Palacio del Infantado (Guadalajara, Castilla-La Mancha)
Buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierda parecemos dar la impresión de avergonzarnos de nuestra condición de tales. Por eso nuestro aturdimiento y confusión al utilizar términos como pueblo, país, patria, nación, estado; todo para no utilizar la palabra España. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos acomplejarnos ni avergonzarnos del uso, y hasta abuso, de la palabra España. España es la patria y la nación común que a todos nos acoge y ampara. No es solo de la derecha, es también nuestra. Y para quitarnos ese complejo de encima puede ayudarnos la poesía.
De ahí, mi atrevimiento al haber traído al blog durante estas últimas semanas lo que algunos de los grandes poetas españoles contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, dijeron sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza.
Fue un gran poeta en lengua inglesa, el estadounidense Walt Whitman quien dijo que "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".
Hoy, ahora que esta larga serie de entradas sobre el tema de España en la poesia española contemporánea está llegando a su fín, traigo hasta el blog al poeta José Herrera "Petere".
Poeta, escritor, autor teatral y traductor, perteneciente a la Generación del 36, hijo del que fuera presidente del gobierno republicano en el exilio entre 1960 y 1962, Emilio Herrera, nació en Guadalajara (Castilla-La Mancha) en 1909. Estudio derecho y filosofía y letras en la universidad de Madrid. En 1931 se afilia al partido comunista español y colabora activamente con la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios. Autor de poemas y canciones de exaltación republicana, con técnicas sencillas como la copla o el romance, fue durante la guerra civil el más popular de los poetas españoles. Exiliado en Francia al final de la guerra civil recibe la ayuda de Pablo Picasso para marchar a México, donde vive hasta 1947. En esa fecha se traslada hasta Ginebra (Suiza) donde trabajo como editor y traductor de español para la Organización Internacional del Trabajo. Allí muere en 1977. Su elogio fúnebre lo leerá su amiga la filósofa española María Zambrano. En 1984 recibe el homenaje de la Biblioteca Nacional de España.
Les dejo con su poema "El viaje secreto":
Quiero decirle al tren que no me espere
que tengo un río de luto a la cintura
y un tajamar de hielo en la garganta.
No, no me esperes tren que vas al campo,
al norte azul y al alto mediodía
que alegre lumbre y cerros van cantando.
No, no me espere, no, tren de la tarde
airoso tren de pinos,
que tengo el pecho herido y en la sangre
roja culebras.
¡Oh tren de sol, no puedo ir contigo,
que árboles pasan como manos pálidas,
que unos rincones negros me sujetan
con sus lágrimas de humo entre los bosques
a negruras heladas,
que unas cavernas negras me ensordecen,
que unos árboles altos se agigantan,
que las cenizas y el dolor me esperan
en llanuras quemadas,
que hasta la noche trenes no han de oírse
-fervores y clamores en campos bajos-
que vayan hacia España!
¡Oh tren de noche llévame contigo
cargado de metales y de luces,
de corazón, de rocas y hierros,
a deterte solo en cumbres agrias!
Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Pablo García Baena. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
El poeta José Herrera "Petere"
elblogdeharendt@gmail.com
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)