jueves, 7 de noviembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Una cierta mesura





A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de las autoras cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Ellas tienen, sin duda, mucho que decirnos. Les dejo con el A vuelapluma de hoy sobre la virtud de la mesura, escrito por la psicóloga Remei Margarit.

"Los niños pequeños dicen de verdad lo que sienten -afirma Margarit-. Una educadora de una escuela infantil me explicó que en su clase había un niño de dos años que hablaba con un tono de voz muy alto, tanto, que ella le dijo: “Habla más bajo” y él le contestó: “Es que si hablo más bajo me acabo”: es decir, que asociaba al volumen de su voz el hecho de existir. Quizás, pues, ya en la vida adulta, cuando nos encontramos con personas que hablan en un tono de voz cercano al grito, tal vez les pasa como a ese niño, que si hablan bajo sienten que se acaban . Es decir, el casi grito asociado a la supervivencia. En la adolescencia también se da ese fenómeno, algunos chicos y chicas añaden decibelios a su voz, quizás para hacerse oír, para no acabarse . También es sorprendente cómo se alza la voz en los mítines de una campaña electoral, aun disponiendo de un micrófono y altavoces, es como si no se alzara fuertemente la voz, se les fuera la vida política. Siempre me ha sorprendido el hecho de que cuando una persona quiere convencer a otras, lo hace gritando, porque convencer es seducir y no se seduce nunca a gritos, al revés, a no ser que lo que se quiera es atizar, cosa en las antípodas de la seducción. Quizás los que gritan tanto forman parte de aquel grupo del niño que sentía que se acababa hablando bajo; aunque ello quiere decir algo un poco más grave, que no han madurado lo suficiente como para modular el tono de sus palabras; dicho de otra manera, en eso hay aspectos de su infancia todavía no resueltos.

La comunicación tiene que ver con la conversación pausada, con un hablar calmado y sin prisas, de escuchar al otro, con un tono de voz que llegue al otro, pero que no lo supere, con pausas y silencios in­cluidos. Todo ello es porque la comuni­cación verbal implica el respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Cuando se es adulto, el grito tiene que ver con la ira y con la invasión del espacio del otro, el grito no es una conversación ni quiere serlo. Y tanto en el mundo civil como en el político, el grito es un atizar a los otros, no tiene nada que ver con la comprensión que se quiere en la conversación. La buena convivencia no se hace gritando, sino con las conver­saciones y con la seducción de la comprensión".







La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[ARCHIVO DEL BLOG] El rey desnudo. (Publicada el 16 de marzo de 2009)





Uno de los problemas históricos de los reyes (lo dice nada menos que Michel de Montaigne en su Ensayos) es que quiénes les rodeaban no solían decirles la verdad. Unos por miedo, otros por prudencia, la mayor parte por adulación, y todos, por pelotas. Lo contó muy bien el escritor danés Hans Christian Andersen en su cuento El traje nuevo del emperador, allá por el año 1837. Y al decir los reyes, está claro que no me estoy refiriendo a las pocas testas coronadas que quedan por el mundo occidental (los "otros mundos, ya son otro cantar), que mal que bien, cumplen sus funciones constitucionales y protocolarias con exquisita prudencia. Con la metáfora de los reyes me estoy refiriendo a la cohorte de políticos, politiquillos, líderes de opinión, financieros, empresarios y mandamases varios, que cortan el bacalao (o eso creen ellos) nacional y autonómico jaleados por sus claques respectivas..

Ejemplos tenemos sobrados en estos días. En el plano local. nuestro ínclito y nunca bien ponderado presidente autonómico, don Paulino Rivero (ATI-CC) y su vicepresidente, don José Manuel Soria (PP). La última, la propuesta de distribuir la comida recien caducada de las grandes superficies entre las clases más necesitadas para hacerlas más llevadera la crisis económica. Es una idea original del presidente, que atribuida por él mismo a ONGs y Grandes Superficies, ha sido negada con énfasis tanto por los empresarios como por la ONG (entre ella Cáritas) por demagógica y facilona. La cuestión aquí es quien es el emperador del cuento y quien el sastre timador, o lo que es lo mismo, ¿quién es rehén de quién?, ¿el presidente Rivero, o su consejero de economía y vicepresidente Soria?

