El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2025
jueves, 13 de febrero de 2025
miércoles, 12 de febrero de 2025
De las entradas del blog de hoy miércoles, 12 de febrero de 2025
De la sociedad
Las noches de insomnio son páramos donde los minutos se vuelven hostiles. Intentas domesticar la mente, respiras hondo. Tratas de alejar los pensamientos inquietantes, el desasosiego al acecho. El viento susurra en vano su nana, los perros ladran a la luna. Transcurre una lenta procesión de horas, la tristeza se adensa: si no duermes, mañana estarás abatida. Tu cerebro ordena: serénate. Pero cuanto más te esfuerzas en atrapar el sueño, más lejos escapa. Lo dice en el El País [Yo, sociedad limitada, sociedad anónima, 09/02/2025] la afamada filóloga y escritora Irene Vallejo.
En las hogueras digitales de las redes —y de las vanidades—, comienza diciendo Vallejo, los gurús de la felicidad anuncian que haremos realidad nuestros deseos si creemos intensamente en ellos. Nos dan consejos, imperativos suavizados. Dichos para hacernos dichosos: modela tus pensamientos, transforma tus ideas y cambiará tu realidad, atrae lo que deseas, haz ejercicio, sé deseable, asciende, seduce, reluce, rejuvenece. Tienes el poder. La última tendencia es “manifestar”, elegida palabra del año por el diccionario de Cambridge. Consiste en alentar un monólogo interior optimista, robustecer la autoestima, arrojar lejos el bagaje de recuerdos, ideas y hábitos que nos limitan. Sus propuestas podrían parecer sensatas, pero caen en el espejismo de olvidar que la convicción no basta. Aunque mil veces nos dirán que querer es poder, hay obstáculos demasiado grandes, desgracias sobrevenidas, imprevistos del azar. Y, por supuesto, la ventaja de quienes juegan con las cartas marcadas gracias a la cuna, la fortuna y los contactos. Ya sabemos qué tipo de conocimiento premia la meritocracia: el quién conoce a quién.
Las técnicas de autoayuda vuelcan todo el peso del éxito sobre nuestros hombros. Los sueños están al alcance, sin importar la precariedad laboral, las cicatrices del tiempo, el coste de la vivienda, los cuidados a niños o mayores. La obligación de hacer realidad las aspiraciones nos provoca ansiedad y frustración, y conduce a buscar nuevas recetas. Sin embargo, la vida no se cultiva con fórmulas mecánicas: lo más esencial —como dormir o ser felices— huye de la voluntad obsesiva.
Todos los seres humanos apuntamos a la felicidad como arqueros que tienden a un blanco. Esta frase de Aristóteles mantiene una misteriosa y absoluta vigencia. ¿Pero podemos aprender a ser felices? Hace veinticinco siglos, los maestros del buen vivir creían que el camino era la sabiduría, la comprensión clara, un entrenamiento mental capaz de guiar hacia la tranquilidad interior y la bondad exterior. Aristóteles compartía esa fe, pero creía que conviene ser humilde y reconocer que en este viaje surgen dificultades ajenas a nuestro deseo. Como buen conocedor de los vaivenes de la vida, admitía que una parte de ella está ligada a condiciones económicas y materiales, en muchos casos azarosas. Una cierta dicha —Aristóteles abogaba por una prosperidad moderada— no es posible sin salud, seguridad, leyes justas y unos bienes mínimos que garanticen una existencia digna. La felicidad es ilusoria en una polis sin justicia y equidad, en un país en guerra, hambre o dictadura. A este bienestar relativo y dependiente, con sus retrocesos y sus límites, sus aproximaciones y fluctuaciones, se suma, sí, una felicidad que depende de nosotros. De nuestra actitud y decisiones, de nuestros talentos amorosos y humorísticos, de placeres y plenitudes, de la clase de personas que llegamos a ser. Los equilibrios resultarán frágiles, siempre amenazados y sometidos a nuestros fallos. Los seres humanos somos esas criaturas que nunca cometen dos veces el mismo error: como mínimo doce o quince, para estar bien seguros.
Para Aristóteles, el bálsamo que curará estos tropiezos es la amistad. Milenios más tarde, la escritora Carmen Martín Gaite hilvanaría sus palabras con las del filósofo griego: “Una de mis pasiones favoritas es el cultivo de la amistad. Los amigos son para mí lo más importante del mundo, lo más consolador, y se requiere de una delicadeza y un tino especiales para no perderlos”. Los estudios de psicología social confirman que los vínculos con los demás acrecientan la alegría en cualquier circunstancia; en cambio, la soledad es físicamente debilitadora.
Al parecer, existe una tendencia a dar a las palabras acepciones cada vez más individualistas. “Manifestarse” solía significar salir a la calle a reivindicar en clave colectiva, pensar juntos en lo que muchos quieren y necesitan. Hoy gana adeptos la ideología del “Yo, Conmigo, Para Mí, sociedad limitada”, que en muchos casos acaba siendo: “Yo, soledad anónima”. Proclaman que cada persona debería actuar como si fuese una empresa que lucha por imponerse en un mercado ferozmente competitivo. Los manuales nos ofrecen las técnicas y retórica de las consultorías: convertirte en una marca, vender tu mejor yo, ser tu publicista permanente. Compararte siempre con los mejores y más triunfadores. El mundo es un escenario, finge hasta alcanzar el éxito. Inflación narcisista: mucha pose y poco poso. Estrategias que implican una tensión casi inhumana, rompen los lazos, deterioran nuestra salud y acortan la vida que prometen mejorar.
Recientes investigaciones científicas en torno a la solidaridad confirman la importancia de aliarnos. De hecho, una opción probadamente eficaz contra la ansiedad es acudir en ayuda de los demás. En una sucesión de encuestas, la mayoría de los consultados dijeron que no nada hay comparable a la felicidad del voluntariado. Solo el baile puntuó más alto en las escalas de satisfacción —también bailar es acompasarse con otros—. Incluso desde una óptica egoísta, recompensa buscar algo más importante que tú mismo y dedicarle tu tiempo. Robert Putnam, politólogo de Harvard, investigó en su ensayo Solo en la bolera el tejido social de pueblos y ciudades. Descubrió que allí donde las personas se asocian para defender el interés común, se sienten menos aisladas y asustadas. La comunidad es más próspera porque la urdimbre del compañerismo crea protección mutua. Por el contrario, en sociedades menos organizadas y más fragmentadas, los individuos por separado se encuentran desvalidos frente a la prepotencia de los clanes y los grupos de intereses creados. Entonces, para no ser menos, cada cual va a lo suyo, y nadie se atreve a desafiar los desmanes de los poderosos. El resentimiento se convierte en el sentimiento dominante. La división se agudiza: a largo plazo, el mal gobierno y la arbitrariedad medran ahí donde la gente no se fía de sus vecinos, pues ya no son capaces de forjar juntos contrapesos al poder. Putnam concluyó que el civismo presupone el ejercicio de merecer la confianza del prójimo: cuanto más dispuestos estemos a “manifestarnos” por los demás, mejor evitaremos el abuso. Si la sociedad civil tiene una vida activa es más difícil perpetrar nada a escondidas o en la impunidad de la indiferencia.
Como escribió el utilitarista y pragmático Stuart Mill: “Solo son felices, creo, los que fijan la mente en algo distinto de sí mismos: el bienestar de otros, la mejora de la Humanidad, un nuevo proyecto, seguir aprendiendo. Preguntaos si sois felices y dejaréis de serlo. Apuntando hacia otra cosa, ocurrirá por sorpresa”. Según Stuart Mill, podremos lograr ciertos sueños cuando dejemos de buscarlos en el reflejo del espejo. Me acercaré si me alejo de mí misma, si la primera persona no soy yo, si lo que hago no es solo ego. Menos halterofilia de la voluntad solitaria y más alegría solidaria. Para eso necesitamos salir de un falso dilema: ni agresivos ni pasivos, ni atacar ni acatar. Unirnos.
