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viernes, 23 de noviembre de 2012

La crisis de la democracia




La Libertad guiando al pueblo (E.Delacroix, 1830)


Si alguien me preguntara porqué me ocupo tanto en el blog de la crisis de la democracia la verdad es que no sabría qué contestarle; ni como ciudadano, ni como demócrata ni como apasionado de la teoría política. Es muy posible que acabara diciéndole que me ocupo de ella porque me preocupa el mundo y la sociedad que estamos dejando a nuestros hijos y nietos. Una situación que quizá solo consigamos reconducir profundizando en los mecanismos e instituciones de representación y participación política de nuestras maltrechas democracias y recuperando valores tradicionales de las mismas, como los de tolerancia y respeto a la discrepancia y la pluralidad de opiniones. 

Supongo que es mera coincidencia que el mismo día que termino la lectura del libro del profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, Andrea Greppi, del que les hablaba en una entrada anterior, libro titulado La democracia y su contrario. Representación, separación de poderes y opinión pública (Trotta, Madrid, 2012), y que me ha provocado una profunda impresión, reciba una invitación para asistir al 10.º Seminario Internacional de Comunicación Política, a celebrar el próximo 14 de diciembre en Madrid. Se trata de un seminario organizado por la The George Washington University y Mas Consulting Group, con el patrocinio de la revista Foreing Policy en español, dedicado al estudio de las "Claves para el futuro de la Comunicación de Líderes, Gobiernos y Partidos". Lástima que circunstancias personales que no vienen al caso me impidan la asistencia. Estoy seguro de que lo hubiera disfrutado. En todo caso, y como buen pagano que soy, consciente de que la diosa Fortuna es veleidosa por naturaleza, no pierdo la esperanza de un cambio de las circunstancias que me obligan a renunciar a él.

En el penúltimo capítulo del libro del profesor Greppi citado anteriormente, hay reflexiones muy críticas con el funcionamiento de nuestras "democráticas" sociedades, críticas que comparto plenamente. Dice al respecto (pág. 136): "las democracias actuales, las más y las menos avanzadas, han quedado atrapadas en el círculo perverso de la deseducación democrática. [...] Asistimos, de un lado, a la erosión de la regularidad de los procedimientos, que cada vez están más lejos de proporcionar garantías efectivas de igualdad política. De otro lado, nos enfrentamos a una acelerada degradación de la cultura política democrática. [...] Es razonable suponer que las mayorías deseducadas acabarán votando contra  sus intereses, eligiendo a los gobernantes peores, los más hábiles en fomentar, en beneficio propio, la deseducación sistemática del público".

Unas líneas más adelante (pág. 137), propone una posible solución: "La democracia tendrá un futuro solo si los ciudadanos apuestan por ella. [...] En su núcleo más irreductible, esa apuesta implica el reconocimiento mutuo de una condición básica de igualdad entre todos los ciudadanos. ¿Igualdad en qué? -se pregunta- Con todos los matices que se quieran poner -dice-, en el derecho a tomar parte en la formación de la voluntad colectiva".

Creo firmemente que ningún demócrata convencido discutiría la premisa básica de que la democracia es tanto procedimiento como fin en sí misma. "Necesitamos (dice en la pág. 181) una reconstrucción del ideal democrático que atribuya a los procedimientos la capacidad para ser sensibles al peso de las razones, porque si la democracia es valiosa para nosotros, hasta el punto de que merece dar la vida para defender sus instituciones, es porque sabemos que el procedimiento no acaba premiando siempre la opinión del más fuerte o de quien ocupa una posición de privilegio que le permite hablar más alto que el resto".

Las palabras finales con que cierra el capítulo (pág. 187) lo dejan meridianamente claro: "La democracia solo puede tener futuro si nos tomamos en serio las reglas del juego. Una apuesta arriesgada. En el fondo  siempre lo ha sido". Resulta difícil no estar de acuerdo con el diagnóstico. Y en ello estamos empeñados.

En el vídeo que acompaña la entrada, el profesor Luigi Ferrajoli, de la Universidad Roma III, uno de los más importantes teóricos del Derecho y de la Democracia, habla de la crisis de uno y otra, considerada desde el punto de la vista de la globalización y el sometimiento de la política a la economía.

En la barra inferior del vídeo, pulsando el primer botón de la zona derecha de la misma, puede accederse a la subtitulación en español. Espero que les resulte interesante.

Y sean felices, por favor, a pesar del gobierno que padecemos. Tamaragua, amigos. HArendt








Entrada núm. 1757
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