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viernes, 1 de mayo de 2020

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "El atormentador de sí mismo", de Terencio



Manuscrito de una comedia de Terencio. Siglo XI


Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos subiendo al blog la comedia titulada El atormentador de sí mismo, de Terencio. La pueden leer en este enlace. Y verla, en este otro, representada por la compañía extremeña Clipeo Teatro, en 2018.

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras. Las obras de Terencio utilizan un escenario griego pues las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma. Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo en latín es particularmente agradable y directo.

"Heautontimorumenos", en español, El que se atormenta a sí mismo, fue representada por primera vez en el año 163 a. C.,  y es la tercera de las seis comedias de Terencio que se han preservado. Sobre las fuentes de Terencio a la hora de componer esta comedia, se sabe que Menandro escribió una obra homónima, por lo que lo más lógico es pensar que ésta fuese la base de la la pieza de Terencio. 

El personaje al que alude el título de la obra, el hombre que se castiga y atormenta a sí mismo, es Menedemo y lo hace porque ha sido un padre demasiado estricto y severo y, como consecuencia de ello, su hijo Clinia se ha escapado de casa y se ha alistado como soldado en un ejército en el extranjero. Sin embargo, la trama no gira sólo en torno a las mortificaciones del anciano padre, sino que se centra sobre todo en el enredo amoroso, como es habitual en las comedias helenísticas y, por ende, también en las comedias romanas. En efecto, Clinia regresa antes de lo previsto porque está enamorado de una muchacha, de nombre Antífila. A partir de ahí, Terencio traza una doble intriga amorosa, la de Clinia y Antífila y la del amigo de Clinia, Clitifón, con una cortesana, Baquis.

Es ésta la comedia terenciana que tiene un argumento más complejo y embrollado. Sin embargo, baste decir que a lo largo de la obra se suceden muchos y complicados enredos, pues los dos muchachos, Clinia y Clitifón, intentan engañar a sus respectivos padres y, sobre todo, conseguir el dinero necesario para que Clitifón pueda unirse con Baquis. Sin embargo, conforme a las reglas del género, al final todo termina con un desenlace feliz: Clinia y Antífila contraen matrimonio, puesto que se descubre que esta última es hermana de Clitifón; por su parte, Clitifón consigue ser perdonado por su padre y éste acepta que se case con Baquis.

El "Heautontimorúmenos" fue bastante popular en la Antigüedad romana. En el s. I a. C. aún seguía representándose. Más aún, unas inscripciones de Pompeya atestiguan que el personaje de Menedemo todavía gozaba de popularidad un siglo después, en el s. I de nuestra era. La obra también ha ejercido una notable influencia en época moderna y contemporánea. En Italia, Ariosto lo imita en su Cassaria de 1508 (de hecho, la primera escena del Acto II es una traducción casi literal de la tercera escena del Acto II de la obra de Terencio) y en su Suppositi de 1509 (en esta última, el personaje de Eróstrato encuentra su modelo en el de Menedemo). En la Francia de la primera mitad del s. XVIII, Barthélemy-Christophe Fagan se inspira en el Heautontimorúmenos para escribir la comedia titulada L'Inquiet (1737). Un siglo después, Baudelaire emplearía la expresión heautontimorumenos, para el poema LXXXIII de Las flores del mal, conocido precisamente como la pieza de Terencio. En Inglaterra, All Fools de G. Chapman (1599) también es claramente deudora de la comedia que aquí nos ocupa. Por último, en España, el Marqués de Santillana recogió en el prólogo de sus Proverbios de gloriosa e fructuosa enseñanza algunos de los consejos que aparecen en el Heautontimorúmenos y en otra obra más de Terencio, Adelphoe. Incluso se encuentran huellas de la Andria y el Heautontimorumenos en La guardia cuidadosa y en La isla bárbara, de Lope de Vega.

Finalmente, no podemos olvidar que el verso 77 del Heautontimorúmenos, Homo sum, humani nihil a me alienum puto, ha sido ampliamente citado y comentado, tanto por autores antiguos (Cicerón, Séneca, San Agustín) como modernos y contemporáneos (Unamuno), puesto que se considera la máxima expresión del pensamiento humanista de Terencio. Incluso ha sido adaptado por el pensamiento humanista de la Iglesia Católica contemporánea. No en vano, en el Concilio Vaticano II, en el proemio de la Constitución pastoral Gaudium et spes, se escribió nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.





