UN CANTO FÚNEBRE
Esta mañana, amor, tu galante navío
se lanzaba a la mar bajo un cielo radiante.
Pocas horas después, una negra tormenta
lo ha hecho naufragar.
¡Dolor! ¡Dolor! ¡Dolor!
En las profundidades,
acunan los espíritus
tu sueño ahora eterno.
Sobre la arena yaces, amor mío,
mientras baten las olas,
y las ninfas del mar
entonan un eterno canto fúnebre.
¡Venid! ¡Venid! ¡Venid!
¡Oh, espíritus marinos!
Junto a su lecho de algas,
velo su cuerpo a solas.
A lo lejos, amor,
y mar adentro, en las profundidades,
un lamento salvaje el eco arranca
en las grutas marinas.
¡Oíd! ¡Oíd! ¡Oíd!
Son ellos, los espíritus del mar,
que hacen oír su pena sin consuelo
y acompañan mi llanto interminable.
MARY SHELLEY (1797-1851)
poetisa británica
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