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jueves, 7 de mayo de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] Europa como medio, y no como fin. Publicada el 20 de noviembre de 2009




Una sesión del Parlamento europeo, Estrasburgo


¡Enhorabuena! La Unión Europea ya tiene su primer "Presidente" (Presidente del Consejo Europeo) estable y su primera "Ministra de Asuntos Exteriores" (Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y de Seguridad Común) reforzada: Herman Van Rompuy, democristiano, flamenco, y hasta ahora primer ministro de Bélgica, y Catherine Margaret Ashton, socialista, británica, ex-presidenta de la Cámara de los Lores, y actual comisaria europea de Comercio, respectivamente. Y el francés Pierre de Boissieu, como Secretario General del Consejo Europeo.

No comparto las críticas que ya están surgiendo de muy diversos ámbitos a esos nombramientos, sobre todo, una que me asombra por lo que tiene de poco conocimiento, de desvergüenza, o de ambas cosas a la vez. Me refiero a la que achaca a estos nombramientos un "deficit democrático", insalvable, a juicio de algunos.

Los 27 Jefes de Estado y de Gobierno que componen el Consejo Europeo han sido elegidos, todos, sin excepción, democráticamente. ¿Cómo es posible entonces achacar un déficit democrático originario a quiénes ellos eligen para presidirlos y dirigir la política exterior que ellos mismos definen?

Segunda objección: Se trata de personalidades con un perfil político "bajo". Me gustaría saber que entienden los "críticos" por un perfil político "bajo". Ángela Merkel, una democristiana protestante procedente de la recién incorporada Alemania Oriental es hoy, con toda seguridad, la líder política más valorada de la Unión Europea. ¿Alguien sabía quién era Ángela Merkel antes de ser elegida canciller de la República Federal Alemana?

Presidir Bélgica no es cualquier cosa. Hay que tener muchas habilidades políticas para dirigir el gobierno del país, con toda seguridad más complejo de gobernar de toda Europa Occidental, partido en dos por la lengua, la religión, el origen territorial, y las competencias políticas compartidas, en una confederación "de hecho" entre valones y flamencos. La Cámara de los Lores británica es una antigualla, sin duda, pero existe y funciona. Es una institución casi milenaria y no creo que su presidencia se encomiende a cualquiera.

Quizá estamos pidiendo y esperando mucho de la Unión Europea. Y creo que tiene mucho de razón el profesor británico Timothy Garton-Ash, profesor de Estudios Europeos y titular de la prestigiosa cátedra "Isaiah Berlin" del St. Anthony´s College de la Universidad de Oxford y profesor titular de la Hoover Institution de la californiana Universidad de Stanford, cuando dice que deberíamos atender más a construir Europa como "medio" que como "fin": "El próximo capítulo de Europa comienza hoy" (El País, 15/11/09).

El Estado, que no es otra cosa como definición que una sociedad organizada políticamente, nació para atender y resolver los problemas y necesidad de sus ciudadanos, especialmente, su seguridad. La tentación de ver el Estado como fin en sí mismo, y no como medio, conduce al absolutismo, primero, y al totalitarismo, después. Es una experiencia histórica contrastada.

Quien no quiera ver los enormes progresos que la Unión ha traído a una Europa que en los últimos cien años se ha enfrentado en su suelo a dos devastadoras guerras mundiales, dictaduras, experiencias totalitarias, genocidios e infinidad de guerras civiles, o es que es un cínico, o lisa y llanamente lo que en lenguaje coloquial llamaríamos un gilipollas. Para no ir tan lejos, ¿algún europeo actual desearía volver a la Europa de hace sólo veinte años? Supongo que sí, que haberlos los habrá; yo no, desde luego. HArendt



El profesor Timothy Garton Ash



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viernes, 27 de marzo de 2020

[NUESTRA EUROPA] ¡Responde, Europa!



Roma, hoy


"Me preocupa Europa. De hecho, me preocupa el mundo entero; no hay refugios que estén a salvo de la tormenta económica mundial. Pero la situación de Europa me preocupa todavía más que la de EE UU.", decía hace justamente once años ["¿Qué le pasa a Europa?". El Pais, 22/3/2009] el premio Nobel de Economía en 2008, Paul Krugman. 

Once años después de esa pregunta ["Europa no responde". El País, 16/3/2020] Gianluca di Feo, subdirector del diario italiano La Repubblica, se queja de la respuesta europea a la crisis provocada por el Covid-19 que asola el continente y especialmente a Italia y España:  "Mascarillas, guantes de goma, gafas de plástico. Eso fue lo primero que Italia le pidió a Europa: invocó ayuda para levantar la más sencilla de las barreras contra el coronavirus. Sin obtener respuesta, Francia y Alemania cerraron las fronteras a estos productos, prohibiendo su exportación, y nos enviaron una siniestra señal: desde Bruselas no llegaría ningún apoyo concreto, ni siquiera las cosas más pequeñas".

Desde esta página de la Comisión Europea, permanentemente actualizada, se puede acceder a los planes y decisiones de la Unión para hacer frente a la  crisis. 



La presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen



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jueves, 26 de marzo de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] ¿Por qué dormía Europa? (Publicada el 22 de septiembre de 2009)






En el verano de 1940, cuando hacía justamente nueve meses que había estallado la guerra en Europa, un joven y brillante estudiante de la Universidad de Harvard leía su tesis de graduación en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Se titulaba "Appeasement in Munich", y analizaba en ella las razones que llevaron al gobierno británico a una suicida política de contemporización y apaciguamiento a toda costa con el cada vez más creciente belicismo de Hitler, y a firmar con él los vergonzantes acuerdos de Munich que darían rienda suelta al expansionismo nazi. Obtiene la calificación de "Sobresaliente Cum Laude" y un mes después se publica como libro con el título de "Por qué dormía Inglaterra", convirtiéndose en un auténtico "superventas" que gana el prestigioso Premio Pulitzer de ese mismo año. Veinte años más tarde, ese joven estudiante, John F. Kennedy, sería elegido presidente de los Estados Unidos de América.

"Por qué dormia Inglaterra" se publica en España por la editorial barcelonesa Plaza &.Janés en 1965, supongo que a raíz de la conmoción mundial que produce el asesinato del presidente Kennedy. Yo la leo ese mismo año en una edición de bolsillo que aún conservo y que, casualmente, ojeaba hace unos días. Ya he dejado constancia en este blog de mi juvenil apasionamiento por la figura de Kennedy. Su trágica muerte dio lugar a uno de los días que más imborrable impresión han dejado en mi vida, y que puedo relatar minuto a minuto con exactitud. Su lectura me emociono. Lo leí con fervor y apasionamiento y, en cierto modo, encaminó mi recién iniciada vida académica hacia la Historia y la Ciencia Política.

No tengo muy claro que tipo de asociación de ideas me ha llevado a recordar el libro citado, ¿quizá su título?, al leer el artículo que en el diario "El País" de ayer publicaba el profesor de Ciencias Políticas de la UNED, José Ignacio Torreblanca, titulado "Completar Europa". ¿Quizá el dramático llamamiento que formula en el mismo a enderezar el tortuoso momento que vive la Unión Europea y que la reelección de Durao Barroso como presidente de la Comisión no ayuda, precisamente, a despejar? Pudiera ser, aunque también pudiera haberlo provocado la apelación final del articulista a que los europeos, con Barroso a la cabeza, completemos de una vez por todas el mapa de la Unión y luchemos por consolidarla en el concierto mundial.