[ARCHIVO DEL BLOG] Internet, redes sociales y activismo político. Publicado el 27/01/2011
A diferencia de los demás países árabes, en Túnez Burguiba sentó la base de Estado laico y democrático
No se puede pedir lo que se ignora. La democracia exige un conocimiento previo de los valores laicos que la alimentan. Y dicho conocimiento no existe en ningún país árabe con la profundidad y arraigo que tienen en Túnez. El Gobierno de Burguiba desde la independencia hasta los años ochenta sentó las bases de un Estado laico y democrático. Un sistema educativo abierto a los principios y valores del mundo moderno, el estatus de la mujer incomparablemente superior al de los países vecinos y un nivel de vida aceptable en comparación con estos, pese a la carencia del maná del petróleo, formaron una ciudadanía consciente de sus derechos. En ello estriba la diferencia existente entre Túnez y los demás Estados árabes de la orilla sur del Mediterráneo.
El declive del poder de Burguiba y el golpe de palacio de Ben Ali, llevado supuestamente a cabo para preservar la democracia se tradujeron al punto en una pesadilla orwelliana. Con el pretexto de cohabitar a la amenaza islamista y ganarse así el sostén incondicional de los países europeos, Ben Ali creó poco a poco un Estado policiaco cuyas redes se extendieron como una telaraña en el conjunto de la sociedad. Toda oposición política fue barrida sin piedad con métodos que recuerdan el peor despotismo. En mi última visita a Túnez hace ahora 11 años tuve ocasión de comprobar en persona el acoso que sufrían los demócratas que no se hallaban en la cárcel o en el exilio y la vigilancia policial de quienes entraban en contacto con ellos. Todo eso resultaba aún más chocante por tratarse de un país social y culturalmente avanzado, víctima de la paranoia del dictador y del insaciable afán de poder y riqueza del clan de su mujer, la tristemente célebre familia Trabulsi. La resignación de la sociedad a semejante presión y expolio no podía durar. La experiencia democrática del burguibismo había calado en ella y solo aguardaba la ocasión propicia para manifestarse. La acción conjugada de las filtraciones de Wikileaks, del gran número de tunecinos con acceso a Internet y a sus foros de discusión, de los ciberataques de los hackers de Anonymous que colapsaron las webs del régimen y de la inmolación por el fuego el 17 de diciembre en Sidi Bouzid de Mohamed Buazizi, un informático de 26 años en paro y cuyo puesto de verduras y frutas fue tumbado brutalmente por la policía por carecer de autorización para su venta, fueron el detonante de la explosión que ha derribado al dictador y abre un capítulo esperanzador en la historia de su país.
Todos los amigos del pueblo tunecino debemos felicitarnos por lo ocurrido y evocar el sacrificio de Mohamed Buazizi, el mártir a quien corresponde el honor de ser el héroe de un nuevo Túnez abierto, laico y democrático en el que nadie deberá prenderse fuego para hacer oír su voz. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
Del poema de cada día. Hoy, Sobre mis derechos, de June Jordan
SOBRE MIS DERECHOS
También esta noche y necesito dar un paseo y aclarar
mi mente acerca de este poema sobre por qué no puedo
salir sin cambiarme de ropa de zapatos
la postura del cuerpo la identidad de género la edad
la situación como mujer sola en la noche/
sola en las calles/sola no es el asunto/
el asunto es que no puedo hacer lo que quiero
hacer con mi propio cuerpo porque tengo
el sexo equivocado la edad equivocada la piel equivocada y
supongamos que no es aquí en la ciudad sino allá en la playa/
o lejos dentro del bosque y yo quisiera ir
allá sola a pensar en Dios/o a pensar
en niños o a pensar en el mundo/todo esto
revelado por las estrellas y el silencio:
no podría ir y no podría pensar y no podría
quedarme allí
sola
porque necesito estar
sola porque no puedo hacer lo que quiero hacer con mi propio
cuerpo y
