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sábado, 9 de diciembre de 2017

[Desde la RAE] Hoy, con la académica Soledad Puértolas







La Real Academia Española (RAE) se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de cuatrocientos ochenta y tres académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y.

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Academia Española con la de la académica Soledad Puértolas, elegida el 28 de enero de 2010. Tomó posesión de su silla, la "g", el 21 de noviembre de 2010 con el discurso titulado Aliados. Los personajes secundarios del «Quijote», al que respondió en nombre de la Academia, José María Merino.

La escritora Soledad Puértolas Villanueva nació en Zaragoza, Aragón, el 3 de febrero de 1947. Es licenciada en Periodismo y máster en Lengua Española y Portuguesa por la Universidad de California. Ha sido asesora del Ministerio de Cultura y coordinadora del Área de Lengua Castellana para la difusión del español en el mundo (1982-1985). Ha formado parte de los patronatos de la Biblioteca Nacional y del Instituto Cervantes (2006-2012) y ha pertenecido al Consejo de Administración de esta última entidad (2009-2012).

Ha sido galardonada, entre otros, con el Premio Sésamo por su primera novela, El bandido doblemente armado (1979); el Premio Planeta por Queda la noche (1989); el Premio Anagrama de Ensayo por La vida oculta (1993), y el Premio NH al mejor libro de relatos por Adiós a las novias (2001). Este mismo año recibió el Premio Glauka como reconocimiento a su trayectoria en el campo cultural. Por el conjunto de su obra, traducida a varios idiomas y que abarca el campo de la novela, el relato y el ensayo, recibió el Premio de las Letras Aragonesas (2004), el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid (2008) y la Medalla de Oro de Zaragoza (2012).

Sus obras más recientes son Historia de un abrigo (2005), Compañeras de viaje (2010), Mi amor en vano (2012), El fin (2015 y Chicos y chicas (2016). En 2012 publicó una versión modernizada del clásico la Celestina. Anagrama editó en 2011 el primer volumen de sus Obras escogidas.




Soledad Puértolas, en su toma de posesión académica



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

domingo, 28 de junio de 2015

[Literatura] Sobre "La Celestina" de Puértolas y algunas cosas más





Soledad Puértolas


En mayo de 2012 una amiga me regaló un libro premiado hacía unos años con el Planeta. Lo acepté encantado. Había oído hablar bien de él y su autor me merecía gran reconocimiento. De vuelta a casa, en la guagua, lo fui ojeando como acostumbro a hacer con todos los libros: primero, la lectura de las solapas para ver de qué va y qué se cuenta de su autor; luego, las páginas iniciales y unas cuantas del interior a la buena de Dios;  y para terminar, las cuatro o cinco finales. Es posible que a algunas personas este método les resulte deleznable pero a mí me funciona muy bien porque me da una idea bastante exacta de si merece la pena continuar la lectura del libro o aplazarla "sine díe". La primera impresión me resultó frustrante y me confirmó en mis reticencias sobre los premios Planeta de novela, al menos los de unos cuantos años atrás para acá. No voy a decir que libro era ni mencionar su autor, que me merecía todo respeto por su trayectoria anterior, pero tengo la impresión que la "cosa de los premios", no digo yo que siempre, funciona a base de elegir previamente un autor de prestigio reconocido y pedirle que escriba una novela de prisa y corriendo con la premisa previa de que el premio va a ser para él. Y como en este país la literatura no da para mucho, así salen algunas novelas... De todas maneras no tengo empacho en confesar que pasado un año y pico del aparcamiento voluntario del susodicho libro volví a él y lo encontré más que satisfactorio. Me equivoqué en mi primera impresión. Lo reconozco.