La verdad es que no me gustaría que ninguno de mis nietos obtuviera su grado académico dentro de veinte años con una tesis que se preguntara y explicara "¿Por qué dormía Europa?"... Precisamente, cuando más necesitábamos de ella. HArendt




John F. Kennedy



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miércoles, 18 de marzo de 2020

[A VUELAPLUMA] Grandeza



Voluntarios luchan contra el virus en Wuhan, China


"La psicóloga italiana Francesca Morelli -comenta el jurista Antonio Garrigues Walker   ["El virus de la grandeza". ABC, 16/3/2020]- ha reaccionado de forma admirable ante la crisis que ha creado el coronavirus. Su reflexión es la siguiente: «En una fase social en la que la regla es que cada uno se ocupa de su propio jardín, el virus nos envía un mensaje claro: “la única salida es la reciprocidad”. La responsabilidad compartida, el sentimiento de que tu destino depende no solo de ti sino de todos los demás que te rodean. Y que dependes de ellos».

Es un mensaje que habrá que recordar con especial interés en esta nueva época en la que como ha dicho Ursula Von der Leyer existe el riesgo, si no hay coordinación, de una crisis similar a la de 2008.

Esta podría ser una magnífica ocasión para confirmar la capacidad de los seres humanos de luchar contra situaciones de riesgo colectivo y recuperar la idea de que es posible una Europa más unida, más eficaz, más solidaria no solo frente a esta pandemia, sino para afrontar otros muchos problemas que afectan a su capacidad de acción en el mundo.

La humanidad empieza a estar hastiada de unos líderes incapaces de entender que pensando a corto plazo, con sectarismo, ignorando la realidad y con indiferencia hacia el otro, esta crisis puede acabar con el sistema sin que ni siquiera nos demos cuenta.

Si nos inoculamos el virus de la grandeza sucederá justamente lo contrario. Descubriremos las asignaturas pendientes, aceptaremos con naturalidad nuestras obligaciones y responsabilidades y nos dedicaremos a trabajar en equipo en beneficio de todos. Estamos en disposición de generar un nuevo espíritu con el que afrontar los nuevos problemas y aprovechar las nuevas oportunidades.

No son palabras vacías y en especial en lo que se refiere a España, un país que ha entrado en una fase de estancamiento mental en cuanto a objetivos y ambiciones, sin que nadie se atreva a ponerse delante de la manifestación incluyendo un estamento político que no es consciente de la necesidad de ejercer el liderazgo y que aún no controla el funcionamiento de una coalición política, lo cual es entendible al ser la primera que se alcanza en nuestro país.

Para superar esta situación es preciso que la sociedad civil y muy especialmente el mundo empresarial, expliquen a la ciudadanía la necesidad de colaborar en la solución del gobierno y anteponiendo los intereses de la colectividad a los propios por importantes que sean. En estos tiempos el egoísmo es el peor de los pecados capitales".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






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martes, 28 de enero de 2020

[ARCHIVO DE BLOG] Descrédito de la democracia. (Publicada el 11 de julio de 2009)




José Vidal-Beneyto


No tengo muy claro si la democracia está en crisis. Quiero pensar que no; lo que indudablemente está en crisis es la participación ciudadana en la democracia. ¿Dónde está el falló? ¿De quién es la culpa, si es que hay algún culpable?

Dos artículos en la prensa de hoy tratan el asunto desde puntos de vista distintintos. El primero, "Democracias perplejas", del profesor José Vidal-Beneyto, director del Colegio de Altos Estudios Europeos, en París, lo hace desde la crítica al sistema de partidos imperante en Europa, con una cada día más acusada indiferenciación entre izquierda y derecha, quiebra de los valores públicos, imperio de la corrupción, nepotismo desbordado y descrédito de la instituciones. No es a quien votar, sino para qué votar, lo que exige enraizarse en la ciudadanía. Frente al descrédito de la política y al encogimiento de los políticos, dice, son los movimientos sociales y los actores sociales y societarios de base quienes deben cobrar un protagonismo principal. Y concluye pidiendo a la izquierda que más allá de la conquista y gestión del poder político, reivindique esa acción directamente popular como la vía más segura para sacar a las democracias de su atonía y perplejidad, logrando promover el progreso de los pueblos.