En el ámbito nacional, está todo mucho más confuso, y afecta a un solo partido. En Madrid, doña Esperanza Aguirre, se pasa por el forro de los ovarios la democracia parlamentaria y cierra la comisión de investigación que ella misma creó, sin escuchar siquiera a los directos afectados. En Valencia, la situación tiene más gracia porque afecta a su mandamás principal, don Francisco Camps, y..., su sastre, del que lamento no saber su nombre, aunque tampoco hace gran falta para la historia, -¡qué cosas, Dios, tiene uno que leer!-, por lo que está claro quien es el emperador y quien el sastre, ejerciendo el papel de pelotas nada menos que el señor Rajoy y la señora Cospedal (Abogada del Estado, para más INRI). ¿Quién es aquí rehén de quién?. Respóndanse ustedes a la pregunta si les apetece. Yo lo tengo bastante claro.

Mientras lo piensan, pueden leer ustedes el cuento íntegro de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador pinchando en el enlace anterior, y sendos artículos de los periodistas Francisco Pomares ("Paulino metepatas") publicado en el diario La Provincia-Diario de Las Palmas del pasado día 13, y de José María Izquierdo ("¿Desparpajo?; quia, desvergüenza"), publicado en el diario El País de hoy, que reproduzco más adelante. Disfrútenlos. HArendt


http://www.elconfidencial.com/fotos/noticias/2008082278riverodentro.jpg
Paulino Rivero, presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias


"PAULINO METEPATAS", por Francisco Pomares
(Diario La Provincia-Diario de Las Palmas, 13-03-2009)

La verdad es que cada vez que abre el pico, el hombre la lía. No recuerdo en la historia de Canarias, ni probablemente en la de toda la Democracia española, un caso similar de meteduras de pata en un presidente del Gobierno. Lo más parecido que encuentro es Gil y Gil, pero el hombre buscaba la provocación con sus disparates. Rivero no. Rivero está absolutamente convencido de que realiza un trabajo ejemplar y muy bien valorado: se basa para ese juicio acrítico sobre su Presidencia en la opinión de la cuadra de tiralevitas en nómina, y en "la gente", categoría en la que Rivero coloca a quienes se encuentran con él en actos públicos, recepciones y carnestolendas varias.

Pero la historia no será tan indulgente con su Presidencia -dure lo que dure- como lo es él mismo. Recopilo desde el inicio de esta legislatura todas las rectificaciones del Gobierno ante declaraciones de Rivero. Es un catálogo amplísimo, que se extiende por todos los departamentos de la Administración regional y todos los campos de la actuación del ejecutivo: emigración, empleo, subvenciones, agricultura, REF, soberanía, economía, vivienda, educación, política territorial, turismo, relaciones con el Estado, corrupción, cultura, asuntos sociales, Europa, aeropuertos y reparto de comida, además de multitud de peregrinas opiniones sobre suculentos asuntos de debate público, en los que Rivero ha querido legarnos su opinión hasta el mismo fondo.

El problema de Rivero no es que sea un ignorante (que lo es). Su ignorancia no es sustancialmente mayor que la de otros políticos que han logrado hacer carrera en esta región. El problema de Rivero es un supino complejo de inferioridad que le hace rodearse de gente por lo general más ignorante que él, o al menos muy capaces de disimular activamente sus conocimientos para no ofenderle, lo que le impide asesorarse sobre cualquier cosa. Rivero ha montado a su alrededor una banda de aduladores o de silenciosos cobardicas, que lo dejan permanentemente en pelotas ante la realidad. Su corte actúa como la del 'rey desnudo' de Andersen. Daría pena si no diera risa: no es de recibo que nadie advierta al Presidente de la existencia de bancos de alimentos en las islas, y de lo complejo de repartir productos a punto de caducar entre la población más necesitada al margen de las ONG que ya se ocupan de esta cuestión. Por cierto, que ahora pueden cargar contra Inés Rojas, pero la ocurrencia fue de Rivero.