Fue también por aquellas fechas que leí con delectación en el diario El País un artículo titulado "Fascinante Celestina" escrito por la novelista y académica de la RAE Soledad Puértolas, sobre la versión que en español actual había realizado para la editorial Castalia y publicada en abril de aquel año de la "Tragicomedia de Calixto y Melibea"la inmortal obra de Fernando de Rojas, más conocida como "La Celestina" por el nombre de su principal personaje. No voy a contarles el argumento porque es de sobra conocido, y aunque me prometí a mí mismo leerla en la primera ocasión que tuviera, de nuevo me surgieron reticencias "a priori" sobre la traslación al español de hoy de una obra publicada por vez primera en 1499. Esas reticencias eran fruto de mi experiencia académica y de prejuicios personales al respecto como simple lector, pero no quise adelantar acontecimientos, aunque a mí la edición de Crítica (Barcelona, 2004), coordinada por Francisco Rico, me parecía y me sigue pareciendo, con mucho, la mejor de las que he leído de "La Celestina"

La ocasión de leer la versión de Soledad Puértolas llegó hace unos días gracias de nuevo a la atención que me depara el personal de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas de Gran Canaria. Tres años después de aquel artículo en El País, estoy por fin leyendo "La Celestina" de Puértolas. No puedo emitir aun un juicio ponderado de la misma. Cuando termine esta primera lectura quiero releerla de nuevo simultaneándola con la edición de Crítica que comentaba más arriba. De momento, no puedo negar su mayor e indiscutible intelegibilidad, pero me da la impresión de que esa intelegibilidad indiscutible la hace perder la frescura del castellano de Rojas en una época en la que, como dice la propia Puértolas en el prólogo de su edición, la lengua castellana no estaba del todo fijada y faltaba aun un siglo para que Miguel de Cervantes escribiera su "Don Quijote de La Mancha". Es la misma sensación de desasosiego que me turbó hace muchos años, cuando estudiando la licenciatura de Geografía e Historia, tuve la osadía de acometer un trabajo de curso sobre el poema del Cid: "Nomenclatura y toponimia en el Poema del Mío Cid", se tituló, que comencé a realizar a partir de una versión de la obra en español actual y abandoné enseguida para volver a la edición en castellano antiguo y rimada: lo que estaba leyendo "no era mi Cid". Sí, era inteligible, pero no era el poema del Cid. Y me da un poco de aprensión enfrentarme a otra lectura que tengo pendiente, ya veremos para cuando, la versión en español moderno que del "Don Quijote de La Mancha" cervantino acaba de hacer para la editorial Destino (mayo, 2015) el escritor Andrés Trapiello. Aunque no pienso quedarme con las ganas; leerla, seguro que la leo...

En una de las secciones del blog, en la columna derecha de la pantalla, voy poniendo los nombres de algunos de mis autores favoritos y de sus libros, nunca más de un libro por autor. No están todos los que son, pero, indudablemente, sí lo son todos los que están... Aunque parezca mentira leo ahora menos que cuando trabajaba, estaba metido en otros fregados académicos, sindicales y políticos, y además tenía tiempo para la familia. Hablaba de ello hace unos días con una buena amiga -solemos quedar para tomar un café en la calle Triana de Las Palmas de vez en cuando-, y me comentaba que ella tiene la misma sensación, ahora que "solo" se dedica a atender a su familia. Supongo que son los años, que pesan, como decía Rubén Darío: "La vida es dura, amarga, y pesa / ya no hay princesa a la cual cantar." O quizá sea la condición de abuelo, que resulta tan gratificante o más para el espíritu que la literatura. Ya lo comprobarán en su momento. Como le ocurría a mi amigo Michel de Montaigne, mis hábitos de lectura son bastante heterodoxos. Salto de un libro a otro con facilidad, vuelvo al que dejé a medias hace unos días, leo algo que me hace abandonar el que tengo entre manos y comenzar con otro... Supongo que no soy un caso excepcional. 

En este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes pueden acceder al facsímil, completo, de la primera edición de "La Celestina", impresa en Burgos en 1499 por el editor Fadrique Alemán, de Basilea (Suiza). Y en este otro, en el portal de la mencionada biblioteca dedicado especialmente a "La Celestina", a otras ediciones facsímiles de la obra, versiones modernas, adaptaciones, ediciones críticas y todo tipo de información sobre el autor, la obra en sí y su época. Y en este vídeo que acompaño pueden ustedes ver y escuchar el solemne acto y discurso de entrada en la Real Academia Española de Soledad Puértolas. Y en este otro el reportaje que la 2 de TVE dedicó a la escritora aragonesa con motivo de su entrada en la Real Academia Española. Creo que ambos les resultarán interesantes.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Monumento a "La Celestina" (Salamanca, Castilla y León)




