EN EL PRINCIPIO
En el principio
fue la onda
como un gato ovillado.
Sin agua
solo movimiento.
Sin estrella
tan solo la luz brillante de la electrocución
día y noche.
Locura
sin cuerpo
Después el principio
esa era la palabra
para las nubes que llovieron al mar
para la tierra en erupción y después
el jardín con su árbol fatídico
y demasiado pronto las espadas de fuego,
radioactivo. Ahora,
misterio es lo que nunca se dijo:
hay algo inquietante
donde las ventanas abiertas
al aire puro
mantienen su posición
incluso cuando no hay nadie.
Mairne Pomeroy (1932)
poetisa canadiense
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