¿Sabían ustedes que la probabilidad de sufrir un accidente aéreo es de 1 entre 4.000.000? ¿Sabían ustedes que la probabilidad de sufrir un error clínico grave si está internado en un hospital es de 7 entre 100? ¿Sabían ustedes que una revisión de historias clínicas en los hospitales de Nueva York demostró que 4 de cada 100 pacientes fueron objeto de errores clínicos registrados y que esos errores causaron la muerte de 14 de cada 100 pacientes afectados? ¿Sabían ustedes que cada año 300.000 personas desarrollan infecciones adquiridas en los hospitales españoles? Sí, seguramente si lo sabíamos, o lo intuíamos, pero preferimos ignorarlo. Entrar en un hospital es hacer oposiciones a contraer una enfermedad más grave que aquella que te ha hecho ir a él... Es como para echarse a temblar. Lo comentaba hace un tiempo en El País, con ironía y algo de mala leche (justificada), el doctor Jesús Villar, miembro de la Red de Investigación Translacional en Disfunción Orgánica del Hospital Universitario Dr. Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. Una de las causas principales de estas infecciones son responsabilidad directa de los médicos, enfermeras y del personas sanitario de los hospitales por no cumplir con las normas de esterilidad previstas...
Nuestra casa en Las Palmas está a escasos quinientos metros de dos de los principales centros hospitalarios de la isla: el Hospital General Universitario de Gran Canaria (el Hospital Insular) y el Hospital Materno-Infantil de Gran Canaria. Cada día decenas de médicos, enfermeros, personal sanitario, limpiadoras, administrativos, bedeles y el sursumcorda, aparcan sus coches en las calles de nuestro barrio y bajan hasta los hospitales citados con sus batas blancas y verdes, sus monos de trabajo, y sus zuecos puestos, los mismos con los que van a atender a los pacientes, enfermos y visitantes de los centros sanitarios. Y al finalizar su jornada de trabajo, vuelta al coche, arrastrando todos los virus y bacterias a su domicilio particular... Y así, hasta el día siguiente, y vuelta a empezar. A pesar de que los protocolos de ambos centros hospitalarios establecen claramente que el personal no puede entrar ni salir de los mismos con las ropas de trabajo puestas a nadie parece preocuparle. Ni a los gestores de los hospitales, ni a los controladores del personal sanitario, ni a los propios infractores, ni a los pacientes y sus familiares... Procuren no ponerse enfermos por si acaso.
Sean felices por favor. Y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
Complejo Hospitalario Materno-Infantil e Insular (Las Palmas GC)
Entrada núm. 2186
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)