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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

sábado, 12 de mayo de 2012

Sobre "La Celestina" de Puértolas y otras lecturas




La escritora Soledad Puértolas


El lunes pasado una amiga me regaló un libro premiado hace unos años con el Planeta. Lo acepté encantado; había oído hablar bien de él y su autor me merecía gran reconocimiento. De vuelta a casa, en la guagua, lo fui ojeando como acostumbro a hacer con todos los libros: primero, la lectura de las solapas para ver de qué va y qué se cuenta de su autor; luego, las páginas iniciales y unas cuantas del interior a la buena de Dios;  y para terminar, las cuatro o cinco finales. Es posible que a algunas personas este método les resulte deleznable pero a mí me funciona muy bien porque me da una idea bastante exacta de si merece la pena continuar la lectura del libro o aplazarla "sine díe". La primera impresión me resultó frustrante y me confirmó en mis reticencias sobre los premios Planeta de novela, al menos los de unos cuantos años atrás para acá. No voy a decir que libro es ni mencionar su autor  que me merece todo respeto por su trayectoria anterior, pero tengo la impresión que la "cosa" funciona a base de elegir previamente un autor de prestigio reconocido y pedirle que escriba una novela de prisa y corriendo con la premisa previa de que el premio va a ser para él. Y así salen...

Hace unos días leía con delectación en el diario El País el artículo de la novelista y académica de la RAE, Soledad Puértolas, sobre la versión que en castellano moderno ha realizado para la editorial Castalia de La "Tragicomedia de Calixto y Melibea", la inmortal obra de Fernando de Rojas, más conocida como "La Celestina" por el nombre de su principal personaje. No voy a contarles el argumento porque es de sobra conocido, y aunque me he prometido a mí mismo leerla en la primera ocasión que tenga, de nuevo me surgen reticencias "a priori", con toda seguridad infundadas, sobre la traslación al español de hoy de una obra publicada por vez primera en 1499. Esas reticencias son fruto de mi experiencia académica y de prejuicios personales al respecto como simple lector, pero no quiero adelantar acontecimientos, aunque a mí la edición de Crítica (Barcelona, 2004) me parece, con mucho, la mejor de las que he leído de "La Celestina". Ya les contaré.

Me quedé prendado de la escritora Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) el día que vi por televisión el reportaje que el programa "Esta es mi tierra" de TVE2 le dedicó especialmente con motivo de su elección como miembro de la Real Academia de la Lengua. Es magnífico, y como he conseguido encontrarlo en los archivos de RTVE lo he subido al blog. Se lo recomiendo encarecidamente.

En este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes pueden acceder al facsimil, completo, de la primera edición de "La Celestina", impresa en Burgos en 1499 por Fadrique Alemán de Basilea. Y en este otro, en el portal de la misma dedicado especialmente a "La Celestina", a ediciones facsímiles de la obra, versiones modernas, adaptaciones, ediciones críticas y todo tipo de información sobre el autor, la obra en sí y su época.

Ya puestos, he subido la película que sobre la obra de Fernando de Rojas llevara al cine en 1996 el director Gerardo Vera, con guión de Rafael Azcona, y con Penélope Cruz, Juan Diego Boto y Terele Pávez como principales protagonistas. No es una obra maestra pero puede disfrutarse.

En una de las secciones del blog, en la columna derecha de la pantalla, voy poniendo desde mediados de 2008 los libros que estoy leyendo, consultando o que anoto para futuras lecturas, clasificados por años. Aunque parezca mentira leo ahora menos que cuando trabajaba, estaba metido en otros fregados académicos, sindicales y políticos, y encima tenía tiempo para la familia. Supongo que son los años, que pesan, como decía Rubén Darío: "La vida es dura, amarga, y pesa / ya no hay princesa a la cuál cantar." O quizá sea la condición de abuelo, que resulta tan gratificante o más para el espíritu que la literatura. Ya lo comprobarán en su momento...

