domingo, 9 de junio de 2019

[PARLAMENTO] Diario de Sesiones. Junio, 2019 (II)





Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas Cámaras ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución. 

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Les recomiendo encarecidamente que la exploren con atención si tienen interés en ello. Y desde estos otros a las páginas oficiales de las principales instituciones políticas nacionales, europeas y locales:



INSTITUCIONES EUROPEAS


INSTITUCIONES LOCALES


Desde estos otros enlaces pueden acceder a los Diarios de Sesiones de los plenos de ambas cámaras, así como a los de sus comisiones y los de las mixtas de las Cortes Generales, habidas en la semana precedente: 

I. CORTES GENERALES
(Sin sesiones)

II. CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
(Sin sesiones)

III. SENADO 
(Sin sesiones)

Y desde estos otros a las agendas previstas para la semana próxima tanto en el Congreso como en el Senadoal programa que RTVE ofrece semanalmente sobre la vida parlamentaria, al blog de las Cortes Generales dedicado a la Conmemoración del 40º aniversario de la Constitución, y especialmente a la relación de rentas y bienes que declaran al comienzo de la XIII Legislatura los senadores que se incorporan a la Cámara.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[SONRÍA, POR FAVOR] Al menos hoy domingo, 9 de junio





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Identificado con la primera de las acepciones citadas, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras..., aunque pueden sonreír igual. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

sábado, 8 de junio de 2019

[A VUELAPLUMA] Defenderse del maligno





Datos privados de 50 millones de usuarios de Facebook se fugaron hace poco más de un año a empresas como Cambridge Analytica. No se puede luchar contra el maligno sin conocer antes sus entrañas, su núcleo lógico, y para eso, lo mejor es infiltrarse en él, comenta en El País Javier Sampedro , científico español, doctor en genética y biología molecular e investigador del Centro Severo Ochoa de Madrid y del Medical Research Council de Cambridge.

Todo el mundo está de acuerdo en luchar contra el maligno, pero poca gente sabe cómo hacerlo. Unos mandarían a los tanques, otros a los diplomáticos y el resto apelarán a la educación sin aclarar cómo ni cuándo. Como sabemos los aficionados al género de espías, no hay micrófono oculto, algoritmo de big data ni red de satélites que pueda compararse a una persona infiltrada en el sistema enemigo. No se puede luchar contra el maligno sin conocer antes sus entrañas, su núcleo lógico, la maraña de rencores e intereses que motiva su comportamiento y genera su estilo exclusivo, y nada de eso es posible sin colocar un infiltrado en sus engranajes. De esto va El hombre que fue jueves, de Chesterton, ¿no es cierto?

Las agencias de ciberseguridad se pasan el día reclutando hackers, y hacen bien, porque no hay mejor manera de controlar un gusano informático que contratar a quien lo creó, o a su compañero de pupitre. Los virus de verdad —los que creó la madre naturaleza— descubrieron esa estrategia en la noche de los tiempos. El sistema inmune que nos protege de los virus es obra de otro virus. Por eso sus genes pueden saltar, flipar y variar para producir una variedad ilimitada de anticuerpos contra cualquier agente infeccioso existente o imaginable. Un buen infiltrado, como un buen parásito, rara vez mata a su huésped. Lo que más le interesa es mantenerlo vivo para exprimir su información hasta llegar al hueso. Quizá el mejor infiltrado es el que sabe que nunca volverá a casa.

¿Te acuerdas del escándalo de Facebook? Aunque parezca mentira, ocurrió hace poco más de un año. Los datos privados de 50 millones de usuarios de esa red social se fugaron de algún modo a empresas como Cambridge Analytica, que los utilizó para la campaña presidencial de Donald Trump y también a favor del Brexit. El jefe y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se tuvo que humillar ante el Capitolio y el Parlamento de Estrasburgo para pedir perdón por el fiasco y prometer que todo iba a mejorar pronto. A un año del escándalo, ¿ha reducido Zuckerberg el acceso a los datos de los usuarios?

La respuesta es no. De hecho, está dando más acceso que nunca a terceras partes. Pero espera, esto no es tan malo como parece. Esas terceras partes ya no son Cambridge Analytica ni ninguna otra firma dedicada a vender “el petróleo del futuro” —tus datos— a partidos políticos, publicistas o tramas delictivas. Las terceras partes son ahora los científicos interesados en la forma en que se propagan las fake news, su fuente última y a quienes colaboran a su difusión. No son policías, sino investigadores que aspiran a entender desde dentro la lógica de ese tumor que amenaza los derechos constitucionales de la gente. De ti y de mí, desocupado lector.

