viernes, 7 de noviembre de 2025

DE MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ Y EL EQUIPO A

 







Algunas respuestas del jefe de gabinete de Ayuso en el juicio contra el fiscal general recuerdan a la mítica frase de Hannibal: “Me encanta que los planes salgan bien”, comenta en El País (05/11/2025) la periodista y escritora Natalia Junquera. Al capitán del Equipo A, Hannibal, comienza diciendo, que también tenía el pelo blanco, le gustaba decir, al final de cada episodio: “Me encanta que los planes salgan bien”. El jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, al que las canas otorgaron el poder de “adivinar”, no forma parte, como en la serie, de un comando de fugados tras ser encarcelados por un delito que no habían cometido, pero sí ha probado suerte como “soldado de fortuna”. Este martes, sus respuestas en la segunda jornada del juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, recordaban a la mítica frase de Hannibal, como cuando, preguntado por la información tergiversada que transmitió a un grupo de periodistas sobre la situación de Alberto González Amador, novio de su jefa, contestó, ufano: “Y a partir de ahí se desata la locura...”; O cuando, preguntado por el tuit en el que aseguró, en la fase de instrucción, que si llegaba una ocasión como esta ―la de declarar en el Tribunal Supremo contra García Ortiz―, “el fiscal iría p’alante”, replicó: “Era un pronóstico, un mensaje en una red social, un vaticinio... y no era desacertado. Mire dónde estamos”.

El juicio contra el fiscal general del Estado, tras una controvertida instrucción que ha permitido llegar al momento del banquillo sin pruebas de cargo, tiene, de momento, mucho que ver con el motivo de análisis de esta sección: las redes sociales; con tuits y grupos de WhatsApp mencionados recurrentemente en la toma de declaración a los testigos, como el propio Rodríguez. Serán los magistrados los que decidan, en un Estado de Derecho, sobre lo principal, si se ha cometido un delito —revelación de secretos― y en su caso, quién es el autor. Pero lo secundario o no tanto, esto es, el manejo de la opinión pública y la construcción de relatos, deja estos días en las inmediaciones del Tribunal Supremo y en el ágora virtual en la que se comentan las sesiones ejemplos de un salto cualitativo. Lo que podía parecer una anécdota, algo tan intrascendente como un par de tuits entre miles, empieza a asumir rango de categoría.

El mensaje en X en el que Miguel Ángel Rodríguez, alias MÁR, anunció, hace casi un año, que el fiscal general del Estado iba “p’alante”, tiene casi 450.000 visualizaciones, más de 1.400 “likes” (aprobaciones) y un millar de comentarios. Fue el pistoletazo de salida para los jueces sin toga, en bata de andar por casa, que es desde donde dictaron su sentencia, como el propio jefe de gabinete de Díaz Ayuso.

En las redes sociales que, como bien sabe MÁR, premian los contenidos que van a aumentar la conversación, es decir, los que incitan a la crispación y a la polarización (el rechazo al que piensa diferente), se formó un juicio paralelo que ha opacado el origen de la causa: el presunto fraude fiscal cometido por Alberto González Amador, quien ―aunque ahora lo niega―, a través de su abogado, reconoció ante la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid haber “cometido dos delitos contra la Hacienda Pública” para tratar de evitar la cárcel a través de un acuerdo ―“resarcir el daño causado pagando íntegramente la cuota e intereses de demora a la AEAT”―.

En esa construcción de relatos, Hannibal ha ganado el primer asalto, asistido por periodistas sparrings que cedieron sus portadas a un bulo reconocido por el propio autor: el de que ese acuerdo para resarcir el daño causado se había frustrado “por órdenes de arriba”, es decir, del Gobierno.

Abogada del Estado: “¿Recuerda usted que publicó un tuit a las 22.41 horas? Si quiere se lo leo”.

Rodríguez: “Sí, porque no me puedo acordar de todos los tuits, discúlpeme”.

Abogada del Estado: “Se lo leo sin ningún problema. ‘Resumen de la locura de hoy. La Fiscalía ofrece por email un acuerdo al señor González. Antes de que pueda responder, la misma Fiscalía dice que ha recibido órdenes de arriba para que no haya acuerdo y entonces vaya a juicio’. ¿Esto lo ha sacado usted de algún sitio?“.

Rodríguez: “No, no tengo ninguna fuente. Es un mensaje sin apoyo en una fuente. Es que yo soy periodista o trabajo en política. No soy un notario que necesite una compulsa. La compulsa ante notario la puso Juan Lobato después”.

