIER ALMUZARA (1969)
poeta español
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