sábado, 18 de noviembre de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] Le blé en herbe. [Publicada el 25/01/2010]










Entre las escasas dotes literarias que la diosa Fortuna y la genética me han otorgado no está la composición poética. Quizá por eso me atrae, aunque me estrelle contra ella cual luciérnaga deslumbrada por el fulgor de una luz. Sólo soy capaz de recordar de memoria una decena de textos poéticos, todos de pequeñísima extensión; un tercio, en francés. En cuanto a su composición, hice mis pinitos en épocas pretéritas, con rima asonante, eso sí, que no sonaban mal a juicio de las destinatarias; supongo que más por cariño que por mérito de los versos: "blé en herbe"...
"Le blé en herbe" (El trigo en ciernes) es una novela de la escritora francesa Sidonie Gabrielle Colette (1873-1954) que leí en el verano de 1964. Fue el regalo de una amiga y estudiante francesa, Marie-Claude B., de Nord-Pas-de-Calais, a la que conocí en esa época en Madrid y con cuya amistad me honré durante muchos años. La novela, publicada por vez primera en 1923, relata la historia de iniciación sentimental y sexual de dos adolescentes parisinos, Philippe y Vinca, de 16 y 15 años respectivamente, durante unas vacaciones familiares en la Bretaña. ¿A cuento de qué viene esta historia?... Se lo aclaro en un momento.
Las asociaciones de ideas, de las que ya he escrito en este blog en ocasiones anteriores, suelen escapar a nuestra comprensión. Se producen por extraños mecanismos que uno no domina. Es lo que me ha ocurrido con la lectura del reportaje que en El País de ayer publicaba Elsa Fernández-Santos ("Revive el Rimbaud canario"), junto con una breve reseña del escritor tinerfeño Juan Cruz ("Un viento helado"), sobre la conmemoración del 34 aniversario de la muerte del joven poeta palmero Félix Francisco Casanova, fallecido en un accidente casero no del todo aclarado, a los 19 años de edad, y ya consagrado en el Parnaso literario de la época. 
Ignoro porqué su lectura me ha llevado a recordar aquella otra tan lejana en el tiempo de una novela que recibí como regalo en el verano de 1964, pero eso es lo que me ha ocurrido, y tampoco es cuestión de psicoanalizar todos los extraños mecanismos de la mente, y menos aún cuando son tan inofensivos y agradables como éste.
Les confieso que la historia me ha cautivado. Y no sólo por el atrevimiento de la autora del reportaje de compararlo con Rimbaud (1854-1891), poeta maldito francés también muerto en plena juventud, sino por la desbordante trayectoria vital y literaria del joven poeta canario fatalmente truncada, aunque quizá su final fuera buscado, a tan temprana edad.
Busqué en Internet algún poema suyo para leerlo, y reconozco que he quedado impresionado por la inmensa lista de elogios que su obra mereció y sigue mereciendo a sus lectores. He elegido uno, sin título, de su libro "La memoria olvidada", publicado por Hiperión (Madrid, 1990).

A veces, cuando la noche me aprisiona
suelo sentarme frente a una cabina telefónica
y contemplo las bocas que hablan
para lejanos oídos.
Y cuando el hielo de la soledad
me ha desvenado, los barrenderos moros
canturrean tristemente
y las estrellas ocupan su lugar, yo acaricio el teléfono
y le susurro sin usar monedas.

En YouTube pueden ver y escuchar a Dalida cantando "Il venait d'avoir 18 ans", una preciosa canción inspirada en "Le blé en herbe", la novela de Colette. Espero que la disfruten, así como el resto de la entrada. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt












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