quién diablos dispuso las cosas
así
y en Francia dicen que si el tipo penetra
pero no eyacula entonces no me violó
y si después de acuchillarlo si después de gritos si
después de rogarle al imbécil y aún si después de azotarle
un martillo en la cabeza si aún después de eso si él
y sus amiguitos me cogen después de eso
entonces di mi consentimiento y no hubo
violación porque al fin entiendes al fin
me cogieron otra vez porque yo estaba equivocada estaba
equivocada otra vez por ser yo siendo yo donde estaba/equivocada
de ser quien soy
que es exactamente como Sudáfrica
penetrando en Namibia penetrando en
Angola y quiere decir eso quiero decir cómo sabes si
Pretoria eyacula cómo se verá la evidencia la
prueba de la eyaculación del monstruo con botas en Tierranegra
y si
después de Namibia y si después de Angola y si después de /Zimbabwe
y si después de que todos mis parientes y parientas se resisten /aún hasta
la autoinmolación de los pueblos y si después de eso
perdemos de todos modos qué dirán los muchachotes alegarán
mi consentimiento:
Me Entiendes: Somos la gente equivocada con
la piel equivocada en el continente equivocado y de qué
diablos se sienten todos tan sensatos
y según el Times de esta semana
en 1966 la CIA decidió que tenían un problema
y el problema era un hombre llamado Nkrumah así que
lo mataron y antes fue Patricio Lumumba
y antes fue mi padre en los terrenos
de mi universidad prestigiada y mi padre temeroso
de entrar a la cafetería porque dijo que
estaba equivocado la edad equivocada la piel equivocada la
identidad de género equivocada y estaba pagando mi colegiatura y
antes
fue mi padre diciendo que yo estaba equivocada diciendo que
debería haber sido varón porque él lo quería/un
varón y que debería haber tenido la piel más clara y
que debería haber tenido el pelo más lacio y que
no debería estar tan loca por los muchachos sino más bien debería
serlo/un muchacho y antes
fue mi madre rogando por cirugía plástica para
mi nariz y frenos para mis dientes y diciéndome
que soltara los libros que los soltara en otras
palabras
conozco bien los problemas de la CIA
y los problemas de Sudáfrica y los problemas
de la Corporación Exxon y los problemas de América
blanca en general y los problemas de los maestros
y los predicadores y el FBI y los trabajadores
sociales y mi Mamá y Papá particulares/conozco
bien los problemas porque los problemas
resultan ser
yo
yo soy la historia de la violación
yo soy la historia del rechazo de quien soy
yo soy la historia del encarcelamiento aterrado de
mí misma
yo soy la historia de asaltos con agresión y ejércitos
ilimitados contra lo que sea que quiera hacer con mi mente
y mi cuerpo y mi alma y
si se trata de salir a caminar por la noche
o si se trata del amor que siento o
la santidad de mis fronteras nacionales
o la santidad de mis dirigentes o la santidad
de cada uno de mis deseos
que conozco desde mi personal e idiosincrático
e indiscutiblemente único y singular corazón
he sido violada
ser
porque he estado equivocada el sexo equivocado la edad equivocada
la piel equivocada la nariz equivocada el pelo equivocado la
necesidad equivocada el sueño equivocado la geografía equivocada
el sastre equivocado yo
yo he sido el significado de la violación
yo he sido el problema que todos procuran
eliminar por una forzada
penetración con o sin la evidencia de baba y/
pero que esto sea inconfundible este poema
no es consentimiento no doy mi consentimiento
a mi madre a mi padre a los maestros al
FBI a Sudáfrica a Bedford Stuy
a Park Avenue a American Airlines a los ociosos
excitados en las esquinas a los asquerosos ocultos en
los coches
No estoy equivocada: Equivocada no es mi nombre
mi nombre es mío es mío es mío
y no puedo decirte quién diablos dispuso las cosas así
pero puedo decirte que desde ahora mi resistencia
mi simple autodeterminación de día y de noche
bien podría costarte la vida.
June Jordan (1936-2002)
poetisa estadounidense