Como le ocurría a mi amigo Michel de Montaigne, mis hábitos de lectura son bastante heterodoxos. Salto de un libro a otro con facilidad, vuelvo al que dejé a medias hace unos días, leo algo que me hace abandonar el que tengo entre manos y comenzar con otro... Supongo que no soy un caso excepcional. 

En estos últimos meses he disfrutado muchísimo con la "Eneida" (Espasa, Madrid, 2004) de Virgilio, y la "Metamorfosis" (Cátedra, Madrid, 1995), el "Arte de amar" (Alianza, Madrid, 2004) y la "Carta de las heroinas" (Gredos, Madrid, 1994), de Ovidio. Por deformación profesional y por gusto, reconozco que leo con mayor placer el ensayo o la obra histórica que la ficción. De ahí que me haya atrevido con la "Historia de la civilización en Europa" (Alianza Madrid, 1966) de François Guizot, todo un clásico que tenía en casa desde hace más de cuarenta años sin haberle hincado el diente, y que me ha encantado. Y que haya terminado de leer con enorme satisfacción el tomo 2 de la monumental "Historia crítica del pensamiento español" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1994), de José Luis Abellán, dedicado a la Edad de Oro española, el siglo XVI. Sus capítulos sobre el descubrimiento, conquista y colonización de América por los españoles me ha hecho reflexionar en profundidad sobre nuestro acontecer histórico como pueblo. Su lectura me llevó como en volandas, a ensimismarme con el "Cervantes y los casticismos españoles" (Alianza, Madrid, 1974) de mi admirado Américo Castro. Los estudios contenidos en el mismo sobre Cervantes y el "Quijote", el pasado de los españoles, Fray Bartolomé de las Casas, o lo precario de las relaciones entre España y sus Indias, todos a la luz de la famosa tesis de don Américo, que comparto plenamente, sobre el papel de los españoles descendientes de judíos conversos y moriscos ("cristianos nuevos") en contraposición a los "cristianos viejos", resultan esclarecedores.

El último libro que he leído, lo terminé ayer, ha sido una magnífica biografía: "Carmen Laforet. Una mujer en fuga" (RBA, Barcelona, 2010) sobre la autora de "Nada" y "La isla y los demonios", tan vinculada emocional y vitalmente a la isla de Gran Canaria, escrita por Anna Caballé e Israel Rolón. Me ha gustado muchísimo, pero también me ha dejado un poso de desasosiego ante la cruda exposición de una vida que no quiso ni supo encajar en el mundillo literario de su época y que se fue extinguiendo (murió el año 2004) en una profunda soledad preñada de ensoñaciones, frustraciones y fracasos personales y familiares.

En fin, creo que esta crónica de hoy no da para más. Sean felices, por favor, a pesar del gobierno y de todos los incompetentes que se creen en posesión de la verdad. 

En el otro vídeo que acompaña la entrada pueden ustedes ver y escuchar el solemne acto y discurso de entrada en la Real Academia Española de Soledad Puértolas. Estoy seguro que va a gustarles.

Tamaragua, amigos. HArendt





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Entrada núm. 1466
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
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"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

Discurso de ingreso en la RAE de Soledad Puértolas

sábado, 30 de julio de 2011

Mi primera vez: El primer día de colegio. Un relato de Soledad Puértolas






Primer día de colegio (Dibujo de Fernando Vicente)




No recuerdo como fue mi primer día de colegio. Ni siquiera la fecha: supongo que entre 1951 y 1952. Sí, en cambio, y muy bien, el lugar: un viejo caserón, inmenso para mi tamaño de niño, en el número 32 de la calle Batalla del Salado, en Madrid, donde estaba ubicado el Primer Tercio Móvil de la Guardia Civil, en el que mi padre estaba destinado al mando de una de sus compañías. 

El pabellón donde vivían mis padres estaba en la tercera planta, y daba a una inmensa galería descubierta sobre un gran patio de armas de planta cuadrangular. El parvulario, pues no era otra cosa "mi primer colegio", estaba en la primera planta del edificio en cuestión, y en él aprendían sus primeras letras los hijos de los guardias civiles allí destinados..  