La diosa Talía, musa del teatro



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lunes, 6 de abril de 2020

[CLASICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "Formión", de Terencio



Cartel anunciador de una representación del Formión, de Terencio


Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia titulada Formión, de Terencio. La pueden leer en este enlace.

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras. Las obras de Terencio utilizan un escenario griego pues las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma. Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo en latín es particularmente agradable y directo. 

La obra se inspira en el Epidikazómenos de Apolodoro de Caristo, comediógrafo griego del s. III a. C., que también sirvió de fuente de inspiración para otra obra de Terencio, la Hecyra. Formión, sin embargo, es la única obra terenciana que ha renunciado al título griego y que recibe un nombre en latín. La obra no tuvo una buena acogida cuando fue representada por primera vez. No obstante, sí conoció un gran éxito después de la muerte de Terencio. Por comentarios de Cicerón sabemos que disfrutó de una amplia popularidad, hasta el punto de que el nombre Formión pasó a designar a las personas que discuten audazmente sobre materias que no dominan.

Formión es un parásito picapleitos que se vale de su astucia, sus habilidades retóricas y sus supuestos conocimientos legales para ganarse la protección de los más poderosos y vivir a su costa, que conoce como nadie las debilidades del género humano y las aprovecha en su propio beneficio. Demifón es un anciano, hermano de Cremes y padre de Antifón. Cremes es otro anciano, hermano de Demifón y padre de Fedria. Antifón es el joven hijo de Demifón tímido e indeciso, cobarde e indolente; se asusta y se preocupa con mucha facilidad, y es de esas debilidades de las que se aprovecha Formión. Seducido por la palabrería de éste, se limita a esperar que el parásito le resuelva los problemas o que las cosas se solucionen por sí mismas. Otros personajes son Fedria, el joven hijo de Cremes; Geta, esclavo de Demifón; Dorión, mercader de esclavos; Sófrona, nodriza de Fania; Nausístrata, mujer de Cremes; Davo, un esclavo, y Cratino, Hegión y Critón, asesores de Demifón. 

Demifón y Cremes son dos viejos hermanos que deben emprender un largo viaje y dejan a sus hijos, Antifón y Fedria respectivamente, al cuidado de un esclavo, Geta. Los dos jóvenes se enamoran de sendas muchachas: Fedria lo hace de una esclava, pero carece de dinero para poder liberarla; Antifón, por el contrario, logra casarse con Fania, una pobre huérfana, gracias a una estratagema que idea el parásito Formión. En efecto, éste, basándose en una ley que obligaba al pariente más próximo de una huérfana a casarse con ella o, al menos, a darle sustento, ha declarado que Antifón es el familiar más próximo de Fania.

El problema surge cuando los dos ancianos regresan de su viaje y descubren lo que han hecho sus hijos durante su ausencia. Por fortuna para Antifón, Cremes también tiene algo que ocultar, ya que él es el padre de Fania, la chica con la que se ha casado. De este modo, cuando se descubre el secreto de Cremes, a Demifón no le quedará más remedio que aceptar el matrimonio de Antifón con Fania. Por lo demás, el resto de personajes son perdonados por lo que han hecho: Cremes es perdonado por su esposa Nausístrata, por haber tenido a Fania fuera del matrimonio; Fedria es disculpado por haber tenido una aventura con una esclava a la que no podía liberar; y todos perdonan al parásito Formión por sus tejemanejes y argucias.




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miércoles, 11 de marzo de 2020

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "El eunuco", de Terencio



Fotograma de una representación actual de El eunuco


Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia titulada El Eunuco, de Terencio. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, y ver una representación de la misma por el Clípeo Teatro en este vídeo  de diciembre de 2017.  

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras. Las obras de Terencio utilizan un escenario griego pues las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma. Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo en latín es particularmente agradable y directo. 

El original latino no indica dónde se localiza la acción de El eunuco, pero gracias a los diálogos, es fácil deducir la ubicación: la trama se desarrollaría en una calle de Atenas, entre las casas de Fedria y Querea (a la izquierda), la de Tais (en el centro) y la de Trasón (a la derecha). La obra comienza con un prólogo en el que Terencio se defiende de las críticas recibidas por plagio y falta de originalidad. Dejando a un lado el prólogo y centrándonos propiamente en la trama, debemos señalar que la protagonista de la obra es Tais, una joven cortesana de la que están enamorados dos personajes, un joven de nombre Fedria y un militar llamado Trasón. El primero le regala a Tais un eunuco feo y viejo, mientras que el segundo le ofrece una bella esclava de dieciséis años, Pánfila. Querea, el hermano de Fedria, se enamora de Pánfila y, haciéndose pasar por el viejo eunuco, se introduce subrepticiamente en casa de Tais, para abusar de ella. Posteriormente, Querea le contará a Antifón lo que ha hecho con Pánfila y cómo se ha aprovechado de su sueño para violarla, en lo que constituye una de las páginas más eróticas del teatro latino. El caso es especialmente grave, por cuanto Pánfila no es una esclava, sino una muchacha libre a la que Tais piensa devolver a sus padres. Sin embargo, como es habitual en el género, al final todo se solucionará y se llegará a un desenlace feliz, gracias a la boda de Querea con Pánfila. Mientras tanto, Tais se reconciliará con Fedria.





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viernes, 14 de febrero de 2020

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "La Andriana", de Terencio





Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia titulada La Andriana, de Terencio. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, y ver una representación de la misma (en italiano) por el Liceo Classico di Rionero, en este vídeo  de diciembre de 2016.  

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras. 

Terencio, de origen bereber, nació como esclavo romano (tomó su nombre del senador Terencio Lucano, en cuya casa sirvió como esclavo) pero fue liberado por éste debido a que despertó admiración dadas sus extraordinarias cualidades. Posiblemente y debido a su nombre Afer ('el africano') sea oriundo de Cartago.Como Plauto, Terencio adaptó obras griegas de la última época de la comedia ática. Fue más que un traductor, como han confirmado los descubrimientos modernos de antiguas obras griegas. Sin embargo, las obras de Terencio utilizan un escenario 'griego' más convincente en lugar de romanizar la situación: las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma. Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo en latín es particularmente agradable y directo. Elio Donato, maestro de San Jerónimo, es el comentarista de Terencio más antiguo conocido. Su popularidad durante la Edad Media y el Renacimiento está atestiguada por la gran cantidad de manuscritos que contienen sus obras o parte de ellas; la estudiosa Claudia Villa ha estimado que existen 650 manuscritos que contienen su obra posteriores al año 800. La autora medieval Hroswitha de Gandersheim argüía que había escrito sus obras para que sus monjas no malgastasen su tiempo leyendo a Terencio. La primera edición impresa de las comedias de Terencio data del año 1470 en Estrasburgo, mientras que no existe constancia de puestas en escena de sus obras hasta 1476, año en el que se representa Andria (La Andriana) en Florencia.

Andria fue su primera obra, escrita a los 19 años. Terencio la adaptó desde la traducción de la obra de Menandro concretamente de Andria y Perinthia. Fue representada en Roma por primera vez, alrededor del 170 a. C. También fue la primera de sus obras representada después de la antigüedad, en 1476 en Florencia. En Andriana se cuenta la historia del viejo Simón, que se ha asociado con su vecino Cremes para que sus hijos, Pánfilo y Filomena, se casen. Pánfilo, sin embargo, tiene un romance secreto con Glicerio, una chica que todo el mundo cree que es hermana de la cortesana Chrysis, quien espera un hijo de él. Simón descubre la relación de su hijo en el funeral de Chrysis y, profundamente irritado por esta "rebelión", le comunica la inminencia de la boda con Filomena, no obstante Cremes ha cancelado el acuerdo. El joven, sin embargo, está decidido a no traicionar a Glicerio y finge aceptar pasivamente el matrimonio. La historia se complica: Cremes ha cambiado de opinión y consentimientos. Los malentendidos se aclaran con la llegada del viejo Critón, amigo de la fallecida Chrysis, que reconoce a Glicerio como la hija que Cremes creía muerta en un naufragio en la isla de Andros, Pasibula. La obra termina con la boda doble: Pánfilo se casa con Glicerio y Carino, un amigo de Pánfilo, desposa a Filomena.




La diosa Talía, musa del teatro



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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lunes, 19 de agosto de 2019

[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "La suegra", de Terencio




Mosaico latino representando una escena de La suegra, de Terencio


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes. 

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia La suegra, de Terencio, que pueden leer desde el enlace anterior y ver desde este otro, en vídeo, intepretada por alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, Argentina. 