Tampoco es de recibo que se le permita presumir en Madrid -ante una audiencia cautiva, pero en presencia de algún periodista nacional- de que en su Gobierno no hay imputados. ¿Desconoce Rivero que Soria está imputado por el caso salmón? ¿O no se acuerda de que es su vicepresidente? Rivero no puede ir por ahí largando lo que se le antoja y liándola con lo que dice. Tenemos un presidente ignorante y metepatas.



Francisco Camps, presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia


"¿DESPARPAJO? QUIA, DESVERGÜENZA", por José María Izquierdo
(Diario El País, 16/03/09)

Esperanza Aguirre, los espías de la Comunidad de Madrid, El Bigotes, El Albondiguilla o un viaje de novios a la Polinesia no demuestran el gracejo, sino la impudicia política.

Al paso coqueto de la presidenta madrileña por los alrededores de la Puerta del Sol, las comadres que han salido al fresco la saludan muy sonrientes -"¡guapa, más que guapa!", "¡resalada, más que resalada!", la piropean- para luego cruzarse entre ellas animados calificativos con los que definir a Esperanza Aguirre. "Es tan sencilla", dice una; "sincera, sobre todo es muy sincera", dice otra. Y así siguen: espontánea, natural, directa... Correligionarios, atentos sirvientes y periodistas palmeros también coinciden: "¡Qué desparpajo el de nuestra Esperancita!".
José K., doblemente ceñudo esta mañana -hecatombes ideológicas, como siempre, y una acidez de estómago épica-, se ha armado para la ocasión con sus manoseados Casares y Corripios. Le encocora tratamiento tan generoso a alguien que él cree más digno de la censura enérgica que de la condescendencia habitual con la que acogen sus múltiples desmanes hasta sus enemigos políticos. Pero nuestro amigo no comparte visión tan meliflua; cree firmemente que la presidenta madrileña no es osada, ni desenvuelta, ni dicharachera, ni ocurrente; es, simplemente, una desvergonzada política. Adicta a la desfachatez, sus muchos propagandistas y deudores de sus favores quieren hacer de ella una protagonista de zarzuela graciosa, reidora, jacarandosa y sandunguera. José K. se revuelve y se niega a pasar por el aro. Está convencido de que el jaleado desparpajo de nuestra dama -"facilidad y desenvoltura, especialmente en el hablar", dice el Casares- no define con justeza al personaje. Él opta por la desvergüenza política -"falta de vergüenza, insolencia, impudicia", según el mismo don Julio-.

Todo lo referente a la actitud de la presidenta ante la trama de espionaje, por un lado, y del caso Gürtel, por otro, le parece a nuestro dispéptico amigo un ejemplo perfecto, brillante, esplendoroso, de sus insolentes maneras. Nada pasa, dice ella, son los otros quienes mienten. Sus monaguillos podrán aplaudir su forma de degollar, sin el menor escrúpulo político, la comisión de investigación sobre el más que probado espionaje, pero no pasará mucho tiempo sin que ella misma vea cómo le estalla el conflicto en los entresijos de sus dominios, con las navajas de unos consejeros buscando la femoral de otros consejeros o, quizá, de algún vicepresidente apuntando a los higadillos de algún vicealcalde. Recuerden, por si alguien se ha olvidado, que el caso sigue en los juzgados y la fiscalía está dispuesta a continuar investigando. Así que fea, por desvergonzada, y tonta, por torpe, la maniobra del aborto -por Dios, Esperanza- de la grotesca comisión.

Y ahora, léanse los autos de Garzón, vemos a la pizpireta rodeada de sus imitadores y aún, de algunos tan aplicados que la superan. ¿Notan ustedes el desparpajo en la voz del inefable Correa cuando habla de maletines llenos de billetes? ¿Es desparpajo, también, guardarse los sobres con esos mismos billetes para el sano disfrute familiar? No, responde terne José K.: unos y otros son sólo la patética representación de la desvergüenza. Gentes aparentes, de mucha corbata Hermès y cartera Louis Vuitton, visitadores frecuentes de saraos de postín, fórmulas uno y oficinas de altos dirigentes del PP desde hace ya muchos años. Una fauna biempensante y sobrecogedora -por cogedora de sobres- entreverada de conseguidores, émulos de Clou-seau y figurantes de una irreal corte de los milagros.

Pero tan acostumbrado está nuestro José K. a sufrir y penar, que es capaz de arrancar de cualquier rescoldo un punto de alegría, y una lucecita de moderado regocijo se abre paso allá, al final de un larguísimo túnel. Ha descolgado provisionalmente el póster de Aidez l'Espagne y ha clavado con chinchetas las fotos de todos los implicados -y sus adláteres- en ambas tramas, aparecidas en su periódico de siempre, que, por cierto, como a los hijos, uno les puede insultar pero le arranca los ojos a quien les roce. Así que toma otros dos almax, respira hondo y con mirada beatífica, cabeza inclinada, ojos semicerrados, sonrisilla asomando tímidamente, fantasea ante tan cautivadora galería, memorable en su esperpento. Desliza la vista José K. por esta fabulosa colección, se dice a sí mismo que aquí hay mucha tela que cortar, se sonroja por el chiste tan burdo, e inicia el paseo.

¿Qué se puede decir del Bigotes, planta de banderillero retirado, portando airoso pedazo puro, en el paseíllo de cuando Aznar enloqueció y casó a su hija como si fuera la reina de Inglaterra? ¿Y de esos rizos del retrechero Correa en el mismo y singular evento escurialense? ¿Y cómo no imaginarse a los consejeros de doña Esperanza con mirada admirativa frente a las potentes motos en las que iban a espiar su aguerrida banda de ineptos ojeadores? Pero la relación es larga y extrañamente mestiza de caballeros enjundiosos y bufones grotescos. A José K. le gusta mucho, por ejemplo, el nene con altas probabilidades de ligarse a Angelina Jolie, aprendiendo muchas cositas de oírselas a sus mayores en casa. Porque "papá" Fabra, ese gran ejemplo de desvergüenza colocadora, ya le habrá enseñado a su yernísimo algunos epítetos cariñosos contra EL PAÍS que ya los tendrá muy oídos en el trabajo, de boca de su vicepresidente y su presidenta, siempre tan afectuosos con este medio. Y él, tan tierno y tan rico, va y los repite. ¿No es una monada, chico tan vacuo y lenguaraz diciendo tonterías con ese aire de solemnidad?

Antes de seguir con el onírico desfile, y por si acaso los abogados, José K. recuerda que todos los que allí, y aquí, aparecen son presuntos. Como es palabra excesivamente sonora, propone llamarles p. y así los lectores ya saben qué se quiere decir. Continuemos, pues, el repaso con el p. Camps, por ejemplo. Uno cierra los ojos y se imagina a ese sastre tan requerido, tomando medidas en la habitación del Ritz de la esbelta figura del presidente de la Generalitat valenciana para el traje de raya diplomática o, quizá, para la chaqueta austriaca. ¿Le tira de la sisa, don Francisco? ¿Le he dicho que están a punto de llegar las trabillas de Italia? Y qué decir del mismo y esforzado operario visitando, en su despacho, con su cinta métrica, sus tijeras dentadas y sus pizarrines al p. secretario general del PP valenciano para ajustarle unos cuantos trajes... ¿Para dónde carga usted, don Ricardo? ¿Le gustaría una lana australiana fresquita?

Pero también aquí en Madrid, entre tanto y tanto p., José K. tiene a sus preferidos. El p. Albondiguilla es tentador, al igual que el p. alcalde que canjeaba Jaguares, pero él se inclina por el p. Benjamín Martín Vasco, prohombre de Arganda del Rey. Administrador cabal, se ve designado presidente de la Comisión de Investigación del espionaje; ufano, seguro de sí mismo, acepta. Pocos días después, el p. Martín Vasco debe dimitir porque según el auto del juez Garzón, recibió, en mano, varios sobres con cantidades que llegaron a los 230.000 euros donados por el p. Correa, que, generoso, también se hizo cargo, p. de la boda, p. de algunas chucherías de una famosa joyería, y p. del viaje de novios. Aparece apuntado "Polinesia". ¿Acaso no llama a la ternura este p. prohombre, quien en compañía de su reciente esposa, responde alegre al aloha de las sugerentes bailarinas indígenas con una cadeneta de billetes entregados en mano por cualquiera de los p. golfos apandadores que pueblan el sumario garzonesco? Pero José K. no quiere ser injusto y guarda un parrafito para el gran y genuino desvergonzado: el periodista felón de los agujeros negros, que sin estar en el cartel, salta a la plaza, como el bombero torero, para defender a su heroína de los malandrines que la acechan. Armado de pandereta, inundado de cintas multicolores, se sitúa delante de la tuna, y con artísticas cabriolas y graciosas piruetas, pretende dirigir el colosal desfile de los tunantes. Lástima que, como siempre, se le adivinen por las costuras las mentiras habituales y las sacas llenas de basura.

José K., sonrisa más larga, se regodea en el paisaje y añade una pequeña broma: allá, en lontananza, se divisa cabalgando, cual Séptimo de Caballería, a Mariano Rajoy, a Dolores de Cospedal y demás heroicos dirigentes del PP, prestos a sacar a su formación de esta apestosa merienda de p. sinvergüenzas, acorralados por el vibrante y enérgico ataque del joven presidente y su aguerrido partido. ¿Verdad que es para partirse de la risa?




Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 7 de noviembre






El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...






















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miércoles, 6 de noviembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Fuego fatuo



Representación de 'Don Juan Tenorio'. Alcalá de Henares, 2017


A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Ellos tienen, sin duda, mucho que decirnos. Les dejo con el A vuelapluma de hoy.

"Si en estas fechas de los muertos en los teatros ya no se repone la obra del Tenorio -comienza diciendo el escritor Manuel Vicent- es porque en la escena del sofá don Juan ya no se atreve a decirle a doña Inés: ¿No es verdad, ángel de amor…? Hasta la novicia más angelical hoy le podría replicar: “Oye, ¿tú eres gilipollas o qué?”. La larga marcha emprendida por las mujeres por conquistar su libertad ha alcanzado uno de sus principales objetivos, que es la de mandar a don Juan bajo cualquiera de sus formas a pudrirse en la fosa. En el cementerio su cuerpo produce de noche un fuego fatuo derivado de la inflamación que emite la materia putrefacta. Por estas fechas, solo los románticos alados llevan flores todavía a su tumba. Todo cambia, decía Heráclito, de modo que la figura cursi del burlador de Sevilla se ha transformado en la de un choto violador en manada. En nuestra cultura la fiesta de difuntos viene acompañada con toda clase de dulces de mazapán o de calabaza. Antes se celebraban grandes comilonas sobre las tumbas en los cementerios. Algún finado descarado sacaba el brazo por debajo de la lápida y pillaba un buñuelo, pero hoy los muertos no comen como antaño, ante el terror que les produce lo que pasa fuera de la tumba, todos los vivos desnudos disfrazados de muertos. Si por estas fechas tiene la costumbre de tomar buñuelos en honor de los muertos no lo deje para mañana porque es posible que el fin del mundo se produzca bajo la forma de un otoño plácido con aroma de castañas asadas. En cualquier lugar de nuestra cultura, desde los poblados más salvajes se oye cantar: “A las benditas almas del purgatorio, que Dios las lleve a descansar”. Fue un genio de las finanzas quien inventó el purgatorio, un impuesto de peaje a medio camino entre el cielo y el infierno. Ahí está hoy el alma en pena de don Juan Tenorio pagando al barquero el tránsito hacia el olvido".







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[MIS MUSAS] Hoy, con Miguel de Unamuno, Tintoretto y Giuseppe Verdi



La danza de las Musas en el Helicón, de Bertel Thorvaldsen (1819)



Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom,  que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana. 

Subo hoy al blog al poeta Miguel de Unamuno y su poema "Romance"al pintor Tintoretto y su cuadro "José y la mujer de Putifar", al compositor Giuseppe Verdi y su dueto "Parigi, o cara", de la ópera "La traviata", cantado por la soprano Joan Sutherland y el tenor Luciano Pavarotti, que pueden ver en vídeo desde este enlace.




Calle de Fuenterrabía (País Vasco)


Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936) fue un escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios como novela, ensayo, teatro y poesía. Fue, asimismo, diputado en Cortes de 1931 a 1933 por Salamanca. Fue Rector de la Universidad de Salamanca en tres ocasiones distintas, la última entre 1931 y 1936. Les dejo con su poema Romance: 



ROMANCE

Si no has de volverme a España, 
Dios de la única bondad,
si no has de acostarme en ella
¡hágase tu voluntad
Como en el cielo en la tierra,
en la montaña y la mar,
Fuenterrabía soñada,
tu campana oigo sonar.
Es el llanto de Jaizquibel
-sobre él pasa el huracán-
entraña de mi honda España
te siento en mi palpitar.
Espejo del Bidasoa
que vas a perderte al mar,
¡qué de ensueños te me llevas!
a Dios van a reposar...

Campana, Fuenterrabía,
lenguas de la eternidad,
me traes la voz redentora
de Dios, la única bondad.
Hazme, Señor, tu campana,
campana de tu verdad, 
y la guerra de este siglo
deme en tierra eterna paz!




Representación de la ópera La traviata


Giuseppe Verdi (1813-1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el bel canto de Rossini, Bellini y Donizetti y la corriente del verismo de Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, Il trovatore y La traviata y las obras maestras de la madurez como Don Carlos, Aida, Otello y Falstaff. 

La traviata (La extraviada) es una ópera en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Francesco Maria Piave, basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La dame aux camélias (1852), aunque no directamente sino a través de una adaptación teatral. Titulada en principio Violetta —nombre del personaje principal—, al parecer está basada en la vida de una cortesana parisiense, Alphonsine Plessis. Piave y Verdi querían seguir a Dumas dándole a la ópera una ambientación contemporánea, pero las autoridades de La Fenice insistieron en que se ambientara en el pasado, «hacia 1700». No fue hasta la década de 1880 que se respetaron los deseos originales del compositor y del libretista y se representaron producciones «realistas». 




José y la mujer de Putifar, 1555. Museo del Prado, Madrid


Tintoretto, cuyo nombre es Jacopo Comin (Venecia, 29 de septiembre de 1518-Venecia, 31 de mayo de 1594), fue uno de los grandes pintores de la escuela veneciana y representante del estilo manierista. En su juventud también recibió el apodo de Jacopo Robusti, pues su padre defendió las puertas de Padua frente a las tropas imperiales de una manera bastante vigorosa. Su verdadero apellido, 'Comin', fue descubierto por Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura italiana del Museo del Prado de Madrid, y se hizo público a raíz de la retrospectiva de Tintoretto en dicho museo en 2007. Por su fenomenal energía y ahínco a la hora de pintar fue apodado Il Furioso, y su dramático uso de la perspectiva y los especiales efectos de luz hacen de él un precursor del arte barroco. Sus trabajos más famosos son una serie de pinturas sobre la vida de Jesús y la Virgen María en la Scuola Grande di San Rocco de Venecia.

José y la mujer de Putifar es un cuadro realizado en óleo sobre lienzo. Mide 54 cm de alto por 117 cm de ancho. Pintado hacia el año 1555, se encuentra actualmente expuesto en el Museo del Prado en Madrid, España. Este cuadro fue comprado por Diego Velázquez, durante su segunda visita a Venecia, para Felipe IV junto con otras cinco pinturas de temática bíblica.

Aparece en primer plano la mujer de Putifar, tendida en la rica alcoba, invitando a José a unirse a ella, proposición que éste rechazó y por lo que fue encarcelado injustamente.




Fachada oeste del Museo del Prado, Madrid



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