El Social Science Research Council de Nueva York, una asociación no lucrativa, y la fundación público-privada Social Science One, asociada a la Universidad de Harvard, han seleccionado los primeros proyectos científicos. Implican a 60 investigadores, se centrarán en Alemania, Chile, Italia y Estados Unidos y serán financiados por organizaciones no gubernamentales. Los científicos tendrán acceso a una cantidad de datos sin el menor precedente en la investigación académica. Esos datos pueden ser los tuyos y los míos, pero ¿tú te opondrías a que se usaran para este fin? Yo no. Por fin tenemos infiltrados en las tripas de la mayor red social de este planeta.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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[ARCHIVO DEL BLOG-2008] Privacidad y libertades públicas




Telma Ortiz


Me resulta interesante que un asunto tan aparantemente banal como ha sido la denuncia de Telma Ortiz, hermana de la princesa de Asturias, contra varios medios de comunicación en demanda de protección a su derecho a la intimidad, sea utilizado como fundamento de un magnífico artículo, "Telma Ortiz y la libertad de los modernos", por parte de la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, Isabel Burdiel, reclamando el derecho a la privacidad como fundamento de las libertades públicas.

Citando a un tiempo a Benjamin Constant e Isaiah Berlin, a los que yo añadiría sin desdoro alguno a Philiph Petit, la profesora Burdiel construye un formidable alegato en defensa de la privacidad, hoy vulnerada hasta el sarcasmo en nombre de un sacrosanto derecho a la información que parece no conocer límite moral o jurídico alguno.

Leyendo, viendo u oyendo las "cosas" que se dicen para justificar el acoso mediático a la privacidad de la gente me han venido al recuerdo las palabras de uno de los personajes del libro de Javier Marías que estoy leyendo ahora mismo y que ya he citado con anterioridad: "Casi todo lo que decimos y comunicamos todos es filfa, relleno, es superfluo, es vulgar, aburrido, intercambiable y trillado, por mucho que sea nuestro y que la gente, como se repite ahora con cursilería extrema, sienta la necesidad de expresarse". Y aunque me fuera aplicado a mi con toda justicia, pienso que tiene toda la razón... 




No se puede mostrar la imagen “http://napoleonbonaparte.files.wordpress.com/2007/10/blog-portrait-benjamin-constant.JPG” porque contiene errores.
Benjamin Constant


En febrero de 1819, comienza diciendo la profesora Burdiel, Benjamin Constant pronunció en París una conferencia que llegó a ser el manifiesto fundacional del liberalismo decimonónico. Se titulaba De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos.

Para los antiguos, la libertad consistía en la participación directa en los asuntos de la república y en torno a ella se definía el (exclusivo) derecho a ser considerado ciudadano. Aquella libertad tenía como contrapunto la sumisión del individuo a la autoridad de la comunidad y la aceptación de la intromisión de ésta en sus actividades privadas.

La libertad de los modernos, por el contrario, consistía, según Constant, en la independencia individual, garantizada por leyes que amparasen el desenvolvimiento autónomo de un ámbito privado construido en torno a derechos individuales, básicos e innegociables. Era el derecho de todos los individuos a su propia seguridad e intimidad; a no estar sometidos más que a las leyes; a poder ir y venir, opinar y reunirse sin pedir permiso; a elegir un oficio, ejercerlo y disfrutar de sus réditos; a observar el culto que cada uno prefiriese. El derecho, en suma, a "no tener que rendir cuentas a nadie de sus motivos y objetivos, a llenar sus días y sus horas de la manera más acorde con sus inclinaciones y fantasías".

Para Isaiah Berlin, buena parte de la historia contemporánea se entiende por la pugna entre esas dos concepciones de la libertad. La positiva, entendida como participación activa en la cosa pública, y la negativa, empeñada en definir un espacio de independencia individual ante la comunidad o incluso ante el Gobierno legítimo. Desde esta última, la participación en los negocios públicos, así como la libertad de expresión o la propiedad (incluida la propiedad de uno mismo), sólo pueden desarrollarse y florecer ancladas en la construcción (legal) de un espacio privado, inviolable por definición, frente a "la voluntad arbitraria de uno o de varios individuos". Ésta fue la primera necesidad de los modernos y su vulneración hace imposible, quimérica o pervertida cualquier otra libertad, cualquier otro derecho.

En todo caso, y frente al elitismo del liberalismo decimonónico, que reconocía a todos (los hombres) la plenitud de los derechos civiles mientras reservaba sólo a unos pocos los derechos políticos, los regímenes democráticos se construyeron sobre la convicción de que existía, y existe, una relación indisoluble entre la defensa de nuestra libertad individual y la implicación en la vida política.

Sin embargo, uno de los peligros de nuestras democracias es que el repliegue hacia lo privado se haga a costa de una letal falta de atención, vigilante y activa, hacia los asuntos colectivos. Que la ciudadanía olvide que para conseguir la independencia individual (tan ligada a la concepción de sí mismos que tienen los hombres y las mujeres modernos) es necesaria una actividad constante y vigilante en el ámbito público.