El segundo artículo que comento, "¿Una revolución en Westminster?" , está escrito por el profesor Timothy Garton Ash, catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford (Inglaterra), muy crítico también con el sistema partidista y parlamentario británico, del que dice. por voz de un parlamentario laborista, que el principal objetivo de sus miembros no es representar al pueblo británico sino obtener un cargo en el Gobierno. O en otra opinión, esta vez de un diputado conservador, que se están poniendo en tela de juicio las bases mismas de la legitimidad del Estado. Circunstancias excepcionales todas ellas que, a juicio del profesor Garton, deberían propiciar un cambio en modelo constitucional de elección y funcionamiento del parlamento británico.

La cuestión es que la democracia, tal y como la conocemos en Occidente, no es posible que funcione sin partidos, y si éstos fallan, ¿a quién recurrimos?... HArendt




Timothy Garton Ash



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viernes, 10 de enero de 2020

[NUESTRA EUROPA] ¿Puede confiar Europa en Estados Unidos?



Dibujo de Nicolás Aznárez para El País


Las políticas europeas sobre Washington, escribe Ivan Krastev, presidente del Center for Liberal Strategies, han oscilado entre la grandilocuencia sobre nuestra capacidad para arreglárnoslas solos y la actitud de fingir, aterrados, que todo está como antes, y así, es difícil para Europa volver a confiar en Estados Unidos. 

"En 1991 llegué a Detroit para realizar mi primera visita a Estados Unidos. Mis anfitriones, -comienza diciendo Krastev- de la ya extinta Agencia de Información de EE UU, estaban decididos a mostrarme a mí y a los demás búlgaros del grupo no solo el sueño americano, sino sus puntos débiles. Antes de recorrer la ciudad, nos dieron instrucciones sobre cómo conducirnos en lugares supuestamente peligrosos. Nuestros anfitriones dejaron claro que, si no queríamos convertirnos en víctimas, no debíamos actuar como tales. Caminar por en medio de la calle y mirar nerviosamente a nuestro alrededor con la esperanza de encontrar un policía solo aumentaría la probabilidad de un atraco. Insistían en que no había que olvidarse del terreno que uno pisaba.

Desde la llegada a la presidencia de Trump en 2016, los europeos nos hemos atenido al mismo consejo en materia de política exterior. Nos empeñamos en no parecer víctimas, con la esperanza de evitar así que nos atraquen en un mundo abandonado por el sheriff en el que antes confiábamos.

Mientras Trump insultaba a las instituciones internacionales y abandonaba a sus aliados en lugares como Siria o la península de Corea, los políticos de esta orilla del Atlántico se veían caminando por la cuerda floja: por una parte, quieren protegerse de Washington, que da la espalda a Europa; por otra, no quieren que esa protección aleje todavía más a la Administración de Trump.

En consecuencia, las políticas europeas respecto a Estados Unidos han oscilado entre la grandilocuencia sobre nuestra capacidad para arreglárnoslas solos y la actitud de fingir, aterrados, que todo está como antes. Véase, por ejemplo, cuando el presidente francés Emmanuel Macron proclamó hace poco que la OTAN estaba en situación de “muerte cerebral” y cuando la canciller alemana Angela Merkel no tardó en responder, insistiendo en que la “Alianza sigue siendo vital para nuestra seguridad”.

Durante la reunión de los líderes de la OTAN esta semana en Londres, gran parte de la atención se habrá centrado en los desacuerdos entre Macron y Merkel. Sin embargo, bajo la superficie está surgiendo un nuevo consenso europeo sobre las relaciones transatlánticas que representa un enorme desafío. Hasta hace poco, gran parte de las esperanzas de los líderes europeos iba ligada al resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses. Si Trump perdía en 2020, creían, el mundo prácticamente volvería a la normalidad.

