LA LENTITUD DE LOS BUEYES
Vendrá el silencio, y cruzaré la nada. Y encontraré la muerte flotando sobre el heno.
Viejas leyendas acecharán mis pasos en el lugar donde germina la superstición.
Y en los últimos páramos, la escarcha borrará las huellas de mi ausencia para que así podáis seguir alimentándoos de olvido.
(¿Acaso recordáis la lentitud de vuestros padres cuando la hierba ya ha ocupado su lugar?)
El barro que ahora habito se fundirá en vosotros como el esparto aplicado a las heridas.
Frutos agraces traspasarán mi alma cuando abandone los lugares profesados en la cohabitación.
Pero seguramente nadie recordará mi forma ni la oquedad silente que ocupará mi sitio.
Seguramente entonces, al borde de la nada, más allá del silencio, yo estaré preguntándome el porqué del olvido, la abrasada razón por la que el tiempo coloca amargas hierbas sobre nosotros.
Y una sustancia antigua, como de tallos verdes, manará lentamente del silencio como única respuesta.
Julio Llamazares (1955)
poeta español
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