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sábado, 7 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Anatomía de un instante. (Publicada el 28 de abril de 2009)



Adolfo Suarez y Gutiérrez Mellado se enfrentan a los golpistas


Al final lo compré antes de lo que pensaba. El mismo día 23 de abril, por la tarde, mientras paseaba con mis nietos, por la calle Mayor de Triana, en Las Palmas, compré en la Librería Atlántico el libro que da título a este comentario: Anatomía de un instante (Mondadori, Barcelona, 2009), escrito por Javier Cercas. Lo comienzo a leer esa mismo noche y lo termino, emocionado, el día 26 por la tarde bajo el porche de nuestra casa en Maspalomas. No voy a hacer una crítica, ni textual, ni de ningún tipo, del libro en cuestión. Que cada uno de los lectores saque sus propias conclusiones, y que lo disfrute, porque merece la pena leerlo.

Tengo la sacrílega (para algunos) costumbre de rellenar con anotaciones, pensamientos a vuelapluma, preguntas, interrogantes y signos de admiración, amén de subrayados y líneas al margen, las páginas de los libros que leo. Cuando son de mi propiedad, claro está. El número de anotaciones no es signo indiscutible de mi mayor o menor interés sobre lo que estoy leyendo, pero sí de que me ha interesado.

Mi primera anotación al texto de Anatomía de un instante la realizo al margen de la página 208 y dice así: "Yo, ese día, lo único que sentí fue una vergüenza inmensa". Y lo que la ha motivado es este párrafo en el que Javier Cercas habla de las similitudes entre la ocupación del Congreso de los Diputados por el teniente coronel Tejero, en 1981, y la de la mítica entrada a caballo en el hemiciclo, en 1874, del general Pavía. Mítica, sí, porque Pavía nunca entró a caballo en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, sino a pie, ante lo cual los diputados republicanos salieron de las Cortes en desbandada. En 1904, Nicolás Estébanez, grancanario como yo, poeta, político liberal, revolucionario republicano que acabó monárquico, y treinta años atrás diputado en las Cortes republicanas, escribiendo sobre ese hecho, comentó: "No rehuyo la parte de responsablidad que pueda corresponderme en la increible vergüenza de aquel día; todos nos portamos como unos indecentes". Y afirma Javier Cercas al respecto: "Aún no han transcurrido treinta años desde la asonada de Tejero, y que yo sepa, ninguno de los diputados presentes el 23 de febrero en el Congreso ha escrito nada semejante". Y en la página siguiente, la 209, afirma con rotundidad: "Ésa fue la respuesta popular al golpe: ninguna. Mucho me temo que, además de no ser una respuesta lúcida, no fuera una respuesta decente". Totalmente de acuerdo con él. Y esa es una más de las razones de mi vergüenza esa fatídica tarde: los españoles (entre los que me incluyo, claro está) ese día nos quedamos sentados ante la radio viéndolas venir... A partir de esa pagina las anotaciones se van a ir sucediendo con profusión.

Anatomía de un instante es el relato-crónica pormenorizado, detallista y exhaustivo del golpe de estado del 23 de febrero. Del "por qué", del "cómo" y los "por quién". De la "placenta" del golpe, como la denomina Cercas, de su desarrollo y de sus consecuencias. Y su título hace referencia a ese momento, clave, en que tras los disparos de los guardias civiles en el interior del hemiciclo, como en el fotograma congelado de una película, aparte de los asaltantes, sólo el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez; su vicepresidente, el general Gutiérrez Mellado, y el diputado y secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, permanecen impertérritos en sus escaños mientras las balas silban a su alrededor. A explicar el "por qué" de ese hecho y a reinvindicar históricamente sus figuras, y el protagonismo y responsabilidad que tuvieron en la génesis del 23-F, está destinado buena parte del libro.