Los periodistas son parte importante de esta historia: de los 40 testigos citados, 12 lo son. El instructor no ha tenido en cuenta, en la toma de declaraciones previas al procesamiento de García Ortiz, el testimonio de los profesionales que aseguraron disponer de la información del supuesto secreto por el que se juzga al fiscal general antes que él.

Desde el momento en el que Rodríguez difunde el bulo a través de X (antes Twitter) y de grupos de WhatsApp hasta hoy, y a la espera del análisis que los magistrados del Supremo hagan de las pruebas o de la falta de ellas en el juicio contra el fiscal general, esa batalla por el relato se ha recrudecido y algunos relatores han cambiado de rol. En el juicio paralelo en redes y en algunos medios involucrados en la operación, González Amador “no es un defraudador”, sino la víctima de una persecución del Gobierno por dormir con quien no debe. En esa fiesta de la distorsión, las gestiones que el jefe de gabinete de la presidenta madrileña realizó ―incluida la recepción de los correos clave en el procesamiento de García Ortiz— para defender a quien, a través de su abogado, había reconocido dos delitos contra la Hacienda pública, son conversaciones de tipo “informal”; un “Amigo, ¿Cómo te va esta historia?“, y meros trámites para defender “la reputación” de Ayuso. La dirigente popular, principal responsable de convertir a “un ciudadano anónimo”, González Amador, en víctima de una “persecución política” ―fue ella quien, en rueda de prensa tras el consejo de gobierno en marzo de 2024, aseguró que todo obedecía a una operación de “los poderes del Estado” para hacerle daño— evitó este martes responder a preguntas sobre el juicio y sobre la actuación de Rodríguez, quien se había colocado en los temas de conversación más comentados en X: “No me van a meter en esta situación”, dijo. La primera fase del plan ha salido bien. Veremos la segunda. Natalia Junquera.

























DEL ARCHIVO DEL BLOG. HAY POCAS COSAS NUEVAS BAJO EL SOL. PUBLICADO EL 23/11/09

 







Que hay pocas cosas nuevas bajo el Sol es una frase ciertamente manida, pero certera. Sobre todo en política. Y en teatro. En mi comentario de ayer en el Blog llegué a decir que a partir de determinado momento la vida de cada ser humano no es más que una paráfrasis de sí misma. Quizá pequé de exagerado, aunque no estoy muy seguro de ello. Desde luego en teatro y política todo lo que se ha dicho o escrito después del siglo V a.C. no es más una mera paráfrasis de lo que ya dijeron por esas fechas Esquilo, Sófocles, Eurípides, Platón, Aristóteles, Tucídides, Heródoto y unos cuantos atenienses más.

El teatro y la democracia nacen casi al mismo tiempo y en el mismo lugar, en la Atenas del siglo V a.C., y no por casualidad. Hay un libro precioso titulado "La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega" (Antonio Machado Libros, Madrid, 2004), de la profesora norteamericana de Derecho y Ética de la Universidad de Chicago, Martha C. Nussbaum, que explica muy bien esa inextricable relación entre Tragedia y Política que encontramos en la Atenas de esa época.

El mismo tema, pero con un enfoque distinto, lo trata el profesor Ferrán Requejo, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona en su artículo "Tragedia y democracia (Porque no somos dioses)", publicado el pasado día 18 de noviembre en el Boletín electrónico de la Safe Democracy Foundation-Foro para una Democracia Segura.

Las tragedias clásicas, dice el profesor Ferrán Requejo, remiten al complejo mundo de las acciones humanas en cuanto éstas tienen de "representación" de valores muchas veces irreconciliables. Y lo mismo ocurre con nuestros actos políticos, nunca del todo decidibles de manera racional. En el núcleo de la democracia antigua, añade, se hallaba el intento de superar el despotismo y la anarquía a través de un sistema que permitiera la expresión de la pluralidad, pluralidad a la que el pensamiento liberal añadió la idea de los derechos individuales como fuente de legitimación y limitación del poder, convirtiendo a la democracia representativa y pluralista en algo "trágico" por necesidad.