Un olvido que es letal porque se sostiene sobre la confiada creencia de que lo privado constituye algo natural y eterno, cuando en realidad es profundamente histórico y, por tanto, cambian te e incluso susceptible de extinción. La libertad de los modernos, tal y como la concibieron Constant y Berlin, se construyó sobre una idea de privacidad que no siempre había estado ahí, que no procedía del orden natural de las cosas (aunque así fuese presentada), sino de un largo proceso que requirió altas dosis de actividad política y la elaboración de un entramado legal capaz de crear (y no de reconocer) ese espacio privado que hoy nos es tan caro y nos parece tan natural. Y el feminismo fue pionero en ese sentido, insistiendo en el carácter artificial de una distinción que relegaba a las mujeres (naturalmente) a la esfera privada y reservaba la pública en exclusiva a los varones.

Tiene razón Arcadi Espada (El Mundo, 14 de mayo de 2008) cuando, a propósito del llamado caso Telma Ortiz, escribe que no hay otra definición de qué es un personaje público que ésta: "Público es el personaje que decide el público". Y tiene razón Vicente Verdú (EL PAÍS, 19 de mayo de 2008) cuando se extiende sobre la atracción por la intimidad y la creciente negativa a reconocer que exista espacio individual alguno ajeno a la obsesión de lo que llama transparencia.

Ambos tienen razón y, sin embargo, creo que ambos se equivocan en algo sustancial. Se equivocan en su (al menos) aparente resignación condescendiente ante lo inevitable. Para ambos, el drama personal de Telma Ortiz no es más que el síntoma de una situación de hecho, deplorable sin duda para la interesada, pero contra la que nada podemos hacer.

Precisamente porque lo público y lo privado son construcciones históricas, obras nuestras y no de la naturaleza, la definición y defensa de lo que creamos que deban ser será producto de nuestras opciones y nuestras decisiones, de nuestra actividad política y de nuestra vigilancia continua.

Mientras los juristas se lamentan de que la sentencia sobre el caso Ortiz pueda impedir un debate serio sobre el derecho a la intimidad de las personas (públicas o no), un sector del periodismo siente amenazada la libertad de expresión o, en el peor de los casos, se refugia en una especie de cinismo melancólico: "Así va el mundo". Sin embargo, el mundo irá como nosotros queramos que vaya. Su futuro depende del empeño que pongamos en reconocernos (y obligar a que se nos reconozca) el poder de decidir. En este caso, el poder de decidir qué cosas queremos que sean consideradas privadas.

El carácter histórico (artificial y originalmente sexista) de la distinción entre lo público y lo privado no cancela el debate. Lo abre. ¿Estamos o no de acuerdo con que en la reserva de un espacio innegociable de privacidad está el germen de todas las otras libertades? ¿Creemos que no hay libertad política posible sin independencia individual y a la inversa?

La melancolía, la resignación o el cinismo no responden a esas dos preguntas. Ni tampoco a otras que pueden y deben ser formuladas en voz alta. ¿Consideramos que la violación sistemática de la idea de privacidad es algo que tan sólo hay que constatar o algo que podemos combatir? ¿Creemos que hay alguna diferencia entre el derecho a la información y el derecho al cotilleo? ¿A quién le conferimos la autoridad de ser ese público que decide lo que es de interés público? ¿Al segmento (minoritario) de la población adicta a la prensa amarilla y a los intereses económicos que ésta representa?¿Tienen derecho las personas públicas a la intimidad? ¿Creemos, por ejemplo, que es lícito violar a una prostituta? ¿Qué modelo de sociedad queremos? ¿Una sociedad cegada por la vida sentimental de Berlusconi y Sarkozy? Sin duda, los dos conocen la diferencia entre un eye liner y un desfilado. Sin duda, también, Il Cavaliere avanza con decisión y un sonoro lifting en la brutalización política de su país.

El quietismo sociológico y el relativismo moral no son las únicas opciones. El carácter jurídicamente desencaminado de la demanda de Telma Ortiz no puede hacer olvidar la trascendencia moral y política del problema que plantea. Lo privado no es una mera concesión del poder o de la opinión de los demás, es un espacio que hay que defender porque a través de él nos jugamos el derecho a llenar nuestros días y nuestras horas de la manera más acorde con nuestras inclinaciones y nuestras fantasías, a salvo de la voluntad arbitraria de uno o varios individuos. Nos jugamos, en realidad, el cemento mismo sobre el que se ha construido la libertad de los modernos. (El País, 07/06/2008)




 Isabel Burdiel


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Entrada núm. 4959
Publicada originariamente el 7/6/2008
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[SONRÍA, POR FAVOR] Al menos hoy, sábado 8 de junio





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Identificado con la primera de las acepciones citadas, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras..., aunque pueden sonreír igual. 







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Entrada núm. 4958
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

viernes, 7 de junio de 2019

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Juan Mayorga





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. 

En esta sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Juan Mayorga (1965). Elegido el 12 de abril de 2018, tomó posesión de la silla "M" de la Academia el 19 de mayo de 2019 con el discurso titulado Silencio, al que respondió en nombre de la corporación la académica Clara Janés.

Juan Mayorga es dramaturgo y director de la Cátedra de Artes Escénicas y del Máster en Creación Teatral de la Universidad Carlos III de Madrid. Es también académico de número de la Real Academia de Doctores de España, socio de honor de la Real Sociedad Matemática Española y miembro del Comité Científico de la Biblioteca Nacional de España. Se licenció en Filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y en Matemáticas en la Universidad Autónoma de Madrid en 1988. En 1997, se doctoró en la UNED con la tesis La filosofía de la historia de Walter Benjamin.

Ha sido profesor de Matemáticas en centros universitarios e institutos de enseñanza secundaria de Madrid y Alcalá de Henares, profesor de Dramaturgia y de Filosofía en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y director del seminario «Memoria y pensamiento en el teatro contemporáneo» en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Asimismo, ha impartido talleres de dramaturgia y conferencias sobre teatro y filosofía en diversos países.

Su amplia obra teatral, en la que destacan las piezas Himmelweg, El chico de la última fila —llevada al cine por François Ozon en la película Dans la maison, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián—, Animales nocturnos, Hamelin, Cartas de amor a Stalin, La paz perpetua y El cartógrafo, ha sido traducida a más de treinta idiomas. La editorial uÑa RoTa ha recogido en Teatro 1989-2014 los siguientes textos: Siete hombres buenos, Más ceniza, El traductor de Blumemberg, El jardín quemado, Angelus Novus, Cartas de amor a Stalin, El Gordo y el Flaco, Himmelweg, Animales nocturnos, Últimas palabras de Copito de Nieve, Hamelin, El chico de la última fila, La tortuga de Darwin, La paz perpetua, La lengua en pedazos, El crítico, El cartógrafo, Los yugoslavos, El arte de la entrevista y Reikiavik. La misma editorial ha publicado posteriormente Famélica, Intensamente azules y El Mago. Sus piezas teatrales breves han sido recogidas por el autor bajo el título Teatro para minutos. Esta selección comprende las obras Concierto fatal de la viuda Kolakowski, El hombre de oro, La mala imagen, Legión, El Guardián, La piel, Amarillo, El Crack, La mujer de mi vida, BRGS, La mano izquierda, Una carta de Sarajevo, Encuentro en Salamanca, El buen vecino, Candidatos, Inocencia, Justicia, Manifiesto Comunista, Sentido de calle, El espíritu de Cernuda, La biblioteca del diablo, Tres anillos, Mujeres en la cornisa, Método Le Brun para la felicidad, Departamento de Justicia, JK, La mujer de los ojos tristes, Las películas del invierno, 581 mapas, Quiero ser enjambre, Pastel de Lagrange, La puerta, EAJ1, Voltaire, Augusto y Margaret, Entre los árboles y Una fracción. El escritor teatral ha versionado también textos clásicos de otros autores como Hécuba (Eurípides), La dama boba (Lope de Vega), Fuente Ovejuna (Lope de Vega), El monstruo de los jardines (Calderón de la Barca), La vida es sueño (Calderón de la Barca), Rey Lear (William Shakespeare), Natán el sabio (Gotthold Ephraim Lessing), Don Juan Tenorio (José Zorrilla), Woyzeck (Georg Büchner), El Gran Inquisidor (Feodor Dostoievski), Un enemigo del pueblo (Henrik Ibsen), Platonov (Anton Chejov), Ante la Ley (Franz Kafka), Divinas palabras (Ramón María del Valle-Inclán) y La visita de la vieja dama (Friedrich Dürrenmatt). Cabe destacar, además, su ensayo Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Política y memoria en Walter Benjamin y los recogidos en la colección Elipses.

Juan Mayorga ha obtenido numerosos premios y distinciones, entre los que destacan: Europa Nuevas Realidades Teatrales (2016), Nacional de Teatro (2007), Nacional de Literatura Dramática (2013), Nacional de las Letras Teresa de Ávila (2016), Valle-Inclán (2009), Ceres (2013), La Barraca a las Artes Escénicas (2013), Ojo Crítico de Radio Nacional (2000) y Max al mejor autor (2006, 2008 y 2009) y a la mejor adaptación (2008 y 2013).




El académico Juan Mayorga


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