La última de mis anotaciones está en la páginas 434 (el libro tiene 437 sin contar notas y apéndices), y no es tal, sino un subrayado de diez líneas que dicen lo siguiente: "El franquismo fue una mala historia, pero el final de aquella historia no ha sido malo. Pudo haberlo sido: la prueba es que a mediados de los setenta muchos de los más lúcidos analistas extranjeros auguraban una salida catastrófica de la dictadura; quizá la mejor prueba es el 23 de febrero. Pudo haberlo sido, pero no lo fue, y no veo ninguna razón para que quienes por edad no intervinimos en aquella historia no debamos celebrarlo; tampoco para pensar que, de haber tenido edad para intervenir, nosotros hubiésemos cometido menos errores que los que cometieron nuestros padres".

Disfrútenlo, de verdad que merece la pena. Para los que tenemos edad para recordar lo que pasó aquel día, asumiendo nuestra cuota de responsabilidad personal e histórica; para los que no tenían edad para recordarlo y mucho menos comprenderlo, para que aprendan el valor de la libertad, los sacrificios de su conquista, y la facilidad con que ésta puede perderse por la estupidez y la ambición y la soberbia de los hombres. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt





http://desdemirincon.files.wordpress.com/2008/08/adolfo_suarez.jpg?w=444&h=526
El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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jueves, 5 de diciembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] 23-f: Anatomía forense. (Publicada el 23 de abril de 2009)



El escritor Javier Cercas


Hace unos días polemizaba a través del correo electrónico con mi amigo, el periodista argentino Alberto Atienza, sobre el diferente criterio que debemos asumir ante el contenido de una obra pretendídamente histórica, y por tanto construida con rigor académico y objetividad, y el de otra obra construida como una historia novelada o una novela con ínfulas históricas.

Alberto vive en la ciudad de Mendoza, en el centro-oeste argentino y con el Aconcagua a la vista, y escribe en un interesante blog colectivo que lleva el nombre de "La Quinta Pata", cuya lectura les recomiendo. La discusión, amigable como no podía ser menos, surgió con motivo del cabreo de mi corresponsal con el contenido de una novela del escritor escocés, Phillip Kerr, titulada Una llama misteriosa (RBA, Barcelona, 2009), relativamente publicitada en España, sobre el desembarco en la Argentina peronista de los años 50 de numerosos jerarcas nazis huidos de Europa tras el fin de la II Guerra Mundial, en la que se mezclan sucesos históricos con embarazos de Eva Perón por ex-generales nazis...

He recordado esta discusión a causa de la reciente publicación de una nueva novela del escritor catalán, y profesor de Literatura española en la Universidad de Gerona, Javier Cercas, sobre los sucesos del 23-F, que lleva el titulo de Anatomía de un instante (Mondadori, Barcelona, 2009). ¿Novela histórica o historia novelada? No la he leído, pero pienso hacerlo. De momento, he recogido dos comentarios recientes sobre ella, ambos elogiosos pero, como no podía ser menos, desde ópticas diferentes: la del historiador y profesor de la UNED, Santos Juliá, titulado "Mientras zumbaban las balas" (El País, 22/04/09), y la del escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla, con el título "23-F. El juicio de los hijos" (El País Semanal, 12/04/09). Los reproduzco en los enlaces inmediatamente anteriores para que ustedes se formen su propia opinión. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt

P.S.: Hoy, Día del Libro, me he comprado "Anatomía de un instante", y ya lo estoy leyendo... HArendt







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lunes, 24 de diciembre de 2018

[DE LIBROS Y LECTURAS] Balance de fin de año





Como acostumbro a hacer todos los años por estas fechas subo al blog el balance de mis lecturas en 2018. Es una entrada sin mayor pretensión que la de que pueda resultar interesante a algún lector curioso del blog. Los libros están enumerados por orden cronológico de lectura o consulta, sin jerarquización de ningún otro tipo ni valoración personal. Algunos son relecturas del pasado; otros continuación de las iniciadas el año anterior; y otros, nuevas por completo, que leo por vez primera. Todos me han interesado por unas u otras razones: placer, consulta, curiosidad, deformación profesional... Por obligación, ninguno. Hago mías las palabras de mi admirado Michel de Montaigne, en su Ensayos: "Cuando era joven, estudiaba por ostentar; después, un poco, para volverme sabio; ahora, para divertirme; jamás por la ganancia". Señalo con una (n) las lecturas nuevas, con una (r) las relecturas, y con una (c), las consultas. Les dejo con ellos: 

