viernes, 18 de agosto de 2017

[Poesía y pintura] Hoy, con Íñigo López de Mendoza y Henri Rousseau





Retomo la sección de Poesía y pintura del blog, abandonada desde hace unos meses, en la que intento reunir en una misma entrada algunos de los más bellos sonetos en lengua española y de mis pinturas favoritas. Espero que sean de su agrado. Hoy dedico la entrada al poeta Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y su soneto Lejos de vos y cerca de cuidadoal pintor Henri Rousseau y su cuadro La encantadora de serpientes. Disfruten de ambos. 






El Marqués de Santillana, nombre por el que es conocido Íñigo López de Mendoza (1398-1458), fue un militar y poeta español del Prerrenacimiento, tío del también poeta Gómez Manrique y emparentado también con los poetas Jorge Manrique y, ya en el siglo XVI, Garcilaso de la Vega. Personaje clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla, provenía de una familia noble inclinada desde siempre a las letras: su abuelo, Pedro González de Mendoza, y su padre, el Almirante de Castilla, Diego Hurtado de Mendoza, fueron también poetas.


LEJOS DE VOS Y CERCA DE CUIDADO
por
Marqués de Santillana

Lejos de vos y cerca de cuidado;
pobre de gozo y rico de tristeza,
fallido de reposo y abastado
de mortal pena, congoja y braveza,

desnudo de esperanza y abrigado
de inmensa cuita y visto de aspereza,
la mi vida me fuye, mal mi grado,
la muerte me persigue sin pereza.

Ni son bastantes a satisfacer
la sed ardiente de mi gran deseo
Tajo al presente, ni me socorrer

la enferma Guadïana, ni lo creo.
Sólo Guadalquivir tiene poder
de me guarir y sólo aquél deseo.


***





Henri Julien Félix Rousseau (1844-1910) fue un célebre pintor francés, uno de los máximos representantes del arte naíf. Dedicaba mucho tiempo a cada uno de sus cuadros, razón por la que su obra es relativamente escasa. A menudo se le incluye dentro del post-impresionismo. En cualquier caso, se le reconoce un estilo naíf original y muy intuitivo que le otorga un lugar destacado en la pintura francesa de finales del XIX y principios del XX, junto a sus coetáneos impresionistas, fauvistas y cubistas. En su obra destacan el tono poético, la búsqueda de lo exótico y, sobre todo, su estilo naíf, reflejo de una aparente sensibilidad infantil propia de los artistas con poca o nula formación académica. 



La encantadora de serpientes, 1907. Museo de Orsay, París


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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jueves, 17 de agosto de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy jueves, 17 de agosto de 2016





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; Forges, Peridis y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[A vuelapluma] El mito de la caverna





Establecemos como cierto lo que todo el mundo sabe falso y lo es, pero hemos aprendido a construir “nuestra” propia realidad, la que nos pueda interesar, escribía hace unos días Juan José Almagro, abogado y doctor en Ciencias del Trabajo, recreando nuestro propio mito de la caverna platónico.

Hace muchos años, comienza diciendo, tantos como dos mil cuatrocientos, en plena madurez creativa Platón nos reveló en su República el hermoso y siempre actual mito de la caverna. Decía el filosofo griego que el reino de las apariencias se representa en una gruta en la que estamos sentados de espaldas a un fuego llameante, mientras que entre el fuego y nosotros pasan figuras reales. Pero nosotros solo vemos los movimientos de sus sombras proyectadas sobre las paredes de la caverna, y esas sombras constituyen nuestra realidad… Apariencia y realidad, ser o no ser, querer o no querer; al final, siempre la misma cantinela desde que el mundo es tal. Y, como por nuestra propia naturaleza somos engañadores e incoherentes, algunos piensan que para salvar la dicotomía verdad/mentira y seguir viviendo tan ricamente en el engaño (las apariencias), los seres humanos nos inventamos hace algún tiempo el moderno lenguaje diplomático que, entre otras tareas, dulcifica el discurso y, si fuera menester, disfraza los hechos y permite decir una cosa y hacer otra, eso si, con educación, aunque para hacer bien la tarea se necesite práctica y, según las circunstancias, cierta manipulación con maneras de encantador de serpientes.

