viernes, 3 de enero de 2020

[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 3 de enero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...



















La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 2 de enero de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] No nos une el amor sino el espanto. (Publicada el 4 de junio de 2009)



Plaza de Oriente, Madrid


La frase que da título a esta entrada de hoy la dijo el escritor argentino Jorge Luis Borges en referencia a su amor por la ciudad de Buenos Aires. Lo cuenta el también escritor chileno, Rafael Gumucio, en un hermoso artículo: "Barcelona-Madrid, desencuentro conyugal", que hoy publica en el El País, sobre esa relación amor-odio, secular, que como en todo matrimonio o pareja que se precie, mantienen las dos grandes capitales españolas. 

Viví en Madrid entre los cuatro y los veintiún años, y desde entonces habré volado y vuelto a ella, desde Canarias, en un centenar de ocasiones. Me encanta Madrid. Y me encanta Barcelona, en la que he estado una media decena de veces, nunca más allá de uno o dos días en cada ocasión. No sabría elegir entre ellas si me fuerzan a que lo haga: son ciudades absolutamente distintas y complementarias: en sus paisajes, en su urbanismo, en sus monumentos, en sus gentes. Me pasa igual con Roma o París. ¿Cuál es más bella? No sería capaz de contestar, aunque sí reconozco que Roma es la ciudad en que más "como en mi casa" me siento. Será "deformación" por mi formación académica histórica y clásica... ¿No creen ustedes que limitar nuestra capacidad de amar, da igual el qué, es limitar nuestra condición de personas? HArendt




Plaza de Cataluña, Barcelona



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 2 de enero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...










La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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miércoles, 1 de enero de 2020

[A VUELAPLUMA] Levedad



La Ópera de París, en huelga


El año en el que las protestas violentas han copado todas las portadas, comenta en el A vuelapluma de hoy, primer día del año, la profesora Máriam Martínez Bascuñán, se cierra con las bailarinas de la Ópera Garnier, en huelga, pero con el mágico conjuro de la danza. 

"Bajo el cielo gris parisiense, poco antes de la Nochebuena, -comienza diciendo Martínez-Bascuñán- las bailarinas de la Ópera Garnier salen al frío de la calle para interpretar El lago de los cisnes. Parecen volar sobre los adoquines, leves y ligeras, pero en el país de los chalecos amarillos su gesto, firme y hermoso, adquiere mayor significancia. Porque es en Francia donde se globalizó una manera de reivindicarse, de hacerse presente, que se alimenta del odio, la exasperación y la violencia. Frente a ese relato de la reivindicación exasperada, construida para viralizarse e impactar a todo el globo, las bailarinas han decidido prescindir del fetiche imitativo, de los chalecos fluorescentes de la Francia periférica o el paraguas hongkonés. Son solo ellas, bailando en su ciudad, en su lugar de trabajo, sencillamente y de manera local, con una causa concreta, tangible y relevante.

Levantarse contra el poder no solo es legítimo en democracia: es necesario, pues la democracia es un sistema que precisa de reformas y cuidados continuos, una realidad viva que genera nuevas situaciones que deben atenderse y, a veces, corregirse. Parece importante recordarlo cuando volvemos a identificar, con inevitabilidad aparente, protesta y violencia, cuando el mundo parece estallar de nuevo con tácticas brutales de movilización y represión que deseábamos extinguidas. Hong Kong, la India, Chile, son ejemplos de la disparidad de lugares y causas, pero también de una articulación demasiado tenue, casi inasible, sin muchas pancartas o reivindicaciones sistematizadas, sin objetivos claros o una cultura compartida. Su inorganicidad contrasta con el mensaje claro de las bailarinas: “Ópera de París, en huelga”, “La cultura está en peligro”. Sus peticiones son nítidas: quieren jubilarse a los 42 años, como establece el régimen de la Ópera desde 1698. Sus razones son buenas: su bello oficio tiene sus peculiaridades, una forma diferente y valiosa de aportar a la sociedad, pero impacta duramente en el cuerpo con el que siguen creando figuras en el aire.

La levedad de sus cuerpos articula una protesta que refuta la dureza masculina de las piedras o los cócteles molotov. Y es una protesta doble: contra la reforma de las pensiones, pero también contra la obcecación de la protesta violenta. Mientras hacen flotar la música de Chaikovski, nos dicen que no es necesario llevar las cosas al límite para propiciar cambios, ni hacer enmiendas dramáticas a la totalidad. El año en el que las protestas violentas han copado todas las portadas se cierra con ellas, con el mágico conjuro de la danza y el ballet de unas bailarinas corajudas que transforman el peso en levedad para colmar de levedad la calle. ¿No les parece maravilloso? Respiren con ellas".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 







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[DESDE LA RAE] Hoy, con al académico Domingo Ynduráin Muñoz



El académico Domingo Ynduráin en su toma de posesión


La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. En sus primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. El 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. 

A esta sección del blog iré subiendo periódicamente una breve semblanza de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Domingo Ynduráin Muñoz (1943-2003). Elegido en 1996, tomó posesión de la silla "a" de la Academia el 20 de abril de 1997 con el discurso titulado "El descubrimiento de la literatura en el Renacimiento español", al que respondió, en nombre de la corporación, Francisco Rico. Fue el vigésimo secretario de la Real Academia, elegido en 1999 y reelegido el 16 de enero de 2003, unas semanas antes de su muerte.

Domingo Ynduráin comenzó sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid, en donde se licenció y obtuvo el doctorado en Filología Románica, bajo la dirección de Rafael Lapesa. Mientras preparaba su tesis doctoral, titulada Análisis formal de la poesía de Espronceda (1971), fue lector de español en la Universidad de Zurich y profesor extraordinario en las universidades de Lausana y de Lovaina. Volvió a la universidad española como profesor de literatura en la Universidad Complutense y, más tarde, como catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid. Ejerció, también, como profesor visitante en la Universidad de South California. Conferenciante en universidades e instituciones de reconocido prestigio, Domingo Ynduráin fue vicerrector de Humanidades y Cursos de Extranjeros, así como secretario general de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo entre 1984 y 1991. Fue además  asesor del Consejo de Teatro del Ministerio de Cultura y miembro del Consejo de Universidades. En el ámbito de su labor editorial, que compaginó con sus facetas de docente e investigador, formó parte del Consejo Editor de la colección «Letras Hispánicas» de Ediciones Cátedra y del Consejo de Redacción de las revistas Ínsula y Epos, y fue director literario de la Biblioteca Castro, desde la que publicó alrededor de cien volúmenes de clásicos de la tradición hispánica. Especialista en el Siglo de Oro, sus estudios abarcan todos los periodos, desde la Edad Media al siglo XX, combinando la historia de la literatura con la teoría literaria, la edición y la crítica textual. Es autor de numerosos libros de estudios monográficos y artículos en revistas especializadas. Entre sus estudios destacan Análisis formal de la poesía de Espronceda (1971), Introducción a la metodología literaria (1979), Aproximación a San Juan de la Cruz (1990), Humanismo y Renacimiento en España (1994) y Del clasicismo al 98 (2000).



Real Academia Española, Madrid



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es miércoles, 1 de enero. ¡Año Nuevo!





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...




















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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)