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Esto da el año 194 a. C. como fecha de su nacimiento. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras y actualmente solamente disponemos de los textos de veintiuna de ellas.

La suegra, cuyo título original es "Hecyra", probablemente sea una de las comedias más recordadas de Terencio por no haberla podido representar íntegra hasta el tercer intento. Se han conservado dos didascalias de esta obra, según las cuales, la obra se representó por primera vez siendo ediles curules Sexto Julio César y Gneo Cornelio Dolabela, (primeros de abril del año 165 a. C.). Según la didascalia transmitida por Α, conocido por códice de Bembino, la obra fue representada en los Juegos Megalenses, mientras que en la didascalia transmitida por Σ, conocido como «recensión caliopea», se dice que la obra se representó en los Juegos Romanos. La primera vez que se representó se hizo sin prólogo. No pudo ser representada íntegramente la primera vez. La segunda vez que se representó la obra fue durante el consulado de Gneo Octavio y Tito Manlio (año 164 a.C). Se volvió a representar en los Juegos Fúnebres en honor de Lucio Emilio Paulo. Repuesta por tercera vez siendo ediles curules Quinto Fulvio y Lucio Marcio (160 a.C). Según ambas didascalias, la música la compuso Flaco, un esclavo de Claudio. La comedia fue interpretada con flautas iguales. La acción transcurre en una calle de Atenas.

La obra se inicia cuando el esclavo Parmenón explica a dos amigas, la cortesana Filotis y a la anciana Sira, que su joven amo, Pánfilo, muy enamorado de la cortesana Báquide, cediendo a los ruegos de su padre, Laques, ha renunciado a ser su “protector” para casarse con Filúmena, hija de una vecina. Fiel a su primer amor, Pánfilo se abstiene de consumar su matrimonio, con la esperanza de que Filúmena, cansada de su desprecio, tome la iniciativa de deshacer la unión; pero, en vista de la paciencia y del tacto de la mujer y de la brusquedad con la que lo trata Báquide, celosa, Pánfilo se aparta de ésta y se enamora de su mujer. 

Mientras tanto ha muerto un pariente lejano y el joven tiene que emprender un largo viaje para recoger la herencia. En la ausencia, Filúmena vive sola con Sóstrata, la madre de Pánfilo, ya que Laques está en el campo trabajando; suegra y nuera han vivido en armonía, hasta que un día, nadie sabe por qué, Filúmena vuelve a casa de sus padres. La razón de la huida de Filúmena es la violación de la que fue víctima dos meses antes de casarse, y del embarazo de la misma. Protegida por su madre, la joven decide hacer desaparecer el fruto de su desgracia, pero Pánfilo, volviendo de su viaje, para en casa de sus suegros en ese mismo momento y huye indignado al comprender que el recién nacido no puede ser suyo. 

Mirrina le suplica que no descubra la infidelidad de su esposa, incluso propone anular el matrimonio. Ésta es la resolución que toma Pánfilo, ligado a su mujer, pero a la vez rechazando ser el segundo plato de Filúmena. Laques y Fidipo, los padres de la pareja, no comprenden la resistencia de Pánfilo, que se excusa con el respeto debido a su madre, pero aun así Sóstrata decide retirarse al campo para no interponerse en la reconciliación de la pareja. Pánfilo persiste en la negativa a pesar de estar entre acorralado entre los dos ancianos, pero comienza a dudar y parece inclinarse interiormente hacia lo que le pide el corazón. Pero Fidipo descubre el parto, salva a la criatura antes de que haya tiempo de exponerla y, mientras él y Laques, convencidos de que es hija de Pánfilo, lo van presionando cada vez más, éste se siente firmemente convencido de que debe romper el matrimonio, que le obligaría a adoptar el hijo de un desconocido. Los dos ancianos ya no ven otra explicación a su negativa que la sospecha en la que tienen que reprender a su viejo amor por Báquide, y Mirrina les hace creer más en esta sospecha. Los ancianos deciden alejar a Báquide de Pánfilo.

Finalmente esto provoca el desenlace, en el que Báquide sabe convencer al viajo Laques de su inocencia: Pánfilo la dejó de ver después de su boda y no ha vuelto a saber de él. Entonces, conviene que Báquide vaya a ver a Mirrina y a la muchacha, y les convenza, al menos a ellas, de que no es necesaria la disolución del matrimonio. Báquide accede, mostrando una generosidad inesperada, y va a ver a madre e hija, éstas reconocen en su dedo un anillo que el violador le robó a Filúmena. Báquide recuerda que el anillo se lo dio Pánfilo una noche que él iba ebrio después de violentar a una desconocida, y así se descubre que Pánfilo es el padre de la criatura, y el marido enamorado triunfa al ver desaparecer su desgracia imaginaria, y al sentirse obligado a una reconciliación que deseaba de corazón.







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lunes, 11 de febrero de 2019

[UN CLÁSICO DE VEZ EN CUANDO] Hoy, con "Los hermanos", de Terencio



Talía, Musa de la Comedia, por Giovanni Baglione


En la mitología griega, Talía (Θάλεια) era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los grecolatinos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta nueva entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos subiendo al blog la comedia Los hermanos, de Terencio, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Adelphoe, también escrito como Adelphoi y como Adelphi (en español, Los hermanos o "Adelfos"), fue representada por primera vez en el año 160 a. C., con motivo de los funerales de Lucio Emilio Paulo Macedónico​ y es, según todos los criterios de ordenación de la obra de Terencio, la sexta y última obra conocida de este autor. 

Como sucede habitualmente en el teatro de Terencio, no es exactamente una obra de acción y personajes, sino que se trata más bien de teatro de ideas. El autor pretende contraponer dos modelos de educación, uno rígido y estricto, y otro basado en la comprensión y la tolerancia. Aunque al final, el padre que encarna el modelo autoritario se arrepiente, Terencio tampoco parece inclinarse por una educación excesivamente permisiva. Más bien parece abogar, como en tantas otras ocasiones, por un ideal basado en el término medio.

La comedia trata sobre qué tipo de educación es mejor, una severa y rígida, u otra más liberal y abierta. Ambos modelos de educación están encarnados por los personajes de Demea y Mición, dos viejos hermanos de temperamento muy diferente: mientras que el primero es un padre muy estricto y muy preocupado por sus dos hijos, Esquino y Ctesifonte, el segundo es un solterón jovial y permisivo, que ha adoptado a uno de sus sobrinos, concretamente a Esquino.

Esquino, el joven educado de manera liberal, se apodera de la cortesana Báquide, pero no lo hace para satisfacer sus propios instintos, como todos creen, sino para entregársela a su tímido hermano Ctesifonte, que no se atreve a obrar por miedo a su padre. En realidad, Esquino estaba enamorado de Pánfila, prototipo de muchacha pobre, pero virtuosa.

Al final, todo se descubre, y los dos jóvenes logran casarse con la muchacha a la que amaban: Ctesifonte, con la cortesana Báquide; Esquino, con la virtuosa Pánfila. Por su parte, el viejo Demea renuncia a los viejos principios que habían guiado la educación de su hijo.

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a.C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras y actualmente solamente disponemos de los textos de veintiuna de ellas.

De origen beréber, nació como esclavo romano (tomó su nombre del senador Terencio Lucano, en cuya casa sirvió) pero fue liberado por éste debido a que despertó admiración dadas sus extraordinarias cualidades. Posiblemente y debido a su nombre Afer ('el africano') sea oriundo de Cartago.

Como Plauto, Terencio adaptó obras griegas de la última época de la comedia ática. Fue más que un traductor, como han confirmado los descubrimientos modernos de antiguas obras griegas. Sin embargo, las obras de Terencio utilizan un escenario 'griego' más convincente en lugar de romanizar la situación: las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma.

Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo es particularmente agradable y directo. Elio Donato, maestro de San Jerónimo, es el comentarista de Terencio más antiguo conocido. Su popularidad durante la Edad Media y el Renacimiento está atestiguada por la gran cantidad de manuscritos que contienen sus obras o parte de ellas; la estudiosa Claudia Villa ha estimado que existen 650 manuscritos que contienen su obra posteriores al año 800. La autora medieval Hroswitha de Gandersheim argüía que había escrito sus obras para que sus monjas no malgastasen su tiempo leyendo a Terencio.

La primera edición impresa de las comedias de Terencio data del año 1470 en Estrasburgo, mientras que no existe constancia de puestas en escena de sus obras hasta 1476, año en el que se representó Andria en la ciudad de Florencia. 




Mercado de esclavos (Gustave Boulanger, 1882)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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