Cantar de Mío Cid, edición de Ramón Menéndez Pidal. (r)
Ulises, de James Joyce. (r)
Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós. (r)
Las coéforos, de Esquilo. (r)
El Cine en nuestro lenguaje, de José Luis Borau. (c)
El Quijote antes del cinema, de Darío Villanueva. (c)
Electra, de Sófocles. (r)
Helena, de Eurípides. (r)
Halma, de Benito Pérez Galdós. (c)
Erasmo en España, de Marcel Bataillon. (r)
Orestes, de Eurípides. (r)
Sobre la dificultad de contar, de Javier Marías. (c)
El tema de España en la poesía española contemporánea, de José Luis Cano. (r)
Electra, de Eurípides. (r)
Ifigenia entre los tauros, de Eurípides. (r)
Andrómaca, de Eurípides. (r)
La incógnita, de Benito Pérez Galdós. (c)
Diosas. Misterios de lo divino femenino, por Joseph Campbell. (n)
Las máscaras de Dios. Mitología occidental, por Joseph Campbell. (n)
De Calderón y cibercirugía, por Pedro García Barreno. (c)
Odisea, de Homero. (r)
Del arte gramatical a la competencia comunicativa, por Salvador Gutiérrez. (c)
Lo prohibido, de Benito Pérez Galdós. (c)
Principios del Diccionario de Autoridades, de José Manuel Blecua. (c)
Meditaciones, de Marco Aurelio. (r)
Los persas, de Esquilo. (r)
Unidad y cercanía en la poesía de Luis Cernuda, por Francisco Brines. (c)
Miau, por Benito Pérez Galdós. (c)
Isbrük, de David Vicente. (n)
Misericordia, de Benito Pérez Galdós. (r)
Los trabajos y los días, de Hesiodo. (n)
Máximas, de Epicuro (r)
Teogonía, de Hesiodo. (n)
Nazarín, por Benito Pérez Galdós. (r)
Lisístrata, de Aristófanes. (r)
Escudo, de Hesioso. (n)
Palabras sobre la ciudad que nace, de Antonio Fernández de Alba.(c)
Certamen, de Hesiodo. (n)
El accionista mayoritario, de Pétros Márkaris. (n)
Verosimilitud y verdad, de Álvaro Pombo. (c)
Sobre la educacion, de Emilio Lledó. (r)
Con el agua al cuello, de Pétros Márkaris. (n)
Las nubes, de Aristófanes. (r)
Diccionario de mitos, de Carlos García Gual. (n)
Tradición y política. Correspondencia (1939-1964), de H.Arendt/G.Scholem. (n)
La lechuza de Minerva. ¿Qué es filosofia?, de C.J.Bontempo y S.J.Odell (n)
Idealismo o barbarie, de Diego Fusaro. (n)
Reflexión, reflexionar, reflexivo, de Carlos Castilla del Pino (c)
Realidad, de Benito Pérez Galdós (c)
Carta a un religioso, de Simone Weil (r)
Nueva historia de la España contemporánea (1808-2018), de José Álvarez Junco y Adrian Shuberts. (n)
Transición. Historia de una política española (1937-2017), por Santos Juliá (n)
La paz, de Aristófanes (r)
Elogio del mestizaje: historia, lenguaje y ciencia, por José M. Sánchez Ron (c)
Tormento, de Benito Pérez Galdós (c)
En brazos de la mujer madura, de Stephen Vizinczey (r)
Metamorfosis o El asno de oro, de Apuleyo (n)
La Utopía en America, de Vasco de Quiroga (n)
Essais/Ensayos, de Michel de Montaigne (r)
Las metamorfosis, de Ovidio (r)
Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar (r)
Historias de los griegos, de Indro Montanelli (r)
El habla de un bravo del siglo XVII, por Arturo Pérez-Reverte (c)
Torquemada en el Purgatorio, de Benito Pérez Galdós (c)
Coronel Jack, de Daniel Defoe (n)
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert L. Stevenson (r)
Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros, de John Steinbeck (r)
Fábulas, de Robert L. Stevenson (n)
En defensa de la Ilustración, de Steven Pinker (n)
Pséudolo, de Plauto (n)
Genética y lenguaje, de Margarita Salas (c)
Torquemada en la cruz, de Benito Pérez Galdós (c)
La cuestión de Dios, de Armand M. Nicholi (n)
El concepto de amor en San Agustín, de Hannah Arendt (n)
Imperofobia y leyenda negra, de María Elvira Roca Barea (n)
Las aves, de Aristófanes (r)
La sociedad madrileña en Galdós, de Luis Ángel Rojo (c)
Prometeo encadenado, de Esquilo (r)
Pluto, de Aristófanes (r)
Compendio y descripción de las indias Occidentales, de Antonio Vázquez de Espinosa (n)
De la continuidad. Tiempos de historia y de cultura, de Claudio Guillén (c)
Ión, de Eurípides (r)
Sonetos completos, de Luis de Góngora (r)
Torquemada y San Pedro, de Benito Pérez Galdós (c)
El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez (r)
Breve tratado sobre la estupidez humana, de Ricardo Moreno Castillo (n)
La tiranía de los imbéciles, por Carlos Prallong (n)
Azul..., de Rubén Darío (n)
La historia del hombre, de Carleton S. Coon (n)
Jubileo en el Zócalo, de Ramón J. Sender (r)
Cuaderno de trabajo. 1955-1974, de Ingmar Bergman (n)
Anfitrión, de Plauto (r)
Ensayos de comprensión. 1930-1954, de Hannah Arendt (n)
Aproximación al Jesús histórico, de Antonio Piñero (n)
De historia y de literatura como elementos de ficción, de Carmen Iglesias (c)
Tristana, de Benito Pérez Galdós (c)
Las suplicantes, de Esquilo (r)
Libro de estilo de la lengua española, de la Real Academia Española (n)





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. ¡Ah, y Feliz Navidad!... HArendt




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jueves, 13 de diciembre de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Tristana"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quién es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Tristana, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, basada en la de Madrid, Imprenta La Guirnalda, de 1892. 

Tristana continúa el ciclo "espiritualista" de la serie Novelas españolas contemporáneas, iniciado un año antes con Ángel Guerra, abordando el tema de la emancipación de la mujer en la sociedad española de finales del siglo XIX, y​ profundizando en el mundo conflictivo físico y emocional de "una mujer que no quiere ser ni amante ni esposa".​ Algunos críticos la han visto como una exégesis o adaptación española del drama de Ibsen Casa de muñecas (1879).

La acción transcurre en el castizo Chamberí, uno de los barrios del ensanche del Madrid decimonónico, presentando un mórbido triángulo amoroso entre una mujer, un viejo —que confunde honor y provecho— y un 'artista'.

Al morir su madre, la huérfana Tristana es recogida por un amigo de la familia, don Lope, que acabará convirtiéndose en su tutor-seductor. La joven protagonista se rebela ante tan humillante situación y al poco conoce y se enamora de Horacio, un pintor de ideas tradicionales que no acepta el espíritu feminista de Tristana. El pintor tiene que ausentarse de Madrid durante una larga temporada y la relación se enfría (aunque en Tristana sigue viva en un Horacio idealizado). Entretanto, a ella le han tenido que amputar una pierna, quedando así de nuevo atada a don Lope. Cuando Horacio regresa, nada queda entre ellos de las antiguas ilusiones. El pintor acabará casándose con otra mujer y Tristana cambiará sus sueños de ser actriz por una vida estéril y casi autómata, con Dios como único "objeto del deseo".​ Con un don Lope, cada día más chocho y arruinado, una boda de conveniencia para ambos precipita el final feliz de la novela. Las conclusiones del escritor y su quizá piadosa ironía quedan claras en el último párrafo: "Por aquellos días, entrole a la cojita una nueva afición: el arte culinario en su rama importante de repostería. Una maestra muy hábil enseñole dos o tres tipos de pasteles, y los hacía tan bien, tan bien, que D. Lope, después de catarlos, se chupaba los dedos, y no cesaba de alabar a Dios. ¿Eran felices uno y otro?... Tal vez.".

