Y HEME AQUÍ
otra vez
zarandeada,
condolida,
maltrecha,
y sin aliento apenas
pero
con la sensación,
irrenunciable,
de que mis sueños
permanecen intactos,
incólumes
bajo la coraza
de una determinación ciega:
La de intentarlo
siempre
aun cuando siempre no exista
o, quizá, precisamente por eso.
Rosario Guarino (1968), poetisa española
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