El próximo 1 de julio se cumplen cincuenta años de la muerte del escritor francés Louis-Ferdinand Destouches (1894-1961), más conocido en el mundo de la literatura como "Céline". Para algunos, el más importante escritor en lengua francesa del siglo XX. El gobierno francés tenía preparado para la conmemoración una serie de actos oficiales en su homenaje, pero se han quedado en nada. La razón, la denuncia de organizaciones judías francesas que no le perdonan su pasado antisemita. La historia la traía a colación el diario El País del pasado 20 de febrero en un interesante reportaje titulado "¿Qué hacemos con los genios infames?", firmado por el periodista Javier Rodríguez Marcos. No dejen de leerlo porque realmente merece la pena
Hannah Arendt en su libro "Los orígenes del totalitarismo: I. Antisemitismo" (Alianza, Madrid, 1987) dice de Louis-Ferdinand 'Celine' cosas terribles. "Poseía una tesis sencilla e ingeniosa, que contenía toda la imaginación ideológica de que había carecido el más racional antisemitismo francés. Afirmaba que los judíos habían impedido que Europa evolucionara hasta formar una entidad política, habían provocado todas las guerras europeas desde el año 843 y habían conspirado para arruinar tanto a Francia como Alemania, incitando su hostilidad mutua. 'Celine' ofreció esta fantástica interpretación de la Historia en "L'École des Cadavres", escrita en la época del pacto de Munich y publicada durante los primeros meses de la guerra. Un folleto anterior sobre el mismo tema, "Bagatelle pour un massacre" (1938), aunque no incluía la nueva clave de la historia de Europa, resultaba notablemente moderno por su forma de abordar el tema: evitaba todas las diferenciaciones restrictivas entre judíos nativos y judíos extranjeros, entre judíos buenos y judíos malos, y no se molestaba en complejas propuestas legislativas (característica particular del antisemitismo francés), sino que iba derecho al fondo de la cuestión y pedía la matanza de todos los judíos".
Es cierto que el estallido de una guerra civil puede coger a cualquiera en el lado equivocado y en el momento más inoportuno. La II Guerra Mundial fue sin duda, la última gran contienda civil europea. Pero fue también y sobre todo una guerra ideológica, y cuando la adscripción a una ideología resulta previa y voluntaria al estallido de la misma, es mucho más complicado encontrarle justificación a esa caída en "el lado oscuro".
Para algunos, se dice en el reportaje, esa adscripción "fue un sarampión -Mies van der Rohe, Mircea Eliade, Günter Grass-; para otros -Giuseppe Terragni, Pierre Drieu La Rochelle o el Nobel noruego Knut Hamsun-, una enfermedad crónica. Eso en la versión fascista, porque la versión estalinista del sarampión afectó a medio Parnaso, de Pablo Neruda a Rafael Alberti, que en 1937, durante una visita a la URSS, quedó fascinado por Stalin, por "su bondad, su conocimiento de la gente, su deseo de verla feliz".
El caso de Knut Hamsun, el escritor noruego Premio Nobel de Literatura en 1920, del que escribí en mi entrada del 20 de diciembre de 2009 [v. "El caso Knut Hamsun"] resulta paradigmático al respecto. Considerado el escritor más influyente del siglo XX, al finalizar la contienda mundial fue procesado y condenado por los tribunales noruegos por colaboración con el régimen nazi de ocupación. Él nunca reconoció haber traicionado a su patria.
La cuestión como dice el autor del reportaje al final del mismo, es que el día que Céline nos resulte tan lejano como Quevedo algo se habrá ganado pero algo se habrá perdido. Significará que el horror que contribuyó a encender se ha vuelto para nosotros más ajeno que la belleza que él mismo consiguió crear. Entre tanto, habría que prescindir de la brocha gorda para asumir de una vez por todas que los buenos escritores son a veces malas personas. Y, de paso, asumir que para reconocer la grandeza de un artista no hace ir con flores a su tumba.
Solo he encontrado un vídeo en español sobre "Céline", titulado "Un diamante negro como el infierno", y lo he añadido como complemento a esta entrada del blog. Al enlazarlo podrán acceder si lo desean a otra serie de vídeos sobre él tanto en francés como en inglés. Espero que les resulten interesantes. ¡Ah, y Felices Pascuas a todos los creyentes y Felices Fiestas a los que no lo sean!, pero intenten ser felices en todo caso, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
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