Muy diferentes sensibilidades han dejado nota de su interpretación de la Tristana de Galdós. María Zambrano la analiza con minuciosidad en su manual La España de Galdós,​ donde llega a apuntar que "merecería ser Tristana la obra única de un autor". Ese mismo valor de obra especial, hija única y emblemática, fue percibida por el cineasta aragonés Luis Buñuel que pudo volcar en su versión de Tristana (1970) toda la experiencia de sus anteriores versiones de obras de Galdós, Nazarín (1958-1959) y Viridiana (1961). Parece evidente que en la lectura de Buñuel, la luz poética que sintió María Zambrano quedó despojada de toda piedad, mostrando sin embargo, en su mórbida ironía toda la excepcionalidad del personaje galdosiano.

Más allá de las tesis reformistas sobre el papel de la mujer en la sociedad del momento que se le han señalado a esta novela, resulta sugerente la unidad de criterios críticos al considerarla como uno de los hitos del discurso personal del autor. En palabras de Ortiz-Armengol: "la biografía de un escritor está en sus obras; en pocas como en Tristana está don Benito, al tiempo que juega con espejos y bambalinas".



Escena de una representación teatral de Tristana (Madrid, 2017)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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lunes, 5 de noviembre de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Torquemada y San Pedro"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quién es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa. Comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que sí la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Torquemada y San Pedro, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de Madrid, Imprenta La Guirnalda, 1895. 

La tetralogía de Torquemada es un conjunto de cuatro novelas publicadas entre 1889 y 1895. La que abre el grupo, titulada Torquemada en la hoguera (1889), se enmarca aún dentro del "ciclo de la materia", el primero del conjunto de las novelas españolas contemporáneas. Ya dentro del "ciclo espiritualista", Galdós escribió a partir de 1893, en tres años sucesivos, Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894), y Torquemada y San Pedro (1895). Su protagonista, Francisco Torquemada, es un prestamista que ejerciendo la usura prospera en el Madrid isabelino de los primeros años de la Restauración. La crítica lo considera "uno de los grandes avaros de la literatura universal". En el fino hilo argumental de la serie sobre el Torquemada triunfador cosido en las carnes de la plutocrática familia Águila, los golpes de efecto de la trama esperpéntica se  irán sucediendo. Rafael, el hermano ciego y clarividente, se suicida. La unión de Fidela, la hermana sacrificada (mitad venta, mitad inversión), engendra como fruto de su matrimonio con Torquemada, un triste fruto, un pobre anormal al que sus creadores tratan de "salvaje, bruto, monstruo, etc." —un precedente, como recurso literario y golpe de efecto, similar al que cien años más tarde utilizará Gabriel García Márquez en Cien años de soledad

El sainetero esperpento de la primera entrega de las novelas de Torquemada tomó cuerpo con la reaparición del personaje en una trilogía narrativa con categoría de obra independiente. El usurero de barrio, cómico por mísero, va a convertirse por la magia de su avaricia en el Midas del cuento (que todo lo que tocaba lo convertía en oro). Quizá sea necesario recordar que en la ideología de Galdós, hombre lúcido del siglo XIX, "el negociante en dinero tiene un sentido negativo opuesto por completo al creador de riqueza." Dicho con otras palabras —y la misma fuente, Casalduero de nuevo—, Torquemada sale del papel de usurero para convertirse en financiero moderno... Pero "en los negocios de dinero, Galdós no ve sino una actividad social parasitaria".

El conjunto de obras que componen la serie Torquemada, va a moverse en un triple escenario: el siglo XIX "encenagado en lo materIal"; el Madrid galdosiano del multimillonario Torquemada contemplado sin piedad;​ y el esperpento familiar de los Águila, aristócratas arruinados (los hermanos Cruz, Fidela y Rafael). Galdós, narrando la trama urdida por Cruz, casará a Fidela con el ambicioso Torquemada, ante la mirada escandalizada del ciego Rafael. Una trama que le servirá al novelista para mostrar el fenómeno social común a la España y la Europa del último cuarto del siglo XIX, la actitud de una clase dominante "que no transige con la democracia política, pero sí con la democracia del dinero".  

