lunes, 23 de enero de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] La democracia en Europa. [Publicada el 20/07/2017]











Como saben bien los lectores de Desde el trópico de Cáncer soy un ferviente partidario del proceso de unificación europea. Proceso que evidentemente no viene de ahora mismo sino que tiene antecedentes más lejanos. Si me permiten la fabulación: el del Imperio romano, el de Carlomagno, y por qué no, también, el del emperador Carlos V, que tan bien precisara en su día su canciller, el cardenal italiano Mercurino Arborio di Gattinara.
Estoy leyendo ahora mismo un formidable libro en defensa de la Unión Europea, o si lo prefieren, de su proyecto de unificación y de lo que ella representa. Se trata de La democracia en Europa. Una filosofía política de la Unión Europea (Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2017), del profesor Daniel Innerarity, tantas veces citado por mí en este blog. 
Hay dos cosas que matan a la política, dice al comienzo del mismo, la excesiva distancia y la excesiva cercanía. La democracia no está reñida con la complejidad, sigue diciendo, es, por el contrario, el sistema de gobierno que mejor la gestiona debido a su dinamismo interno y a su capacidad de autotransformación. Como advirtió Hans Kelsen, dice más adelante, la idea de un interés general y una solidaridad orgánica que trascienda los intereses de grupo, clase o nacionalidad es, en última instancia, una ilusión antipolítica. La construcción de la voluntad general no puede ser hoy sino un compromiso entre diferentes actores, niveles institucionales, pluralidad de valores y culturas políticas. Todo un programa que comparto sin duda alguna.
Buscando documentación para esta entrada me encuentro con un artículo de Raimundo Ortega, leído en un ya lejano octubre de 2003 en Revista de Libros [https://www.revistadelibros.com/una-constitucion-europea/] en el que reseñaba dos publicaciones de aquel entonces, La democracia en Europa (Siglo XXI, Madrid), de Larry Siedentop, y Une Constitution européenne (Fayard, París), de Robert Badinter, dedicadas al proceso de unificación europea, y más concretamente, al de creación de una Constitución europea, que como todos ustedes saben, fracasó tristemente por obra y gracia, entre otros factores, de franceses y holandeses. El citado artículo, de acceso libre en Revista de Libros, se iniciaba con una cita del que fuera presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, John Marshall, pronunciada en 1821: «El pueblo hizo la Constitución y el pueblo puede deshacerla. Es hechura de su voluntad y por su voluntad únicamente vive.»
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt