La pregunta que da título a esta entrada es meramente retórica. Por supuesto que sí la tiene. Lo que ocurre es que hay que ponerse a ello y dejarnos de zarandajas. Sobre todo la clase política, entretenida con el caso Bárcenas, el "derecho a decidir" y las trifulcas partidistas.
Hacía mucho tiempo que no leía un libro que me dejara con una sensación de malestar tan profunda como el "Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo" (Crítica, Barcelona, 2012), escrito por el profesor Santiago Muñoz Machado, jurista de prestigio internacional, catedrático de Derecho Administrativo y miembro de número de la Real Academia Española. Hay una excelente crítica del mismo, del también catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela, Roberto Luis Blanco Valdés, publicada en Revista de Libros, cuya lectura les recomiendo encarecidamente.
Para ambos profesores, crítico y criticado, y para el que suscribe, buena parte del deterioro, gravísimo, de la democracia española, está en la inercia conque las fuerzas políticas españolas se enfrentan a la cada vez más apremiante necesidad de reformar y actualizar la Constitución de 1978. Ni una sola institución se salva de la quema: Desde el sistema electoral a las administraciónes públicas, desde la justicia al tribunal constitucional, desde la corona al régimen autonómico, desde las cortes generales hasta los partidos políticos. Hoy por hoy, no se ve la más mínima posibilidad de acuerdo para enfrentar esa reforma constitucional, ni siquiera entre los dos grandes partidos, así que, el camino hacia el desastre parece abierto a menos que los españoles les hagamos ver que sus mezquinos intereses de partido, o políticos y electorales a cortísimo plazo, no pueden prevalecer sobre los intereses legítimos, aunque diversos y plurales, del conjunto de los españoles.
Hace hoy justamente un mes, en un editorial titulado "Como reconstruir el futuro", el diario El País lanzaba a la arena pública, al ágora de la libre discusión política y ciudadana, diez propuestas para la regeneración democrática española.
En ese lapso de un mes hasta una veintena de personalidades de la vida académica, profesional, cultural, jurídica, económica, social y política, han respondido al reto de El País. Desde el enlace de El País pueden acceder a todas las aportaciones publicadas hasta ahora. Creo, sinceramente, que merecen un esfuerzo de reflexión por nuestra parte, pero sobre todo por parte de una clase política sumida en un autismo patológico. Esperemos que reaccionen. Sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
2 comentarios:
Muchas gracias. Un abrazo.
Otro para tí.
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