La acción de Torquemada y San Pedro transcurre en el palacio de Gravelinas, en un recodo imaginado de la vieja calle de San Bernardo, en el que la sombra del misionero Gamborena (al que Torquemada llama "San Pedro") recorre la mansión. Los gritos del hijo monstruoso y la inercia mortal de sus creadores serán el fáustico escenario para la trama final. "Los personajes viven en una atmósfera de frío y de nieve que se transforma en barro, chapoteando sin brío y sin ánimo en un barrizal". Siguiendo el hilo, morirá la aristócrata Fidela y el hinchado financiero no tardará en estallar también. La farsa tragicómica de Torquemada en la cruz y Torquemada en el purgatorio contrasta con el sentimiento de la nada, de muerte, que reina en la conclusión de esta tetralogía particular. El último episodio de la irresistible ascensión de Francisco Torquemada, concluye 'reventando'. Como un globo.​ El financiero avaro "muere de una indigestión; se le indigesta la comida y el oro".





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lunes, 1 de octubre de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Torquemada en la hoguera (y otros relatos)"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa. Comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Torquemada en la hoguera y otros relatos, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de la Administración La Guirnalda y Episodios Nacionales, de Madrid, de 1889. La tetralogía de Torquemada es un conjunto de cuatro novelas publicadas entre 1889 y 1895. La que abre el grupo, titulada Torquemada en la hoguera (1889), se enmarca aún dentro del "ciclo de la materia", el primero del conjunto de las novelas españolas contemporáneas. Ya dentro del "ciclo espiritualista", Galdós escribió a partir de 1893, en tres años sucesivos, Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894), y Torquemada y San Pedro (1895). Su protagonista, Francisco Torquemada, es un prestamista que ejerciendo la usura prospera en el Madrid isabelino de los primeros años de la Restauración. La crítica lo considera "uno de los grandes avaros de la literatura universal". En el fino hilo argumental de la serie sobre el Torquemada triunfador cosido en las carnes de la plutocrática familia Águila, los golpes de efecto de la trama esperpéntica se  irán sucediendo. Rafael, el hermano ciego y clarividente, se suicida. La unión de Fidela, la hermana sacrificada (mitad venta, mitad inversión), engendra como fruto de su matrimonio con Torquemada, un triste fruto, un pobre anormal al que sus creadores tratan de "salvaje, bruto, monstruo, etc." —un precedente, como recurso literario y golpe de efecto, similar al que cien años más tarde utilizará Gabriel García Márquez en Cien años de soledad

El sainetero esperpento de la primera entrega de las novelas de Torquemada tomó cuerpo con la reaparición del personaje en una trilogía narrativa con categoría de obra independiente. El usurero de barrio, cómico por mísero, va a convertirse por la magia de su avaricia en el Midas del cuento (que todo lo que tocaba lo convertía en oro). Quizá sea necesario recordar que en la ideología de Galdós, hombre lúcido del siglo XIX, "el negociante en dinero tiene un sentido negativo opuesto por completo al creador de riqueza." Dicho con otras palabras —y la misma fuente, Casalduero de nuevo—, Torquemada sale del papel de usurero para convertirse en financiero moderno... Pero "en los negocios de dinero, Galdós no ve sino una actividad social parasitaria".

El conjunto de obras que componen la serie Torquemada, va a moverse en un triple escenario: el siglo XIX "encenagado en lo materIal"; el Madrid galdosiano del multimillonario Torquemada contemplado sin piedad;​ y el esperpento familiar de los Águila, aristócratas arruinados (los hermanos Cruz, Fidela y Rafael). Galdós, narrando la trama urdida por Cruz, casará a Fidela con el ambicioso Torquemada, ante la mirada escandalizada del ciego Rafael. Una trama que le servirá al novelista para mostrar el fenómeno social común a la España y la Europa del último cuarto del siglo XIX, la actitud de una clase dominante "que no transige con la democracia política, pero sí con la democracia del dinero".​

