sábado, 1 de enero de 2011

Fortunae caetera mando



¿No saben ustedes latín?, no se avergüencen, yo tampoco; y eso a pesar de haberlo estudiado en el bachillerato y en la universidad. Les aseguro que es una lástima; no debería haberse suprimido de eso que se llamaba antiguamente "estudios clásicos". A mi sí me da vergüenza, por ejemplo, saber que los solemnes acontecimientos académicos en las más prestigiosas universidades del mundo (por supuesto, ninguna española) se siguen celebrando en latín: Oxford, Cambridge, Yale, Princeton, Harvard, lo hacen. ¿Reminiscencias del pasado? Pues supongo que sí, y es para sentirse orgullosos de ello.

Por cierto, la frase es de Ovidio, en su Metamorfosis, y traducida libremente viene a decir: "le encomiendo el resto a la Fortuna". Hoy, que nace un nuevo año e iniciamos la segunda década del siglo XXI, y unos días después de venir al mundo mi tercer nieto, me sumo con placer a la celebración del nuevo año y de la nueva vida que comienza.

Cada nacimiento, el de cada niño (lo dijo Hannah Arendt, y no se enfaden conmigo, que es la primera vez que la cito en lo que va de año) es un acontecimiento universal que abre todas las posibilidades de cambiar el mundo, pues todas las expectativas pueden cumplirse para él. De todo recién nacido se puede esperar lo inesperado; nacer -dice- es aparecer, hacerse visible, por primera vez ante los otros; entrar a forma parte de un mundo nuevo.

Sean felices, por favor, en este nuevo año que comienza. Vivámoslo, y dejemos el resto en manos de la diosa Fortuna. Tamaragua, amigos. HArendt






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Entrada núm. 1341 -
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"Pues, tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

2 comentarios:

Elena Rius dijo...

Pues sí, hace falta que la Fortuna nos sea propicia, porque el año viene complicado. ¡Mucha suerte para todos, pues!

Gonzalo Campos dijo...

"Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender". Dijo en su día Marie Curie.

La cuestión es que hoy, primer día de un nuevo año, yo sigo sin entender los rumbos que toman nuestros políticos, nuestra economía y, en definitia, nuestra sociedad. A mi modesto enteder, la clase trabajadora estamos dormidos o hipotecados, ante los intereses de ese supraellos impersonal, al que h¡echamos la culpa de todo, pero ante el cual nadie mueve un dedo, no vaya a ser que se nos fastidie elestado del bienestar¿?. Todos somos conscientes de que la revolución es imposible, pues nos tienen drogados con nuestro soma, (como diría Huxley en su mundo feliz), de cada día. Pero este no es un mundo feliz, ni justo, ni verdaderamente democrático, pues el día que se me oiga y moleste, seré tildado de wikileadsdista y peligroso para el sistema. Además, una vez leido a Orwell y su "1984"o su "Rebelión en la granja", no le queda a uno cuerpo de ir haciendo el papel de Mario en "Los Miserables". Aunque no me van a negar ustedes que ¡aquello sí que eran revoluciones!
Total, que aquí nos quedamos siendo algo toreros para capear este mundo que nos ha tocado vivir y al que tememos porque no lo entendemos. Y si alguien lo entiende, que me lo explique.
Su más seguro servidor:
Gonzalo Campos