No deberíamos tener tanto miedo al enfrentamiento político, pues ese enfrentamiento es la esencia de la democracia pluralista. Lo otro, la paz de los cementerios, es lo propio de las dictaduras y los estados totalitarios. Salgamos al ágora sin temor pues sólo a la luz pública de la controversia y la libre discusión la democracia tiene sentido. Pongámonos nuestra máscara de actores trágicos, nuestro "πρόσωπον" (prósopon), la que nos convierte de individuos en "personas" y ciudadanos y representemos nuestro papel en la escena pública. Como nos enseñaron los atenienses hace 2500 años. Les dejo con el artículo de Ferrán Requejo. Dice así: Las tragedias clásicas siguen y seguirán fascinándonos. Y las democracias nunca dejarán de parecernos algo necesario e incompleto a la vez. Tragedia y democracia aparecieron como productos inéditos en la ciudad de la Grecia clásica. Aún hoy, de los cuatro grandes trágicos de la historia –Esquilo, Sófocles, Eurípides y Shakespeare-, tres son autores griegos del siglo V a C.

Las tragedias remiten al mundo contingente y complejo de las acciones humanas. Sin acción no hay tragedia, decía Aristóteles. Pero la mimesis que introducen debe entenderse más como representación que como imitación de nuestras acciones. Se trata de la representación del tablero en el que discurre el juego de nuestras decisiones políticas y morales. Y lo humano resulta contradictorio ya que los valores desde los que intentamos ordenar moralmente el mundo resultan a menudo irreconciliables. Tomados aisladamente, el amor, la justicia, la libertad, el deber o la amistad, resultan efímeros en lo práctico y abocan al dogmatismo en lo teórico. Se trata de valores convenientes pero que no pueden ser sintetizados de una manera armónica. El conflicto moral es entre el bien y el bien. Una característica de nuestras acciones prácticas que resulta informativa para las democracias. En contraste con el mundo que muestran las tragedias, las ideologías monistas –aquellas que aún pretenden la armonía moral reduciendo la pluralidad a un único principio superior- se revelan empobrecedoras y coactivas (como buena parte de las versiones religiosas monoteístas o de las ideologías políticas totalizadoras). En otras palabras, en el ámbito de la racionalidad práctica, Platón y Kant se equivocan; la democracia remite a un inevitable pluralismo trágico.

Somos también lo que hacemos. Pero las acciones humanas nunca configuran una imagen única, sino los múltiples destellos de un “espejo roto” moral (Vidal-Naquet). No seremos más justos tratando de enmascarar la pluralidad contradictoria en la que debemos actuar. Y probablemente tampoco seremos más felices. Las tragedias muestran aquello que las teorías morales y políticas suelen callar. Nuestra razón instrumental es fuerte, nuestra moralidad es frágil. Las acciones prácticas no son nunca del todo decidibles de manera racional. Pero Creonte, Antígona, Orestes, Brutus, Enrique IV o Lear no pueden sino actuar, a pesar de que sus preguntas tienen varias respuestas racionales y morales posibles. El carácter “agonístico” de la moralidad y de la política deviene “trágico” no solo porque cualquier acción que emprendamos comporta alguna pérdida, sino porque no podremos evitar que la acción emprendida arrastre efectos negativos, sea lo que sea lo que decidamos hacer

Por ello, la representación de las tragedias, como también vio Aristóteles, siempre viene acompañada por el placer de oírlas, por la comprensión hacia los personajes, y por el temor que despierta la acción en los espectadores (el enfrentamiento de personajes es el que lleva a Arthur Miller a preferir el teatro a la novela “porque veo la vida humana como un enfrentamiento; una confrontación entre las ideas y las personas. El teatro permite esta explosión, esta relación”). Shakespeare insistirá en situar en el interior de los mismos personajes esa pluralidad de motivos. Lo expresa H. Bloom comentando Macbeth: “Machbeth, es el Mr Hide para nuestro Dr Jekyll … las ironías de Macbeth no nacen de las perspectivas en conflicto, sino de las divisiones en el yo de Macbeth y del público”. Estamos moralmente atrapados en nosotros mismos, y fuera, no hay nada más.

Las tragedias suponen, así, un buen fundamento para las nociones de representación y de pluralismo en las democracias liberales. En el núcleo de la democracia antigua se hallaba el intento de superar el despotismo y la anarquía a través de un sistema que permitiera la expresión de la pluralidad. El liberalismo político añadirá la idea de los derechos individuales como fuente de legitimación del poder y una serie de técnicas exitosas para su limitación. Debemos invertir a Rousseau: precisamente porque no somos dioses (o ángeles), la democracia, representativa y pluralista, es decir, trágica, resulta imprescindible. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt












DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, MUSEO DEL HOMBRE, DE ALEJANDRO SIMÓN PARTAL

 







MUSEO DEL HOMBRE




Jorge lo llama «museo del hombre».


Está en el paseo marítimo de Málaga,

muy cerca de los Baños del Carmen,

al aire libre.


Allí se ejercitan muchachos

a los que él se llevaría a la casa de su madre

—donde aún vive—

para garantizarles

todas las bondades que en el sacrificio buscan.


Él no me lo dice,

no se atreve, pero algo parecido

a lo que ve busca en Grindr:


Sin mareos

Discreto

No más de 40

Tardo en contestar


dice el perfil vacío de su corazón hambriento.

En la app no es Jorge sino Leo,

su signo, que es el mismo que el mío,

aunque, cuando él es Leo, yo ya soy otra cosa.


Me siento

a contemplar el museo,

a mirar estos frescos de carne firme.


Ellos no se enorgullecen de lo que son

o de lo que hacen.


Solo esperan su turno

e intercambian pocas palabras tras sus series.


Invento nombres y conquistas para sus futuros.


Después, más hacia levante,

me meto en el mar.


Nado a pulmón abierto, sin temor,

mi cuerpo tiene el ascenso de los soles

que salen por oriente

y así flota contra el crepúsculo.


Aquí, ahora, podría pescar con la boca

o arañar las ruinas arrastradas por mares remotos.


Cerca de ellos no me espera nada malo.

No hay corriente traicionera

que pueda con la inercia de estos hombres.


Los mejores jardines recortan el paraíso,

como hacen ellos cuando unen sus escápulas.


También el mar se abrió una tarde

por voluntad y repetición,

como hoy ocurre.




ALEJANDRO SIMÓN  PARTAL (1983)

poeta español
























DE LAS VIÑETAS DE HUMOR DE HOY VIERNES, 7 DE NOVIEMBRE DE 2025

 


























jueves, 6 de noviembre de 2025

REFLEXIONES TRAS UNA NOCHE MUY TRISTE. ESPECIAL UNO DE HOY JUEVES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2025

 








¿Qué partido está en aprietos, otra vez?, escribe hoy 6 de noviembre, en Substack, el premio nobel de Economía Paul Krugman. Ayer fue un día excelente para los demócratas y un día nefasto tanto para MAGA como para la oligarquía. Si fuera un analista político competente, inmediatamente después de decir esto criticaría a los demócratas. Pero fue una derrota aplastante, así de simple.

Aquí tenéis algunas opiniones sobre lo que acaba de suceder: Las encuestas superaron a los expertos, comienza diciendo.

Nadie debería haberse sorprendido de la excelente noche de los demócratas. Estas elecciones fueron, como se preveía, en gran medida un referéndum sobre Donald Trump, y las encuestas indican que Trump es muy, muy impopular. Incluso si se descartara su pésimo índice de aprobación como noticias falsas, existían muchos otros indicios de que Trump perjudicaría a su partido. La segunda jornada de protesta contra la monarquía fue la mayor manifestación de un solo día desde el Día de la Tierra en 1970. Los demócratas han obtenido mejores resultados, con una ventaja de aproximadamente 15 puntos, en las elecciones especiales. Y los promedios de las encuestas favorecían a los demócratas en contiendas clave.

Todo apuntaba a una gran victoria demócrata, aunque la magnitud de los triunfos fue sorprendente. Se venían escuchando constantes advertencias de que Mikie Sherrill, en particular, podría estar en aprietos. En cambio, ganó con una aplastante ventaja de 13 puntos.

Sin embargo, en los últimos meses, los comentaristas políticos se han obsesionado con la idea de que los demócratas están en serios aprietos, desconectados de los estadounidenses de verdad. Me gustaría ver una profunda reflexión entre quienes impulsan esa idea, la misma que han exigido a los demócratas. Pero no me hago ilusiones.

Las elecciones de 2024 se centraron principalmente en la economía. Hubo un fuerte aumento de precios entre 2021 y 2022, ya que la economía mundial, en recuperación tras la COVID-19, experimentó numerosos problemas en la cadena de suministro. Este repunte, tras décadas de baja inflación, indignó a los votantes. Los funcionarios de la administración Biden pudieron señalar, y de hecho lo hicieron, que se trató de un aumento puntual, que la inflación —la tasa de variación de los precios— cayó rápidamente desde su máximo de 2022 y que para 2024 había vuelto a niveles prácticamente normales. También señalaron que la experiencia inflacionista de Estados Unidos fue muy similar a la de otros países, como los europeos, lo que indicaba que los factores globales, más que las políticas demócratas, fueron los principales responsables.

Pero a los votantes no les convencieron estos argumentos, si es que siquiera los oyeron. Lo que sí oyeron fue a Donald Trump prometiendo no solo reducir la inflación, sino bajar los precios drásticamente. Y muchos le creyeron. Por supuesto, Trump no tenía un plan, ni siquiera una idea de cómo lograrlo. En cambio, impuso aranceles y comenzó a deportar a trabajadores inmigrantes, lo que provocó un aumento de los precios.

Así que los precios no han bajado; al contrario, la inflación se ha acelerado. Y el mercado laboral ha empeorado. Debido al confinamiento, no contamos con cifras oficiales de empleo, pero he estado consultando encuestas privadas. Un dato que me llama especialmente la atención es el "diferencial del mercado laboral" del Conference Board, la diferencia entre el porcentaje de estadounidenses que afirman que hay "abundancia" de empleo y aquellos que dicen que es "difícil conseguirlo". Esta cifra es muy baja, lo que indica que los estadounidenses comunes perciben un mercado laboral muy complicado.

Es bastante evidente que muchos estadounidenses creen ahora que les mintieron. Supongo (lo sabremos con certeza en unos días) que esto es especialmente cierto para los votantes hispanos, que se decantaron por Trump creyendo que traería prosperidad y ahora están volviendo con fuerza a los demócratas al ver que no lo ha hecho.

Tampoco ayuda, desde luego, que Trump y sus secuaces insistan en que todo va de maravilla, que no hay inflación y que la economía está en auge. Esto no convence a nadie ajeno a su secta y solo los hace parecer desconectados de la realidad. Lo cual, en efecto, es cierto. ¿Qué partido está desconectado de la realidad, otra vez?

La victoria de Zohran Mamdani en Nueva York, frente a la oposición histérica de los grandes capitales, ha acaparado muchos titulares, lo cual entiendo: es una historia increíble. Y me pregunto qué estarán pensando los magnates tecnológicos de derecha: si Wall Street no pudo comprar Nueva York, ¿de verdad podrán comprar Estados Unidos? Pero la victoria de Mamdani no nos dice mucho sobre la política nacional: la ciudad de Nueva York es simplemente muy diferente del resto del país.

He visto a algunos comentaristas argumentar que Mamdani será un problema para los demócratas, ya que permitirá a los republicanos tacharlos de extremistas desconectados de la realidad estadounidense. Pero los republicanos harían eso de todas formas. Por si sirve de algo, Mamdani puede ser de izquierdas, pero todo indica que es un pragmático que se llevará bien con el resto de su partido.

Mientras tanto, ¿saben qué partido está desconectado de la realidad y plagado de extremistas? El Partido Republicano. Si se analizan las recientes campañas y estrategias republicanas, resulta sorprendente la cantidad de energía que invierten en temas que, sencillamente, no interesan a los estadounidenses comunes. Puede que los republicanos estén obsesionados con los atletas transgénero, pero la mayoría de la gente no. Las encuestas y las elecciones de ayer sugieren que las diatribas sobre la supuesta amenaza de los inmigrantes indocumentados tienen mucha menos repercusión entre el público de lo que imaginan los dirigentes del Partido Republicano, y que a los estadounidenses no les gusta el espectáculo de agentes de ICE enmascarados deteniendo a personas en la calle.

Esta desconexión entre las prioridades del partido y lo que le importa a la gente común me parece un asunto mucho más importante que la supuesta “conciencia social” de los demócratas, que de todos modos siempre fue exagerada.

Y si hablamos de extremistas dentro del partido, bueno, los demócratas tienen a gente como Mamdani, un tipo de carácter apacible que dice ser socialista pero que en realidad no lo es. El Partido Republicano, por el contrario, ha sido prácticamente tomado por fascistas declarados y se enfrenta a un importante brote de antisemitismo clásico .

¿Y ahora qué? La victoria demócrata de anoche no detendrá el intento de MAGA de consolidar un régimen autoritario en Estados Unidos. Al contrario, redoblarán sus esfuerzos para manipular las elecciones de mitad de mandato de 2026, aunque California, al aprobar una importante redistribución de distritos, ha neutralizado en gran medida su plan de manipulación electoral.

Hace un par de meses señalé que los ejemplos anteriores de autócratas que consolidaron el poder tras ganar unas elecciones, desde Hitler hasta Viktor Orbán, lo hicieron mientras aún gozaban de popularidad. Me pregunté si un autócrata despreciado podría hacer lo mismo. Tras lo ocurrido ayer, queda claro que Trump es realmente despreciado. ¿Podrá aún acabar con nuestra democracia? Supongo que ya lo averiguaremos. Paul Krugman.
























DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY JUEVES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves, 6 de noviembre de 2025. La ruta para llegar al humor como antídoto del odio, se lee en la primera de las entradas del blog de hoy, es un alegato contra la lógica de la desolación y en defensa del humor. En la segunda, un archivo del blog de mayo de 2008, se iniciaba no se inicie con una definición académica del concepto de mito, sino que se centraba en la contraposición paradójica entre el mundo del "mito" y el de las "historias inventadas". El poema del día, en la tercera, es de un poeta español, nacido en 1957, que comienza con estos versos: Hazlo discretamente,/sin señales cifradas, sin mensajes ni símbolos./Sin énfasis. Que el ángel/o Louis Armstrong no toquen la trompeta. Y la cuarta y última son las viñetas de humor. Volveremos a vernos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. Y como decía Sócrates: ἡμεῖς ἀπιοῦμεν. HArendt






DE LA NECESIDAD DE NO LLORAR

 







La ruta para llegar al humor como antídoto del odio empieza por el fervor hacia la independencia radical y corrosiva de Frank Zappa, escribe el Gran  Wyoming el 31/10/2025 en Tinta Libre, un alegato contra la lógica de la desolación y en defensa del humor. No son buenos tiempos para la lírica, comienza diciendo, pero para el humor siempre habrá espacio. Frank Zappa, un músico de obra inabarcable y rara vez comprendida, llevó el rock a terrenos que nunca se habían explorado y a los que nunca se volvió. Su música era de una tremenda complejidad, gran calidad y muy difícil de interpretar. Se encerraba con los músicos, grandísimos músicos, los mejores, dos meses antes de comenzar una gira en sesiones de ocho horas diarias. A pesar de su imagen, de ser un tipo absolutamente anarquista, iconoclasta, sarcástico y terriblemente anticonvencional, no permitía a los miembros de la banda beber alcohol, fumar porros o consumir cualquier tipo de droga mientras trabajaran con él. Luego, entre concierto y concierto, ya tal. Sorprende esta disciplina espartana a la que sometía a sus colaboradores teniendo en cuenta que vivió en el epicentro de la revolución contracultural de la Costa Oeste americana que se produjo, cual erupción volcánica, en los años sesenta y que tenía al LSD y la marihuana como principales vías de entrada a la psicodelia. 

Su casa estaba en Laurel Canyon, junto a la de Mama Cass [The Mama’s & the Papa’s], Joni Mitchel, David Crosby y demás iconos de aquella demolición de la cultura tradicional. Vivía rodeado de hippies que le tenían un enorme respeto mientras él los machacaba en las letras de sus canciones, que disolvían todo lo que tocaban. Es autor entre otros cáusticos textos de Dirty Love (publicó más de seiscientas canciones en vida y su obra se duplicó cuando rebuscaron en sus archivos una vez muerto). En una parte de este tema, Amor Sucio, dice: Dame tu sucio amor,/Ese que tu mamá /le obliga a hacer a su peludo/caniche./Dame tu sucio amor,/Del mismo modo que tu mamá/Hace al asqueroso caniche que la mordisquee./Ignoraré tu perfume barato/Y tus irrelevantes diplomas/Te dejaré en coma con algo de sucio amor.

Con este tono tan directo y poco complaciente, es fácil entender que durante toda su vida fuera un sucio marginado dentro de la pacata, hipócrita y puritana sociedad estadounidense. Nunca, ni siquiera en sus últimos días, renunció a la provocación, a la revulsiva desazón que su obra provocaba incluso entre sus fans. Sólo su calidad como músico y su demostrada inteligencia le libraron de una lapidación segura. Uno de sus trabajos se titula ¿Tiene cabida el humor en la música? La pregunta tiene guasa porque dejó más de 72 álbumes de música repletos de humor. Humor brutal, irreverente, iconoclasta y mugriento, que traspasaba todas las líneas rojas de la corrección establecida y que en su espíritu destructivo se aplicaba también a sí mismo, conseguía que su música no fuera tomada en serio al ir acompañada de semejantes textos: “No sé de dónde vino una chica llamada Dinah Moe Humm, pero me dijo que me daba cuarenta dólares si hacía que se corriera y me puse de inmediato manos a la obra”. Bueno, a continuación cuenta lo que le va haciendo a Dinah Moe para ganar la apuesta y, de paso, se folla a su hermana que parecía medio tonta. Es muy difícil, decía, tomar en consideración su música cuando vas escuchando tan truculentas aventuras. Cualquiera que hubiera poseído semejante talento creativo lo habría puesto, como ocurre en el 100% de los casos, al servicio de la trascendencia. La vanidad siempre va unida al gen de la genialidad. Todo monstruo creativo aspira al reconocimiento y rara vez lucha contra él. Zappa conseguía de esta manera matar dos pájaros de un tiro: convertirse en una verdadera antiestrella denostada por la industria, por ser poco comercial (nunca consintió que se editara un disco recopilatorio en vida, cosa que ocurrió en cuanto murió), y que su obra fuera censurada en la mayoría de medios de comunicación americanos. Tuvo una gloriosa intervención en el congreso de los EE UU cuando intentaron sacar una ley que obligara a colocar una pegatina en los discos advirtiendo de lo obsceno de las letras de algunos autores. Él tenía un argumento que enunciaba de diferentes maneras: “¿Qué se puede esperar de una sociedad que es tan primitiva que se agarra a la creencia de que ciertas palabras del lenguaje son tan poderosas que te pueden corromper nada más oírlas?”. Es, simplemente, genial.

Un ejemplo de su carácter incorruptible lo refleja su reacción ante la crítica de un miembro de su compañía discográfica, que después de un concierto donde sus comentarios en el escenario habían sido, como siempre, de una incorrección política absoluta, le dijo: “No puedes volver a hacer eso en el escenario nunca más”. Bien, pues Zappa, ante semejante observación, que llevaba aparejada una velada amenaza ya que de ese individuo dependía la publicación de su obra futura, lejos de tomarla en consideración, sacó nada menos que seis volúmenes grabados en directo con ese título: No puedes volver a hacer eso nunca más Vol. 1, Vol 2, Vol.3 …., por supuesto sin rebajar un ápice su planteamiento discursivo.

Como quiera que nadie es profeta en su tierra, Zappa triunfó en el lugar menos previsible. La música rock, perseguida en los países de la órbita comunista situados detrás de lo que se llamó Telón de Acero, le convirtió en la nueva Libertad guiando al pueblo entre los disidentes activistas que perseguían la transición a la democracia. Vaclav Havel, luchador en la clandestinidad por la libertad de su país y que llegó a ser presidente de Checoslovaquia, le tenía, junto a sus compañeros, mitificado. Siendo presidente se enteró de su presencia en el país y provocó un encuentro que terminó con un recorrido por los bares de la capital, del que surgió una gran amistad. Le nombró embajador cultural de Checoslovaquia, cargo que tuvo que ser reducido a un reconocimiento testimonial por las presiones del gobierno de los EE UU con la excusa de que ningún ciudadano estadounidense podía servir oficialmente a los intereses de una potencia extranjera. No podían consentir que un ser tan repugnante accediera a un cargo relevante de un país europeo, puesto que representaba la peor imagen que un ciudadano norteamericano podía dar. Finalmente, colaboró en el concierto que se dio en una plaza pública para despedir a las tropas soviéticas que ocupaban Checoslovaquia en el acto que representó para la historia la independencia del país y la entrada en la órbita de la libertad occidental. Y sí, allí estaba él.

También en Lituania le tenían durante los años de la dominación soviética como expresión máxima de la libertad, al punto de que tras alcanzar la independencia, y gracias a una cuestación popular, le erigieron un monumento en una plaza de Vilna que yo mismo visité hace años cuando creía que se trataba de una leyenda urbana. No podía creer que alguien levantara un monumento a semejante figura. Se da la curiosa paradoja de que el autor de la escultura era un especialista en bustos de Lenin, lo que constituye una representación perfecta de la metamorfosis de un pueblo.

Ahora sí, intentaré acercarme al encargo que me hizo don Jesús Maraña en su pretensión de que escribiera un artículo que llevara como tema central “Humor contra el odio”. Vivimos tiempos convulsos en los que una neoplasia crece desmesuradamente en el epicentro del Sistema en el que nos desenvolvíamos, y que creíamos inmortal. La gente decente está desmoralizada, en estado de tetania, de parálisis, semejante al de esa pareja de ancianos que aparece siempre en las películas de tsunamis y demás desgracias apocalípticas, que contempla cómo se acerca la gigantesca ola y se abrazan contemplándola sabedores de que correr no les va a servir de nada. En un momento en el que la unidad popular parece diluida en el inmenso océano donde navegan las masas y que da en llamarse Internet, se instaura la creencia de que poco o nada se puede hacer para combatir esta ola totalitaria que avanza y crece destruyendo el mundo plural en el que nos creíamos a salvo, en el que pensábamos que la convivencia de las diferentes ideas, religiones, culturas, era posible y que cada cual tendría su espacio en este tránsito hacia nuestra fecha de caducidad.

El monstruo autoritario avanza por la llanura y ya se le adivina en el horizonte. Su discurso agresivo, violento, estridente y, por encima de todo, plagado de mentiras, se impone sobre la razón, que apenas se percibe como un susurro y va achicando los espacios de libertad en su intento de reducirlos a la nada. Cuando la mentira se acepta como un elemento más y el fiel de la balanza se sitúa en el centro frente a la verdad, la partida está perdida. Cuando uno de los equipos puede jugar haciendo trampas ante la indiferencia del árbitro, que no es otro que el pueblo, que decide quién es el ganador de la contienda, se hace imprescindible desenmascarar al impostor, al lobo disfrazado de cordero, al usurpador de los medios que le provee el Sistema para utilizarlos en la destrucción del mismo.En este estado de cosas, hay un elemento que corroe cual ácido las entrañas del tirano: el humor.  Aquí podemos preguntarnos como hizo Zappa con respecto a la música: “¿Tiene cabida el humor en la política?”

Sin duda, cualquier análisis certero, información puntual, seguimiento implacable de las diferentes artimañas que persiguen abolir la convivencia pacífica, es imprescindible, necesario como el aire que se respira. Sin embargo, hay un elemento que esas fuerzas reaccionarias enemigas del sistema democrático y del estado de bienestar que parecen imbatibles no pueden soportar y provoca la voladura de sus cabezas: que te rías de ellos. ¿Puede concebirse un ser más patético en su imagen y discurso corporal que Hitler? Y ese general bajito, rechoncho, y con voz de pito, llamado Franco, ¿puede proponerse como tirano exterminador y símbolo racial del español con potencia sexual desmesurada de cara a la Historia? Al propio Hitler, después de su encuentro en Hendaya con nuestro Generalísimo, le pareció un ser tremendamente ridículo, y en efecto, lo era, lo son. Y lo saben. Fingen ignorar su estupidez y suplen su frustración con agresividad, con violencia, con crueldad. Se llaman Abascal, Ayuso, Aguirre, Tellado, Milei, Trump, Aznar, y la lista continúa hasta el infinito y más allá. No recuerdo una caterva de seres tan mediocres, ignorantes y amorales al frente de las cosas. En su estulticia tienen su tendón de Aquiles porque se conoce. Riámonos de ellos. De poco sirve llamarles fachas, fascistas, autoritarios, están orgullos de serlo, pero cuando te ríes de ellos les despojas de su capa de solemnidad y pierden los superpoderes. Mediocres, bobos, ignorantes, chorizos de encefalograma plano, chuletas de salón, eso es lo que mejor les define. Riámonos de ellos, como hizo Zappa de la sociedad en la que vivía para convertirse en un icono de la lucha por la libertad sin pretenderlo. Eres tonto y lo sabes, je, je, je.

¿Humor contra el odio?, sí, como remedio, pero no como estrategia de lucha, porque el odio es imposible extirparlo. Cuánto se ganaría si en las tertulias políticas, en lugar de un análisis sesudo sobre las diferentes acciones y proclamas de nuestros próceres, se buscara el lado ridículo de las declaraciones, se provocara la risa. “Ánimo Alberto”. Dos palabras. Una carcajada sonora en el Congreso. Más eficaz y demoledor que media hora de réplicas intentando desmontar acusaciones. El pobre Alberto quedó como lo que es: un bobo sumergido en su patetismo.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía levantó la mano y dirigiéndose a la tropa que le apuntaba dijo: Esperen un momento que me acaba de dar la risa y debemos recuperar la solemnidad que este acto requiere”. El Gran Wyoming es presentador de ‘El Intermedio’ y su último libro ha sido ‘La furia y los colores’ (Booket, 2021)