lunes, 11 de febrero de 2019

[UN CLÁSICO DE VEZ EN CUANDO] Hoy, con "Los hermanos", de Terencio



Talía, Musa de la Comedia, por Giovanni Baglione


En la mitología griega, Talía (Θάλεια) era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los grecolatinos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta nueva entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos subiendo al blog la comedia Los hermanos, de Terencio, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Adelphoe, también escrito como Adelphoi y como Adelphi (en español, Los hermanos o "Adelfos"), fue representada por primera vez en el año 160 a. C., con motivo de los funerales de Lucio Emilio Paulo Macedónico​ y es, según todos los criterios de ordenación de la obra de Terencio, la sexta y última obra conocida de este autor. 

Como sucede habitualmente en el teatro de Terencio, no es exactamente una obra de acción y personajes, sino que se trata más bien de teatro de ideas. El autor pretende contraponer dos modelos de educación, uno rígido y estricto, y otro basado en la comprensión y la tolerancia. Aunque al final, el padre que encarna el modelo autoritario se arrepiente, Terencio tampoco parece inclinarse por una educación excesivamente permisiva. Más bien parece abogar, como en tantas otras ocasiones, por un ideal basado en el término medio.

La comedia trata sobre qué tipo de educación es mejor, una severa y rígida, u otra más liberal y abierta. Ambos modelos de educación están encarnados por los personajes de Demea y Mición, dos viejos hermanos de temperamento muy diferente: mientras que el primero es un padre muy estricto y muy preocupado por sus dos hijos, Esquino y Ctesifonte, el segundo es un solterón jovial y permisivo, que ha adoptado a uno de sus sobrinos, concretamente a Esquino.

Esquino, el joven educado de manera liberal, se apodera de la cortesana Báquide, pero no lo hace para satisfacer sus propios instintos, como todos creen, sino para entregársela a su tímido hermano Ctesifonte, que no se atreve a obrar por miedo a su padre. En realidad, Esquino estaba enamorado de Pánfila, prototipo de muchacha pobre, pero virtuosa.

Al final, todo se descubre, y los dos jóvenes logran casarse con la muchacha a la que amaban: Ctesifonte, con la cortesana Báquide; Esquino, con la virtuosa Pánfila. Por su parte, el viejo Demea renuncia a los viejos principios que habían guiado la educación de su hijo.

Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a.C. A lo largo de su vida escribió seis obras, todas conservadas. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de ciento treinta obras y actualmente solamente disponemos de los textos de veintiuna de ellas.

De origen beréber, nació como esclavo romano (tomó su nombre del senador Terencio Lucano, en cuya casa sirvió) pero fue liberado por éste debido a que despertó admiración dadas sus extraordinarias cualidades. Posiblemente y debido a su nombre Afer ('el africano') sea oriundo de Cartago.

Como Plauto, Terencio adaptó obras griegas de la última época de la comedia ática. Fue más que un traductor, como han confirmado los descubrimientos modernos de antiguas obras griegas. Sin embargo, las obras de Terencio utilizan un escenario 'griego' más convincente en lugar de romanizar la situación: las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma.

Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo es particularmente agradable y directo. Elio Donato, maestro de San Jerónimo, es el comentarista de Terencio más antiguo conocido. Su popularidad durante la Edad Media y el Renacimiento está atestiguada por la gran cantidad de manuscritos que contienen sus obras o parte de ellas; la estudiosa Claudia Villa ha estimado que existen 650 manuscritos que contienen su obra posteriores al año 800. La autora medieval Hroswitha de Gandersheim argüía que había escrito sus obras para que sus monjas no malgastasen su tiempo leyendo a Terencio.

La primera edición impresa de las comedias de Terencio data del año 1470 en Estrasburgo, mientras que no existe constancia de puestas en escena de sus obras hasta 1476, año en el que se representó Andria en la ciudad de Florencia. 




Mercado de esclavos (Gustave Boulanger, 1882)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



HArendt






Entrada núm. 4759
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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