Todo eso ha cambiado. Aunque Gobiernos europeos afines a Trump como los de Polonia y Hungría siguen pendientes de las encuestas y cruzan los dedos para que Trump se mantenga cuatro años más en la presidencia, los progresistas europeos están perdiendo la esperanza. No es que ya no les apasione la política estadounidense. Al contrario, siguen con fervor las sesiones del impeachment en el Congreso y rezan por la derrota de Trump. Sin embargo, por fin han comenzado a comprender que una política exterior europea digna de tal nombre no puede basarse en quién ocupe la Casa Blanca.

¿Qué explica este cambio? Puede que a los progresistas europeos no les convenza la concepción de la política exterior de los aspirantes demócratas y que también detecten en su partido tendencias aislacionistas. A los europeos les sigue costando comprender cómo es posible que Barack Obama —quizá el presidente estadounidense más proeuropeo y uno de los más queridos en el Viejo Continente— también fuera el que menos interés tuviera en Europa. (Por lo menos hasta que llegó Trump.)

A los europeos también les da miedo que pueda producirse una confrontación, como las de la Guerra Fría, entre Estados Unidos y China. Según una encuesta reciente del European Council on Foreign Relations, en los conflictos entre EE UU y China, la mayoría de los votantes europeos prefiere mantenerse neutral, sin optar por ninguna de las dos superpotencias. Hay una buena razón: parece que Washington no acaba de apreciar los vínculos económicos entre Europa y China, algo que ha dejado patente el reciente rifirrafe por los planes que tiene el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei de construir redes de 5G en el continente europeo.

Sin embargo, dejando a un lado este asunto, yo creo que hay un cambio todavía más fundamental: los progresistas europeos han llegado a la conclusión de que la democracia estadounidense ya no genera consensos de los que emane una política exterior predecible. El cambio de presidente no solo conlleva la presencia de alguien nuevo en la Casa Blanca, sino que, en realidad, también supone la llegada de un nuevo régimen. Si los demócratas triunfaran en 2020 y el timón fuera a parar a un presidente proeuropeo, no hay ninguna garantía de que en 2024 los estadounidenses no eligieran a otro que, como Trump, vea en la Unión Europea un enemigo y que se empeñe en desestabilizar las relaciones con Europa.

La autodestrucción del consenso estadounidense en materia de política exterior ha quedado enormemente de relieve, no solo durante las últimas sesiones relativas al proceso de destitución de Trump, donde se ha asistido a la politización de la política respecto a Ucrania, sino al comprobarse que el espectro de la subversión rusa no provocaba una reacción alérgica en los dos partidos estadounidenses. Cuando a los votantes de Trump se les dijo que el presidente ruso Putin era partidario de su candidato, en lugar de abandonar a Trump comenzaron a admirar a Putin.

Durante los últimos 70 años, los europeos estaban seguros de que, independientemente de quien ocupara la Casa Blanca, la política exterior y las prioridades estratégicas de EE UU serían consecuentes. Hoy en día, puede pasar de todo. Aunque a la mayoría de los líderes europeos les horrorizaron los despectivos comentarios de Macron sobre la OTAN y Estados Unidos, muchos coinciden con él en que Europa necesita una política exterior más independiente. Quieren que el continente desarrolle sus propias potencialidades tecnológicas y su capacidad para realizar operaciones militares al margen de la OTAN.

¿Es posible que la cumbre de la OTAN cambie la actitud de Europa respeto al futuro de las relaciones transatlánticas? En este caso, es más fácil esperar que así ocurra que apostar por el cambio. Inmediatamente después de la Guerra Fría, el vicepresidente estadounidense Dan Quayle prometió a los europeos: “Mañana habrá un futuro mejor”. Se equivocaba. Y los líderes europeos ya están comprendiendo que, en realidad, el futuro era mejor ayer".




