lunes, 13 de noviembre de 2023

Del comportamiento grupal

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura para hoy, del escritor Fernando Aramburu, va del comportamiento grupal. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com








Comportamiento grupal
FERNANDO ARAMBURU
07 NOV 2023 - El País - harendt.blogspot.com

En mi manada de lobos, mantenemos la tradición antigua del comportamiento gregario. No conocemos una opción diferente del conformismo natural. Para practicarlo necesitamos un líder. Si no, ¿cómo va a ejercer uno de subordinado? Dicho líder o macho alfa ostenta el cargo en colaboración estrecha con una hembra destacada entre las de su clase. Ambos equivalen a lo que en el plano humano vendrían a ser un presidente y una vicepresidenta. El jefe dice: Jamás caminaremos en esta dirección. Y todos a un tiempo apartamos la mirada del rumbo vedado por el jefe. El cual, otro día, tras un intercambio de susurros con la hembra directora, ordena que vayamos hacia donde antes no debíamos ir. Nosotros damos media vuelta y allá vamos, felices de obedecer.
A los profanos en materia lobuna, les aclararé que el jefe es ese ejemplar alto y de buena planta, ¿lo ven?, que está subido a la roca. Suele expresarse con aullidos vigorosos, es siempre el primero en probar bocado y exhibe a todas horas (rabo levantado, orejas tiesas) un porte dominante. Los demás, de acuerdo con nuestra posición jerárquica, mostramos distintos grados de sumisión. Los hay que permanecen por oficio junto al jefe listos para defenderlo, si hace falta, a dentelladas. Y los que, a cambio de su benevolencia, se tienden a sus pies y le presentan la yugular como diciendo: Mátame si quieres, pero si toleras mi presencia y me proteges te seguiré adondequiera que vayas y te serviré a ciegas, mandes lo que mandes. Están por último los que, no bien el jefe ha terminado de aullar, le lamen el hocico. A estos los veréis subir a lo alto de la colina o arrimarse a la linde del bosque, donde se entregarán a la sonora tarea de elogiar los principios y justificar las decisiones aulladas por el macho alfa. En mi manada, a estos lamedores de hocico se les recompensa de costumbre con los trozos más sabrosos de nuestras presas.




























No hay comentarios: