El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2024
viernes, 26 de septiembre de 2008
*"El Día" de Tenerife y la libertad de expresión
En las islas Canarias hay independentistas listos, independentistas tontos, independentistas utópicos, independentistas a secas, independentistas inteligentes, independentistas obtusos, y luego, como "rara avis" dentro de la fauna citada, está el dueño y editor del periódico El Día, de Santa Cruz de Tenerife, don José Rodríguez Ramírez (don Pepito).
Don Pepito, como se le llama cariñósamente en Canarias, defiende con vehemencia la independencia del archipiélago de España. Nada que objetar al respecto. Pero sobre todo, la característica que mejor le define como individuo, es su obsesiva ansia por la aniquilación, exterminio y desaparición física de la isla de Gran Canaria (la "tercera isla", la llama el susodicho) y de sus habitantes. Aniquilación en la que incluye a cualquier habitante del archipiélago, incluso tinerfeño, que no comulgue con su sagrada cruzada. A tanto llega su odio visceral a Gran Canaria y sus habitantes, que prefiere un archipiélago independiente de España, sin Gran Canaria, a un archipiélago independiente que incluya a dicha isla "maldita, seca y fea".
En una decisión sin precedente alguno en la historia parlamentaria reciente del archipiélago, España, la U.E. y el mundo civilizado, el Parlamento de Canarias ha aprobado por unanimidad una resolución en la que condena explícitamente los ataques del dueño y editor de El Día a la isla de Gran Canaria, a sus ideas xenófobas y a la incitación a la subversión del orden constitucional.
Creo que el Parlamento de Canarias se ha pasado una vuelta de rosca. Y no porque don Pepín no se merezca una buena patada en sus "mismísimas" partes nobles. Sobre todo, porque sus editoriales ofenden al buen gusto, la educación más elemental, la verdad y la historia; consideraciones que al citado le importan un huevo y la mitad del otro. Lo digo, sencillamente, porque con esta declaración unánime del Parlamento de Canarias lo único que se ha hecho es facilitarle cancha para seguir diciendo gilipolleces durante una década más. Pienso que lo normal, si alguna institución o persona se siente aludida ante la sarta de tonterías que dice este individuo un día sí y otro también, es meterle en los tribunales y que se las apañe como pueda.
El asunto ha generado en la prensa canaria un debate muy interesante, del que son reflejo los artículos de opinión que reproduzco más adelante, todos del día de ayer. También incluyo la respuesta de don Pepín en su "pastoral", también de ayer, en su periódico. Y un editorial suyo de hace unos meses, para general admiración y asombro del pueblo llano sobre la profundidad de pensamiento de tan insigne prócer tinerfeño
Decía el filósofo francés Voltaire (siglo XVIII), uno de los máximos exponentes del pensamiento ilustrado, refiriéndose a otro escritor enemigo suyo: "No estoy de acuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas". No soy filósofo, y aunque me gusta la frase -que encuentro admirable- prefiero recurrir al más positivista argumento jurídico que establece la Constitución en su artículo 20: "Se garantiza el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción (.../...) sin otro límite que el derecho al honor, la intimidad, la propia imagen y...". Pues eso. Sean felices. (HArendt)
"El pleno del Parlamento rechaza los editoriales de 'El Día'". (Agencia EFE. Santa Cruz de Tenerife)
El pleno del Parlamento de Canarias manifestó este miércoles su rechazo a los ataques a la unidad de los canarios y a la dignidad de la isla de Gran Canaria y a las ideas xenófobas y a la incitación a la subversión del orden constitucional que, agrega, de forma reiterada defiende el editorial del periódico El Día.
En una manifestación institucional leída ante el pleno del Parlamento se indica que el estado de derecho garantiza que todas las opiniones y posiciones ideológicas se expresen libremente siempre que observen el respeto debido a las leyes y a la dignidad de las personas e instituciones.
Agrega que cualquier línea de opinión o actuación cuyo objetivo sea fomentar la división y colisión dentro de la sociedad canaria, trunca el camino decidido de una ciudadanía "que defiende la convivencia y el buen entendimiento entre los habitantes de las siete islas".
Sin embargo, agrega la declaración, recientemente se han producido una serie de opiniones descalificatorias, "amparadas en el insulto, la ofensa y xenófobas en muchos caos, que atentan contra la convivencia y el carácter conciliador". (Canarias Ahora, 25/09/08)
"La libertad de 'El Día'", por Carlos Sosa
Los grupos parlamentarios canarios condenaron este miércoles la línea editorial del periódico tinerfeño El Día en una decisión que considero lamentable. Vaya por delante que rechazo de plano los planteamientos de ese diario, tanto los que manifiesta en sus artículos editoriales como los que vierten algunos de sus más señeros colaboradores. Pero es mi obligación como periodista y como ciudadano defender la libertad de todos ellos a que expresen libremente sus ideas, por muy extravagantes o rechazables que puedan parecer.
No conozco a ninguna institución del Estado español que haya producido en su día una declaración institucional contraria a la línea editorial del diario El Mundo cuando éste dedicaba páginas y páginas a intoxicar y a opinar acerca de la autoría de los atentados del 11-M, poniendo en peligro no sólo la concordia y la convivencia entre los españoles, sino la credibilidad y el buen funcionamiento de unas cuantas instituciones del Estado.
Lo tenía muy fácil el Parlamento de Canarias este miércoles: hubiera bastado con instar al Gobierno de Paulino Rivero a cumplir con el decreto por el que se conceden subvenciones a las empresas editoras de periódicos de pago en el Archipiélago, que dice muy a las claras que tales ayudas tienen como objetivo fomentar la cohesión de las Islas. Parece acreditado que el diario El Día no cumple con esa finalidad, y sin embargo este Gobierno le sigue inyectando gran cantidad de dinero público por esa vía y por la de la publicidad institucional.
De paso, que Paulino Rivero explique por qué se le concedió a El Día una frecuencia de TDT, por qué el presidente en persona invitó al dueño de esa editora a participar en el concurso de informativos de la Televisión Canaria y por qué le acaban de contratar un programa para esa cadena por importe de 200.000 euros.
Tóquenle a don Pepito los dineros y ya verán qué pronto se le acaban las zarandajas soberanistas. Pero que a nadie se le ocurra atentar contra la libertad que tiene para expresarse. Y si insulta, veja, injuria o calumnia a alguien, ahí están los tribunales para juzgarle.
(Canarias Ahora, 25/09/08)
"Una pintadera en la frente", por José Antonio Alemán
El Parlamento "manifiesta su firme rechazo ante los ataques a la unidad de los canarios y la dignidad de la isla de Gran Canaria, y sus ciudadanos, así como a las ideas xenófobas y a la incitación a la subversión del orden constitucional que reiteradamente se defienden en 'el editorial' de el periódico El Día". Así terminaba la declaración institucional que la cámara aprobó ayer por rara unanimidad.
Y ayer mismo el periódico seguía destilando lo suyo. En el comentario "Caterva de desagradecidos" arremetía contra los hombres y las mujeres de la cultura canaria en Tenerife que no están de acuerdo con su línea. Los calificó por ello de "parásitos" y de "personajillos que han sido algo en esta sociedad gracias al espacio que, año tras año y cada vez que lo pedían, se les daba en estas páginas".
Salvo superior opinión facultativa, creo que esta loquinaria reacción refleja la manera de entender el periodismo del editor al afirmar que esos "intelectuales" y "artistas" (el entrecomillado es suyo) lo son porque al periódico le dio la gana promocionarlos, pues antes de tan providencial acogida "sólo los conocían en sus casas a la hora de comer". De nada valen, por lo visto, el trabajo y las aportaciones de cada uno de ellos. Ha llegado a creer El Día que manda sobre vidas, haciendas y famas y que todo el mundo en Tenerife está obligado a someterse a sus dictados. Al punto de denunciar como sobornados por los "pérfidos dirigentes canariones" a "personajillos" como Cristino de Vera, Olga Ramos, María Orán, Ramón Trujillo, Elfidio Alonso, Carlos Pinto Grotte, Nilo Palenzuela, Rubens Henríquez, Manuel Hernández González, Mari Carmen Mulet, Jose Abad, Benito Cabrera, Eliseo Izquierdo, Rodríguez Placeres, etcétera. No estar de acuerdo con el periódico los convierte en "ratoncillos hipnotizados por la lengua bípeda (sic) y la mirada envidiosa de la serpiente" (Gran Canaria, por supuesto) y pone de manifiesto que "la maldición de Tenerife no es solo Canaria, sino los infiltrados canariones que ahora se han destapado como felones".
Remata filípica joseantoniana con la amenaza de que "en una próxima edición publicaremos dos páginas con las fotos de los sobornados por la tercera isla". Ya puestos, no sé porqué no les graban en la frente, a fuego que duele más y no se quita, una pintadera cual estrella de David. Por suerte, El Día no es Tenerife y Fyffes sólo existe ya en sus negras alucinaciones.
(Canarias Ahora, 25/09/08)
"'El día' feliz de Don Pepito", por Juan García Luján
El editor de El Día, José Rodríguez Ramírez, tiene razones para sentirse traicionado. Después de 20 años utilizando sus páginas para machacar a cualquier persona o colectivo que cuestionara los planes de la gran burguesía chicharrera y sus representantes políticos áticos, después de haber sido el principal altavoz de los intereses políticos de Manuel Hermoso, Adán Martín, Miguel Zerolo, Ricardo Melchior, Ana Oramas y Paulino Rivero, después de su entrega a la causa insularista, Don Pepito tuvo ayer que ver cómo se leía en el Parlamento canario una declaración institucional que criticaba su línea editorial.
Don Pepito se siente víctima de una injusticia porque después de haber utilizado su periódico para campañas estratégicas como la oposición a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la defensa de los aguatenientes, del puerto de Granadilla, de las carreteras de Tenerife y la oposición a la investigación de las tramas de corrupción vinculadas a instituciones gobernadas por Coalición Canaria en Tenerife... Después de haber sido distinguido con la medalla de Oro de Tenerife otorgada por el cabildo de la isla, de tener una calle con su nombre en La Laguna y varios municipios tinerfeños, de haber sido nominado para el Premio Canarias por el cabildo de Tenerife con el apoyo de CC, PP y PSOE, de ser llamado como pregonero de las fiestas más señeras, después de haber sido elegido por el actual gobierno de Rivero y Soria junto a otros dos periódicos para formar una productora de televisión para realizar los informativos de Televisión Canaria, después de lograr una de las dos licencias de TDT que dieron en Tenerife Paulino Rivero y PP Manolo, después de todas esas prebendas, se ha encontrado con un castigo simbólico en forma de moción parlamentaria.
Antes de que saque las dos páginas con las fotos de los traidores antipatriotas, don Pepito debe saber que sus columnistas Cristina Tavío y Miguel Zerolo, y su candidato a presidir la futura república independiente de Bananaria, Paulino Rivero, intentaron hasta el último minuto que en la moción contra su periódico no se nombrara a su periódico. Tavío lo hizo desde su puesto en la Mesa del Parlamento, Zerolo desde su ausencia calculada y Rivero mandando el recado de no mencionar a El Día con el majorero en excedencia de origen grancanario José Miguel Barragán. Pero los socialistas se negaron y amenazaron con proponer incluso que le cortaran el grifo del dinero público. Y el actual pacto de gobierno no quiere jugar con la comida de Don Pepito, por eso sus diputados al final tuvieron que ceder y apoyaron la moción de 20 líneas reprobando los editoriales de El Día.
El periodista Luis María Ansón, nada sospechoso de ser militante de la izquierda abertzale, y combativo defensor de la unidad de España y de su monarquía, se opuso siempre al cierre del diario Egin y del periódico Egunkaria, aunque rechazaba frontalmente su línea editorial. Decía Ansón que "los periódicos no delinquen, si lo hacen alguno de sus redactores, articulistas o empresarios la ley debe caer sobre ellos, pero no sobre el periódico". Comparto el planteamiento de Ansón, y creo que el Parlamento canario inició ayer un peligroso camino de reprobación a la línea editorial de un periódico. A lo mejor Don Pepito ha incumplido el artículo 510 del Código Penal por sus editoriales xenófobos. Pero si Don Pepito es un delincuente racista lo podremos comprobar gracias a la denuncia que presentó Ben Magec contra El Día en los tribunales por un artículo xenófobo. La valentía de los ecologistas podría servir para poner a Don Pepito en su sitio. Esa valentía contrasta con la cobardía de unos parlamentarios que no se atrevieron a parlamentar, o sea, a debatir públicamente la moción, sino que se limitaron a discutirla a puerta cerrada en la Mesa del Parlamento y la Junta de Portavoces. Ese es el nivel que tenemos en la cámara de Teowaldo Power. Pero la moción parlamentaria no ha sido inútil, creo que ha servido para demostrar las ataduras políticas del partido que preside el gobierno canario desde hace 15 años, y también servirá para aumentar las ventas del periódico El Día y de los otros diarios que han descubierto en este tema un filón para incrementar el número de visitas a sus ediciones digitales. Don Pepito se mostrará hoy cabreado contra los antipatriotas parlamentarios, pero el gerente de su empresa debería convencerlo de que ayer fue un día feliz para el diario fundado por Leoncio Rodríguez, porque las ventas van a aumentar en estos tiempos de crisis y el gobierno de Paulino y Soria continuarán patrocinándole suplementos e invitándolo a beneficiarse de subvenciones públicas. (Canarias Ahora, 25/09/08)
"Escuche la noticia", por Carmen Merino
El lector avispado se preguntará por qué utilizar el pasado en el titular -«El editor que quiso reinar» cuando, en realidad, el editor-director al que nos referimos, don José Rodríguez Ramírez, don Pepito en el argot periodístico y popular, mantiene en el presente de indicativo las infulas de dictar lo que se hace en esta Comunidad Autónoma y, en especial, en la Isla de Tenerife. Tal vez el titular debiera haber sido «El editor que quiere reinar», pero esa definición no habría hecho justicia a la realidad. A pesar de la potencia que tiene el periódico propiedad de tan ambicioso personaje, El Día, las campañas emprendidas por su dueño nunca han conseguido el objetivo perseguido, a no ser que no hayan tenido en realidad otro fin que intentar crispar la vida política y social de Canarias.
Entre sus grandes batallas solo cabe citar espectaculares derrotas. Ocurrió con Ley de Aguas y con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, batallas en las que don Pepito coincidía, imponía o seguía las consignas del insularismo tinerfeño ejercido por ATI, y ocurrirá sin duda en las batallas que tiene en marcha. A saber. Una reforma del Estatuto de Autonomía que renombre a la Isla de Gran Canaria para quitarle el Gran que tan morbosamente le obsesiona, que modifique el nuevo escudo de la Comunidad Autonóma para aumentar el tamaño de Tenerife y eliminar la Corona de Castilla, y que haga el relato de las islas que componen el Archipiélago en orden alfabético, de manera que Tenerife cierre y adquiera mayor visibilidad.
Leña al mono: Pero esta es solo una batalla preliminar. A dónde quiere llegar el editor-director es a la descolonización de Canarias por parte de España y la creación de un país soberano. Y de esta segunda incursión deriva la tercera: el empeño de don Pepito de que Coalición Canaria le secuende en sus delirios. Cada vez que el editor-director se empecina en una u otra cuestión y no encuentra el eco y el respaldo que él supone que se le debe en funcion del poder que su potente empresa mediática le proporciona, comienzan los ataques furibundos, la total falta de respeto para las opiniones ajenas, las descalficaciones, los discursos insultantes y los insultos mismos.
Los rayos de destrucción personal y colectiva que salen de sus airadas editoriales han caído sobre todos aquellos que no se han plegado a sus caprichos y manías.
Desde los socialistas en la primera época de Jerónimo Saavedra, a las secciones grancanarias de todas las formaciones políticas, los empresarios grancanarios identificados como el sanedrín y, muy especialmente en la última etapa, los nacionalistas tinerfeños de la antigua ATI, han pasado por su trituradora de infieles. Pero también los presidentes del Gobierno y del Parlamento, otros periódicos y sus responsables y hasta el personal de su propia empresa que ha tenido la osadía de cambiar de bando, han tenido que sufrir en sus carnes las invectivas del editor que quiso reinar y solo consiguió crispar.
Peligro: Pero si se puede decir con toda tranquilidad de don Pepito que es un gran perdedor de batallas políticas, la tristeza es inevitable al constatar la posibilidad de que llegue a ganar batallas en el ámbito de la sociedad civil. Sin duda, el desprecio que destila hacia la Isla de Gran Canaria no puede sino generar un sentimiento de igual o similar naturaleza hacia Tenerife entre aquellos que cometan el error de confundir a la Isla con este delirante editor-director. Eso es lo que él pretende. Que no lo logre sería la más patética de sus derrotas.
Moción del Cabildo: Los grupos del PSC-PSOE y de NC-NGC del Cabildo de Gran Canaria, hicieron pública ayer la moción que presentaron el pasado día 17 en la que solicitan la reprobación de el periódico El Día ante los insultos de su propietario y editor a la isla de Gran Canaria y sus ataques a la unidad del Archipiélago. Los grupos políticos que gobiernan el Cabildo de Gran Canaria solicitan en la moción que se debatirá en el próximo pleno que otras instituciones se manifiesten rechazando los insultos del editorialista. En concreto piden al presidente del Gobierno de Canarias un pronunciamiento en contra. En la moción se recoge en la exposición de motivos que los insultos del periódico El Día a la isla de Gran Canaria y sus ataques a la unidad del Archipiélago no constituyen, desgraciadamente, novedad alguna. Tampoco la enorme tolerancia y mesura con la que la sociedad grancanaria ha reaccionado ante semejantes dislates. Por ello se solicita el rechazo ante las ofensas perpetradas a la isla de Gran Canaria, así como a sus habitantes e instituciones. (Canarias7, 25/09/08)
El Día, Santa Cruz de Tenerife. Editorial. "ESTA BATALLA LA TIENES PERDIDA, Pepe", le dijo hace algún tiempo al editor de EL DÍA, durante una cena celebrada en Tokío, un empresario de Las Palmas vinculado a un diario de la tercera isla. El mismo diario que ayer jaleaba, a cinco columnas y con toda saña, un acuerdo del Parlamento de Canarias contra nuestro periódico y su director. Acuerdo que, tristemente, por fin adoptó ayer la Cámara legislativa autonómica, en un ataque sin precedentes a la libertad de expresión. Sabíamos que la campaña del "gran" no gusta en Canaria. No pensábamos, en cambio, que una institución que dice representar a todos los canarios, se sometiera a los dictados no ya de una sola isla, sino de los poderes fácticos de esa Isla. No lo pensábamos incluso a sabiendas, porque eso lo sabe todo el mundo, que nuestra opinión acerca de sus señorías regionales es manifiestamente mejorable.
En el breve espacio de unas pocas semanas, el Parlamento de Canarias ha cometido dos infamias políticas. Una, subirse los sueldos en plena crisis, cuando otras instituciones canarias y españolas congelaban salarios y reducían gastos; la otra, gravísima, atacar la libertad de expresión de un medio de comunicación como no lo había hecho hasta ahora ningún organismo de la Administración del Estado. Porque la declaración aprobada ayer, por unanimidad y con aplausos, es similar a las que se han venido produciendo contra los terroristas. Ninguna otra se asemeja en dureza.
¿Por qué ahora?, nos preguntamos. Nuestra campaña para que Canaria se llame Canaria y no Gran Canaria -nombre engañoso; lo diremos cuantas veces sea preciso- no es de ayer. Llevamos mucho tiempo manifestando que dicha denominación es engañosa. ¿Por qué ahora?, insistimos en la pregunta. ¿Qué les duele a sus señorías canarias? Permítannos nuestros lectores que seamos nosotros, y no los diputados y diputadas regionales, quienes respondamos. Les molesta que hayamos denunciado su vergonzosa subida de sueldos. ¿Saben ustedes cuánto cobra, por ejemplo, cada uno de los cinco miembros de la Mesa del Parlamento sólo por hacer acto de presencia en la Cámara? Sólo por ir a trabajar, ya que el sueldo lo cobran aparte. ¿Saben ustedes, hombres y mujeres del pueblo canario, agobiados por la situación actual, cuánto han cobrado ayer de dietas sus "señorías" regionales por ir a la calle Teobaldo Power a condenar la sagrada libertad de un medio de comunicación a expresarse libremente? Hablamos sólo de las dietas, los sueldos van por otro lado.
Comprendemos el enfado de las diputadas y diputados. Están demasiado acostumbrados a periodistas dóciles que se portan bien con ellos para que no les pongan mala cara; para que no dejen de soplarles de vez en cuando alguna noticia anodina con la que cubrir el expediente diario. Son como los canarios enjaulados en el amor a la españolidad, que se conforman con el alpiste que les echan y la lechuguita que les ponen para que picoteen. No es ese el periodismo que practicamos en esta Casa. Con todo respeto a las opiniones ajenas, porque en EL DÍA se publican artículos de todas las tendencias, en nuestro periódico decimos que Canarias es una colonia, y que Las Palmas es la gran beneficiada de esta situación. El hablar con claridad nos granjea las simpatías de muchísimos lectores. Por eso somos el diario de más difusión en el Archipiélago. Al menos hoy; mañana, Dios dirá. Un dato insoportable para nuestra competencia, que nos quiere hundir con la difamación pues no puede hacerlo en cuanto a lectores.
Estas son las claves del brutal ataque a la libertad de expresión que sufrimos desde hace algún tiempo, y que tuvo ayer su máximo exponente en la Cámara regional. Una campaña iniciada en el ámbito parlamentario por María del Mar Julios; persona que ha fracasado en política, y que aspira a méritos tardíos para que CC no termine de desaparecer en Canaria. Si esta diputada, que por lo demás siempre ha podido expresar libremente sus ideas en EL DÍA, o cualquier otro miembro del Parlamento, ya sea a título individual o como representante de la Cámara legislativa, considera que los editoriales de EL DÍA ofenden a alguien, insultan a una institución o degradan a una isla por decir que es fea y seca, puede acudir a los tribunales para defender sus derechos. Lo que de ninguna forma cabe en una democracia es una decisión como la adoptada ayer por el Parlamento.
Asunto distinto son las acusaciones de xenofobia y racismo lanzadas contra EL DÍA y su editor por algunos periodistas, políticos y ahora también el Parlamento en sesión plenaria. Suponemos que los servicios jurídicos de la Cámara han hilado fino, pues la xenofobia y el racismo son delitos tanto en España como en Canarias, y acusar de un delito sin pruebas constituye a su vez un delito de calumnias. Sin embargo, no sería la primera vez que dichos servicios jurídicos se equivocan. ¿Se acuerdan de lo que ocurrió con las expropiaciones para la ampliación del edificio? Lo dicho: esperamos que sus señorías y quienes los asesoran no hayan errado otra vez, porque este asunto no queda así; esto se hincha.
Al final, resulta que tenía razón aquel señor en su premonitoria advertencia durante la cena de Tokío. Ni podíamos imaginar que su poder llegase a tanto, ni que sesenta diputados terminasen por seguirle el juego mientras continúan asegurando que encarnan la voluntad del pueblo canario. (El Día, 25/09/08)
"La vergüenza del Archipiélago", (El Día, Santa Cruz de Tenerife, Editorial)
CON QUÉ DESCARO maltratan a Tenerife dos consejeras del Gobierno de Canarias. Nos referimos, por supuesto, a la titular de Turismo, Rita Martín, y a la de Sanidad, Mercedes Roldós. La actitud de esta última no nos extraña. Como canariona, la señora Roldós está genéticamente condicionada a barrer para su casa. La actitud de Rita Martín, en cambio, resulta menos comprensible. Al ser natural de Lanzarote -lo decíamos ayer-, carece de sentido su excesiva dadivosidad con Canaria, la isla tercera en extensión pero la primera en fealdad. Un territorio desangelado. No nos extraña que el turismo vaya cada vez menos a ella, mientras aumenta en Tenerife. Los visitantes que acuden a Canaria lo hacen engañados. Son infinitos quienes manifiestan su sorpresa apenas se bajan del avión y contemplan un paisaje desértico y sucio. Sólo por este motivo, la consejera de Turismo no debería malgastar el dinero público con inversiones inútiles. Sin embargo, concurre la circunstancia añadida de que Lanzarote, la isla de Rita Martín, sufre también la prepotencia asfixiante de Canaria. ¿Por qué mima usted tanto, señora consejera, a quienes sólo lo quieren todo para ellos?