La Victoria de Samotracia, Museo del Louvre, París


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martes, 31 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Y reinará de nuevo en Creta... (Publicada el 3 de junio de 2009)



El rapto de Europa, de François Bucher, 1747. Museo del Louvre


"... tras dejar el pesado cetro, el padre y soberano de los dioses, cuya diestra está armada de fuegos de tres puntas, quien con su movimiento de cabeza agita el orbe, se viste con la apariencia de un toro y, mezclado con los novillos, muge y pasea su hermosura entre las tiernas hierbas. En efecto, su color es de la nieve que no han pisado las huellas ni ha derretido el lluvioso Austro; su cuello rebosa de músculos, sobre los brazuelos le cuelga la papada, los cuernos son pequeños ciertamente pero de los que podrías afirmar que habían sido hechos a mano y más resplandecientes que una piedra preciosa sin mancha; ninguna amenaza en su frente y ninguna mirada que aterre: su rostro respira paz. Se admira la hija de Agénor de que sea tan hermoso, de que no amenace ningún combate, pero en principio teme tocarlo aunque sea manso: luego se acerca y tiende flores a su blanco hocico. El enamorado se alegra y, mientras llega el esperado placer, besa sus manos; y apenas ya, apenas, aplaza el resto y ora juguetea y salta en la verde hierba, ora apoya no níveo costado en las rubias arenas y, haciéndole perder el miedo poco a poco, unas veces ofrece su pecho para ser palmeado por la virginal mano, otras los cuernos para ser atados con nuevas guirnaldas. Se atrevió incluso la doncella real, sin saber a quién pesaba, a sentarse en el lomo del toro: en ese momento el dios, poco a poco desde la tierra y desde la playa seca, pone en primer lugar las falsas huellas de sus patas en las aguas, después se va más allá y lleva su botín a través de la llanura de alta mar. Ella está aterrada y se vuelve a mirar la playa abandonada en su rapto y sujeta con su mano derecha un cuerno, la otra está colocada en el lomo; sus ligeros vestidos ondean con el soplo del viento." (Ovidio: "Metamorfosis". Cátedra, Madrid, 2005).

El bellísimo texto del poeta romano Ovidio (siglo I d.C.) que acabo de reproducir del Libro II de su "Metamorfosis" sobre el mito del "Rapto de Europa", me anima a suscitar de nuevo el asunto de las elecciones europeas que han de celebrarse dentro de cuatro días. Y ello después de una de las campañas electorales más vergonzosas que recuerdo en las que se ha hablado de todo menos de Europa. Por parte de la derecha, porque Europa y las elecciones no le interesan absolutamente para nada salvo para desgastar en lo posible al gobierno socialista. Y lo siento, porque la imagen que dan, es la de unos auténticos chorizos, y no precisamente de Cantimpalo, a pesar de lucir impecables y carísimos trajes (que algunos no pagan), o viajar (de balde) a exóticos lugares en aviones privados de amigos a los que luego hay que corresponder como se pueda. Por parte de la izquierda más a la izquierda, con carteles alusivos a la salida de la Unión Europea, el euro y la OTAN, o con un curiosísimo cartel en el que piden el fin del capitalismo y la guerra imperialista (europeos), todo en el mismo saco, que parece salido de las elecciones de 1936. Y desde luego del gobierno y su partido, que entra al trapo de todas las "manuelinas" que le plantea la oposición en lugar de dirigir el debate a los asuntos de Europa, haciendo la pedagogía política que debería serles consustancial.

Menos mal que siempre quedan gentes que al margen de esta bochornosa actuación nos recuerdan lo que Europa, la Unión Europea, significa y hace a pesar de todas las trabas que le ponen los que deberían ser sus más directos valedores: los gobiernos nacionales de los diversos Estados de la Unión. Es lo que hace en un hermoso y clarificador artículo "El segundo rapto de Europa" la profesora Blanca Vilà, en El País de ayer martes.

No creo en las utopías. Han causado mucho daño, mucho dolor, mucha muerte y muchas lágrimas a los europeos a lo largo de la historia. Lo he dicho ya bastantes veces en este Blog para no tener que justificarlo de nuevo. Sin embargo, como amante de los clásicos me gusta releer y recrearme en los mitos que han dado forma al alma de los europeos, de sus pueblos y sociedades.

