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miércoles, 9 de octubre de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "Poenulus" (El cartaginés), de Plauto




Representación actual del Poenulus, de Plauto


Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia titulada Poenulus (El cartaginés), de Plauto, que pueden leer desde el enlace anterior.


No se conoce la fecha de nacimiento de Plauto, que se ha fijado hacia el  254 a. C. por una noticia de Cicerón, pero sabemos que murió en el 184. Un lapso vital históricamente muy revuelto. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. Murió enormemente rico, envuelto en una gran popularidad. Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Se le atribuyen hasta 130 obras.

El Poenulus es una comedia latina compuesta por Tito Maccio Plauto, probablemente entre los años 195 y 189 a. C. El título suele traducirse literalmente como El pequeño cartaginés o como El pequeño púnico, aunque también ha sido traducido en alguna ocasión de manera más libre, como El ladino cartaginés.​ Inspirada en una obra griega anterior, probablemente en Ὁ Καρχηδόνιος (ho Karkhēdónios, «El cartaginés»), atribuida a Alexis de Turio (ca. 375-275 a. C.),​ el Poenulus es especialmente conocida en la actualidad por contener pasajes redactados en idioma púnico o cartaginés. Se trata de uno de los pocos testimonios escritos en esa lengua que se nos han conservado y constituye una oportunidad única para acercarnos a ese idioma extinto, ya que, a diferencia de lo que sucede con las inscripciones cartaginesas escritas en alfabeto fenicio, Plauto sí anotó las vocales.​ A menudo, ha llamado la atención que Plauto concediera tanto peso a un extranjero, y no a un extranjero cualquiera, sino a uno procedente del pueblo cartaginés, el enemigo por excelencia de Roma en los años en los que se estrenó la pieza. Es probable que lo hiciera para poder incluir esos breves parlamentos en la obra y, de este modo, poder divertir a su audiencia con el sonido extraño de una lengua que en nada se parecía a la latina.

La obra transcurre en una calle de la ciudad griega de Calidón, en Etolia, delante de las casas de Agorastocles y Lico, y ante el templo de Venus. Agorastocles es un joven cartaginés que fue raptado a la edad de siete años y que acabó siendo liberado y adoptado por un viejo misógino, que lo nombró su heredero. Junto a él viven dos hermanas, Adelfasia y Anterástile, que también fueron raptadas de niñas, pero que corrieron peor suerte, ya que fueron compradas por un alcahuete, Lico, para convertirlas en prostitutas. Agorastocles se enamora de una de las dos hermanas, de Adelfasia, pero Lico mortifica a los dos enamorados e impide su unión. Por eso, el joven idea un plan con ayuda de su esclavo Milfión, para comprometer a Lico en un robo de oro. Finalmente, sin embargo, no será necesario recurrir a ese plan porque a la ciudad llega el cartaginés Hanón, que descubre en Agorastocles a su sobrino y reconoce en las dos hermanas a sus propias hijas, a las que creía perdidas para siempre. Gracias a este hecho inesperado, Agorastocles y Adelfasia pueden casarse, mientras el viejo Lico se convierte en el gran perdedor de la historia.


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes. 



La diosa Talía, musa del teatro



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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viernes, 13 de septiembre de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "El Gorgojo", de Plauto



Representación de El Gorgojo, de Plauto


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes. 

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia El Gorgojo, de Plauto, que pueden leer desde el enlace anterior y ver desde este otro, en vídeo, intepretada el año 2013 por el grupo de teatro La Bicicleta de Saldaña, dirigido por Miguel Sánchez Mota.

El Gorgojo narra las aventuras de un parásito, auténtico precedente del pícaro, un hombre sin escrúpulos de imaginación fecunda, que vive de su astucia e ingenio. El Curculius, Curculio o el Gorgojo es una obra de teatro del comediógrafo latino Plauto. Una producción de escaso interés desde el punto de vista literario, pero en cambio es una preciosa fuente de conocimiento en cuanto a la historia del arte y de las costumbres. Toma nombre esta comedia del apodo cómico que da en ella al parásito quien desempeña en la pieza un papel principal. Encontramos todo en esta comedia: interpretaciones de sueños, el novelesco destino de una joven robada en sus primeros años, esclava después y reconocida libre al final del drama y por último, hasta un intermedio cantado por el director de la grex o coro. Se trata de una especie de parabrisas aristofánica en que se revistaban malignamente todas las bribonerías e iniquidades de aquel mismo pueblo soez que aplaudía con júbilo delirante. Esta comedia romana ofrece la particularidad de carecer de prólogo, sin duda porque su excelente exposición lo hacía innecesario. Debió componerse este drama hacia el año 545 desde la fundación de Roma.

No se conoce la fecha de nacimiento de Plauto, que se ha fijado hacia el  254 a. C. por una noticia de Cicerón, pero sabemos que murió en el 184. Un lapso vital históricamente muy revuelto. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. Murió enormemente rico, envuelto en una gran popularidad. Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Se le atribuyen hasta 130 obras.



Talía, la musa del teatro



La reproducción de artículos firmados en el blog no implica compartir su contenido, pero sí, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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lunes, 19 de agosto de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "La suegra", de Terencio




Mosaico latino representando una escena de La suegra, de Terencio


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes. 

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia La suegra, de Terencio, que pueden leer desde el enlace anterior y ver desde este otro, en vídeo, intepretada por alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, Argentina. 

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Esto da el año 194 a. C. como fecha de su nacimiento. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras y actualmente solamente disponemos de los textos de veintiuna de ellas.

La suegra, cuyo título original es "Hecyra", probablemente sea una de las comedias más recordadas de Terencio por no haberla podido representar íntegra hasta el tercer intento. Se han conservado dos didascalias de esta obra, según las cuales, la obra se representó por primera vez siendo ediles curules Sexto Julio César y Gneo Cornelio Dolabela, (primeros de abril del año 165 a. C.). Según la didascalia transmitida por Α, conocido por códice de Bembino, la obra fue representada en los Juegos Megalenses, mientras que en la didascalia transmitida por Σ, conocido como «recensión caliopea», se dice que la obra se representó en los Juegos Romanos. La primera vez que se representó se hizo sin prólogo. No pudo ser representada íntegramente la primera vez. La segunda vez que se representó la obra fue durante el consulado de Gneo Octavio y Tito Manlio (año 164 a.C). Se volvió a representar en los Juegos Fúnebres en honor de Lucio Emilio Paulo. Repuesta por tercera vez siendo ediles curules Quinto Fulvio y Lucio Marcio (160 a.C). Según ambas didascalias, la música la compuso Flaco, un esclavo de Claudio. La comedia fue interpretada con flautas iguales. La acción transcurre en una calle de Atenas.

La obra se inicia cuando el esclavo Parmenón explica a dos amigas, la cortesana Filotis y a la anciana Sira, que su joven amo, Pánfilo, muy enamorado de la cortesana Báquide, cediendo a los ruegos de su padre, Laques, ha renunciado a ser su “protector” para casarse con Filúmena, hija de una vecina. Fiel a su primer amor, Pánfilo se abstiene de consumar su matrimonio, con la esperanza de que Filúmena, cansada de su desprecio, tome la iniciativa de deshacer la unión; pero, en vista de la paciencia y del tacto de la mujer y de la brusquedad con la que lo trata Báquide, celosa, Pánfilo se aparta de ésta y se enamora de su mujer. 

Mientras tanto ha muerto un pariente lejano y el joven tiene que emprender un largo viaje para recoger la herencia. En la ausencia, Filúmena vive sola con Sóstrata, la madre de Pánfilo, ya que Laques está en el campo trabajando; suegra y nuera han vivido en armonía, hasta que un día, nadie sabe por qué, Filúmena vuelve a casa de sus padres. La razón de la huida de Filúmena es la violación de la que fue víctima dos meses antes de casarse, y del embarazo de la misma. Protegida por su madre, la joven decide hacer desaparecer el fruto de su desgracia, pero Pánfilo, volviendo de su viaje, para en casa de sus suegros en ese mismo momento y huye indignado al comprender que el recién nacido no puede ser suyo. 

Mirrina le suplica que no descubra la infidelidad de su esposa, incluso propone anular el matrimonio. Ésta es la resolución que toma Pánfilo, ligado a su mujer, pero a la vez rechazando ser el segundo plato de Filúmena. Laques y Fidipo, los padres de la pareja, no comprenden la resistencia de Pánfilo, que se excusa con el respeto debido a su madre, pero aun así Sóstrata decide retirarse al campo para no interponerse en la reconciliación de la pareja. Pánfilo persiste en la negativa a pesar de estar entre acorralado entre los dos ancianos, pero comienza a dudar y parece inclinarse interiormente hacia lo que le pide el corazón. Pero Fidipo descubre el parto, salva a la criatura antes de que haya tiempo de exponerla y, mientras él y Laques, convencidos de que es hija de Pánfilo, lo van presionando cada vez más, éste se siente firmemente convencido de que debe romper el matrimonio, que le obligaría a adoptar el hijo de un desconocido. Los dos ancianos ya no ven otra explicación a su negativa que la sospecha en la que tienen que reprender a su viejo amor por Báquide, y Mirrina les hace creer más en esta sospecha. Los ancianos deciden alejar a Báquide de Pánfilo.