Torquemada en la hoguera cuenta a lo largo de sus páginas, unas veces con piedad y otras con ironía, la historia de un usurero cuyo hijo enferma gravemente. Quizá este personaje de ficción dibujado con vitriolo por Benito Pérez Galdós naciera a partir de otros de Balzac o Dickens, como Gobseck o el Scrooge de Cuento de Navidad, pero Torquemada está, sin duda, a la altura de éstos, y hoy todavía nos parece vivo y muy real. Su propio creador, al comprender tiempo después de la publicación de esta novela su relevancia, le hizo protagonizar otras tres obras más, que forman junto a Torquemada en la hoguera uno de los más importantes ciclos galdosianos; un ciclo admirado y elogiado por nombres tan distintos como César M. Arconada, Luis Buñuel o Sergio Pitol, quien ha señalado recientemente, con motivo de la concesión del Premio Cervantes, que «las novelas de Torquemada» fueron fundamentales en su formación como lector y escritor. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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"Atrévete a saber" (Kant); "La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire); "Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme de una vez para siempre a realizarlos" (Hegel)

lunes, 3 de septiembre de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Torquemada en la cruz"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa. Comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Torquemada en la cruz, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de la Imprenta La Guirnalda de Madrid de 1893. La tetralogía de Torquemada es un conjunto de cuatro novelas publicadas entre 1889 y 1895. La que abre el grupo, titulada Torquemada en la hoguera (1889), se enmarca aún dentro del "ciclo de la materia", el primero del conjunto de las novelas españolas contemporáneas. Ya dentro del "ciclo espiritualista", Galdós escribió a partir de 1893, en tres años sucesivos, Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894), que es la subo hoy al blog, y Torquemada y San Pedro (1895). Su protagonista, Francisco Torquemada, es un prestamista que ejerciendo la usura prospera en el Madrid isabelino de los primeros años de la Restauración. La crítica lo considera "uno de los grandes avaros de la literatura universal". En el fino hilo argumental de la serie sobre el Torquemada triunfador cosido en las carnes de la plutocrática familia Águila, los golpes de efecto de la trama esperpéntica se  irán sucediendo. Rafael, el hermano ciego y clarividente, se suicida. La unión de Fidela, la hermana sacrificada (mitad venta, mitad inversión), engendra como fruto de su matrimonio con Torquemada, un triste fruto, un pobre anormal al que sus creadores tratan de "salvaje, bruto, monstruo, etc." —un precedente, como recurso literario y golpe de efecto, similar al que cien años más tarde utilizará Gabriel García Márquez en Cien años de soledad

El sainetero esperpento de la primera entrega de las novelas de Torquemada tomó cuerpo con la reaparición del personaje en una trilogía narrativa con categoría de obra independiente. El usurero de barrio, cómico por mísero, va a convertirse por la magia de su avaricia en el Midas del cuento (que todo lo que tocaba lo convertía en oro). Quizá sea necesario recordar que en la ideología de Galdós, hombre lúcido del siglo XIX, "el negociante en dinero tiene un sentido negativo opuesto por completo al creador de riqueza." Dicho con otras palabras —y la misma fuente, Casalduero de nuevo—, Torquemada sale del papel de usurero para convertirse en financiero moderno... Pero "en los negocios de dinero, Galdós no ve sino una actividad social parasitaria".

La trilogía compacta que se abre con Torquemada en la cruz va a moverse en un triple escenario: el siglo XIX "encenagado en lo materIal"; el Madrid galdosiano del multimillonario Torquemada contemplado sin piedad;​ y el esperpento familiar de los Águila, aristócratas arruinados (los hermanos Cruz, Fidela y Rafael). Galdós, narrando la trama urdida por Cruz, casará a Fidela con el ambicioso Torquemada, ante la mirada escandalizada del ciego Rafael. Una trama que le servirá al novelista para mostrar el fenómeno social común a la España y la Europa del último cuarto del siglo XIX, la actitud de una clase dominante "que no transige con la democracia política, pero sí con la democracia del dinero".​






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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"Atrévete a saber" (Kant); "La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire); "Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme de una vez para siempre a realizarlos" (Hegel)