AGUA Y POLVO
Tengo una pequeña disputa con Dios
una más grande con los hombres.
Se trata de la historia bíblica
de la creación,
que no es una historia
sino dos, una tras otra.
A la primera la llamo
la historia del agua
a la segunda
la historia del polvo.
La historia del agua
es la eterna savia
de la creación.
La historia del polvo
es un cuento
seco y domesticado
que no termina bien.
I.
La primera comienza
con Dios moviéndose
sobre la faz de las aguas
hacia la oscuridad profunda
creando la luz.
Parte las aguas
de arriba hacia abajo
surge una gran bóveda
que nombra el Cielo.
Reúne las aguas
bajo los cielos
emergen los mares y la tierra.
Manda que las aguas
pululen con nueva vida
abundantes criaturas
de los mares.
La historia del agua
trae luz
día y noche
cielo y tierra
sol y luna
la aleluya de semillas
la profusión de criaturas
la mujer y el hombre
creados juntos
a imagen de Dios
con el dominio
sobre la creación.
Dios contempla y bendice
el nacimiento ilimitado
y dijo, que era bueno.
Era bueno,
el resonante sí
de la creación.
Después Dios descansa
y santifica el descanso.
No hemos descansado
con esta historia.
II.
La segunda historia ganó;
la historia del polvo,
con su elenco de personajes
y castigos.
Todavía sigue ganando.
Dios crea sólo un hombre
del polvo
en una tierra seca
lejos del cosmos
Está colocado en un jardín
que no plantó, con un árbol
de cuyo fruto no puede comer.
Vive en un mundo
ya mapeado
con grandes ríos
que emanan del Edén
Tigris, Éufrates
fluyendo a países
más allá del Edén
Asiria, Cus, Havila.
Las fronteras porosas
de las civilizaciones
rodean al paraíso.
El hombre está solo
Dios dice, no es bueno.
Crea abundantes criaturas
que le dan al hombre
el poder de nombrarlas
pero el nombramiento
no mitiga la soledad de Adán.
La solución es un parto seco
sin sangre, agua o luz,
un nacimiento
de la costilla de Adán.
Adán reclama a la mujer
que Dios le da como ofrenda.
Ésta es ahora carne de mi carne
y hueso de mis huesos;
será llamada “mujer”
porque fue sacada del hombre.
III.
No necesito contar
lo que viene después,
solo señalar cómo el polvo
teje la historia de la caída.
Enrollada en una rama
hay una serpiente.
Le habla a Eva
¿Así que Dios
les ha dicho a ustedes
que no coman
de ningún árbol del huerto?
Eva corrige a la serpiente:
Podemos comer del fruto
de los árboles del huerto,
pero Dios nos dijo:
No coman del fruto del árbol
que está en medio del huerto,
ni lo toquen.
De lo contrario, morirán.
Así comienza la charla fatídica.
¿Morir?
No morirán… se les abrirán los ojos,
y serán como Dios,
conocedores del bien y del mal.
Adán está al lado de Eva,
pero no dice ni pío.
La serpiente queda en silencio
no hablará nunca más.
Eva saborea el verdor del Edén
el aroma de la fruta
la curva del árbol.
¿Qué sabe ella de la muerte?
Prueba la dulzura
de la fruta sin nombre
y la comparte con Adán.
Acaba de suceder
una nueva revelación,
sus ojos se abren
ven que están desnudos.
Entra Dios paseando
a la hora buena de la tarde.
No tarda nada en descubrir
lo que sucedió.
Adán culpa a Eva,
Eva a la serpiente,
Dios pone el grito
en el cielo.
Por tentar a la mujer,
la serpiente será maldita
entre las bestias
polvo comerá
todos los días de su vida.
A la mujer dijo,
Aumentaré en gran manera
los dolores
cuando des a luz a tus hijos.
Tu deseo te llevará a tu marido,
y él te dominará.
En la historia del polvo
el hombre está en la cima
pero apenas se salva.
Adán tendrá que trabajar
con el sudor de su frente
todos los días de su vida.
Maldita será la tierra
por su causa surgirán
espinas y cardos
donde él debe plantar.
Dios proclama
polvo eres y al polvo volverás.
IV.
Olvidada es la gloria
de la historia del agua
el hombre y la mujer
creados sin pecado
a imagen de Dios.
Olvidadas son las bendiciones.
No hay bendiciones
para los desterrados.
La violencia les espera
si regresan al Edén.
La violencia les espera
lejos del Edén.
El sábado de Dios
será manchado de sangre.
La espada está lista
para herir el alma.
V.
¿Podemos reconciliar
la historia del agua
y la historia del polvo?
¿Nos creó Dios dos veces?
¿Una vez en gloria, otra vez en pecado?
¿Una vez bendecidos, otra vez castigados?
¿Fue un error divino
dar a los humanos dominio
en la historia del agua?
Llámenme blasfema,
pero creo que
la mano del hombre
está sobrescribiendo
la palabra de Dios.
Dentro de la historia
está la gran razón
la excusa perfecta
hecha santa
cuando las cosas van mal,
culpa a una mujer.
El insistente dedo apuntando
a la mujer.
Los anales de exaltar,
lapidar, deificar y degradar
a la mujer.
El deseo y el miedo del deseo
de la mujer.
El polvo se aferra a la piel
de la mujer,
se levanta en las cenizas
del sacrificio.
VI.
Es la hora de recuperar
la historia del agua
para lavar el polvo
de nuestras almas.
Nacemos en el agua
como el mundo nació.
Encontramos la gracia en las aguas
las aguas que se rompen cuando nacemos,
las aguas santas que nos lavan
cuando dejamos la tierra.
En el agua escuchamos
el anhelo de los ángeles
cantando a las semillas.
En el agua escuchamos
la voz de Abraham
saludando a los extraños
ofreciéndoles agua
para lavarse los pies.
En el agua el mundo es un jardín,
el mar se une con el cielo
pájaros vuelan bajo su bóveda.
En el agua vemos la gloria
la dignidad de la creación
y podemos decir con Dios
que es bueno.
KIKU ADATTO (1947)
poetisa española
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