Finalmente esto provoca el desenlace, en el que Báquide sabe convencer al viajo Laques de su inocencia: Pánfilo la dejó de ver después de su boda y no ha vuelto a saber de él. Entonces, conviene que Báquide vaya a ver a Mirrina y a la muchacha, y les convenza, al menos a ellas, de que no es necesaria la disolución del matrimonio. Báquide accede, mostrando una generosidad inesperada, y va a ver a madre e hija, éstas reconocen en su dedo un anillo que el violador le robó a Filúmena. Báquide recuerda que el anillo se lo dio Pánfilo una noche que él iba ebrio después de violentar a una desconocida, y así se descubre que Pánfilo es el padre de la criatura, y el marido enamorado triunfa al ver desaparecer su desgracia imaginaria, y al sentirse obligado a una reconciliación que deseaba de corazón.







La reproducción de artículos firmados en el blog no implica compartir su contenido, pero sí, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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miércoles, 24 de julio de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "La asamblea de las mujeres", de Aristófanes






En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.


Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia La asamblea de las mujeres, de Aristófanes, que pueden leer desde este enlace, y desde este otro, ver en vídeo una representación teatral de la misma llevada a cabo por el grupo de teatro aficionado Deriva 13, en junio de 2018, en el Jardín Romántico de la Casa de Zorrilla en Valladolid.  

Aristófanes (444-385 a.C.) fue un comediógrafo griego, principal exponente del género cómico. Vivió durante la guerra del Peloponeso, época que coincide con el esplendor del imperio ateniense y su posterior derrota a manos de Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del resurgimiento de la hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a.C. Leyendo a Aristófanes es posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella época. Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica. Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como una degradación del teatro clásico. 

Las asambleístas o La asamblea de las mujeres (también conocida como Las Junteras o Las eclesiazusas, forma latinizada del título griego antiguo, Ἐκκλησιάζουσαι: Ekklesiazousai) es una obra teatral de Aristófanes escrita en el 392 a. C. y parecida a Lisístrata en el sentido de que gran parte de la comedia procede de la participación de las mujeres en la política, si bien Lisístrata está mucho más infundida por los problemas de género que ésta de La asamblea

Un grupo de mujeres, encabezado por Praxágora, deciden que las mujeres deben convencer a los hombres para que les cedan el control de Atenas, pues están seguras que sabrán gobernar la polis mucho mejor que ellos. Disfrazadas de hombres se cuelan en la asamblea y convencen a algunos hombres de que voten la propuesta, que es aprobada. 

Las mujeres instauran entonces un régimen de comunismo integral en el que todos los bienes se colectivizan, y todos gozarán de ellos por igual. Entre estos bienes figuran las mujeres que, al igual que los niños, serán de todos en común. 

La obra fue representada en Atenas en un momento en que las desgracias de la guerra del Peloponeso se presentan en toda su amplitud. Los campos del Ática están destruidos, la explotación de las minas interrumpida. El imperio se ha hundido bajo los golpes de Esparta, y mercaderes y navíos huyen del Pireo. Sin embargo, en Atenas, los que sueñan con la revancha están dispuestos a votar nuevas expediciones. El poeta imagina que, de cara a estos desórdenes, frente a esta incapacidad de los dirigentes, las mujeres de Atenas deciden tomar en sus manos los asuntos de la ciudad... Es necesario decir que Aristófanes trató el tema en tono humorístico. Sin embargo, merece destacarse que la elección del tema es significativa de que en ciertos medios atenienses el problema del comunismo estaba a la orden del día, y que, como dice Praxágora para justificar el carácter radical de su reforma: "Es necesario que todos pongan sus bienes en común, que todos tengan su parte y reciban el mismo terreno; no es correcto que uno sea rico y otro miserable; que éste cultive una zona inmensa y aquél no tenga donde caerse muerto; que fulano tenga a su servicio numerosos esclavos y mengano ni un solo criado", lo que pone de manifiesto la estrecha relación existente entre la crisis social que afecta a la ciudad y la elaboración de doctrinas igualitarias o comunistas. 



Representación actual de La asamblea de las mujeres



Los artículos con firma reproducidos en este blog no implica que se comparta su contenido, pero sí, y en todo caso, su interés y relevancia. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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miércoles, 26 de junio de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "Asinaria", de Plauto





En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia Asinaria, de Plauto, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior en versión bilingüe latino-española.

Tito Maccio Plauto (254–184 a. C.) fue un comediógrafo latino. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Escribió comedias palliatas adaptadas del griego con enorme éxito. A decir de los antiguos, tanta fue su estimación durante todo el Imperio, que algunos autores llegaron a afirmar que si las Musas hablaran latín lo harían con el estilo de Plauto. Su rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Es un psicólogo penetrante en obras que anuncian ya la comedia de carácter o comedia de figurón, como es el caso de Aulularia sobre el tipo universal del avaro o Miles gloriosus sobre otro tipo eterno, el fanfarrón; la mezcla de dos acciones en una sola obra hizo de él el primer creador de la técnica del imbroglio o enredo, que tanto juego ofrecerá en la comedia. Algunos personajes como el esclavo liante, desvergonzado y diabólicamente astuto, presagian ya el personaje del gracioso en la comedia del Siglo de Oro español, y otros, como el parásito, derivarán en el del pícaro. Muchas de estas comedias terminan con una feliz anagnórisis o agnición o con la burla a un viejo. La obra de Plauto influyó en la comedias medievales de la monja Hrostsvita y en las comedias humanísticas que se componían en latín en las universidades como trabajo de fin de curso y en el Renacimiento. Hay mucho de Plauto, por ejemplo, en El avaro de Molière, en Giovanni Boccaccio y en las comedias de Shakespeare.

Asinaria (literalmente la Comedia de los asnos) es una obra cómica escrita por el comediógrafo latino Tito Maccio Plauto, que se ha convertido en una de las grandes obras de la literatura universal antigua y de la comedia romana. La datación de la obra es incierta y puede ubicarse entre el 206 o 211 a. C. y nos ha llegado con algunos vacíos que han creado problemas de reconstrucción. El tema, argumento y personajes coincide con los elementos pertenecientes a la nueva comedia. Esta obra contiene la frase «Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit» («Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro»).

El autor con la ayuda del heraldo, que da un sonido de trompeta, atrae la atención del público y explica el origen del título de la comedia y deja claro que se trata de un espectáculo divertido y su deseo de que sea favorable al dios Marte. La acción se desarrolla en Atenas, cerca de la casa del anciano Deméneto y de la alcahueta Cleéreta. El viejo Deméneto, que vive sumiso a la voluntad de su acaudalada mujer, pretende ayudar económicamente a su hijo Argiripo que, enamorado de la joven Filenia, hija de Cleéreta, desea recibir sus favores; aunque Deméneto tiene el propósito de gozar de su favor. Con la ayuda del esclavo Leónidas se apodera de lo producido en la venta de unos asnos, pero Diábolo, un joven libertino, desengañado porque Filenia no le hace caso, denuncia el complot a Artemona, la rica esposa de Deméneto y madre de Argiripo, que los sorprende en un banquete en casa de la alcahueta.




Imagen de una representación actual de "Asinaria", de Plauto



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jueves, 30 de mayo de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Los caballeros, de Aristófanes





En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia Los caballeros, de Aristófanes, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Aristófanes (444-385 a.C.) fue un comediógrafo griego, principal exponente del género cómico. Vivió durante la guerra del Peloponeso, época que coincide con el esplendor del imperio ateniense y su posterior derrota a manos de Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del resurgimiento de la hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a.C. Leyendo a Aristófanes es posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella época. Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica. Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como una degradación del teatro clásico. 

Los caballeros (en griego antiguo Ἱππεῖς Hippeîs), escrita el año 424 a. C. es una desenfrenada crítica a Cleón, uno de los hombres más poderosos de la antigua Atenas, que había acusado a Aristófanes de avergonzar a la ciudad delante de extranjeros en su obra (perdida) Los babilonios). Aristófanes nunca le perdonó la afrenta y escribió Los caballeros como respuesta.

La premisa básica de la obra es que hay un hombre llamado Demos (en griego ‘ciudadanía’) que no es muy listo. Sus esclavos, Nicias y Demóstenes (dos de los generales atenienses más importantes de la Guerra del Peloponeso), están enfadados por la forma en la que el camarero de Demos, el paflagonio (es decir, Cleón), ha estado tratando a Demos y a los otros esclavos. Descubren que la forma de apartar al paflagonio del poder es reemplazarlo por un vendedor de morcillas. Los dos esclavos encuentran al vendedor y le explican su plan, mostrándose éste más que dispuesto a ayudarles. La obra degenera entonces en el vendedor de morcillas amenazando con hacer todas las cosas terribles que el paflagonio hizo a Demos, y más. Ambos intercambian insultos, e intentan superarse uno al otro en idiotez y grosería. Al final, Demos decide que tomará al vendedor de morcillas como nuevo camarero. El vendedor de morcillas resulta no ser un tirano cruel, habiendo dicho tales cosas sólo para ser elegido, trayéndole a Demos una Tregua (personificada como una hermosa doncella). El castigo del paflagonio es tomar el antiguo trabajo del vendedor de morcillas, «debe vender morcillas de carne de burro y perro: perpetuamente ebrio, intercambiará obscenidades con prostitutas y no beberá más que al agua sucia de los baños.» Además de la crítica a Cleón, esta obra es notable por su poco favorecedor retrato del pueblo como tonto, fácil de engañar e inconstante. Al final, sin embargo, muestra una conclusión iluminadora, de Demos siendo devuelto a como era en su juventud, lo que representa la vuelta de Atenas a su edad dorada a pesar de toda la corrupción e intriga en el Ática durante la Guerra del Peloponeso.



Imagen de una representación actual de Los caballeros, de Aristófanes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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Entrada núm. 4932
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 25 de abril de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "Aulularia", de Plauto





En la mitología griega, Talía (Θάλεια) era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los grecolatinos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta nueva entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos subiendo al blog la comedia Aulularia (La olla), de Plauto. La comedia está ambientada en Atenas, connotación común de las comedias de Plauto. Euclión, un viejo avaro, encuentra una olla llena de dinero y vive en el constante terror de que le sea robada. De hecho es descubierta y robada por el esclavo de Licónides, joven enamorado de la hija del viejo; pero la muchacha es prometida a un viejo pudiente, Megadoro, que tiene intención de desposarla también sin dote. Cuando el desesperado Euclión ve recuperada su olla, consiente la boda entre el joven y su hija, hecha madre tiempo atrás por el mismo Licónides. 

Tito Maccio Plauto (254–184 a. C.) fue un comediógrafo latino. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Escribió comedias palliatas adaptadas del griego con enorme éxito. A decir de los antiguos, tanta fue su estimación durante todo el Imperio, que algunos autores llegaron a afirmar que si las Musas hablaran latín lo harían con el estilo de Plauto. Su rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Es un psicólogo penetrante en obras que anuncian ya la comedia de carácter o comedia de figurón, como es el caso de Aulularia sobre el tipo universal del avaro o Miles gloriosus sobre otro tipo eterno, el fanfarrón; la mezcla de dos acciones en una sola obra hizo de él el primer creador de la técnica del imbroglio o enredo, que tanto juego ofrecerá en la comedia. Algunos personajes como el esclavo liante, desvergonzado y diabólicamente astuto, presagian ya el personaje del gracioso en la comedia del Siglo de Oro español, y otros, como el parásito, derivarán en el del pícaro. Muchas de estas comedias terminan con una feliz anagnórisis o agnición o con la burla a un viejo. La obra de Plauto influyó en la comedias medievales de la monja Hrostsvita y en las comedias humanísticas que se componían en latín en las universidades como trabajo de fin de curso y en el Renacimiento. Hay mucho de Plauto, por ejemplo, en El avaro de Molière, en Giovanni Boccaccio y en las comedias de Shakespeare. 




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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jueves, 21 de marzo de 2019

[UN CLÁSICO DE VEZ EN CUANDO] Hoy, con "El misántropo", de Menandro



Talía, Musa de la Comedia, por Giovanni Baglione


En la mitología griega, Talía (Θάλεια) era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los grecolatinos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta nueva entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos subiendo al blog la comedia El misántropo, de Menandro, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, y ver completa, en italiano, en el vídeo del final de la entrada, en la versión del comediógrafo Tuccio Musumeci.

