LO EXACTO
Hay un misterio en cada cosa,
pero tiene que estar en su momento preciso,
y cada objeto, insecto o persona
carece de sentido sin su marco de tiempo.
Si la cosa y el tiempo no coinciden
serán como un licor derramado en un jardín:
el proyecto de un sueño derrochado en el césped.
En un verano insólito
del cruel mediterráneo,
nos encontramos ella, el tiempo y yo.
El miedo endémico y antiguo
al incómodo frío de las olas
me sujetaba inmóvil a la orilla;
pujaba entre dos mundos poderosos.
Decidí la crueldad del mar,
es más sincero, más enorme, más homicida.
Entré. Nada podía contenerme.
Salí del mapa erróneo de los atlas
y dejé que las olas me mordieran;
no hice caso de nada razonable.
Cuando emergí ya estaba lloviznando.
Lloviendo. El mar, la lluvia, ella y yo,
en su momento exacto, nada más perfecto.
No dije nada a nadie, ni importan los testigos.
Cuando llegué hasta ella, en tierra firme,
apuré sin permiso todo lo que quedaba
de la copa de vino de su boca.
JUAN MANUEL VILLALBA (1964)
poeta español
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