La isla redonda pierde turistas con razón. Los visitantes con los que cuenta se los debe a las bellezas de otras islas, que atraen a este Archipiélago a doce millones de personas cada año. A eso, y a las políticas estúpidas como las que desarrollaron las niñas de Adán Martín, que favorecieron a una isla paramera y anodina con la nefasta marca única, debe Canaria su cuota de turistas. ¿Por qué un solo destino? ¿Se puede comparar el majestuoso Teide, hoy Patrimonio de la Humanidad, con el ridículo Roque Nublo? Nunca. Pero los canariones lo hacen porque son, además de envidiosos, atrevidos. La isla tercera no es sólo amarilla por sus secarrales, sino también por la envidia. Cualquier parte de Canarias exhibe muchísimas más bellezas.
También nos cansa ya la mentira de la hermandad entre Tenerife y Canaria. Los tinerfeños sólo podemos ser enemigos políticos de aquellos que se empeñan en someternos; de aquellos que, además, perpetúan a conciencia la condición de colonia del Archipiélago, para favorecerse con la presencia en su territorio de las sedes de los partidos españoles. Así prolongan su latrocinio y su expolio permanente a Tenerife.
Canaria debería reprimirse porque como isla es la vergüenza del Archipiélago, que pretendemos unido y armonioso. Lo decimos sin rodeos: estamos hartos de Las Palmas, y ansiamos la soberanía para que la capital esté en la isla más grande, más poblada, más bella y de mayor peso específico, que no es "Gran" Canaria sino Tenerife. La tercera isla sólo sobrevive gracias a sus políticos rapaces. Lobos con piel de cordero e hipócritas predicadores de la unidad interinsular que, a pesar de todo, son capaces de infundir miedo a los ratones de Tenerife. (El Día)
miércoles, 10 de septiembre de 2008
*Poder Judicial: De vergüenza ajena
¿Habrá alguien que se extrañe aún de que el Poder Judicial sea, de todas las instituciones españolas, la peor valorada por los ciudadanos? El espectáculo que dan Sus Señorías un día sí y otro también es de vergüenza ajena... Tres ejemplos:
1. El corporativismo rampante de que da prueba la resolución del expediente abierto al juez del caso Mari Luz; se pueden buscar las excusas que se quieran, pero el único responsable del mal funcionamiento de la Oficina Judicial es el Juez. Como el capitán lo es de lo que pase en su navío, o el director de turno de como funcione una sucursal bancaria...
2. El caso de las vieiras envenenadas de El Ferrol: A la cárcel, los pescadores; en libertad, sin fianza, los honestos restauradores (estrella Michelín incluida) "engañados en su buena fe" (¡je, je, je!, ¡qué graciosos son algunos abogados!) por tan malvados personajes...
3. El acuerdo de renovación del Consejo General del Poder Judicial al que han llegado los dos grandes partidos PSOE-PP: Más de lo mismo. Sinceramente, con todo el respeto debido a las personas propuestas, para este viaje no hacían falta alforjas...
Con razón ironiza en La Voz de Galicia de ayer, martes, el periodista Fernando Ónega, en su artículo: "Desde la Corte: La larguísima mano de la política", que reproduzco más adelante. Y como estrambote, la mención al hecho de que el nombre de su presidente (y del Tribunal Supremo) se lo reserva el Sr. Rodríguez Zapatero... ¿No era el nuevo Consejo el que elegía y proponía al Rey el nombre de su presidente? Al menos eso es lo que dice la Ley... ¡Cosas veredes, Sancho!, decía el bueno de don Quijote a su escudero.
No tengo vocación de arbitrista y me repele dar opiniones sobre cuestiones que no son de mi competencia a unos señores mayores de edad que, además, cobran por resolver nuestros problemas, y a los que considero responsables de mi cada día más acentuado desapego por la vida política gracias a su honesto y desinterado servicio a la "res publica". Pero, en fin, en un gesto de coquetería algo pedante me permito hacer una sugerencia: ¿no sería útil introducir un pequeño apartado en los reglamentos del Congreso de los Diputados y del Senado que permitiera a los grupos parlamentarios en cada Cámara vetar la presentación de algunos de los candidatos propuestos por las asociaciones judiciales y los jueces y magistrados independientes para el Consejo General del Poder Judicial? ¿Y qué pudieran hacer lo mismo con algunos de los propuestos para el Tribunal Constitucional? A lo peor, se quedaban fuera los mejores, pero desde luego, no entrarían los peores... Este blog cierra sus puertas hasta el 23 de septiembre. Sean felices. Nos vemos a la vuelta. (HArendt)
Consejo General del Poder Judicial (Madrid)
"Desde la Corte: La larguísima mano de la política", por Fernando Ónega
Este cronista está hoy que no cabe en sí de gozo. ¿Le habrá tocado una primitiva?, se preguntará algún lector. ¡No, señor! ¡Todavía más difícil! ¿Le habrá adjudicado un parque eólico la Xunta de Galicia? ¡Más difícil todavía!: ha visto, oído y leído que ya están apalabrados los vocales del Consejo General del Poder Judicial, el gobierno de los jueces. No me digan que no es para desparramarse de alegría política y emoción institucional. No hay mal ni vacante que cien años dure. Después de más de veinte meses de busca de veinte nombres, rechazos de propuestas, vetos, recelos, vendettas y otras figuras de nuestra política, ayer se produjo el milagro. Don José Antonio Alonso y doña Soraya Sáenz de Santamaría comunicaron al mundo la buena nueva, como tocólogo y comadrona felices a la puerta del paritorio.
Habrá sido muy complicada tarea, me comentaba el taxista. Pues no se crean: bastó que Zapatero y Rajoy se vieran en julio y hayan reconocido que era una vergüenza mantener esa interinidad. Bastó que pensaran que no podía darse otra vez el espectáculo de inaugurar el año judicial con un presidente del consejo en funciones. Es decir, que en esta ocasión hubo lo que antes faltó: voluntad política de dos señores, que mandan tanto que pueden permitirse el lujo de paralizar una institución o ponerla a andar cuando deciden rebajar la tensión. Eso fue todo.
Por lo demás, parto de los montes: mucha expectación, pero más de lo mismo. Mirada la lista de afortunados, es evidente que se trata de servidores de jugoso currículo, gran titulación y experiencia notable. Faltaría más: no iban a poner a bisoños e inexpertos. Pero les salió una lista política. Ahí están antiguos altos cargos de Administraciones de partido, ex diputados y ex diputadas y un consejero valenciano que pasa directamente del Gobierno autónomo al gobierno del Poder Judicial. Y no hay independientes: todos o casi todos proceden de alguna asociación. Los propuestos por el PP, de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura. Los del PSOE, de Jueces para la Democracia o Francisco de Vitoria. Las asociaciones progresistas no inspiraron ni un nombre a la derecha. La conservadora, ni un nombre a los socialistas. La contienda y la división están garantizadas. Tanto o más que en el anterior consejo.
Ahora solo falta un pequeño detalle: designar al presidente. ¿Quién será? No os preocupéis por el nombre. Acabo de leer en un periódico bastante útil para conocer intenciones de la Moncloa que «Zapatero decide estos días quién será el próximo presidente del CGPJ». Es decir, que depende de Zapatero. El jefe del Ejecutivo decide quién es el jefe del Judicial. Como veis, la independencia sigue garantizada. ¡Viva la división de poderes! (La Voz de Galicia, 09/09/08)
Romeu (El País, 12/09/08)
1. El corporativismo rampante de que da prueba la resolución del expediente abierto al juez del caso Mari Luz; se pueden buscar las excusas que se quieran, pero el único responsable del mal funcionamiento de la Oficina Judicial es el Juez. Como el capitán lo es de lo que pase en su navío, o el director de turno de como funcione una sucursal bancaria...
2. El caso de las vieiras envenenadas de El Ferrol: A la cárcel, los pescadores; en libertad, sin fianza, los honestos restauradores (estrella Michelín incluida) "engañados en su buena fe" (¡je, je, je!, ¡qué graciosos son algunos abogados!) por tan malvados personajes...
3. El acuerdo de renovación del Consejo General del Poder Judicial al que han llegado los dos grandes partidos PSOE-PP: Más de lo mismo. Sinceramente, con todo el respeto debido a las personas propuestas, para este viaje no hacían falta alforjas...
Con razón ironiza en La Voz de Galicia de ayer, martes, el periodista Fernando Ónega, en su artículo: "Desde la Corte: La larguísima mano de la política", que reproduzco más adelante. Y como estrambote, la mención al hecho de que el nombre de su presidente (y del Tribunal Supremo) se lo reserva el Sr. Rodríguez Zapatero... ¿No era el nuevo Consejo el que elegía y proponía al Rey el nombre de su presidente? Al menos eso es lo que dice la Ley... ¡Cosas veredes, Sancho!, decía el bueno de don Quijote a su escudero.
No tengo vocación de arbitrista y me repele dar opiniones sobre cuestiones que no son de mi competencia a unos señores mayores de edad que, además, cobran por resolver nuestros problemas, y a los que considero responsables de mi cada día más acentuado desapego por la vida política gracias a su honesto y desinterado servicio a la "res publica". Pero, en fin, en un gesto de coquetería algo pedante me permito hacer una sugerencia: ¿no sería útil introducir un pequeño apartado en los reglamentos del Congreso de los Diputados y del Senado que permitiera a los grupos parlamentarios en cada Cámara vetar la presentación de algunos de los candidatos propuestos por las asociaciones judiciales y los jueces y magistrados independientes para el Consejo General del Poder Judicial? ¿Y qué pudieran hacer lo mismo con algunos de los propuestos para el Tribunal Constitucional? A lo peor, se quedaban fuera los mejores, pero desde luego, no entrarían los peores... Este blog cierra sus puertas hasta el 23 de septiembre. Sean felices. Nos vemos a la vuelta. (HArendt)
Consejo General del Poder Judicial (Madrid)
"Desde la Corte: La larguísima mano de la política", por Fernando Ónega
Este cronista está hoy que no cabe en sí de gozo. ¿Le habrá tocado una primitiva?, se preguntará algún lector. ¡No, señor! ¡Todavía más difícil! ¿Le habrá adjudicado un parque eólico la Xunta de Galicia? ¡Más difícil todavía!: ha visto, oído y leído que ya están apalabrados los vocales del Consejo General del Poder Judicial, el gobierno de los jueces. No me digan que no es para desparramarse de alegría política y emoción institucional. No hay mal ni vacante que cien años dure. Después de más de veinte meses de busca de veinte nombres, rechazos de propuestas, vetos, recelos, vendettas y otras figuras de nuestra política, ayer se produjo el milagro. Don José Antonio Alonso y doña Soraya Sáenz de Santamaría comunicaron al mundo la buena nueva, como tocólogo y comadrona felices a la puerta del paritorio.
Habrá sido muy complicada tarea, me comentaba el taxista. Pues no se crean: bastó que Zapatero y Rajoy se vieran en julio y hayan reconocido que era una vergüenza mantener esa interinidad. Bastó que pensaran que no podía darse otra vez el espectáculo de inaugurar el año judicial con un presidente del consejo en funciones. Es decir, que en esta ocasión hubo lo que antes faltó: voluntad política de dos señores, que mandan tanto que pueden permitirse el lujo de paralizar una institución o ponerla a andar cuando deciden rebajar la tensión. Eso fue todo.
Por lo demás, parto de los montes: mucha expectación, pero más de lo mismo. Mirada la lista de afortunados, es evidente que se trata de servidores de jugoso currículo, gran titulación y experiencia notable. Faltaría más: no iban a poner a bisoños e inexpertos. Pero les salió una lista política. Ahí están antiguos altos cargos de Administraciones de partido, ex diputados y ex diputadas y un consejero valenciano que pasa directamente del Gobierno autónomo al gobierno del Poder Judicial. Y no hay independientes: todos o casi todos proceden de alguna asociación. Los propuestos por el PP, de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura. Los del PSOE, de Jueces para la Democracia o Francisco de Vitoria. Las asociaciones progresistas no inspiraron ni un nombre a la derecha. La conservadora, ni un nombre a los socialistas. La contienda y la división están garantizadas. Tanto o más que en el anterior consejo.
Ahora solo falta un pequeño detalle: designar al presidente. ¿Quién será? No os preocupéis por el nombre. Acabo de leer en un periódico bastante útil para conocer intenciones de la Moncloa que «Zapatero decide estos días quién será el próximo presidente del CGPJ». Es decir, que depende de Zapatero. El jefe del Ejecutivo decide quién es el jefe del Judicial. Como veis, la independencia sigue garantizada. ¡Viva la división de poderes! (La Voz de Galicia, 09/09/08)
Romeu (El País, 12/09/08)
lunes, 8 de septiembre de 2008
*El Cristo de Alfonsina
Me produce un profundo desasosiego cualquier discusión a causa, o por causa, de la religión. Por eso me opongo a que este asunto ocupe un espacio público, espacio que, por antonomasia, corresponde a todos, creyentes y no creyentes. La religión de cada cual debería ser algo que se desenvuelve en el estricto ámbito de lo privado. Iba a decir de lo íntimo, pero como dice mi profesor don Emilio Lledó, lo íntimo es ya un reducto inaprensible, y tampoco aspiro a tanto.
Me vienen al recuerdo unos versos de la poetisa argentina Alfonsina Storni. Es un pequeño poema titulado "Dejad dormir a Cristo" (Alfonsina Storni: "Antología Poética". Ediciones Busma, Madrid, 1984. Pág. 98) que dice así:
Dejad dormir a Cristo: desde el duro madero
ha veinte siglos oye: "Interced por nos".
De su pecho de palo, sensible al lacrimero,
ya extrajisteis, sobrado, lo que cabe en un dios.
Dejad dormir a Cristo, y si estáis en naufragio
hacia otro calmo puerto desamarrad las velas
que, obligado a dentista por el mayor sufragio,
bastante os ha curado los dolores de muelas.
Veneno le pedisteis para mojar la flecha,
propicia sombra y viento para encender la mecha,
lo bajasteis al lecho que el diablo presidía.
¿Quién dijo que era un pozo jamás desagotado?
Huyendo de los hombres, por sobre algún tejado,
habréis de verlo, en fuga, dejar la cruz vacía.
Sean felices, si les dejan y pueden, los salvadores de patrias y almas ajenas. (HArendt)
La poetisa argentina Alfonsina Storni
Me vienen al recuerdo unos versos de la poetisa argentina Alfonsina Storni. Es un pequeño poema titulado "Dejad dormir a Cristo" (Alfonsina Storni: "Antología Poética". Ediciones Busma, Madrid, 1984. Pág. 98) que dice así:
Dejad dormir a Cristo: desde el duro madero
ha veinte siglos oye: "Interced por nos".
De su pecho de palo, sensible al lacrimero,
ya extrajisteis, sobrado, lo que cabe en un dios.
Dejad dormir a Cristo, y si estáis en naufragio
hacia otro calmo puerto desamarrad las velas
que, obligado a dentista por el mayor sufragio,
bastante os ha curado los dolores de muelas.
Veneno le pedisteis para mojar la flecha,
propicia sombra y viento para encender la mecha,
lo bajasteis al lecho que el diablo presidía.
¿Quién dijo que era un pozo jamás desagotado?
Huyendo de los hombres, por sobre algún tejado,
habréis de verlo, en fuga, dejar la cruz vacía.
Sean felices, si les dejan y pueden, los salvadores de patrias y almas ajenas. (HArendt)
La poetisa argentina Alfonsina Storni
miércoles, 27 de agosto de 2008
*Democracia frente a liberalismo
¿Son democracia y liberalismo términos políticamente compatibles? Creo recordar que fue el ex-presidente español Felipe González, el que en un discurso electoral de su partido llegó a decir que él era socialista porque era demócrata, y demócrata a fuer de liberal... No todo el mundo parece estar de acuerdo con esa compatibilidad entre democracia y liberalismo, de la cual, la denominada "democracia liberal" imperante en Occidente, vendría a ser su paradigma.
Por ejemplo, no lo está el profesor norteamericano Fareed Zakaria: "El futuro de la libertad. Las democracias iliberales en el mundo" (Santillana, Madrid, 2003), donde defiende que un mayor grado de democracia no es garantía alguna, sino más bien todo lo contrario, de mayor libertad ciudadana. Tampoco lo es para el profesor británico Isaiah Berlin, uno de los más grandes pensadores políticos del siglo XX: "Cuatro ensayos sobre la libertad" (Alianza, Madrid, 1988) donde dice que "hay que enfrentarse al hecho, intelectualmente incómodo, de que la democracia y el liberalismo no se llevan bien; que pueden chocar entre sí de una manera irreconciliable".
Por motivos opuestos a los citados, es decir, por defender una mayor democracia frente a la idea de libertad "negativa" consustancial al liberalismo político, tampoco parece estar de acuerdo con esa idea liberal de la democracia el politólogo norteamericano Robert A. Dahl: "La democracia y sus críticos" (Paidós, Barcelona, 2002), uno de sus libros más famosos, en el que se muestra muy crítico con el funcionamiento de las democracias modernas.
Pero la reflexión sobre esta cuestión me ha venido propiciada por la lectura de un magnífico artículo del economista y profesor de la Universidad de Barcelona, Félix Ovejero Lucas, titulado "¿Idiotas o ciudadanos?", publicado en el número 184 de la Revista Claves de Razón Práctica, al que he llegado a través del enlace que en mi blog tengo a "El Boomeran(g)-El Blog Literario en español".
Ovejero Lucas es profesor de Metodología de las Ciencias Sociales y uno de los más decididos impulsores de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, y su artículo es el texto de una conferencia impartida en los primeros "Encuentros de Canarias. Ciudadanía y Democracia en España y Latinoamérica", propiciados por la Fundación Mapfre-Guanarteme, de Las Palmas de Gran Canaria.
Para una parte importante del pensamiento conservador, dice el profesor Ovejero al inicio de su artículo, "la democracia puede prescindir de los ciudadanos. Incluso más: es mejor que prescinda. Llanamente, no serían de fiar". Y esto es así, continúa más adelante, porque "la democracia moderna está pensada para operar con ciudadanos ignorantes y egoístas, despreocupados por la cosa pública. Al modo del mercado, las reglas del juego asegurarían que, sin información y sin virtud, se alcancen los buenos resultados: la asignación de los recursos de un modo más o menos eficiente", concluyendo su introducción con la afirmación de que "el diseño institucional del mecanismo democrático y la propia naturaleza de la actividad política se combinan para hacer improbable el buen funcionamiento del mercado político. [.../...] La ignorancia y el desinterés serían su natural combustible", dice.
Sobre la ignorancia política generalizada en los ciudadanos, expone que un 30% de los norteamericanos no sabe quién gobierna en la Casa Blanca; la mitad ignora que cada Estado tiene dos senadores y las tres cuartas partes desconoce la duración de su mandato, Por su parte, un 25% de los británicos cree que Churchill, primer ministro durante la II Guerra Mundial, es un personaje de ficción, mientras que un 58% piensa que Sherlock Holmes existió.
Para Ovejero Lucas el diseño de las instituciones democráticas "no están pensadas para contar con los ciudadanos", y ello, en base a varias premisas de la tradición liberal conservadora: a) la democracia no funciona cuando hace lo que los electores quieren; b) los ciudadanos son ignorantes; c) los ciudadanos son insconscientes; d) los ciudadanos son egoístas; e) los ciudadanos son insensatos. El "problema de la falta de cultura cívica -dice. tiene que ver menos con los ciudadanos que con las reglas de juego en las que se manejan. [.../...] Lamentarse -añade-, porque los ciudadanos carecen de disposiciones cívicas en esas circunstancias no deja de ser un ejercicio retórico".
Espero haber despertado al menos su curiosidad. Les remito al texto completo de "¿Idiotas o ciudadanos?", del profesor Ovejero Lucas. Les aseguro que merece la pena. (HArendt)
martes, 26 de agosto de 2008
*¡Oh, dioses!... ¿En manos de quiénes estamos?
Perdonen la invocación que da título a este comentario, pero es que después de ver a los candidatos respectivos de los partidos demócrata y republicano a la presidencia de los Estados Unidos de América, juntos, pidiendo perdón por sus pecadillos de faldas y de juventud, y orando, también juntos, por la paz del mundo, es como mínimo para echarse a temblar...
A pesar de ello, hay diferencias abismales de "talante" entre los dos. El pensador norteamericano Norman Birnbaum, catedrático emérito en la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown, la más prestigiosa de las universidades católicas de los Estados Unidos, las expone en un excelente artículo en El País de hoy, a partir de las opiniones de ambos candidatos en torno a la crisis desatada en el Caúcaso, de la que el profesor Birnbaum hace responsable directo al presidente georgiano y sus asesores norteamericanos. Ahora, Rusia anuncia el reconocimiento de la independencia unilateral de Abjasia y Osetia del Sur, y Occidente, se echa las manos a la cabeza, olvidando las enseñanzas de Kosovo... ¡Oh, dioses, ¿en manos de quiénes estamos?... (HArendt)
"La crisis que debió evitarse", por Norman Birnbaum
La crisis provocada por la imprudencia de Georgia quizá podría haberse evitado. Los gobiernos de Estados Unidos y Rusia podrían haberse comprometido a contener el problema, en un mundo en el que hay otros muchos mayores. Sin embargo, en la era del espectáculo mundial instantáneo, Bush y Putin han preferido ocupar el primer plano. El acuerdo al que llegaron cuando se vieron en Pekín, fuera el que fuera, pudo menos que las fuerzas que les empujaban al enfrentamiento.
Cuando la Alemania comunista, en 1961, convirtió su frontera en un muro, Kennedy mantuvo la serenidad. Ahora, dijo, Jruschov no intentará apoderarse de Berlín Oeste, y el bloque soviético tendrá que pagar el coste moral de tener aprisionados a sus ciudadanos.
Bush, a pesar de sus opiniones sobre las transgresiones de China en materia de derechos humanos, es incapaz de tener ese tipo de reacción. La geopolítica del alineamiento militar, la necesidad de asegurarse el petróleo de Asia central y las locuras de nuestros ideólogos imperiales hacen que la paciencia (que no es una virtud muy estadounidense) sea imposible. Tanto Bush como Clinton rompieron las promesas que había hecho Bush padre a Rusia. La OTAN ha seguido ampliándose hacia el Este y Estados Unidos se ha introducido a gran escala en Asia central.
Esa situación, permitida por la complicidad de Europa occidental, es la que Rusia está intentando transformar ahora. El país, enriquecido gracias a sus ventas de gas, petróleo y minerales, y revitalizado por el renacimiento del nacionalismo, tiene una visión ecuménica de su pasado y se apoya en el zarismo y el bolchevismo dentro y fuera de sus fronteras.
Saakashvili, el presidente de Georgia, estudió y trabajó en Estados Unidos y su Gobierno ha utilizado los servicios del asesor de política exterior del senador McCain. Pese a ello, al exagerar de forma absurda la capacidad de Georgia y la disposición de Estados Unidos a tener una guerra inmediata, Saakashvili ha hecho a los rusos un favor de valor incalculable.
Si la retórica fuera una fuerza política, una Rusia humillada estaría hoy pidiendo su ingreso en la OTAN. En cambio, los dirigentes rusos se enfrentan a una OTAN más dividida que nunca. Los dos grandes partidos alemanes han reafirmado su compromiso de mantener el diálogo político con Rusia, por difícil que sea.
Como consecuencia, en vez de felicitarse por la alianza militar de Polonia con Estados Unidos, el inteligente ministro polaco de Asuntos Exteriores ha destacado, con pesar, el hecho de que Polonia siempre acaba quedándose sola. El ansia de Sarkozy por ejercer de mediador quizá le ha hecho descuidarse sobre las condiciones del alto el fuego, y ha permitido que Rusia estableciera una "zona de seguridad" que, en la práctica, convierte a Georgia en una réplica en el Cáucaso de lo que es Cuba para los estadounidenses: una fuente de irritación, no una amenaza mortal.
Las declaraciones del ministro británico de Exteriores en Tbilisi no impresionaron a nadie. Es imposible pensar que los Estados bálticos y Polonia, por sí solos, puedan inducir a Europa occidental a desenterrar a Napoleón en los Inválidos, y mucho menos a Hitler en Potsdamer Platz.
La expansión de la OTAN hacia el Este ha sido enormemente beneficiosa a corto plazo para Estados Unidos, al intensificar las divisiones entre Europa occidental y oriental, y anular el posible fortalecimiento de la autonomía europea que habría podido derivarse de la expansión en el mismo sentido de la UE. También ha eliminado, por ahora, la posibilidad de que Rusia entre a formar parte de un orden europeo. Sólo quienes niegan la evidencia y siguen creyendo en la hegemonía estadounidense en el mundo pueden pensar que las posibilidades de caos y conflicto asociadas a la crisis pueden beneficiar a la larga a Estados Unidos o a cualquier otro país.
Mientras tanto, en Estados Unidos, una gran parte de la clase política se ha inspirado en los Juegos Olímpicos y ha llevado a cabo unos ejercicios de hipocresía merecedores de medallas de oro, al denunciar a Rusia por tratar de modificar el gobierno de otro país.
Los medios de comunicación han proporcionado toda una serie de débiles simplificaciones y claras desinformaciones. Hasta hace dos semanas, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses no era capaz de situar Georgia en un mapa, y muchos siguen sin poder hacerlo hoy. Todavía está por ver qué efectos tendrá la crisis en la elección presidencial. El senador McCain, con su declaración de que "ahora todos somos georgianos", manifestó una belicosidad que, al principio, hizo que el presidente pareciera razonable. Después, tanto él como la secretaria de Estado Rice han alcanzado la misma estridencia que su candidato.
Desde luego, Putin no les tiene miedo, pero los demócratas sí se han aterrado de tal forma que han caído en una imitación obsequiosa. Los asesores de política exterior de Obama le han convencido de que no hay alternativas a la estrategia adoptada por la Casa Blanca. O bien le han convencido de que sería políticamente perjudicial dar la impresión de estar pensando en alguna solución que no sea la capitulación rusa. Un gobierno de Obama, nos dicen, intentaría meter a Georgia y Ucrania en la OTAN. El senador Biden, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y candidato de Obama a la vicepresidencia, ha ido a Tbilisi, no a investigar qué miembro del Gobierno estadounidense empujó a Saakashvili a provocar a los rusos, sino a mostrar su solidaridad con él.
Hay algunas voces que aconsejan reflexión y contención (entre ellas, la del ex director de la CIA John McLaughlin), pero el senador Obama, tras unos pasos muy tentativos en ese sentido, ha cambiado de dirección. Su lema ("Un cambio en el que podemos creer"), en este caso, significa ningún cambio en absoluto.
No estamos en 1914, sino en agosto de 2008. Pero tampoco estamos en octubre de 1962, cuando Kennedy y Jruschov se unieron para impedir que sus asesores y generales pusieran en marcha una catástrofe.
Quizá Bush y Putin habrían escuchado a una Europa independiente y dispuesta a unir a ambos países para evitar traspasar el umbral de la confrontación. Los europeos que creen que ése va a ser su futuro pueden contar con que van a tener que superar pruebas muy duras. Si McCain es presidente, tal vez militarice nuestra política exterior casi por completo.
Si es Obama el que entra en la Casa Blanca, quizá tenga que afrontar una presión implacable para llevar adelante el proyecto imperialista. La crisis en Georgia demuestra que existe una relación política inextricable entre Estados Unidos y Europa. Será todavía más notable a partir del 20 de enero de 2009. (El País, 26/08/08)
Osetia del Sur celebra su independencia
domingo, 24 de agosto de 2008
*¡Obama for president!
A pesar de mi pasión por la teoría política no suelo tener buen tino con las predicciones electorales. Y a lo peor es por eso, por la pasión... Me equivoqué con Ségolène Royal y Sarkozy, con Bush (hijo) y Gore, y con Barack y Hillary. Espero no hacerlo ahora, de nuevo, con Obama y McCain. Desde que tengo uso de razón, he votado siempre (virtualmente, claro está) por los demócratas. De los republicanos que he conocido sólo salvo a Ronald Reagan (un mal actor de películas del oeste y un buen presidente) a pesar de que sus adversarios decían de él que era incapaz de mascar chicle y pensar al mismo tiempo... Al menos pensaba si no tenía el chicle en la boca; pero Bush (hijo), ni eso... Ahora sigo con mucho interés dos magníficas series de televisión que tienen que ver con la presidencia de los Estados Unidos. Una es "John Adams", una biografía dramatizada del que fuera segundo presidente del país. Buena, muy buena, como todas las de la factoría HBO. La otra es "El Ala Oeste", terminando ya su octava temporada. Y espero seguir con el mismo interés la campaña electoral que se resolverá el segundo martes que siga al primer lunes de noviembre próximo... Pero vamos con lo que vamos.
La escritora y periodista Barbara Probst Solomon publicaba ayer en El País un interesante artículo sobre los entresijos de la Convención del Partido Demócrata que se inicia mañana en Denver (Colorado), que proclamará a Obama como su candidato, y las maniobras, de cara al futuro, de la derrotada Hillary Clinton... Y a partir de ese momento, todos a buscar los mayoría de esos 538 "grandes electores" que dan la presidencia en uno de lo más enrevesados sistemas electorales del mundo... Venga, ¡Obama for president!... Esta vez va a ser que sí... (HArendt)
El senador Barack Obama, candidato demócrata
"El 'sprint' hacia la Convención Demócrata", por Barbara Probst Solomon
En estas elecciones presidenciales tan atípicas hay un grupo de Republicanos por Obama, y otro, el PUMA, formado por demócratas partidarios de los Clinton, que amenaza con boicotear la convención.
Los términos anticuados como izquierda y derecha ya no sirven para definir este periodo. Desde los exuberantes días de El gran Gatsby, escrita por F. Scott Fitzgerald en los años veinte, no se presenciaba tanta irresponsabilidad sin igual. Nuestros bancos han sido irresponsables en lo financiero, han hecho que mucha gente pierda su hogar y han contribuido al desempleo; el Gobierno estadounidense ha sumido al país en una irresponsable deuda exterior y ha llevado adelante una guerra todavía más irresponsable en Irak. Los incesantes escándalos sexuales -la aventura de John Edwards no es más que el más reciente-, que no parecen ser, en ningún caso, auténticos triángulos amorosos, dan a entender que la emoción de la irresponsabilidad es la recompensa suprema para quien intenta dirigir el mundo.
A nanosegundos del inicio de la Convención Demócrata, en el momento en el que debería estar preparando su discurso de apertura en apoyo de Obama, John Edwards estaba ofreciendo su sórdido mea culpa en televisión (los periódicos ya habían publicado las fotos del ex senador con el niño presuntamente fruto de su aventura con la enloquecida Rielle Hunter). La relación surgió en 2006, justo cuando Edwards estaba a punto de ser quizá el siguiente candidato demócrata o, en su defecto, futuro ministro de Justicia de Obama. El escándalo sexual deja un gusto especialmente amargo porque la mujer de Edwards, Elizabeth, padece un cáncer en grado 4. Los republicanos no han querido hablar del incidente porque McCain dejó a su esposa enferma para casarse con Cindy.
Los demócratas no han tenido más remedio que preguntarse por qué, en una era en la que los periodistas, bloggers y adictos al ciberespacio han sustituido al Gobierno en el papel del Gran Hermano vigilante de Orwell, Edwards se colocó a sí mismo y al Partido Demócrata en una situación precaria, en la que sus amigos ricos acabaron haciendo torpes donaciones de dinero para establecer a Rielle y su hijo en una casa de tres millones de dólares en Los Ángeles. Ahora que Edwards se ha apartado de la escena política, la cuestión es a quién va a escoger Obama como vicepresidente. Desde la invasión rusa de Georgia, Joe Biden, el experto en política exterior más veterano del Partido Demócrata, se perfila como favorito.
Y los Clinton siguen siendo los Clinton. Su actitud ante la convención es la de intentar obtener todo el poder que puedan. Pero, como dijo Lyndon B. Johnson, "es mejor tener a tus enemigos dentro de la tienda y meando hacia afuera que fuera de la tienda y meando hacia adentro". El método de Obama para ocuparse de los rebeldes Clinton -Hillary quiere conseguir la promesa clara de que será la candidata demócrata en el futuro, un futuro que, desde su punto de vista, cuanto antes llegue, mejor- es concederles, a primera vista, todo lo que piden. Eso significa pagar parte de las deudas de Hillary y dar a Bill, a Hillary e incluso a Chelsea, un generoso espacio como oradores en la convención.
Mientras tanto, detendrá el intento de Hillary de situarse como cabeza de un movimiento feminista ofreciendo responsabilidades importantes a una nueva generación de mujeres que quizá tengan también, un día, la oportunidad de ser candidatas a la presidencia. Entre las oradoras estarán la presidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, y la senadora por Misuri Claire McCaskill. Michelle Obama será la oradora estrella. La gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius, una fuerza en ascenso dentro del partido, es también una de las favoritas para ser candidata a vicepresidenta.
En el Partido Demócrata está apareciendo una generación de mujeres fantásticas. Y entre los republicanos también están surgiendo una serie de mujeres de gran fuerza. Para las mujeres, los temas están claros. McCain ha dejado muy claro que hará todo lo posible (mediante sus nombramientos para el Tribunal Supremo) para revocar la legislación que permite el aborto. Obama está a favor de esa legislación. Pese a ello, Hillary y Bill han hecho todo lo que han podido para sabotear la campaña de Obama. El relato que ofrece el último número de Atlantic Monthly de los movimientos entre bastidores en la campaña de Clinton (un barullo de rivalidades, dinero despilfarrado y rabietas) cuenta la cínica recomendación del asesor Mark Penn a Hillary de que dijera que Obama tenía unos valores no americanos (otra forma de reprocharle que sea negro); luego le sugirió que la mejor estrategia -que ella adoptó en la última fase de la campaña- era presentarse como líder de las mujeres y defensora de la clase obrera.
Hillary nunca ha encabezado un movimiento feminista, aunque sus más acendrados partidarios en el grupo PUMA -un grupo de demócratas radicalmente opuestos a la candidatura de Obama-, que amenazan con celebrar manifestaciones y causar disturbios en la convención, tratarán de alegar que son un movimiento constituido. Es posible que Hillary defendiera la causa de la mujer en la universidad, pero luego se convirtió en la esposa del brillante y temerario Bill y, a partir de ahí, se labró una carrera política. Entre los dos han acumulado entre 30 y 50 millones de dólares, en buena parte, gracias a sus 16 años de poder en Washington.
Obama piensa contrarrestar las críticas de que no es suficientemente americano ni patriota subrayando el tema de la convención: que los demócratas representan a la nueva familia estadounidense. El nuevo censo que acaba de hacerse público esta semana lo deja claro. En el plazo de 15 años, el número de nacimientos de niños no blancos superará al de blancos. Y un factor nuevo en nuestra sociedad es que muchos estadounidenses jóvenes -en unos lugares más que otros- no ven el color de la piel. No lo ven, no porque sean progresistas al viejo estilo -que sí veían el color y aceptaban la diferencia como prueba inequívoca de sus credenciales de izquierdas-, sino porque han crecido en un país que ha dejado de ser blanco. No es Obama el que está transformando Estados Unidos, sino un país transformado el que hace que la elección de Obama sea posible. Si los menores de 35 años acuden a votar, Obama seguramente ganará. Si no votan, en una elección tan ajustada, quizá pierda.
Es verdad que Obama podía tener menos aires de profesor. Quizá necesita criticar a McCain tan directamente como McCain le ha criticado a él. (McCain se limita a soltar soluciones simples. "¿Qué haré con el mal? Lo derrotaré". "¿Cuándo se convierte el feto en una vida? En el momento de la concepción". Y así sucesivamente). Aunque esas frases pueden resultar atractivas para parte de la base republicana, al ala más liberal y económica del partido le dan miedo. En esta elección atípica, en la que lo importante realmente es que el país está redefiniéndose, un grupo poderoso, muy rico y muy influyente de republicanos, ha formado "Republicanos por Obama". Entre sus inspiradores están el ex congresista Jim Leach y la abogada y filántropa neoyorquina Rita Hauser. Hauser ha pedido a los republicanos que devuelvan el sentido común al partido, que abandonen las guerras irresponsables y la deuda irresponsable. Destaca que la mayoría de las mujeres estadounidenses, incluidas muchas que votan a los republicanos, están a favor de la libertad de abortar.
Desde luego, los ideologizados años de Bush han sido los más irresponsables de la historia de Estados Unidos. Lo que es importante recordar es que el círculo íntimo de Bush -Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz- estaba formado por personas nombradas, no elegidas, para las que no significaban nada ni el Gobierno ni la moral tal como se expresa en la Constitución; no les costó nada abolir los controles constitucionales. Se violaron normas históricas contra el uso de la tortura (McCain, que no pertenecía a ese círculo, siempre se opuso). En la práctica, ese círculo íntimo no electo llevó a cabo una especie de golpe silencioso dentro del Gobierno, se apoderó del Partido Republicano y violó fatalmente las salvaguardias normales de nuestro sistema de los tres poderes. Esos círculos de Washington, semiinvisibles hasta que fue demasiado tarde y que no respondían ante nadie, son los que ahora deben ser responsables y visibles. La nueva generación de periodistas de investigación tiene ante sí una buena tarea. Confiemos en que sus descubrimientos convenzan a la población de que es preciso votar.
(El País, 23/08/08)
*El desaparecido HGO (una historia argentina)
¿Ustedes creen en las casualidades? Yo sí, y como buen pagano (al estilo clásico), creo en la diosa Fortuna y acepto de buen talante las veleidades de la misma. Ayer escribí en este blog sobre la dictadura militar que asoló Argentina en los años 70/80. Lo hice en relación con una anécdota personal que me vino al recuerdo con motivo de sendos artículos sobre el golpe militar que derrocó en el otro gran país andino, Chile, al presidente Allende, va a hacer ahora treinta y cinco años. Y ahora, insomne después de ver en directo por televisión la última gran prueba atlética de las Olimpiadas de Pekín, el maratón, abro por internet la edición electrónica de El País Semanal de hoy domingo y encuentro el estremecedor reportaje que el escritor Manuel Rivas dedica a uno de los miles de desaparecidos por la dictadura militar argentina, el dibujante argentino Hector Germán Oesterheld, más conocido por sus siglas de HGO, asesinado por los militares junto con cuatro de sus hijas. No quiero prologar más este artículo. Tampoco pongo remisiones a notas o búsquedas en internet. Ni más fotos que la de HGO y su familia. Me niego a ello por respeto a él, a sus hijas, y a los miles de desaparecidos de todas las dictaduras del mundo. Ni siquiera voy a retitular esta entrada a mi blog, como hago siempre. La dejo con el mismo título que le ha dado su autor. Con mi rabia y con mi asco, perpetuos, para todos aquellos que mancillan los uniformes y las armas que el pueblo pone en sus manos. (HArendt)
El dibujante argentino HGO y su familia
"El desaparecido HGO (una historia argentina)", por Manuel Rivas
En el lenguaje de El Eternauta, Héctor Germán Oesterheld (HGO) cumple ahora 87 años. Hijo de padre alemán judío y de madre vasco-española, HGO nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1919. No hay fecha para su muerte. En la historia dramática de la humanidad, tal vez el eufemismo más terrible es el de “desaparecido”. El dictador argentino Videla es autor del siguiente aforismo: “No están vivos ni muertos; están desaparecidos”. HGO es un desaparecido. El número 7.546 (en la lista Conade, Comisión Nacional de Desaparecidos). Se sabe que en la Nochebuena de 1977, sus captores le dejaron cinco minutos de visión, sin capucha, que saludó uno por uno a sus compañeros de cautiverio y que cantó con un joven detenido-desaparecido la canción Fiesta de Joan Manuel Serrat. De forma premeditada, sus hijas también fueron hechas desaparecer, por este orden: Beatriz (19 años), Diana (23), Estela (24) y Marina (18). HGO es uno de los más extraordinarios creadores de aventuras del siglo XX. Cambió el perfil del héroe. El Eternauta, su principal creación, una estremecedora ficción premonitoria, atraviesa las fronteras políticas y de los géneros literarios y se erige en un clásico para mayor número de lectores cada día. Una obra homérica del cómic que interpela al género humano.
Lo dijo El Negro
“Después de leer a Oesterheld ya no admitiríamos leer cualquier cosa”. No lo dijo cualquier crítico boludo en un rapto magnánimo. Lo dijo El Negro. Lo dijo Roberto Fontanarrosa. Respetado por cualquier barra, canallas o bostas, y en cualquier cancha de fútbol o literatura. Incluso al fondo y a la izquierda, en cualquier redacción, donde se suelen sentar los censores. Y los cínicos. Eso lo dijo Enrique Medina, lo del lugar donde se sientan los censores. Tuvo el valor de ir allí, a la oficina de censura, justo antes del golpe, a preguntar por su libro Las hienas, qué puntería. Y después recibió una llamada de teléfono: “¡Sos boleta!”. Qué manía con los eufemismos. El miedo que meten los eufemismos. Mejor que te digan: “Se te ha acabado el permiso del enterrador”. Bueno, a lo que íbamos. Hay dos factorías maravillosas en la historia de Argentina: el fútbol y la historieta. El Negro Fontanarrosa era un experto en ambas. Creo que el mejor cuento de fútbol que leí fue la historia de Cardaña, el número 5 del Peñarol, primero apodado El Hombre y más tarde, con mayor precisión, El Hombre de Neanderthal. Cardaña, bruto y sentimental, va a visitar por caridad al hospital a un niño en estado grave y aquel hincha botija, con los días contados, recibe al ídolo como se merece: “¡Hijos de puta! ¿Cómo pueden perder con esos chotos del Nacional?”. Así era El Negro escribiendo. No cedía ni un centímetro. Ni una lágrima gratis. Fue él quien vino a decir: “Y después de Oesterheld, ¿qué?”.
Escribir como un loco
Cuando estudiaba geología en la universidad, ya trabajaba de corrector y escribía historias como un loco. Cuando trabajaba como especialista en “oro y platino” para el Banco de Crédito Industrial de la República Argentina, hacía notas de divulgación y escribía historias como un loco. Cuando andaba por los montes y las llanuras como un Robinsón Crusoe escribía historias como un loco. Le ofrecieron trabajar en Pato Donald y aceptó, porque no era un apocalíptico de la cultura y lo que le gustaba era escribir historias como un loco. Y escribió literatura infantil, mucha con el seudónimo de Sánchez Puyol. Fue un tiempo de esplendor para el género en la Argentina de los años cuarenta y cincuenta, con Gatitos y Bolsillitos. Le gustaba escribir para la infancia. “Siempre al bebito se le trata como tonto”. Sería también una edad de oro para la historieta argentina, cuando fundó con su hermano Jorge la editorial Frontera y con dos publicaciones periódicas que harían historia. Hora Certo y Frontera rondaban los 100.000 ejemplares. ¿Y qué hacía HGO metido en la industria cultural? Escribir como un loco. En treinta años, los guiones para al menos 150 series de historietas en los que colaboró con medio centenar de dibujantes. Siempre prolífico y exigente. ¿Por qué eligió la historieta? ¿Podía haber sido un gran escritor? Es muy enriquecedor hablar con Martín Mórtola y Fernando Oesterheld, sus nietos. “Quería romper ese dilema tramposo de alta y baja cultura. No tenía prejuicios elitistas. Quería llegar a la gente y no lo consideraba incompatible con la calidad. Ésa es otra de las lecciones de El Eternauta, una obra de vanguardia que llegó a la gente, una gran aventura, y una literatura extraordinaria”. Guillermo Saccomanno, en Escritura y memoria, plantea un sugerente paralelismo: “Si el Martín Fierro, un poema criollo y popular, pudo plantarse como la gran novela fundadora de nuestra literatura, ¿por qué no tirar de la cuerda y afirmar lo mismo de esta historieta que se llamó El Eternauta?”. Borges estaba cautivado por el universo Oesterheld. Además, HGO era un extraordinario suministrador de ciencia-ficción… Y no tan de ficción. “Leía las revistas científicas más avanzadas de todo el mundo”, recuerda Elsa Sánchez, su mujer. Llenó Argentina, y otros países, de gente interesante. Ray Kilt, Sargento Kira, Indio Suárez, Bull Rocket, Ernie Pike, Ticonderoga, Randall the Killer, Sherlok Time… Y el grupo, el héroe colectivo, de El Eternauta. Cuando pasó a la clandestinidad, y se sabía perseguido por Los Ellos, ¿qué hacía Oesterheld? “Escribir como un loco”. Lo cazaron, lo hicieron desaparecer, lo chuparon. ¿Qué hacía Oesterheld? Ana María Caruso, desde el cautiverio del centro clandestino de detención llamado Sheraton, consigue escribir una carta que figura en el informe Nunca Más de la Comisión Nacional de Desaparecidos: “Ahora está con nosotros El Viejo, que es el autor de El Eternauta y El Sargento Kirk. ¿Se acuerdan? El pobre viejo se pasa el día escribiendo historietas que hasta ahora nadie tiene intenciones de publicarle”. Escribía como un loco.
Barro en los borceguíes
Nadie que haya leído El Eternauta admitiría leer después cualquier cosa. Le habrá cambiado la mirada. Es una de esas obras que responden a la demanda de Kafka, la de “morder en la estupidez”. O a la de Cioran: “Un libro ha de ser un peligro”.
–¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?
¿Quién grita eso? Es el guionista, Oesterheld, al final de El Eternauta. No está fuera, sino dentro, en una viñeta. Una de las rupturas de Oesterheld fue implicarse en la obra como personaje. Un atrevimiento formal, que acabará teniendo muchas implicaciones. Estamos en 1957. Francisco Solano López (Buenos Aires, 1928) lo hace reconocible. Lo dibuja con sus trazos. Al comienzo de la trama, El Eternauta se le aparece al guionista en la buhardilla donde trabaja y le relata su historia de aventurero perdido en la eternidad. Al final, El Eternauta consigue regresar a su hogar, con su mujer e hija, que le reprochan haber tardado media hora en ir a buscar pan. ¿Media hora? El guionista, es decir, Oesterheld, nuestro HGO, trata de disuadir a El Eternauta. ¡Todo lo que le ha contado, todo lo que se avecina! La nevada mortal. La invasión dirigida por un poder oscuro, Los Ellos, que utilizan para sus propósitos a los monstruosos Cascarudos y a los inteligentes Manos, esclavos del miedo, que a su vez convierten a los humanos supervivientes en hombres-robot. Pero El Eternauta ya no reconoce al guionista. Ha perdido la memoria del futuro al volver al pasado. La memoria es transferida al guionista. ¿Quién es ahora El Eternauta?
Estamos en 1957. HGO grita desde el tebeo: “¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?”. Es en la primera versión de El Eternauta. En 1969 habrá una segunda versión, dibujada por Alberto Breccia, y en la que las coordenadas geopolíticas son más concretas. La publicación resulta muy polémica. La revista Gente fuerza el final. El Eternauta empieza a ser un personaje inquietante, demasiado verosímil. En 1976, con dibujo de Solano López, se publica una prolongación de la aventura, una segunda parte. Se trata de un proceso muy accidentado. Guionista y dibujante apenas se ven. A HGO le pisan los talones Los Ellos. Dicta capítulos desde cabinas telefónicas. Las últimas veces que acudió a la editorial Récord, donde iba a publicar El Eternauta II, siempre andaba a deshoras, como una silueta. Sólo lo delataba “el reguero de barro seco de sus borceguíes” en la alfombra. Y es que HGO, entre otros lugares, buscaba refugio en la isla de Tigre.
La tecnología del infierno
Habían llegado Los Ellos, como llamaría El Eternauta a los dictadores. En el prólogo de Ernesto Sábato para el informe Nunca Más, donde se documentan los horrores de la dictadura y la usurpación del Estado por una mafia uniformada, se dice: “De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores”. Entre miles de desaparecidos, la “tecnología del infierno” se llevó a HGO y a sus cuatro hijas. Habían pasado a la clandestinidad cuando comenzó la dictadura argentina, que se prolongaría durante siete años crueles (1976-1983). El único cuerpo que pudo recuperar Elsa fue el de Beatriz. Ella, con 19 años, fue la primera víctima de Los Ellos. El 19 de junio de 1976 llamó a la madre y se citaron en una confitería. Dos días después, en un tren, camino del trabajo, un joven trajeado, muy nervioso, se acercó a Elsa para decirle que su hija había sido secuestrada por una patota o “grupo de tareas” del Ejército. Elsa Sánchez de Oesterheld comenzó el peregrinaje para recuperar a Beatriz. Pero, en verdad, había caído una “nevada mortal” sobre Argentina. Se encontró con muros de silencio. Con conocidos que la desconocían. Incluso un sobrino y sacerdote poderoso, Jorge Oesterheld, hoy portavoz de la Conferencia Episcopal argentina, prefirió “mirar hacia otro lado”. Elsa fue consciente también de que se había convertido en un “peligro” para sus hijas. Todos sus movimientos eran vigilados para llegar a ellas y a HGO. De alguna forma, ella también era una desaparecida en aparente libertad. El exterminio programado de la familia de HGO siguió adelante. El 4 de julio de 1976, en Tucumán, cayó Diana, de 23 años, embarazada. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado HGO. El 14 de diciembre del mismo año desaparece Estela, de 24 años. Su última carta lleva esa fecha. En ella dice: “Mamita: Marina hace un mes que no está con nosotros”. Significa: Marina ha desaparecido. Tenía 18 años.
La tortura metafísica
Inspirados en el nazismo, el franquismo y la guerra argelina, Los Ellos, con sus patotas de Gurbos, Cascarudos, Manos y Hombres-Robot, aplicaron la tecnología del infierno a una escala industrial. Para hacer desaparecer los cuerpos utilizaron una variante diferente de la incineración: los vuelos de la muerte. Quizá calcularon que la desaparición submarina de miles de personas sería inodora, inocua, imperceptible. El mayor detective de la historia, Sigmund Freud, había escrito: “Censurar un texto no es difícil, lo difícil es borrar sus rastros”. Los verdugos ignoraban que el cuerpo humano es también un texto. Y ésa es la verdad de fondo de El Eternauta, su potencia pasados tantos años. “La persistencia de El Eternauta es en sí misma una práctica de la memoria”, escribe Judith Filc. En el primer aniversario del golpe militar, el 24 de marzo de 1977, otro genial eternauta argentino, el escritor Rodolfo Walsh, compañero en muchos sentidos de HGO, envía por correo y distribuye clandestinamente la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, uno de los pasquines de denuncia más estremecedores de la historia, en el que da a conocer al mundo la dimensión del genocidio, con 15.000 desaparecidos en aquel entonces. “Han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica”. La palabra metafísica aquí, asociada a la tortura, pierde toda su abstracción para expresar lo inconmensurable del horror carnal. Una de las veces que registraron su antiguo domicilio, donde sólo vivía Elsa, el oficial cascarudo al mando del “grupo de tareas” explicó que andaban a la caza de Héctor, El Judío. Elsa replicó que era hijo de un estanciero alemán y madre española. Añadió: “Y si es judío, ¿qué?”. Entre los precedentes que inspiraron a Los Ellos para poner en marcha la “tecnología del infierno”, la tortura y desaparición forzada de miles de personas como HGO y sus cuatro hijas, figuran métodos nazis como el decreto Nacht und Nebel, derivado de la orden de Hitler: “En la noche y en la niebla”. El texto de este decreto, reconstruido en el tribunal de Nuremberg, desaconsejaba la entrega del cuerpo del eliminado a su familia. Se trataba de “diseminar el terror” para minar toda resistencia. En el tiempo en que fue detenido HGO, en 1977, el general Ibérico Saint Jean, gobernador de la provincia de Buenos Aires durante la dictadura, y bajo cuyo mandato se produjo la Noche de los lápices (desaparición y asesinato de un grupo de adolescentes), declaró en público y esta vez sin eufemismos: “Primero mataremos a los subversivos; después, a sus simpatizantes, y por último, a los indiferentes”.
Entre los miles de desaparecidos figuran cien poetas, escritores y guionistas de historietas. Otro de Los Ellos, un colega militar del general Ibérico, el entonces jefe del III Cuerpo, Luciano Menéndez, y responsable de la mayor quema de libros, efectuada el 29 de abril de 1976, declaró: “De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina”. Los Ellos, como Creonte, castigando más allá de la muerte. Gritándole a Antígona, a las hijas de Oesterheld: “Si tu naturaleza es amar, ve entre los muertos y ámalos. Mientras yo viva, no mandará una mujer”.
Torturar a Ernie Pike
Cuando creó Ernie Pike, uno de esos grandes personajes que cambiaron el perfil del héroe, para hacer tipos complejos, de madera humana y no de palo, los primeros episodios los dibujó Hugo Pratt. Y él se quedó perplejo cuando vio la historieta: El rostro de Ernie Pike, corresponsal de guerra que siempre pone en duda las versiones oficiales, era el suyo.
Eso también lo supieron ver los torturadores. Reconocieron en HGO a Ernie Pike. Así que le pegaron duro a Ernie Pike.
Elsa Sánchez de Oesterheld me cuenta otra historia que la dejó sin habla. Hace unos años, en 2002, al término de un acto, se le acercó una mujer que había estado detenida-desaparecida en la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada, desde donde se calcula que se hicieron desaparecer cerca de 5.000 personas) y que había sobrevivido al cautiverio. Era médica de profesión y le contó que un día Alfredo Astiz, oficial de la Esma, conocido como El Ángel de la Muerte, sacó de un cajón de su mesa un libro y le dijo, más o menos: “Toma, lee esto. Es el mejor libro de Argentina”. Se trataba de El Eternauta. Allí, uno de los personajes se lamenta: “Todos desaparecidos… como si no hubieran existido nunca”.
Un encargo para HGO
Estamos en 2008. El 23 de julio, de vivir, Héctor Germán Oesterheld habría cumplido 87 años. Su condición terrenal es la de “desaparecido” forzado. Fue secuestrado por uno de esos eufemismos criminales denominados “grupos de tareas” y estuvo recluido en al menos tres cárceles clandestinas, es decir, no-lugares, Campo de Mayo, El Vesubio y Sheraton, donde se le conocía como El Viejo. Los indicios, las evidencias circunstanciales, hacen suponer que HGO murió a principios de 1978. No hay cuerpo. La negación era la respuesta sistemática a los miles de recursos de hábeas corpus. Por lo que se sabe y va sabiendo, HGO, al principio, sufrió maltrato y tortura. Después, promovido por un militar, hubo un intento de implicarlo en la escritura de una biografía del liberador San Martín. Al fin y al cabo, Oesterheld había triunfado como biógrafo. Ya en 1951, cuando hacía literatura infantil, Perón quiso que le escribiera una biografía. Supo decir que no. Su mujer, Elsa, piensa que desde que escribió La vida del Che, ilustrada por Alberto Breccia y su hijo Enrique, HGO estaba marcado. Se publicó en 1968, en plena dictadura de Onganía. El editor le había propuesto que apareciese como obra anónima, pero Héctor respondió: “Un personaje como el Che no merece que su trabajo se haga a escondidas”. Tuvo un éxito fulgurante. La primera edición se agotó en un mes. Pero la editorial fue allanada. Breccia y Oesterheld, amenazados de muerte. Luego ocurrió algo curioso. Una llamada desde la Embajada de Estados Unidos. Le propusieron algo similar, una biografía de ese estilo, tan viva, tan directa, pero dedicada a John F. Kennedy. HGO declinó. Ya estaba preparada la de Evita. No se editó. Se habían acabado las biografías. ¡Y ahora en el cautiverio le vienen con San Martín! No se sabe adónde llegó ni qué fue de las notas. ¿La vida de San Martín contada por Oesterheld? Los Ellos se habrían dado cuenta del desliz: de realizarse la biografía, tendrían que hacer desaparecer a San Martín. Las estatuas se pondrían a hablar. Tendrían que arrojarlas al fondo del mar.
Una extraña visita
La mayor tortura a la que debieron de someter a Oesterheld, además del tormento físico, fue mostrarle las fotos de sus hijas muertas. Allí estaban Los Ellos, al estilo Creonte, castigando más allá de la muerte. Mostrando los cuerpos sucesivos de Antígona. A Elsa sólo le devolvieron el cuerpo de la primera eliminada, Beatriz, de 19 años. “La que más se parecía al padre”. Después cayó Diana, de 23 años, con su pareja, Raúl. La tercera fue Marina, de 18 años. Sobrevivía Estela, la mayor, de 24 años. Existe un testimonio de cuando estaba cautivo en la cárcel clandestina del Campo de Mayo. Juan Carlos Scarpatti contó: “Yo no lo conocía personalmente y… bueno, me llamó la atención. Lo vi, digamos, como golpeado, o sea, como con mucha angustia y… bueno, me acerqué, le pregunté qué le pasaba. Me dijo que le habían mostrado las fotos de las hijas…muertas”. Pero la noticia de la caída de Estela y de su marido, también llamado Raúl, la tuvo cuando los carceleros del Sheraton le dijeron que tenía una visita especial. El hotel Sheraton, eufemismo del chupadero, el no-lugar, era otro centro de detención clandestino, situado en un sector oculto de la comisaría de Villa Insuperable, dentro de la ciudad. Era el 14 de diciembre de 1977. La “visita especial” era de un niño de tres años. Su nieto Martín. Ese día habían matado a los padres. El recuerdo de Martín ahora es el de haber estado sentado horas con su abuelo “en un pasillo horrible con paredes de látex azul brillante”. No podemos dejar de verlo como un episodio de El Eternauta arrancado a la realidad. El Viejo y el nieto que apenas ha podido conocer, juntos en un no-lugar, en un chupadero de gente. Hay 800 niños robados en la época de Los Ellos, de los que sólo 90 han podido ser devueltos a sus familias originarias. Otra ramificación de la “tecnología del infierno”. De hecho, dos nietos de HGO y Elsa, bebés de Diana y Marina, forman parte de los desaparecidos. La aparición de Martín en el chupadero, el que alguien decidiera llevarlo con El Viejo, a quien se suponía muerto, tiene una interpretación morbosa, pero también se puede ver a la luz de El Eternauta. Tal vez fue cosa de un Mano. Los Manos, subalternos muy inteligentes de los Ellos, se hacen desobedientes cuando deja de funcionar la “glándula del horror”. Por una vez, Oesterheld dio una dirección. La de los padres de Elsa. Y de allí, Martín fue llevado con la abuela. Antígona, desde la muerte, enviaba una señal.
El gorrión peleador
Ana di Salvo, psicóloga, compañera de cautiverio de HGO en el centro de detención ilegal de El Vesubio, me cuenta que se mantenía distante, desconfiado. Eso fue en mayo del 77, así que no hacía mucho que lo habían detenido. “Nos dijeron: ‘Va a venir El Viejo’. Yo, al principio, no sabía quién era. No sabía la historia de El Eternauta. Él tenía un problema en la piel, granos en la cara y en la cabeza. Había una doctora entre las chicas prisioneras y le ofrecimos una pomada. Pero él no quiso. Desconfiaba. Una noche en que hacía mucho frío, dormía en un suelo de madera, le dimos una frazada. La aceptó. Pero con desconfianza. Por la mañana se lo llevaban y lo traían a la noche. Comentó que lo tenían haciendo una historia sobre San Martín. Le hablé de mi hijo Luciano. Le pedí un poema, una pequeña historia para él. Pero no hubo tiempo. Después de estar desaparecida sin explicaciones durante 73 días, me devolvieron a casa. Todo el tiempo pensando que te van a matar. Y en el trayecto, ante el paisaje, uno de los secuestradores comenta: ‘Buen sitio para venir a cazar’. Y yo, no sé cómo, le digo: ‘Hay que respetar la veda’. Se quedó perplejo. Las cosas suceden así. Mi hijo Luciano, a la vuelta, me rechazaba. Pensaba que lo había abandonado a propósito. Un día le compré un cuento infantil titulado Chipió, el gorrioncito peleador. A Luciano le gustaba mucho la cara de aquel pajarito. Aprendió a leer con él. Me reconcilió con él. Yo no sabía que lo había escrito El Viejo. Usaba seudónimo. Muchos años después, en una exposición sobre Oesterheld, le conté la historia a Martín, su nieto, y él me dijo: ‘En ese cuento estaba lo que mi abuelo escribió para tu hijo”.
La última carta
Lleva por fecha el día que la asesinaron, el 14 de diciembre de 1977. La última carta de Estela a su madre. Es breve, escrita con una intensa premura, pero sin desaliño, con una caligrafía que intenta no desfallecer. Cada carta, cada nota, en aquellos días, tenía una textura nerviosa. Da la impresión de que la carta a Elsa es también una carta necesaria que Estela se escribe a sí misma. No es difícil imaginarla murmurando hacia dentro, empujando el trazo para darle a Elsa la noticia de la muerte de Marina sin nombrar la muerte. Como en El Eternauta, el tiempo de la carta es un Continum 4, una especie de futuro del pretérito: “Marina ya no está con nosotros y ese dolor ya no hay nada que lo pueda mitigar, pero quiero que sepas que murió heroicamente como vivió”. Consonantes y vocales se apiñan en un presente recordado: “Creo que tenemos que estar orgullosos de ella, como de Bi (por Beatriz), de Di (por Diana) y de Dad (por Héctor), y quiero que sepas que estoy orgullosa de vos (por Elsa)”. Esta última afirmación tiene mucho significado. Va más allá de la cortesía filial. Todos los citados han desaparecido. La feliz camada de Beccar está a punto de ser exterminada. Elsa, la madre, antiperonista, tan racional como intuitiva, “muy celta”, dice ella, no les ha acompañado en su compromiso revolucionario. Ha discutido con dureza con HGO, con el hombre que ama. Sí, está de acuerdo con él. Es una juventud maravillosa. Culta, rebelde, linda. La mejor generación que tuvo Argentina. Como Héctor, Elsa comparte su música, salta de Mozart a Janis Joplin, ¿por qué no?, sus gustos artísticos, su estilo de vida libre, una sexualidad sin tabúes, su aversión a la injusticia. Todo eso, dice Elsa, lo compartía. Pero ella, la mujer que fue tan feliz en Beccar, en aquella casa que era a la vez como el taller del artista romántico, donde “todo bullía y cantaba”, donde todos llegaban y nadie quería marchar, nadie quería apagar la luz, las chicas no querían ir a fiestas ni a clubes, donde encontraban “gente tonta”, no, no, querían estar allí, en Beccar, con sus amigos y los de los padres, dibujantes, músicos, artistas, escritores, gente que traía historias; ella, que conoció el paraíso, pudo distinguir bien el traqueteo de la maquinaria del horror que se acercaba. Sí, discutió con HGO. No acababa de asumir aquella metamorfosis en el Oesterheld que quería y admiraba, el hombre tranquilo, ilustrado, progresista y más bien libertario, por la influencia de sus amigos anarquistas españoles exiliados, con esa mirada antidogmática que es la de sus héroes. HGO no era nada elitista. Su propia opción literaria, el guión de historieta, lo demuestra. Pero denostaba el populismo peronista. HGO cambió.
Su obra principal contiene también las huellas de una biografía subyacente. Entre el primer Eternauta (1957) y la segunda versión (1969) hay una revolución óptica. Las referencias geopolíticas se hacen muy concretas. América Latina es abandonada a su suerte. Y Ellos, los oscuros poderes cósmicos, son las grandes potencias. HGO se radicalizó, pero también el suelo se movía a los pies. Las hojas del calendario se caían de miedo y asco. El golpe de Aramburu, en 1956, con la Operación Masacre, que contará de forma genial Rodolfo Walsh. El golpe de Onganía, en 1966, con la noche de los bastones largos, cuando fueron cruelmente apaleados los profesores y alumnos de la Universidad de Buenos Aires, mientras eran conducidos a los coches celulares. El mandato de Lanusse, en 1972, con la masacre de Trelew. En todo este calvario de desdichados fastos y calamitosas salvaciones, el país vio una “chispa de esperanza” en la gran movilización cívica que arrancó con el cordobazo. A continuación, y acudiendo a la oftalmología, podríamos decir que se pasó de un estrabismo divergente a otro convergente. Y el punto de convergencia fue otra vez Perón. Gran parte de la izquierda argentina se injertó en el tronco peronista. Para muchos era la esperanza posible. Una alianza frente a Los Ellos. Y allí estaba HGO con sus hijas. Elsa, no. Elsa mantenía la distancia cuando de la música se pasaba a las palabras. Y allí estaba también Rodolfo Walsh con sus hijas Vicky y Patricia. Casi siempre se cita A sangre fría, de Truman Capote, como obra inaugural de la narrativa del “nuevo periodismo”. Es por ignorancia hemisférica. La primera fue Operación masacre, de Rodolfo Walsh, en 1957, el año en que nació también El Eternauta. Walsh, de origen irlandés, era entonces también antiperonista. Prefería jugar al ajedrez que la política e incluso la literatura. Pero un día, camino de casa, oyó el grito de un soldado moribundo: “¡No me dejéis solo, hijos de puta!”.
Pero la vuelta de Perón, el gran día de la resurrección nacional, pasará a la historia por la “matanza de Ezeiza”. Allí, en el aeropuerto, se inició el exterminio de la “juventud maravillosa”. Más de treinta muertos y trescientos heridos en el que iba a ser el día más feliz. El halago se convirtió en condena: la “juventud imberbe”. Perón falleció cuando se acercaba el día de la “nevada mortal”. El prócer había regresado con la momia de Evita y con un espectro de Evita, Isabel, manejado por un siniestro prestidigitador, el secretario López Rega, organizador de la Triple A, que mezcló la brujería con la producción industrial de la muerte. Se multiplicó el doble empleo. Muchos que ejercían de día de jefes de policía ejercían de jefes de la Triple A de noche. Hasta que vino el gran eufemismo. El Proceso de Reorganización Nacional. Es decir, el golpe militar con toda su red de poderosas complicidades. Era el régimen de Los Ellos. Y se puso en marcha, a pleno rendimiento, la “tecnología del infierno”. Walsh denuncia: “Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre ‘violencias de distinto signo’ ni el árbitro justo entre ‘dos terrorismos’, sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte”. La carta de Estela a Elsa terminaba diciendo: “Hay mucho por dar todavía en esta vida y muchas razones para seguir adelante”. Ese día, después de enviar la carta, la cazaron.
Oesterheld,Hugo Pratt y Elsa
“Él escribía a mano. Odiaba la máquina de escribir. Por eso aprendí taquigrafía y mecanografía. Para ayudarle. Después de casarnos, pasamos cuatro años en un departamento chico, en el barrio Desarrollo. Él entonces investigaba minerales. Amaba la naturaleza áspera, dura. La estepa donde no había nada.
Cuando lo conocí era un misántropo.
Nacieron una tras otra las nenas. Ya dibujaba. ‘Papu, dibujitos’. Les hacía monigotes todo el tiempo. Leía todo. Recibía revistas en alemán, italiano, inglés, francés. Tenía muchísima información. Le interesaban los descubrimientos científicos, todo aquello que se movía en el límite de la ciencia-ficción. A Borges le encantaba charlar con él. Las chicas se enteraron. Un día se fueron los cinco. Y allí estuvieron con él, en la penumbra de la Biblioteca Nacional.
Sí, tenía conocimientos extraordinarios, enciclopédicos. Un día, Hugo Pratt le muestra muy ufano unos dibujos. Un nuevo héroe. Un soldado en la época de la conquista del Oeste. Héctor le dice: ‘Está muy bien, pero tendrás que volver a dibujarlo. No puede llevar ese tipo de arma. La culata no era así’. Hugo se sentó, suspiró, gritó: ‘¡Lo mato, lo mato! Dime, Héctor Oesterheld, ¿a quién le va a importar cómo era la culata?’. ‘A mí’, respondió Héctor.
Todo estaba lleno de libros. También el garaje. Todo. Leía sesenta o cien historias a la vez. Así que Héctor se levanta. Va hacia el garaje. Un pandemonio. Cuando me ponía a arreglarlo, él se desesperaba. Revuelve en la maraña. Y al final vuelve con lo que buscaba en la mano. Se lo pasa a Hugo.
–Aquí está –le dice–. Así debe ser el arma.
Era muy deportista. Jugaba al tenis. El fútbol le gustaba, pero para verlo. Tenía una fijación con el estadio del River. Cuando iba al centro, siempre se pasaba por allí. Y es en ese estadio donde transcurre una batalla decisiva de El Eternauta. Fue un tiempo idílico, un paraíso, la casa de Beccar. Eso ya lo conté, ¿verdad?
Cuando llegaron los dibujantes italianos, eso fue antes, también fue una época maravillosa. Entre ellos, Hugo Pratt. ¡Medio locos, los tanos! Era un lindo muchacho. Tenía un carisma único. Todos los días se caía por casa. Venía con apetito. Le preparaba algo para cenar. Había amigas que me preguntaban: ‘¿Vos no te enamorás de este chico?’. Todas se enamoraban…”.
¿Y?
Elsa, la Elsa que recuerda, también está ahora en la cocina preparando algo para cenar. Uno se imagina allí, en el quicio de la puerta, en Beccar, a Corto Maltés, el mítico personaje de Pratt. Murmuro: “Tal vez era él el enamorado”. Elsa escucha en silencio. Y zanja la conversación sobre amores con un gesto irónico, una interjección trazada en el aire.
La memoria
Marcelo Brodsky, el artista y fotógrafo creador del parque de la Memoria de Buenos Aires, se enteró de la desaparición de su joven hermano Rubén en una llamada desde una cabina telefónica. Él estaba en España, exiliado. El universo tuvo, de repente, la dimensión de una cabina. “La ausencia de un desaparecido nunca termina. ¿Cómo se les cuenta a las nuevas generaciones? ¿Cómo se narra semejante horror? En el parque de la Memoria, cada recorrido es una nueva forma del recuerdo. Caminamos entre estelas que se apoyan, que se sostienen, donde lo colectivo es un entrelazamiento”.
A la hora de hablar del hermano, Brodsky juró que lo haría como si estuviera oyendo a Julio Fusik, en el Reportaje al pie del patíbulo: “Que la tristeza no sea nunca asociada a mi nombre”.
La eternauta
Cuando Elsa y Héctor se casaron, él trabajaba para aquel banco de crédito minero, analizando muestras de metales preciosos. Gran parte de su trabajo lo hacía sobre el terreno. Le gustaba andar. Recorrer solitario los grandes espacios. El viento patagónico en la cara. “Es un trabajo duro, puede ser destructiva esa soledad del geólogo, conocí gente que se alcoholizó”, dice Elsa. “Pero él amaba esa relación solitaria con la naturaleza. Amaba todo en la naturaleza. Los caracoles nos comían las rosas y yo le decía que les pusiera veneno, pero Héctor exclamaba: ‘¡También ellos tienen derecho a vivir!’. Yo le decía: ‘Oye, que la celta panteísta soy yo, pero no quiero que me coman las rosas’. Le ofrecieron un buen trabajo, pero eso significaba la separación. Y fue cuando se decidió por el mundo editorial”.
Elsa nació en Buenos Aires, en una familia de emigrantes gallegos llegados de una pequeña aldea, Loño, cerca de Santiago. Cuando Elsa pasó por Loño, en 1983, se fijó en el hórreo de madera del que tanto le había hablado el padre. Esperaba algo más monumental. “Qué pasa?”, le preguntó su tío. “Está despintado”. “Es que tu abuela no quiso que lo tocaran. Que lo dejaran tal como lo había pintado el hijo”.
El hijo era el padre emigrante de Elsa. HGO pasó por aquella aldea en 1962, en un “desvío” de un viaje a Alemania. Hay una foto en la que se le ve retratado como el Robinsón que era, camuflado en la hierba de campesino segador. En Argentina, los padres de Elsa laboraron duro para salir adelante, pero tenían otro rasgo: amaban la música con locura. La ópera y la clásica. Escuchaban cada concierto en la radio de galena. El tío Pedro llevaba siempre una flor en el ojal. La madre de Elsa leía a Lorca. Lo había visto en un teatro bonaerense, abarrotado, recibido por una multitud en la calle de Corrientes. “Yo me parezco mucho a papá. Soy Vicente Sánchez en mujer, tremendamente impulsiva. Yo era un marimacho. El varón equivocado de la familia. Tuvimos un golpe terrible. Murió mi hermana mayor cuando yo tenía 12 años. Estudié música. Y danza clásica. Y samba. Es verdad que todos querían bailar conmigo. No, Héctor no era muy bailarín. Yo tenía 17 años y él 24 cuando nos enamoramos”.
Elsa habla y habla como un cuerpo abierto, que contiene su vida y la de otros. Su mirada corre más que la flecha del tiempo. Desde el apartamento bonaerense se escucha cada poco el paso de un convoy ferroviario. Los trenes, la luz cambiante del día, todo parece esforzarse para seguir la velocidad, la intensidad del recuerdo de Elsa, que estaba hablando feliz de su adolescencia bailarina, danzando con las palabras, y de repente se gira y dice: “Hasta los psicólogos se estremecían. Toda la experiencia psicológica no servía para enfrentarse a nuestro caso. Me preguntan cómo he resistido, cómo estoy viva. No lo sé. Estoy aquí por una extraña obligación. Yo ya he gastado todo el miedo del mundo”.
A la altura de nuestros ojos, en un estante del mueble librería, hay una foto que nos mira. Son ellas. Las cuatro. En la casa de Beccar. En la hora azul. Las cuatro chicas Oesterheld. Toda la belleza del mundo. (El País Semanal, 24/08/08)
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