No recuerdo el nombre ni el aspecto de mi maestra, aunque sí que era una muchacha joven y cariñosa con nosotros. También recuerdo el penetrante olor de la tiza, que no he podido olvidar y que se reproduce en mi cerebro cada vez que entro en un aula escolar, aún hoy...

Recuerdo también muy bien el gravísimo problema que durante mucho tiempo tuve con el nombre de la penúltima letra del abecedario y como bajaba desde mi casa hasta el parvulario repitiendo en voz alta una y otra vez "i griega, i griega, i griega...",

La escritora Soledad Puértolas, académica de la Lengua, recordaba hace unos días en El País: "Ficciones. Mi primera vez: Primer día de colegio" (15/07/2011), como había sido para ella y como recordaba, esa "primera vez". El vídeo que acompaña a la entrada es una entrevista que la 2 de RTVE realizó a la escritora aragonea con motivo de su ingreso en la Real Academia Española. Disfruten de ambos. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Ficciones: Primer día de colegio 
por Soledad Puértolas
EL PAÍS - 15-07-2011

Quizá para que yo no estuviera en casa mucho tiempo sola, ya que mi hermana, que me llevaba dos años, iba ya al colegio, mi madre decidió enviarme al jardín de infancia cuando yo apenas tenía cuatro años. Hoy día es más normal, pero en aquella época resultaba un poco prematuro y tengo la impresión de haber escuchado a mi alrededor, a lo largo del curso, algunos comentarios sobre el asunto.

El jardín de infancia se encontraba en el sótano del enorme edificio del colegio, pero no era un sótano lúgubre, sino luminoso. Cuando caía la tarde, se encendían las luces y el aula cobraba una vida distinta, casi agresiva. La luz eléctrica era mucho más invasora que la del sol. Y siempre era igual. La tarde se detenía. En lugar de avanzar, la hora de la salida parecía más y más lejana.

Me impresionó tanto ese día al que había llegado un poco engañada porque nadie me había explicado qué se hacía en el colegio ni cuánto tiempo debía permanecer en él, que cuando, ya en casa, oí decir que había que prepararlo todo para el día siguiente, me quedé paralizada. ¿Tenía que volver mañana?, pregunté, incrédula. Todos los días, me dijeron. Todos los días. ¡Qué tres palabras más terribles bajo su aparente inocencia! Resultaba incomprensible y abrumador. Me parece que fue en ese mismo momento cuando la conciencia del tiempo se instaló dentro de mí de una forma terrible y angustiosa, como si esas palabras -todos los días- hubieran sido una maldición. Y, a partir de ese momento, también, arraigó en mi interior una obsesión: huir de ese tiempo monótono y obstinado que se empeñaba a repetirse día a día, exacto, imperturbable, eliminando toda posibilidad de avanzar, de cambiar.

Ese es el recuerdo que todavía hoy puedo reproducir: echada en la cama, con los ojos abiertos, me estoy diciendo a mí misma que mañana volveré a pasar el día en el colegio, codo con codo con niñas de mi edad, y rodeada de monjas.

Mañana y al día siguiente y al otro. ¿No volvería a tener tiempo para mí?, ¿tendría que estar siempre ahí, observada, empujada, incluida en un grupo? No sé ahora para qué quería yo ese tiempo que me parecía me estaban hurtando. Quizá buena parte de la culpa la tenía la potente luz eléctrica que, después de comer, invadía el sótano. Puede que me asustara demasiado y creyese de verdad que la tarde nunca se iba a terminar.

Pero esa sensación se guardó tan celosamente en mi interior que aún concibo el futuro, ante todo, como una liberación. Las dificultades, penas e inconvenientes que, como es lógico, aguardan dentro de ese tiempo desconocido, aún empalidecen cuando considero su latido. En este mismo momento, el tiempo transcurre. Se oye llover, si llueve, y cada gota cae del cielo adonde vaya a caer, la tierra, un tejado, un paraguas. O hace calor, y son las gotas de sudor las que se deslizan por la piel. Ese caer, ese deslizar, ese avanzar, aún me parece extraordinario.




La escritora Soledad Puértolas




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Entrada núm. 1393 -
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

La 2 de RTVE entrevista a Soledad Puértolas