Resulta indudable que el pensamiento, la obra y la vida de la gran teórica-política estadounidense de origen judeo-alemán, Hannah Arendt, fallecida hace treinta y ocho años a los sesenta y nueve de edad en su casa de Nueva York, siguen de actualidad. De enorme actualidad diría yo. Aunque pudiera parecer redundante recalcar su condición de estadounidense, de su origen alemán y de su condición de judía, no es una cuestión baladí, y un repaso a su biografía lo atestigua fehacientemente.
La cineasta alemana Margarethe von Trotta estrena en estos días una película sobre Hannah Arendt, interpretada por la actriz Barbara Sukova. En una entrada del 13 de febrero del blog de Fernando Mires hay una reseña crítica de la película que vale por todo un tratado sobre la vida y la filosofía de Hannah Arendt. El filme se centra en el proceso de elaboración de uno de sus libros más famosos y polémicos, "Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal", publicado en 1963 y que escribió tomando como base los articulos que realizó para la revista "New Yorker" sobre el secuestro del exjerarca nazi Adolf Eichmann en Argentina por agentes del Mossad israelí, y su posterior proceso judicial, condena y ejecución en Israel. La película trata también aspectos fundamentales de la trayectoria vital e intelectual de esta original pensadora, quizá la más original y controvertida del siglo XX. Ya escribí sobre ello en una entrada anterior y a ella me remito, y la película ha sido objeto de un interesante reportaje publicado en "El País" del pasado 29 de enero por Javier Rodríguez Marcos con el sugerente título de "La banalidad del mal. 50 años después". También traté el asunto en otra entrada de mayo pasado titulada "Juicio y condena de Adolf Eichmann" que pueden ver aquí y que hace innecesario insistir más en el tema. Pueden ver un tráiler de la película de Margarethe von Trotta en este enlace.
Para quien se enfrente por vez primera al pensamiento y la obra de Hannah Arendt me tomaría el atrevimiento de sugerirle que lo hiciera no por sus grandes y monumentales construcciones teóricas, tales como "La condición humana", "Los orígenes del totalitarismo" o "Sobre la revolución", por citar solo algunas de ellas, todas editadas en español, sino por la anteriormente citada sobre el proceso de Eichmann o la titulada "Tiempos presentes" (Gedisa, Barcelona, 2002), editada por la profesora alemana Marie Luise Knott.
Leí esta última hace justamente diez años, en la primavera de 2003, y he vuelto a releerla en estos días con sumo placer. Se trata de una recopilación de ensayos, ocho en total, de extensión media (entre veinte o treinta páginas cada uno) publicados entre 1943 y 1979, que analizan fenómenos y acontecimientos políticos contemporáneos del momento en que se escriben, tales como "El problema alemán" (1943), la impresión recibida tras la vuelta a su país de origen al finalizar la guerra mundial en "Visita a Alemania" (1950), o el interesantísmo "El problema alemán no es ningún problema alemán (1945). Pero también "Europa y América" y "Little Rock" (1959), "Desobediencia civil" (1970) y "200 años de la revolución americana" (1975).
Sobre la actualidad de su pensamiento, un ejemplo tomado del ensayo "Desobediencia civil" antes citado. Dice en él: "Se ha demostrado suficientemente que las campañas de desobediencia civil, organizadas con habilidad, pueden ser muy efectivas y ocasionar cambios legales deseables". ¿Les suena la idea? Y este otro: "Por mucho que la resistencia (a la opresión) actúe movida por la idea de libertad, esta solo puede tomar forma allí donde los hombres se reúnen, se entienden y se tratan". O este texto, ciertamente premonitorio de los tiempos que vivimos, citado en "200 años de la revolución americana": "Es perfectamente posible que estemos en uno de esos puntos de de inflexión decisivos en la historia, uno de esos puntos que separan a épocas enteras las unas de las otras. Para nosotros, contemporáneos implicados en las inflexibles exigencias de la vida cotidiana, la línea divisoria entre una era y la siguiente apenas si es visible mientras la traspasamos; solo cuando el hombre las ha sobrepasado, las líneas se convierten en muros tras los que queda el pasado irrecuperable".
Para la profesora Marie Luise Knott, editora de "Tiempos presentes", cuando el libro se publica por vez primera (1986), Hannah Arendt no estaba políticamente tan en alza como lo estuvo después de la caída del Muro de Berlín (1989). Como bien dice era considerada por sus críticos como una escritora "hors catégorie" (inclasificable), a la que desde la izquierda consideraban una derechista, y desde la derecha una polemista temible a la que sus ensayos siempre resultaban incómodos. Y es que sus escritos constituyen siempre intentos de describir lo novedoso, lo "no-dicho" y lo "no-visto"; pensar apasionadamente para comprender la realidad.
Para Arendt no hay nada en la política que resulte obvio, sino que es algo que hay que discutir constantemente para que exista en un espacio público; un espacio público que necesita renovarse sin cesar para mantenerse. Los ensayos de Hannah Arendt, dice su editora, viven de la discusión, sobre la que quiere poner acentos propios al escribir. En lugar de definir y deducir despliega las reglas del juego jugándolo; intentando medir la trascendencia de una idea, palpar sus límites y sobrepasarlos. De ahí, su permanente actualidad.
El vídeo que acompaña la entrada, que ya he reproducido anteriormente, en un extenso reportaje televisivo sobre su vida y su obra, dentro del ciclo dedicado a los grandes pensadores del siglo XX. Ella, sin duda, lo fue. Y en este otro enlace pueden disfrutar de la entrevista, interesantísima, que la periodista Esther Andradi realizaba el pasado 8 de febrero para la revista argentina "Página 12" a la realizadora alemana Margarethe von Trotta, titulada "Un retrato para Hannah", con motivo del estreno mundial en Berlín de su película "Hannah Arentd", y que he tomado también del magnífico blog de Fernando Mires.
Espero que les resulte interesante. Y sean felices, por favor, a pesar del des-gobierno que padecemos. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν": Nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
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