Estoy seguro de que el mito de Europa dejará de serlo, como dice la profesora Vilà, cuando la virginal hija de Agénor reine de nuevo en Creta. O cuando unos hombres valientes tomen un día el toro de Zeus por los cuernos y reunidos en Asamblea digan al mundo: "Nosotros, miembros del Parlamento europeo, representantes de los ciudadanos y pueblos de este continente, proclamamos el nacimiento de los Estados Unidos de Europa". HArendt



Parlamento Europeo, Estrasburgo



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sábado, 21 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Votar en las europeas. (Publicada el 20 de mayo de 2009)






Mi desencanto con la política canaria y española no tiene paralelo en la dimensión continental. Europeísta convencido y confeso, creo que es el único ámbito en el que los ideales aún cuentan. Se me dirá que "ese" es un mundo muy lejano: el de los ideales y el de Europa. Es posible que para algunos si lo sea; sobre todo para aquellos que no ven ni se miran algo más allá del ombligo (propio). 

Como no tengo la menor vocación evangelizadora ni afán proselitista no voy a insistir mucho en ello. Allá cada cuál con su visión del mundo. Yo me quedo con el futuro. Y con la visión de Europa, mi casa común, la patria común de todos los europeos, desde el Atlántico a los Urales, que con acierto y premonición vislumbrara el genio del escritor francés Víctor Hugo mediado el siglo XIX. Le cité en el blog hace unos días, y aun a fuer de reiterativo, repito lo dicho por él sobre la Europa con la que soñaba: "Llegará un día que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincracia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas y las bombas serán sustituidas por los votos". Un sueño hecho ya realidad. Se me ocurren un buen número de razones, mucho más prosaicas, para ir a votar en las elecciones del 7 de junio, pero la verdad es que a mi me basta con la expuesta.

En El País de hoy miércoles el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid, Antonio Estella, escribe un interesante artículo: "La reconciliación es el nudo del relato europeo", sobre el proceso de unificación europea, visto sobre todo desde el prisma de la reconciliación entre los eternos enemigos de siempre. Lo suscribo totalmente. Y es que en mi caso, el comienzo de ese proceso me afecta muy directamente en lo personal, pues fui concebido en el mismo día en que arrancaba: el 8 de mayo de 1945, el día en que finalizaba la II Guerra Mundial. HArendt





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martes, 10 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] El mes de mayo. (Publicada el 2 de mayo de 2009)




Sergio Ramos y Henry, en el partido de hoy


Escribo desde la euforia contenida y respetuosa, como no podía ser menos, de ese inolvidable 2-6 del Barcelona al Real Madrid en su casa que, casi, ha decidido la Liga 2008-2009. No comienza mal el mes de mayo, un mes especial, sin duda. Lleno de recuerdos entrañables y reminiscencias infantiles. La primera de todas el de ese "Venid y vamos todos con flores a porfía, con flores a María, que madre nuestra es"... Y el de las Primeras Comuniones, la propia y las de los hijos. Pero la edad de la inocencia pasa inexorablemente con los años y como el honor en los guardiaciviles, una vez perdida, resulta imposible de recuperar.

Y en otro mayo, aún sin entrar en la madurez, llegaron las escolares celebraciones patrióticas conmemorando las victorias de los aguerrido españoles sobre el temible ejército de Napoleón. Justamente hoy hace un año comentaba en el Blog que a mí el pasado no me producía melancolía o nostalgia. Que no era de los que dicen que "todo tiempo pasado fue mejor", pero, eso sí, que las conmemoraciones me ponían sentimental, quizá en exceso, a pesar de lo cual llevaba y sigo llevando una agenda bastante ordenada donde anoto los cumpleaños, onomásticas y aniversarios correspondientes a familiares, amigos, y acontecimientos que tienen o han tenido especial significado para mí, y que los paso de un año para otro a la nueva agenda. Justamente hoy hace un año veía en directo por Telemadrid los actos que se celebraban en el Ayuntamiento de Móstoles, con la presencia de la Familia Real al pleno, en conmemoración del bicentenario del famoso Bando de sus Alcaldes llamando a la rebelión del pueblo español frente a la ocupación francesa. Decía entonces que el aristócrata que lo redactó, Juan Pérez Villamil, y los alcaldes que lo suscribieron, Andrés Torrejón y Simón Hernández (Móstoles era en 1808 una localidad de no más de cien vecinos) no fueron conscientes de la trascendencia que ese Bando tuvo en la historia posterior de la Guerra de Independencia. Reelaborada o no esa historia con posterioridad, su llamamiento a la insurrección prendió una mecha que dio paso a un sentimiento nacional que no existía hasta ese momento, y que cuatro años más tarde daría lugar al nacimiento de la Nación española y a la primera Constitución liberal de Europa. Hoy, un año después me ha dado por pensar en los sucesos que ocurrieron en Madrid en mayo de 1808, y no tengo muy claro de haberme encontrado en ese momento y en ese lugar, que hubiera hecho yo. ¿Me hubiera puesto del lado de las gentes de orden, afrancesados en su mayor parte, horrorizados por el tumulto del populacho? ¿De parte de esos madrileños cabreados por la chulería de los gabachos y el secuestro de lo que quedaba de la Familia Real y su traslado a Francia? ¿O como hicieron la mayoría de los madrileños me hubiera quedado en casa, asustado, y viéndolas venir?...

Unos años más tarde, con la madurez recien estrenada, me acometió el fervor revolucionario desatado por las revueltas estudiantiles de mayo del 68 en Estados Unidos y en Francia. Lo recordaba también en el Blog al inicio del mes de mayo del pasado año: En mayo del 68 yo tenía 22 años y era completamente feliz. El año anterior había terminado mi primera titulación universitaria, tenía un buen trabajo, me había traslado a vivir de Madrid a Gran Canaria, me había casado con una compañera de trabajo que sigue siendo aún la compañera de mi vida y que pocos meses más tarde me haría padre de mi primera hija, y a cubierto de todo temor, asistía emocionado, a las revueltas estudiantiles de Berkely, en California, y de otras universidades europeas que culminaron con la asonada casi revolucionaria de los estudiantes franceses de París que a punto estuvieron de acabar con la V República. No estuve allí, pero casi. Al menos en espíritu, sí... De todo lo que se contó, se supo, se fabuló sobre Mayo del 68, me quedé con dos anécdotas: La primera, la película "Soñadores" (2003), de Bernardo Bertolucci, con una sensacional y espléndida Eva Green, de la que ya he escrito en este blog con anterioridad; la segunda, el lema oficioso de la revuelta estudiantil, promulgado en la Universidad de la Sorbona por un genial publicista anónimo provisto de un aerosol: "Sous les pavés, la plage" (Debajo de los adoquines, está la playa)... La playa no apareció, pero los adoquines sirvieron para levantar una barrera infranqueable para la policía antidisturbios. Y cuando todo terminó, nunca más fueron repuestos... Por si acaso... ¿Qué queda en nuestra juventud del espíritu de Mayo del 68?: Me temo que nada, o más bien poco... Pero aun visto desde lejos, fue precioso.

Mayo es también el mes en que celebramos el Día de Europa (el próximo día 9). Una Europa que no pasa por su mejor momento pero a la que muchos (yo, entre ellos) seguimos soñando fuerte y unida en su diversidad. Y también el Día de Canarias (el 30 de mayo), de una Canarias que nos parece imposible de vertebrar políticamente y que se debate entre el esperpento y la tragicomedia de una clase política y un gobierno inoperantes, incompetentes y desvergonzados. Pero esas son otras historias y ya hablaremos de ellas, al menos así lo espero, en su momento... Sean felices. HArendt




Imagen de Eva Green en "Soñadores"


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Entrada núm. 5526
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)