Dyskolos (en español, El misántropo o El arisco) es la obra más completa de Menandro que perdura hasta el día de hoy, formando parte de la denominada Comedia nueva. Fue representada por primera vez en el festival de Leneas el año 317-16 a. C., obteniendo el primer premio del certamen.

La obra gira en torno al personaje de Cnemón, viejo gruñón, huraño y desconfiado, que se ha apartado de la ciudad para refugiarse en su finca de la campiña del Ática. Allí mismo, pero en casas separadas, viven su mujer y Gorgias, un hijo que ésta aportó al matrimonio, y un esclavo; en otra casa, Cnemón con su hija. El dios Pan, sitúa al espectador en los antecedentes de la acción dramática. El joven Sóstrato, hijo del hacendado Calípides, está enamorado de la hija de Cnemón, y una mañana, acompañado de Quéreas, aciertan a pasar por las cercanías de la morada de Cnemón. Pirrias, esclavo de Sóstrato, aparece en escena perseguido a pedradas por el viejo; su misión de parlamentar con Cnemón sobre las pretensiones de Sóstrato con la muchacha ha fracasado. Cnemón va teniendo encontronazos con diferentes personajes, incluso con Gorgias, su hijastro; éste que se ha ofrecido a ayudar a los jóvenes enamorados, trabajando como labrador con Cnemón, tampoco consigue nada. Pero Cnemón, que se ha caído a un pozo, es salvado por Gorgias. Aquel, que para nada confiaba en los demás, ve que alguien es capaz de arriesgarse por salvarlo. Se produce una especie de conversión. El antiguo misántropo, cree ahora en los demás, aunque desde luego tiene que purgar con el escarmiento que le propinan el esclavo Getas y el cocinero Sicón en venganza por el trato recibido anteriormente. Finalmente el viejo muda de carácter, la joven y Sóstrato se casan e, igualmente, Gorgias con una hermana de aquél y se organiza el banquete nupcial, al que también acaba incorporándose Cnemón.

Menandro (342-292 a.C.) fue un comediógrafo griego, amigo de juventud de Epicuro y de Zenón de Citio, y discípulo de su pariente el poeta Alexis de Turios y del filósofo Teofrasto, sucesor de Aristóteles en el Liceo. Fue el máximo representante de la comedia nueva ateniense. Escribió ciento cinco piezas, de las cuales solo una ha llegado a nuestros tiempos completa, Dyskolos, y seis casi enteras. Sus comedias fueron premiadas en ocho ocasiones. 

El teatro de Menandro se caracteriza, como el de toda la comedia nueva, por la ambientación urbana, el tratamiento de temas cotidianos, el abandono de los temas heroicos y la desaparición del coro en escena, a la vez que la vivacidad de los diálogos. Era muy hábil en la caracterización de los personajes, que son en su mayoría tipos populares, y muchos de ellos pasaron a ser arquetipos de vicios (el parásito, el avaro, el misántropo); dominó la trama y su verosimilitud, que cuidó especialmente a causa de su formación aristotélica (respeta las unidades de lugar y tiempo). El peripatético Linceo de Samos, contemporáneo del poeta, dedicó un ensayo a su teatro. Como herencia de la tragedia de Eurípides utilizó la peripeteia o peripecia (es decir, la inversión de una situación) y la anagnórisis (reconocimiento). Los argumentos ya no proceden del mito sino de la vida real: amoríos, conflictos generacionales entre padres e hijos, niños expuestos, muchachas violadas y un final feliz con una o varias bodas. En la complicación y resolución de la intriga desempeña el azar un papel fundamental.

Escéptico en lo religioso, posee una concepción optimista de la naturaleza humana («¡Qué cosa tan agradable el hombre, cuando es hombre!»), por su fe en la solidaridad con el semejante ("soy hombre y nada de lo humano me es ajeno" esta cita es de Terencio, no de Menandro) y su creencia de que la virtud, por encima de las diferencias de raza o de estamento social, es patrimonio común del género humano. Puede tenerse por el más cabal formulador de los ideales del Humanismo

Sus comedias fueron muy imitadas no sólo por sus contemporáneos, sino por los autores latinos Publio Terencio y Tito Maccio Plauto y, a través de ellos, su estilo pasó luego al teatro del Renacimiento europeo.

Les dejo con El Misántropo de Menandro, en la versión teatral del comediógrafo italiano Tuccio Musumeci, representada en 2017,que pueden ver completa en este vídeo. Disfruten de ella.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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