Sin tanta delicadeza, en ocasiones abruptamente, se desarrollan hoy la política y las relaciones personales/familiares/institucionales/económicas/empresariales gracias a un discurso que, poco a poco, ha facilitado el transito a la época de la posverdad y consagrado la posibilidad de mentir apelando a determinados sentimientos (nunca a razones, datos, dialogo y argumentos) para establecer como cierto lo que todo el mundo sabe falso, y lo es. Hemos aprendido a construir “nuestra” propia realidad, la que nos pueda interesar.

Muchos dirigentes, da igual su clase y condición, se han dejado atrapar por el poder y las vanidades del cargo, del que deberían ser transparentes servidores. El poder por el poder es su mantra cotidiano, y han olvidado que ocupan sus puestos para gestionar la enorme fuerza transformadora que, en su propia esencia, encierran la empresa y las instituciones. Hacen dejación de su responsabilidad y mienten, entre otras razones, porque están acostumbrados a mentir de forma reiterada y sistemática, y a transformar sus palabras no en hechos sino en retórica. Aunque ahora lo llamemos de otra forma, negar la verdad o mentir siempre será una falta de respeto.

Koyré dejo escrito que el hombre ha mentido siempre, “se ha engañado a si mismo y a los otros. Ha mentido por placer, por el placer de ejercer la sorprendente facultad de decir ´lo que no es´ y crear, gracias a sus palabras, un mundo del que es su único responsable y autor". Así ocurre con los llamados “hechos alternativos”, teoría del todavía presidente Trump, peligroso paradigma de este despropósito y, como tantos otros, usuario fiel de tecnologías y redes que le sirven de parapeto y amplifican sus mentiras. Afirmar lo que no es se ha convertido en un deporte de moda en USA, pero que se juega en una liga mundial, también en la vieja Europa y España; en los congresos de los partidos políticos, en los testimonios de los dirigentes ante los parlamentos o ante los jueces; se miente a los ciudadanos, a los accionistas de las empresas que quiebran y a los depositantes de bancos que se hunden cuando el día anterior eran solventes.

La democracia, sin los innecesarios apellidos con la que hoy la adornamos (auténtica, moderna, verdadera...), debiera ser un feliz maridaje entre justicia y libertad, entre participación activa permanente y representatividad; con gobiernos e instituciones decentes, con dirigentes (políticos, institucionales o empresariales, tanto monta) que sean transparentes en su actuar y acepten rendir cuentas como una obligación y no como señal de descrédito; que se comprometan solidariamente con la sociedad, procuren la resolución de los problemas que inquietan a los ciudadanos y fomenten el aprecio, la defensa y el cuidado de las cosas que son de todos, aunque estén en nuestras manos. De ninguna manera ha de permitirse que nadie se beneficie en exclusiva de los bienes comunes y trastoque la jerarquía del bien público y el bien particular.

Los límites éticos que admite y, desde otra perspectiva, demanda el común de los ciudadanos se imponen aceleradamente, termina diciendo. La gente, la sagrada Opinion Pública, harta de imposturas, quiere que empresas e instituciones, de cualquier ámbito, cumplan de verdad la función social para las que fueron creadas, y que las organizaciones no solo sirvan para enriquecer a dirigentes poco escrupulosos y con ambición desmedida que, además, proyectan casi siempre una imagen de triunfadores prepotentes con difícil encaje en este mundo más solidario que no solo se atisba sino que nos vigila desde el horizonte, allá donde reside la utopía.



Donald Trump



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Ión", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Ión, de Eurípides. Pueden leerla en el enlace inmediatamente anterior, y  ver si lo desean, al final de la entrada o desde este enlace, un vídeo con la representación de la obra en 2015 (en inglés) por el The Barnard/Columbia Ancient Drama Group.




Busto de Eurípides, Museos Vaticanos


Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. 





Representación del Ión de Eurípides



La fecha de representación de Ión suele situarse en torno al 412 a.C. y trata un mito no demasiado conocido y de creación reciente que Eurípides innova en puntos esenciales con clara intención propagandística. La obra gira en torno al destino de Ión, ancestro mítico de los jonios. Por Hesíodo y Heródoto sabemos algunos datos concretos  de los personajes del drama: Juto, hijo de Eolo, rey de Eubea, se casa con Creusa, hija del rey ateniense Erecteo; de ellos nacerá Ión, pero Eurípides hace de Ión un héroe puramente ateniense al presentar a Apolo como su padre, relegando a Juto al papel de mero padre putativo, aunque este engendrará después en Creusa a Doro, padre de los dorios. 

Al igual que en otros dramas de Eurípides la idea del azar recorre toda la obra, manejando a su antojo a dioses y hombres, reflejando con claridad las creencias del autor respecto a los dioses tradicionales, que como el Apolo de esta pieza sale en muchas ocasiones malparado, convertido en violador de muchachas, emitiendo oráculos falsos e incapaz de resolver la intrincada situación que él mismo ha creado. Situación que finalmente tiene que resolver Atenea para enmendar sus yerros.




Ión, de Eurípides (The Barnard/Columbia Ancient Drama Group)



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miércoles, 16 de agosto de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy miércoles, 16 de agosto de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; Forges, Peridis y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas.





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[A vuelapluma] ¿España federal o plurinacional?





Entre las resoluciones aprobadas por el PSOE en su último Congreso figura la defensa del carácter “plurinacional” del Estado y la propuesta de modificar la Constitución para incluir esa fórmula en el artículo 2 en el marco de una reforma en clave federal, pero la plurinacionalidad puede desembocar en el caos; no está en las constituciones europeas y es un concepto extraño a la democracia occidental. Pedro Sánchez y el PSOE deberían aclarar si pretenden una España federal o una España plurinacional, defiende Javier Tajadura Tejada, profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco y exmagistrado del Tribunal Superior de Justicia de Navarra.

Los partidarios de la opción plurinacional, comienza diciendo, se basan en la distinción entre dos conceptos de nación (cultural y político). La nación política es soberana mientras que las naciones culturales no lo son. Junto a la única nación política existente —dotada de soberanía— que es España, habría que reconocer la existencia de un número indeterminado de naciones culturales. Para defender esta interpretación del Estado Constitucional vigente no hace falta ninguna reforma. El actual artículo 2 ya menciona junto a la “indisoluble unidad de la nación española”, titular de la soberanía indivisible, la existencia de “nacionalidades y regiones” a las que se les reconoce el derecho a la autonomía política. La introducción del concepto de “nacionalidades” en el artículo segundo de la Constitución supuso ya reconocer la existencia de “naciones culturales”.

Nación cultural es el significado que hay que dar al término “nacionalidad” del artículo 2. Inicialmente no eran muchas, pero el jardín de las naciones ha ido floreciendo. Aragón, por ejemplo, al constituirse en comunidad autónoma no se consideró nacionalidad sino región, pero con el tiempo, a los dirigentes políticos de la comunidad, región les supo a poco y optaron por convertir la región en nacionalidad. Lo mismo hicieron otras. Según el artículo 2, España ya es una nación política que reconoce la autonomía de las naciones culturales (nacionalidades). Si esto es lo que defiende el PSOE, no se comprende que reclame una reforma del artículo 2. La reforma que se propone tiene otro significado y alcance.

Aunque la Constitución reconozca la existencia de una serie de naciones culturales, España no es un “Estado plurinacional”. Y no puede serlo porque como Estado democrático es un Estado de ciudadanos y no de naciones. La fórmula propuesta por el PSOE para contentar a las fuerzas nacionalistas supone considerar a las naciones como elementos constitutivos del Estado. En esto consiste el verdadero alcance del término “Estado plurinacional”. La existencia de naciones culturales ya está reconocida por la Constitución, lo que no lo está es la consideración de las mismas como elementos constitutivos del Estado.

Esta es la contradicción intrínseca de la propuesta. Cuando sus promotores subrayan que defienden la concepción de España como una única nación política, parecen olvidar el significado ideológico de la nación política. La nación política no es solo la nación soberana, sino sobre todo la “nación cívica”, es decir, compuesta por ciudadanos libres e iguales en derechos. Esa nación cívica —el presupuesto del Estado constitucional— es incompatible con cualquier definición del Estado como plurinacional. El Estado constitucional está integrado por ciudadanos (iguales) y no por naciones (diversas). No es la soberanía, sino la libertad y la igualdad lo que está en juego. La defensa del “plurinacionalismo” supone sacar del desván de la historia uno de los artilugios del pensamiento reaccionario: la noción romántica de nación, definida por elementos culturales y sentimentales, que ha sido siempre combatida por la izquierda consecuente preocupada por la igualdad y por construir Estados (más que naciones) de ciudadanos libres.

El Estado federal es incompatible con la lógica de la plurinacionalidad. Está basado en la igualdad sustancial de los entes que lo componen mientras que el Estado plurinacional presupone la desigualdad. La definición constitucional del Estado como plurinacional obligaría a precisar el número de naciones que lo integran. Hoy esto no es necesario porque, al no ser las nacionalidades (y regiones) elementos constitutivos del Estado, su número puede variar sin consecuencias prácticas. Y exigiría determinar que consecuencias jurídicas se derivan para los ciudadanos de una entidad territorial que esta sea calificada como nación. Si suponen algún tipo de ventaja, los ciudadanos de Cartagena podrían también querer definirse como “nación”. Y los de León, y los de La Gomera, etcétera.

La fórmula “plurinacional” puede desembocar fácilmente en el caos y no aparece en ninguna Constitución democrática de Europa, concluye diciendo el profesor Tajadura. Solo la recogen las de Bolivia y Ecuador. El PSOE debe aclarar si su modelo territorial es Alemania (como paradigma del federalismo) o Bolivia.





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[Galdós en su salsa] Hoy, con "Cánovas"




Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Cánovas es la sexta y última novela de la quinta serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897) fue un político e historiador español, figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo XIX, autor del Manifiesto de Manzanares publicado al inicio del Bienio Progresista, un prominente miembro dentro de la Unión Liberal, principal valedor de Alfonso XII y el mayor artífice del sistema político de la Restauración, lo que le convirtió en el máximo dirigente del Partido Conservador, que él mismo creó. Ejerció el cargo de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder, principalmente, con su rival político Práxedes Mateo Sagasta.

Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876 y contribuyó al sistema de turno pacífico, mediante el cual creó una apariencia de democracia que ponía fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde décadas anteriores. Dicha estrategia se afianzó en 1885 en el Pacto de El Pardo, con el propósito de evitar que la inminente muerte del rey Alfonso XII volviese a desestabilizar la política española. Sus gobiernos estuvieron marcados por un mayor desarrollo del capitalismo en lo económico, la creación del Código de Comercio en lo jurídico, los conflictos con Cuba que desembocaron en la guerra de Independencia cubana, y las crecientes tensiones con anarquistas y otros colectivos obreros, siendo asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo.

Publicada en 1912, la novela comienza por contar lo que prometía el título de la anterior y no hizo: la aventura de Sagunto, con la proclamación del rey Alfonso XII, y su posterior entrada triunfal en Madrid. Los protagonistas son los mismos de toda esta quinta serie: Tito Liviano y Mariclío. El primero, curioso testigo de la Historia de España, y la segunda, diosa o musa de la Historia. Tito observa, comenta y escribe los acontecimientos históricos, siempre al servicio de su musa, que, en recompensa, le proporciona el sustento material y los contactos precisos para que lleve a cabo su tarea. El problema para Tito es que su exaltada imaginación le juega malas pasadas, y nunca sabe si los sucesos que vive son reales o imaginarios. 

En el terreno político, mientras la Tercera Guerra Carlista toca a su fin, el gobierno conservador de Cánovas persigue a políticos y militares republicanos, que tienen que exiliarse a Francia, desde donde conspiran inútilmente, mientras que Sagasta funda el partido liberal-monárquico, luego llamado Partido Constitucional, y más tarde, Partido Fusionista, convirtiéndose en alternativa de poder.

En el adiós de la serie, el episodio es el más triste, negro y desesperado de todos. Con los republicanos en el exilio, Galdós, por medio de su álter ego Tito, ve el ascenso de la influencia de los llamados «moderados», en realidad ultraconservadores, y de la Iglesia católica en la política española, y comenta con amargura que la derrota de los carlistas no ha servido de nada, pues han impuesto sus ideales por la puerta de atrás.

El horizonte temporal de la novela transcurre en el período 1874-1880, desde el pronunciamiento del general Martínez Campos hasta el acuerdo de alternancia en el poder de los partidos conservador de Cánovas y fusionista de Sagasta.



Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897)



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martes, 15 de agosto de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy martes, 15 de agosto de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; Forges, Peridis y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




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