Me importa un h... y la mitad del otro el ir contracorriente y el lenguaje políticamente correcto, pero estoy hasta los mismísimos del nacionalismo y de los nacionalistas, incluido el español, por supuesto. Detesto el nacionalismo, el cáncer de Europa, lo han llamado: el canario, el catalán, el vasco, el gallego, el andaluz, el extremeño, el español, el finlandés, el francés, el alemán, el británico, el lituano, el maltés, el padano, el serbocrata..., y el madrileño; sí, el madrileño también... ¿Qué coño pintaban esas miles de banderas nacionales españolas flameando en Mestalla durante la final de la Copa de Rey de áquel año entre el Real Madrid C.F. y el Barcelona F.C.? ¿Qué creen esos zafios e ignorantes energúmenos, que la final era entre un equipo español y otro de las antípodas? ¿Piensan acaso que más allá de la M-30 todo es "tierra conquistada" y que España es solo el territorio y las gentes que rodea esa autovía? El Real Madrid, que es un grandísimo equipo, no se merece tener algunos de los seguidores que tiene.
Soy un federalista convencido. No solo creo que el federalismo, tal y como lo expusieron a finales del siglo XVIII los ilustrados norteamericanos Hamilton, Madison y Jay en su memorable libro "El Federalista" [Fondo de Cultura Económica, México, 1994] es la forma más perfecta de organizar políticamente una sociedad, es decir, de organizar un Estado, sino que como expreso en la columna de presentación del blog es también el mejor marco donde desenvolver y desarrollar la autonomía personal, el autogobierno de los pueblos y los estados, y la democracia como procedimiento y fin en sí misma.
Llevo años defendiendo en cuantos foros académicos, sociales y políticos me han dado pie para ello que Canarias debería configurarse políticamente como una federación de islas dentro de un Estado federal español. Ni los municipios, ni las provincias, ni las regiones, ni las naciones ni los estados son entidades naturales; todos sus límites y fronteras son creación humana, artificiales. Las islas, en los archipiélagos nos vienen dadas por la naturaleza. Canarias nunca podrá organizarse políticamente de manera correcta si no se tiene en cuenta ese hecho fundamental. Por eso defiendo para mi patria chica (tengo otras dos mayores que la engloban: España y Europa) una organización política federal. Algo tan sencillo como dotarla de un parlamento bicameral en el que esté representado todo el pueblo de Canarias en una cámara, y cada una de sus islas, en un plano de igualdad, en otra. [v. la etiqueta de la voz "Canarias" en el blog, y especialmente la entrada titulada "Canarias en la picota", del 29 de enero de 2009], junto a una aplicación estricta del "principio de subsidiariedad": lo que pueda hacer la isla mejor que la región que lo haga la isla; lo que pueda hacer la región mejor que el estado, que lo haga la región; lo que pueda hacer mejor el estado que la Unión, que lo haga el estado.
Supongo que habrá otros caminos, pero yo no veo otro mejor ni más idóneo para organizar políticamente las sociedades complejas y democráticas del sigo XXI, tanto en España como en Europa, que el federalismo. También es la opinión de Javier Tajadura, profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad del País Vasco y autor de "El principio de cooperación en el Estado Autonómico. El Estado Autonómico como Estado Federal Cooperativo" (Comares, Granada, 2010), cuya tesis central comparto plenamente, y que el.pasado 7 de enero publicaba en el diario El País un brillante artículo al respecto titulado "El horizonte federal de España.
Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt