Dunas (Maspalomas, Gran Canaria)
El poeta granadino Luis García Montero recreaba hace unos años en El País, en un artículo plagado de sentimiento titulado "Teoría del Sur", una bellísima metáfora de cuanto significa el Sur en el imaginario colectivo de los humanos: "Qué mejor estación que el verano para reivindicar el Sur: la lentitud, la sensualidad, la belleza, el cuidado de los otros, la alegría. En el Sur no deben tener prisa ni los pensamientos, ni los coches, ni los desnudos", comenzaba diciendo...
¡El Sur, que bella palabra!... Y aunque él lo hace para reivindicar el deleite de contemplar la morosa puesta de sol de una tarde de verano en la bahía de Cádiz, sus palabras tienen valor y alcance universales. Yo he vivido en el sur durante veinticinco años. En el extremo sur de una isla situada al sur de España, en medio del Atlántico. En mi isla, en Gran Canaria, mil quinientos kilómetros cuadrados que dan para mucho, no hay nada más que dos puntos cardinales: Norte y Sur. El Este y Oeste no existen en la práctica. Y todo lo que queda por "debajo" del paralelo de la capital, ya es el Sur..., siempre en mayúsculas. Cuando salimos de Las Palmas por la GC-1, la autopista que une la capital con las playas del Sur, "bajamos"; cuando volvemos a Las Palmas, "subimos". Sí, en Gran Canaria se "sube" al Norte y se "baja" al Sur; o "se va" al Centro (al interior de la isla, por, la "carretera del Centro", como no podía ser menos...), y del centro, al centro-centro, que es la Cumbre.
¡El Sur, que bella palabra!... Y aunque él lo hace para reivindicar el deleite de contemplar la morosa puesta de sol de una tarde de verano en la bahía de Cádiz, sus palabras tienen valor y alcance universales. Yo he vivido en el sur durante veinticinco años. En el extremo sur de una isla situada al sur de España, en medio del Atlántico. En mi isla, en Gran Canaria, mil quinientos kilómetros cuadrados que dan para mucho, no hay nada más que dos puntos cardinales: Norte y Sur. El Este y Oeste no existen en la práctica. Y todo lo que queda por "debajo" del paralelo de la capital, ya es el Sur..., siempre en mayúsculas. Cuando salimos de Las Palmas por la GC-1, la autopista que une la capital con las playas del Sur, "bajamos"; cuando volvemos a Las Palmas, "subimos". Sí, en Gran Canaria se "sube" al Norte y se "baja" al Sur; o "se va" al Centro (al interior de la isla, por, la "carretera del Centro", como no podía ser menos...), y del centro, al centro-centro, que es la Cumbre.
Pero el imaginario es el Sur... Y Juan Manuel Serrat lo elevó a categoría de metáfora universal cuando le puso música a los versos de Mario Benedetti y cantó su inolvidable "El sur también existe", que pueden gozar más abajo. Por eso a los sureños nos duelen los tópicos sobre nosotros: indolencia, ensimismamiento, dejadez, aplatanamiento, ensoñación... En realidad, pienso que tenemos un mejor sentido de "la vida" que los demás, pero eso no deja de ser otro tópico.
Hace años, mi mujer y yo, muchas tardes de verano, cuando vivía nuestro perro, nos sentábamos con él sobre una de las innumerables dunas que enmarcan la playa de Maspalomas, extendíamos un mantel blanco en la arena y nos bebíamos una botella de cava, en copas de cristal, mientras contemplábamos ponerse el sol en el horizonte... Quizá deberíamos volver a hacerlo ella y yo, aunque él ya no esté...
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Joan Manuel Serrat
Entrada núm. 2378
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
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