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lunes, 25 de diciembre de 2017

[A vuelapluma] El planeta secreto





John Berger dice que el cine siempre nos lleva a lugares desconocidos. Nos aleja de casa, y nos convierte en viajeros. Y es lo que sentimos al ver ‘Estiu 1993’, una de las grandes películas del año y que finalmente no competirá en los Oscar, comenta en El País el escritor Gustavo Martín Garzo.

Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, comienza diciendo Martín Garzo, las historias de caza siempre glorificarán al cazador”, dice un proverbio africano. Las historias que los adultos cuentan de los niños ¿a quién glorifican? Son muchos los libros escritos sobre esos primeros años de vida, pero es dudoso que sus autores consigan apresar el misterio de ese ser del que se separaron para siempre al crecer. Por lo común, esos libros, más que mostrarnos a ese niño, lo que hacen es explicarlo. No pueden obrar de otra forma porque antes de los cinco o seis años el niño no vive enteramente en el lenguaje y escapa a cuanto de él se pueda decir.

De uno de esos niños perdidos habla Estiu 1993, la primera película de Carla Simón. Es una pena que finalmente no haya sido seleccionada en la lista final de los Oscar, pero esos premios ya se sabe quiénes los dan. No importa, el verdadero premio es que también puedan llegar a los cines películas así. La historia se inspira en el verano que pasó su directora en un pueblecito de Girona, al poco de morir sus padres. Tenía solo seis años y sus tíos la llevaron a vivir con ellos. Y aunque la historia está contada desde los ojos de esa niña, su autora nunca trata de apropiarse de sus pensamientos, porque ¿acaso puede recordar los suyos cuando tuvo su misma edad? No analiza la conducta de esa niña, no nos dice qué la hace comportarse así, solo nos muestra su rebeldía frente a un mundo que no entiende, su demanda velada de cariño, sus vínculos con ese mundo de las desapariciones en que está su madre muerta.

Carla Simón ha declarado que apenas se acuerda de ese tiempo, y que escribió el guion a partir de anécdotas que le contaron sus familiares. Y lo asombroso de esta película es que a través de esos recuerdos sea capaz de traernos la presencia de esa niña perdida. “Cuando vi lo que habíamos hecho”, ha declarado su autora, “fue muy duro porque me di cuenta de que las imágenes que yo tenía en la cabeza no estaban allí. Mi verano fue muy distinto”. Es en esa sorpresa donde radica la singularidad de una obra que no se mueve en el terreno de las imágenes prestadas, sino en ese otro de las revelaciones que guarda la verdadera esencia del cine.

John Berger dice que el cine siempre nos lleva a lugares desconocidos. Nos aleja de casa, y nos convierte en viajeros. “Mediante su particular alquimia hace que los personajes trasciendan la pantalla y corran a identificarse con nosotros. Es el único arte en que tal cosa puede suceder”. Y es lo que sentimos al ver Estiu 1993. Frida, la niña protagonista, viene de ese cielo que es la pantalla de cine para habitarnos misteriosamente. Y es extraño sentirse habitado por una criatura como ella. En nuestro cine solo Víctor Erice, en El espíritu de la colmena, ha sido capaz, desde una estética muy diferente, de hacer algo semejante. Porque la extraña cualidad de la película de Carla Simón no tiene que ver con su habilidad para mostrarnos, a la manera de un documental fingido, la vida de Frida y de su familia adoptiva, sino para conseguir que hasta las cosas más cotidianas y familiares nos conciernan misteriosamente. No podemos elegir en esos instantes lo que queremos y no queremos ver. Lo que pasa allí ya no depende de nosotros, es algo que nos está pasando.

Y esta película trata del mundo de los cuidados de los niños, de sus juegos, de sus comidas, de sus baños, y de la hora de acostarse. De todo lo que se hace en las casas cuando hay niños pequeños que atender. Pero nos ofrece a la vez, y ahí radica su valor, la presencia de una niña que a la vez se muestra y se esconde, que, como en el juego del escondite, lo que hace es desafiar a cuantos la rodean a que la encuentren. Todos los niños se esconden para que los vayan a buscar, para ser rescatados. Y Frida sería como una niña que se esconde y no sabe volver. Pertenece a esa estirpe de los niños perdidos, de los que hablara J. M. Barrie en Peter Pan. “El día que murió mi madre”, ha declarado Carla Simón, “me sentí muy culpable por no haber llorado”. Tampoco Frida lo hace, y por eso no puede abandonar ese día. Es tal la intensidad del vínculo que une a una niña con su madre que si esta muere bien podría suceder que la niña crea que ha muerto con ella. Y Frida no sabe si está viva o está muerta, por eso necesita probar si sigue en el mundo que comparte con los demás. Prueba en el río, cuando deja que su prima se meta con ella en el agua aun sabiendo que se puede ahogar, cuando luego la abandona en el bosque, cuando se escapa en la oscuridad de la noche. Son formas de interrogar a ese mundo en que vive, de preguntarle con su rebeldía si hay allí un lugar para ella.

En un cuento de los Hermanos Grimm dos hermanos huyen al bosque perseguidos por su madrastra. El niño quiere beber pero su hermana se lo impide, porque la madrastra ha hechizado las fuentes y si bebe se transformará en un animal. Pero el niño no puede contener su sed y al beber se transforma en un ciervo, que su hermana llevará a partir de ese momento atado con un cordón que toma de su propio vestido. No quiere que desaparezca en el bosque, que deje de ser el niño que es. También la niña de nuestra historia siente la tentación de perderse en el bosque, pero ahí está su nueva madre para impedirlo. Ella cumple la función de la hermanita del cuento: no quiere que beba de esa agua que le haría olvidar lo que es. Eres una niña, le dice, no eres un ciervo, no eres un pez, no eres un animal que solo sale de noche cuando todos dormimos.

“El amor es claridad y dureza al mismo tiempo, / que sin coraje no se puede amar”, dice Joan Margarit en un poema de su último libro. La película es en realidad un diálogo entre Frida y su animosa tía. Hay en ella una escena extraordinaria. Hablan de la muerte de la madre y la niña le pregunta a su tía: “¿Y dónde estaba yo?”. No se queja de que le hubieran ocultado qué pasaba, sino de su propia ceguera para verlo. Su madre se está muriendo y ella no lo sabe. ¿Cómo el amor puede ignorar algo así? El amor pide pausa, que el tiempo no transcurra, reclama la eternidad. “Ahora sé que es eso a lo que llaman la gloria: el derecho a amar ilimitadamente”, escribe Albert Camus. El amor lo pide todo, pero tenemos que aprender a vivir en un mundo hecho de fragmentos. Por eso, Frida rompe a llorar al final de la película. No quiere ser una niña muerta y llora para ser rescatada, para regresar al reino imperfecto en que vive con su nueva familia. Momentos antes hemos visto una escena preciosa. Son las fiestas del pueblo y Frida irrumpe radiante en la plaza a la cabeza del desfile. Lleva una bandera en las manos y una sonrisa ilumina su cara. Esa sonrisa marca el regreso de la niña perdida. Lo hace acompañada de gigantes y cabezudos, los personajes de ese planeta secreto que es el mundo del cuento. Tal es la misión de la fantasía, rescatarnos de la muerte y devolvernos al mundo que compartimos con los demás.

La bandera que lleva la niña es una señera, lo que en estos tiempos de locura bien podría enseñarnos que jamás las banderas deberían abandonar las manos de los niños. Es en el desfile alegre de gigantes y cabezudos donde son más hermosas.



Dibujo de Raquel Marín para El País



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Marilyn o Norma Jeane?






No sé a cuál de ellas preferirán ustedes, pero yo me quedo con Norma Jean Mortenson. Nunca la conocí como tal sino intepretando su papel, el que le tocó en la rueda de la Fortuna, el de Marilyn Monroe, y aunque no me crean, nunca tan admirable para mí como en una de sus últimas películas, "Vidas rebeldes" (1960), de John Huston, junto a Clark Gable y Montgomery Clift. Nunca hasta entonces me había parecido tan frágil, tan Norma Jeane, tan bella y tan ella misma. De seguir viva tendría ahora 88 años. Pero la diosa Tiqué se la llevo a los 36 años para desgracia de ella y fortuna de sus admiradores que nunca la conocerán ajada ni maltrecha de cuerpo, aunque de alma lo estuvo y mucho.

El escritor español Benjamín Prado le dedica hoy en El País un hermoso recuerdo: "Cuando Marilyn Monroe leía a Lorca y Alberti", en el que nos cuenta que cuando la casa Christie's sacó a subasta su biblioteca personal, aparecieron en ella más de cuatrocientos títulos de primerísimo nivel literario que incluían a autores como Joyce, Whitman, Saint-Exupéry, Wilde, Kerouac, Tolstoy, Proust, Camus, Mann o Steinbeck, pero también a Federico García Lorca y Rafael Albertí o un catálogo sobre la pintura de Francisco de Goya. La noche del 4 de agosto de 1962, la noche de su muerte, cuenta Prado, su amigo Ceferino Carrión, un español de Santander, dueño del restaurante La Scala, llevó a la casa de Marilyn la cena que esta le había encargado. Fue, quizá, el último de sus amigos que la vio con vida. Y este contó más tarde la gran admiración que Norma Jeane sentía por la cultura española, no solo por los citados Lorca y Alberti, sino también por la obra pictórica de Velázquez, Goya o Picasso. Si la frase "dime que has leído y te diré quién eres", comenta Prado, tuviera algo de cierto, después de asomarnos a su biblioteca tal vez sepamos algo más de ese mito erótico, el mayor del siglo XX, que fue Marilyn Monroe.  

Pero yo me quedo con Norma Jeane, la persona real, y no con la actriz. El artículo de El País trae una foto suya, ¿de Marilyn?, ¿de Norma Jeane?, leyendo, se supone que en su casa, con un vestido rojo que deja poco que ocultar: ¡está bellísima! Sin duda es una pose, como en esa otra foto que pongo al final de la entrada en que, de nuevo, nos la presentan leyendo, ahora el "Ulises" de Joyce. 

Marilyn fue un mito, pero Norma Jeane fue una persona real bella, frágil e infeliz que fue tratada por todos los que la conocieron, incluso por los que la amaron, como un simple objeto, un cuerpo adorable, al que utilizaron a su antojo. Y yo prefiero quedarme con la persona tierna y desamparada que rodó, quizá ya más Norma Jeane que Marilyn Monroe, la inolvidable "Vidas rebeldes". 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

domingo, 5 de enero de 2014

Teoría literaria del caos



Los físicos y otros científicos explican la "teoría del caos" como aquella que ante sistemas dinámicos muy sensibles a las varaciones en las condiciones inciales puede implicar grandes d¡ferencias de comportamiento futuro en las partículas que los componen, imposibilitando con ello el hacer predicciones fiables a largo plazo. Todo ello, sin embargo, no implica que otros científicos igual de serios que los primeros sostengan que ese comportamiento pueda ser determinado de antemano si se conocen sus condiciones iniciales.

¿Somos los humanos y las sociedades que hemos ido conformando a lo largo de la historia autónomos en nuestros actos o meras partículas de movimientos impredecibles a largo plazo en función de las circunstancias? Nuestro gran filósofo Ortega y Gasset lo definió bastante bien, a mi juicio, cuando dijo aquello de: "yo soy yo y mi circunstancia". O lo que es lo mismo: que sí, pero no...

Cuando todo se derrumba a nuestro alrededor, y la confusión y el desorden se apoderan de nosotros y de nuestro entorno, conviene mantener la calma. A veces no sirve de nada, o no de mucho. Pero tampoco vamos a resolver la situación si no nos paramos a reflexionar; en algo deberíamos diferenciarnos de las partículas (físicas y químicas) que nos componen...

Pero hoy voy de literatura, no de física, química, sociología o política; para variar, que siempre cansa estar escribiendo sobre lo mismo. Hoy lo hago de literatura, de italiana, y para ser más concreto de la novela "Caos calmo" (Anagrama, Barcelona, 2008) de Sandro Veronesi (Florencia, 1959), una excepcional novela, ganadora del Premio Strega, el más prestigioso de las letras italianas, que también ha sido llevada al cine por Antonello Grimaldi, e interpretada por Nanni Moretti. La leí hace cinco años de un tirón, tal día como mañana; uno de esos regalos de Reyes que se agradecen sin palabras. El título me desorientó en principio, así que tuve que buscar en el diccionario de la RAE lo de "calmo". Pensé que era un defecto de la traducción, pero no, es correcto.  

La trama argumental es sencilla: Un joven ejecutivo milanés, directivo de una cadena de televisión, salva de morir a una desconocida que está a punto de ahogarse en la playa justo en el momento en que su mujer muere a pocos metros de él de un derrame cerebral. Tras las exequias, viudo, y con una hija de diez años, acompaña a la niña a su colegio en el primer día de clase tras las vacaciones veraniegas, y en un gesto de amparo hacia ella -seguro de que la tensión por la pérdida de la esposa y madre tiene que estar a punto de explotar para ambos- decide esperarla todo el día a las puertas del colegio. La situación se repite, al día siguiente, y al otro, y al otro... Con su coche como oficina, aparcado junto al colegio de la niña, el protagonista se convierte sin desearlo ni esperarlo, en el centro de una trama de intereses contrapuestos entre dos grandes multinacionales de la comunicación que se encuentran en proceso de fusión... Pero el dolor por la ausencia, esperado, temido y ansiado, no llega; ni a él ni a su hija. Y mientras pasan las semanas y los meses, y la situación y los personajes que van apareciendo: una cuñada, un hermano inmensamente rico y famoso, la mujer salvada por el protagonista, un padre ausente, compañeros de trabajo, vecinos, amigos, un niño autista, y jefes poderosos e implacables, van pasando por el coche aparcado junto al colegio, como si fuera un confesionario o el despacho de un psicoanalista... Así, hasta que en un sorprendente final, su hija, con un solo gesto de madurez, le hace volver a la realidad... 

De todas maneras una reseña mucho más elaborada de la novela la pueden leer en la crónica que de la misma publicó en Revista de Libros (Diciembre, 2008) la profesora titular de Filología italiana en la Universidad de Castilla-La Mancha, María J. Calvo Montoro, titulada "Lo reversible de la vida". Ella fue la que me animó a pedírsela a los Reyes Magos; si están a tiempo, les animo a que hagan lo mismo. Seguro que la disfrutan. 

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




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martes, 10 de septiembre de 2013

Cine, televisón y divulgación histórica




Fotograma de la serie de televisión "Isabel"



¿Por qué solemos ser tan rematadamente malos los españoles cuando hacemos cine, y más específicamente series televisivas, con pretensiones históricas? Lo digo, por contraste, con series tan magníficas como la de "Elisabeth", "El Ala Oste", "John Adams", "Roma", o la mítica "Yo, Claudio". En cine, son legión las excelentes películas rodadas al respecto, siempre fuera de nuestras fronteras... Hace cinco años por estas fechas veía en Punta Umbría (Huelva), "La conjura de El Escorial", de Antonio del Real. No es que fuera un bodrio completo, pero se le acercaba bastante. Salvo los exteriores, muy bien elegidos, y la ambientación, todo lo demás decepcionaba. 

¿Será por eso por lo que ningún productor serio se atrevió a sacar a escena en teatro, cine o televisión, la efemérides de 1808, la de 1812 en que conmemorábamos el 200 aniversario de la primera constitución española, la primera constitución de inspiración liberal de Europa, o los procesos de independencia de la América española?

Se conservan, y fui publicándolas en el blog mes a mes en su integridad, las actas de las sesiones de las Cortes que elaboraron y aprobaron en Cádiz, en la Iglesia de San Felipe Neri, la Constitución de 1812. A pesar de las "vacas flacas" ¿no podría haber sido interesante que el Ministerio de Cultura subvencionara un concurso de ideas para "dramatizar" tan fausto acontecimiento y dárselo a conocer a los españoles de manera accesible e interesante?...

De las producciones televisivas españolas más recientes, como "Isabel", o la infumable "Águila roja", prefiero no opinar: no me gusta ofender innecesariamente.

La periodista norteamericana Bárbara Probst Solomon publicaba por aquellos días de 2008 un interesante artículo sobre el poder del cine a la hora de influir en los comportamientos políticos de los ciudadanos, en el que ellos, dice, se ven reflejados mejor que en cualquier otro medio. Se titulaba "Los mitos del cine van a las urnas". Aprenderán bastante sobre estrategias electorales y publicidad política. Y sobre penosas realidades sociales y económicas ya vividas y que ahora parecen repetirse milimétricamente en España y algunos otros países europeos. Me pareció muy interesante, y espero que a ustedes también.

Por cierto, les supongo enterados de la que le cayó encima a Woody Allen en esos ya lejanos días por su apoyo explícito a Barack Obama en las elecciones que se celebrarían en el mes de noviembre... Y es que, algunos políticos eran (y son) como niños: follar, no sabemos si follan; pero joder, joden un montón...

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/jpg/HIA20101.jpg
Alegoría de la Constitución española de 1812





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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Amor y "realpolitik" en el cine







El actor Michael Caine






De nuevo escribiendo sobre cine; me estoy repitiendo últimamente... Acabo de ver en Digital Plus, la película de Phillip Noyce “El americano impasible”, basada en la novela homónima de Graham Greene. Realizada en 2002, me ha parecido una hermosa e interesante película de intriga, amor y política, yo diría que a partes iguales. Intepretada por Michael Caine, en el papel de un periodista inglés destinado en Vietnam; Brendan Fraser, como funcionario de la Embajada de los Estados Unidos, y la bellísima Do Hai Yen, como la joven vietnamita unida sentimentalmente al maduro periodista, de la que también se enamora el funcionario norteamericano. Pero la historia de amor y celos es sólo la excusa de Greene, en su novela, y de Noyce, en su película, para relatarnos con crudeza la situación del Vietnam colonial en el otoño de 1952, con los franceses a punto de perder la guerra y los americanos ayudando bajo cuerda a corruptos funcionarios y militares vietnamitas con la intención de parar a cualquier precio el avance hacia Saigón de la guerrilla comunista.


Nadie es en la película lo que aparenta ser. Brendan Fraser es un agente de la CIA que suministra armas y explosivos a la derecha vietnamita para que comentan atentados indiscriminados contra la población civil que, luego, atribuirán a la guerrilla comunista. Michael Caine transmite a su periódico londinense los horrores de la guerra y de los atentados terroristas con veracidad, y su personaje se muestra sinceramente afectado por la muerte de inocentes víctimas en los atentados, pero no vacila en traicionar a Fraser y propiciar su asesinato por la guerrilla comunista movido por los celos. Por último, la joven vietnamita interpretada por Hai Yen, va y viene de los brazos de uno a otro de sus dos amantes movida por la necesidad de sobrevivir más que por el amor.

Como en todas las novelas de Greene, la política, vista desde el lado más humano -es decir, del lado de los que la padecen sin poderse sustraerse a ella ni influir en los acontecimientos- tiene un papel esencial. Y cualquiera que tenga memoria y un poco de capacidad para relacionar acontecimientos, creo que verá reflejados en la película muchos de los hechos de la política internacional que ahora mismo estamos padeciendo. Ni a palos aprendemos.

En el vídeo anexo que acompaña esta entrada pueden ver un excelente avance publicitario de la película que espero les resulte interesante.

Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt







La actriz vietnamita Do Hai Yen






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Entrada núm. 1423 -
Reedición de la publicada en el blog el 3/9/2006
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

"El americano impasible" (2002), de Phillip Noyce

martes, 22 de noviembre de 2011

Bertolucci y su Mayo del 68





La actriz Eva Green




Entre ayer tarde y hoy por la mañana he visto por televisión la película “Soñadores” ("The dreamers"), dirigida por Bernardo Bertolucci en 2003. Nada que ver con “El último emperador”, o “Noveccento”. Esta es una película intimista que me confirma mi predilección por el cine europeo, el cine de esa “vieja Europa” tan denostada por el Sr. Aznar, que se construye sin efectos especiales, persecuciones automovilísticas, malos y buenos y maniqueismo a tope. ¡Bien por él!, por el cine europeo;  no por Aznar.

Guapísima la actriz francesa Eva Green (Isabelle), muy bien secundada por Michael Pitt (Matthews) y Louis Garrel (Theo). La acción, en París. Primavera de 1968. Con el trasfondo de la revuelta estudiantil universitaria, poco y mal secundada por los obreros, que a punto estuvo de costar a Francia la V República.

Matthews, estudiante norteamericano llega a París para estudiar allí durante un semestre y perfeccionar su francés. Cinéfilo empedernido, asiste a las proyecciones de la Cinemathéque Francaise y allí conoce a Isabelle y Theo, dos hermanos de su misma edad, estudiantes universitarios también, y también como él, apasionados del cine, que aprovechando que sus padres van a estar ausentes durante un mes le invitan a mudarse a su casa.   

Conviviendo con ellos, Matthews percibe que la relación entre los hermanos es más “íntima” de lo que había imaginado. Su aparente sofisticación, tan envidiada por el norteamericano común, acaba atrayéndole hacia una relación que terminará por convertirse en una relación “a tres” a la que pondrá fin el estallido del movimiento estudiantil y su represión por el gobierno francés, siempre tangencial en la película.

Película salpicada de “guiños” cinéfilos, tan usados por Bertolucci, y propiciados por el “juego de las prendas” al que se someten los tres amigos continuamente, escenificando momentos de películas que deben identificar y que de no superar, implican el “pagar una prenda” de carácter sexual.

La película contiene bellísimos planos de desnudos de los tres protagonistas, especialmente de la actriz Eva Green, de la que dicen que tiene los senos más bellos del cine francés, con escenas de sexo bastante explícito (¡bien por el cine europeo!) que harían palidecer de envidia a los puritanos censores del cine comercial norteamericano.

Y como no, Bertolucci saca a relucir de nuevo el tema del incesto, como ya hiciera en “La Luna” o “El último emperador”, con un tratamiento exquisito. Una bella película de la que he disfrutado “a tope” y que recomiendo fervientemente.

Acompaño la entrada con el vídeo de un fragmento de la película, uno de los más "políticos" e intimistas de la misma, aquel en el que Matthews, el joven norteamericano, reflexiona ante su amigo Theo sobre el alcance de lo que está ocurriendo en París en esos días y la necesidad de implicarse en unos hechos que el considera históricos. 

Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





El cineasta Bernardo Bertolucci




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Entrada núm. 1422 -
Reedición de la publicada en el blog el 26/9/2006
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"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

"Soñadores" (2003), de Bernardo Bertolucci

domingo, 20 de noviembre de 2011

"Zeitgeist" (2007), de Peter Joseph

La garganta profunda de L.L.






La actriz Linda Lovelace





Acabo de ver por televisión (Canal +) una película mítica del cine porno. Sí, no podía ser otra que “Garganta profunda”, dirigida en 1972 por Gerard Damiano (1928-2008) e interpretada en sus papeles principales por Linda Lovelace y Harry Reems. No la había visto anteriormente y me ha parecido mala, como casi todo el cine porno, pero también al contrario de lo tradicional en éste, una película divertida y entretenida. El mito de “Garganta profunda” se fundamenta en un triple hecho: Uno, fue la primera película porno exhibida en un circuito comercial y generó en los Estados Unidos una profunda controversia sobre la libertad de expresión que llegó hasta el pronunciamiento del Tribunal Supremo y la condena de sus productores y actor principal. Dos, por el encumbramiento hasta la figura de mito de la hasta entonces desconocida actriz, Linda Lovelace (1949-2002), más tarde principal instigadora de una desaforada cruzada antipornográfica en la que adujo que había sido obligada, a punta de pistola, a realizar las famosas felaciones que dieron título al film. Y tres, porque de manera indirecta coadyuvó a la defenestración política del presidente Richard Nixon a raíz del “caso Watergate”, ya que al principal informador secreto de los periodistas del Washington Post que desvelaron el caso éstos le dieron el sobrenombre de “Garganta profunda”.

No soy un asiduo de las visitas al cine. Casi todo lo que veo al respecto es por televisión, video o DVD. En estos últimos meses he visto una serie de películas que me han impactado profundamente. Son todas películas de las denominadas de autor: “El bosque”, “Munich”, “Titus”, “Entre copas”, “El hundimiento”, “Cosas que diría con sólo mirarla”, “Brokeback Mountain”,… Me gustaría comentarlas y dejar constancia de la impresión que me produjeron; pero eso será otro día. Son las dos y media de la mañana, y por hoy, me voy a dormir. Felices sueños...

El vídeo que acompaña la entrada son las escenas iniciales de la película "Garganta profunda" (1972) de Gerard Damiano.

Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Cartel de "Garganta profunda"




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Entrada núm. 1418
Reedición de la publicada originalmente en 
"Desde el trópico de Cáncer" el 12/8/2006
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

"Garganta profunda" (1972), de Gerard Damiano

sábado, 13 de junio de 2009

Terapia antibelicista

No soy lector asiduo de cómics para adultos. Nunca me han atraído especialmente. De niño disfrutaba mucho con los tebeos (la versión hispánica del cómic) de "El guerrero del antifaz", "El hombre enmascarado" o "Supermán". Del primero, recuerdo sus incesantes luchas contra los sarracenos que ocupaban la península ibérica, siempre con su antifaz puesto, acompañado de su joven amigo; me gustaba imitarle con mi espada de madera, un antifaz sobre los ojos, y unos gruesos calcetines de lana blancos que doblaba sobre los tobillos a modo de calzas, como los que vestía el protagonista. Del segundo ("El Fantasma" era el nombre original del cómic norteamericano de 1936) recuerdo muy bien sus aventuras en las selvas asiáticas, montado en un hermoso caballo. Todo ello gracias a mi hermano Alberto, once años mayor que yo, que me regaló la colección completa de sus aventuras. De "Superman" no puedo decir nada que ustedes no sepan, si acaso, el sentimiento de preocupación que me embargaba cada vez que mi héroe volador caía en manos de los malos por culpa de la kriptonita... No soy yo de los que dicen que todo tiempo pasado fue mejor; "fue", y con eso basta para pasar página.

Con la introducción anterior no pretendo en modo alguno trivializar mi comentario de hoy, sino por el contrario, situarlo en la diferente capacidad de la sociedad de nuestro tiempo para asumir una historia aunque se presente ésta en un formato tan poco "formal" como el de un documental de dibujos animados. Esta tarde he visto por televisión un película de animación realmente impactante. Se trata de "Vals con Bashir" (2008), del realizador israelí Ari Folman, ganadora del Globo de Oro a la mejor película extranjera y propuesta para los Óscar de este año. Me ha recordado muchísimo a otra gran película. "Munich" (2005), de Steven Spielberg.





Carátula de "Vals con Bashir"



Si el film de Spielberg recreaba la operación de castigo preparada por los servicios secretos israelíes contra los terroristas palestinos responsables de la matanza de varios atletas judíos al inicio de las Olimpiadas de Munich, en 1972, y los escrúpulos que en forma cada vez más acusada, el protagonista, jefe del comando del Mossad encargado de la operación, se va formando en cuanto al sentido de la venganza israelí, "Vals con Bashir" lo que plantea es la necesidad de conocer la verdad y enfrentarse a ella para poder seguir viviendo. Algo que a muchos aún incomoda, molesta y perturba en España, en Israel, y en otros muchos lugares.

La película comienza con la visita al protagonista de la misma, el propio director del documental, Ari Folman, de un antiguo compañero suyo en el ejército con el que veinte años atrás, participó en la invasión del Líbano por las tropas israelíes (1982), que le cuenta una pesadilla que sufre todas las noches en la que unos perros asilvestrados le persiguen hasta su casa por las calles de una ciudad, en lo que él cree que es una rememoración de una acción de guerra en la que participó, junto con el director, y de la que éste le confiesa no recordar absolutamente nada.

A partir de ahí, el protagonista del documental, el propio Ari Folman, comienza a interrogarse e investigar el "por qué" él no puede recordar nada de aquella misión de 1982. Visita a amigos y compañeros, y poco a poco, su memoria va reaccionando a los estímulos que le aportan sus investigaciones y recordando cada vez con más fidelidad aquellas acciones de guerra en las que participó, veinte años atras, cuando sólo era un joven soldado con 19 años.

Con unas cada vez más angustiosas y dramáticas imágenes (dibujos), tejidas a base de los recuerdos de quiénes fueron sus compañeros de misión, el documental nos va acercando a la que es la escena central, y final, del film: el asesinato a manos de las milicias cristianas libanesas, aliadas de Israel, de miles de refugiados palestinos, entre ellos ancianos, mujeres y niños, en los campamentos de Sabra y Chatila, en las afueras de Beirut, ante la pasividad del ejército de ocupación israelí, que conocedor de lo que estaba sucediendo, no hizo nada por parar la matanza hasta varios días después de que comenzara. La película termina con el protagonista recordando y asumiendo el horror de lo ocurrido y con imágenes, ahora reales, de lo que los soldados israelíes encontraron allí cuando recibieron órdenes de parar la masacre.

El hecho de que no sean imágenes reales lo que vemos, sino dibujos, apenas sin colores, en blanco y negro, acrecienta en cierto modo la sensación irreal de angustia de los personajes. Un alegato antibelicista que honra a su autor y a una buena parte de la sociedad israelí, del que más abajo pueden ver un "trailer" publicado en YouTube.

Pocas horas después de publicada esta entrada en mi blog, en el diario El País, en su sección "Cuarta Página", normalmente dedicada al gran artículo de Opinión de ese día, aparece uno del escritor y periodista israelí Akiva Eldar, columnista del periódico israelí Ha'aretz y coautor del libro "Lords of the Land, the war over Israel's settlements in the occupied territories, 1967-2007", titulado "Colonos, el enemigo interior" que me parece un excelente complemento a lo dicho por Ari Folman sobre memoria, historia y responsabilidad personal y que reproduzco a continuación. Espero que les resulte interesante. Sean felices. Tamaragua, amigos. (HArendt)


Notas:
(1) Avance de "Vals con Bashir", en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=XN0K1PBq9NU
(2) La masacre de Sabra y Chatila (1982) en Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Chatila
(3) Caratula de la película "Vals con Bashir":
http://www.ecartelera.com/peliculas/2935/vals-con-bashir/video/719/
(4) Fotografía del cineasta Ari Folman:
http://screencrave.com/wp-content/uploads/2008/12/ari_folman08-12-09.jpg
(5) Fotografía del escritor Akiva Eldar:
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El cineasta israelí Ari Folman



"COLONOS, EL ENEMIGO INTERIOR", por Akiva Eldar
EL PAÍS - Opinión - 13/06/09

El medio millón de colonos en territorios palestinos ocupados supone el principal obstáculo a la paz y viola los principios fundacionales de Israel. Ahora Netanyahu debe escoger entre ellos y Estados Unidos. En octubre de 1991, pocos meses después de la primera Guerra del Golfo, mi periódico me envió a Madrid para cubrir la histórica conferencia sobre Oriente Próximo que promovió la Administración del primer presidente Bush. En Jerusalén Este y Cisjordania hay 127 asentamientos autorizados y más de 100 'ilegales'. Estas cifras explican el creciente escepticismo sobre la posibilidad de crear un Estado palestino

Cargos destacados de la mayoría de los países árabes y representantes de los territorios palestinos ocupados se sentaron junto a una impresionante delegación israelí, encabezada por el primer ministro Isaac Shamir y el viceministro de Asuntos Exteriores, Benjamin Netanyahu. Yo estaba abrumado. Por primera vez en 40 años de beligerancia, dirigentes árabes y sionistas se sentaban juntos, prometiendo llevar la paz a nuestra desgarrada región.

No todos estaban tan encantados. Junto a mí, en el avión que nos llevó de vuelta a casa, estaba uno de los fundadores del movimiento de los colonos, preocupado por el futuro de su proyecto vital. En ese momento, 220.000 colonos judíos vivían en Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén Este. Todo el mundo creía que en poco tiempo el proceso de paz obligaría a Israel tanto a devolver a los palestinos los territorios ocupados en junio de 1967, como a la retirada de los colonos. A cambio, los dirigentes árabes pondrían fin a la situación de guerra con Israel y normalizarían sus relaciones con el Estado judío.

En junio de 2009, menos de 18 años después, cuando el presidente Barack Obama hizo su histórico discurso de reconciliación en El Cairo, el número de colonos alcanza prácticamente el medio millón, 300.000 de ellos en Cisjordania y el resto en Jerusalén. En la franja de Gaza ya no quedan, ya que en 2005 Israel evacuó a los 8.000 que allí vivían.

Estas cifras pueden explicar el creciente escepticismo que cunde entre los árabes cuando se habla de la esperanza de poder instaurar un Estado palestino viable e independiente cuya capital sea Jerusalén Este. Los 127 asentamientos que fueron autorizados y financiados por los sucesivos Gobiernos israelíes y los más de 100 "enclaves ilegales" dividen en pequeños trozos los territorios ocupados en la guerra de 1967. En la actualidad, el hijo del colono que conocí hace 18 años en el avión que me traía de Madrid es un activista que habita en uno de esos enclaves "ilegales" y que se opone al Gobierno cuando intenta eliminar todos los asentamientos construidos en propiedades privadas palestinas.

Según un informe publicado recientemente por la OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios, en sus siglas en inglés), los asentamientos son "el factor que más determina los movimientos y las restricciones que sufren en sus accesos" los 2,5 millones de palestinos que habitan Cisjordania. El Área C, que según los acuerdos de Oslo se encuentra totalmente bajo control israelí, constituye en torno al 60% del territorio cisjordano y se destina exclusivamente a los asentamientos.

Durante muchos años, la sociedad israelí, incluyendo a perspicaces personas de izquierda, vio en el movimiento de los colonos una nueva versión nacional-religiosa del movimiento sionista laico que levantó el país cuando éste se componía principalmente de pantanos y desiertos, rodeados de aldeas árabes hostiles. Como para la mentalidad popular robar las tierras palestinas de los territorios ocupados era un noble acto ideológico, los colonos contaban con un amplio apoyo. Ese clima les ayudó a establecer vínculos sólidos con los dirigentes políticos, militares y económicos.

La Declaración de Independencia de Israel de 1948 se concibió como cimiento moral de la perspectiva sionista. Ese documento seminal del sionismo garantiza que el nuevo Estado proporcionará "a todos sus habitantes una absoluta igualdad social y política". Así que si los territorios ocupados en 1967 son formalmente anexionados, Israel estará obligado a garantizar derechos de ciudadanía a sus residentes palestinos, en los que deberán incluirse el derecho al voto y el derecho a presentarse a la Knesset, el Parlamento israelí.

Dentro de los márgenes de la Línea Verde, es decir, de las fronteras anteriores a 1967, los judíos constituyen la gran mayoría de la población (el 79%). Según las proyecciones demográficas, la separación entre Israel y los territorios ocupados garantizaría también en 2020 el mantenimiento de esa ventaja relativa para los judíos. Pero la anexión de Cisjordania y Jerusalén Este -oficial o de facto- convierte, ya desde ahora, el territorio situado entre el mar y el río Jordán en un Estado binacional con el 54% de judíos y el 46% de no judíos.

Los dirigentes sionistas declararon que el Estado de Israel "se basará en la libertad, la justicia y la paz". Durante 42 años, los asentamientos situados en mitad de los territorios ocupados han privado de libertad a millones de personas. ¿Qué relación existe entre la incautación de tierras privadas y la justicia y la paz? ¿Cómo encaja el enorme incremento del número de colonos desde la conferencia de Madrid con esa declaración de hace 62 años: "Tendemos nuestra mano a todos los Estados vecinos y a sus pueblos, ofreciéndoles paz y buena vecindad"?

De no ser por su miedo a los colonos, quizá Israel no estaría haciendo caso omiso de la mano tendida por la Liga Árabe, que continúa ofreciendo, desde marzo de 2002, paz y buena vecindad dentro de las fronteras del 4 de junio de 1967.





El escritor israelí Akiva Eldar



La Declaración de Independencia también era un llamamiento a las Naciones Unidas "para ayudar al pueblo judío a levantar su Estado y a recibir al Estado de Israel en la comunidad de naciones". En realidad, los asentamientos y la construcción del muro de separación, concebido para adaptarse a las necesidades de los colonos, han sido los hechos que más condenas por parte de la ONU y más protestas internacionales contra Israel han suscitado.

El principal documento político sionista anunciaba asimismo que el nuevo Estado "fomentará el desarrollo del país en beneficio de todos sus habitantes". El desarrollo de la tierra ocupada por los colonos, en beneficio de una minoría que ni siquiera representa el 5% de los habitantes del país, se llevó a cabo en detrimento de otras zonas del país, entre ellas ciudades desfavorecidas. Y ni siquiera hemos mencionado las enormes sumas que se gastan para que las Fuerzas de Defensa Israelíes protejan los asentamientos y sus rutas de acceso.

En los últimos años ha aumentado el número de israelíes que considera que los asentamientos no son únicamente un obstáculo en el camino que conduce a un Estado palestino independiente. También han comprendido que la ocupación es un impedimento capital para la existencia y el desarrollo del sueño sionista. El ex primer ministro Ehud Olmert declaró al periódico Ha'aretz en noviembre de 2007 que si no se llegaba pronto a una solución con dos Estados, "el Estado de Israel está acabado". Sin embargo, aparte de hablar, Olmert estaba haciendo bien poco para apartar ese obstáculo de la senda de la paz y del sionismo.

Ahora, el primer ministro es Netanyahu, representante de Israel en la Conferencia de Madrid en calidad de viceministro de Asuntos Exteriores. Pocos meses después de esa conferencia, el presidente Bush, padre, dejó claro a Israel que hablar al mismo tiempo de asentamientos y de paz es un contrasentido. Insistió en que el Gobierno israelí tendría que elegir a quién debía enfrentarse: a Estados Unidos o a los colonos. El Ejecutivo israelí prefirió la primera opción y perdió tanto la amistad estadounidense como las elecciones generales. Ahora el presidente Obama ha planteado el mismo dilema. Netanyahu no tardará en tener que elegir.



Entrada núm. 1168 (.../...)

martes, 23 de septiembre de 2008

*Cine, historia y política

¿Por qué solemos ser tan rematadamente malos los españoles cuando hacemos cine con pretensiones históricas? Lo digo, por contraste, con series de televisión tan magníficas como la de "Elisabeth", "El Ala Oste", "John Adams", "Roma", o la mítica "Yo, Claudio". En cine, son legión las excelentes películas rodadas al respecto, siempre fuera de nuestras fronteras... He visto hace unos días, en Punta Umbría (Huelva), "La conjura de El Escorial", de Antonio del Real. No es un bodrio completo, pero se le acerca bastante. Salvo los exteriores, muy bien elegidos, y la ambientación, todo lo demás decepciona... ¿Será por eso por lo que ningún productor serio se ha atrevido a sacar a escena en teatro, cine o televisión, la efemérides de 1808 que aún celebramos, o padecemos, según algunos...? En 1812 se conmemorará el 200 aniversario de la primera Constitución española. La primera Constitución de inspiración liberal de Europa. Se conservan (yo las he leído, no en su integridad) las actas de las sesiones de las Cortes que la elaboraron y aprobaron en Cádiz, en la Iglesia de San Felipe Neri. A pesar de las "vacas flacas", ¿no podría ser interesante que el Ministerio de Cultura subvencionara un concurso de ideas para "dramatizar" tan fausto acontecimiento y dárselo a conocer a los españoles de manera accesible e interesante?...

La periodista norteamericana Bárbara Probst Solomon escribe hoy en El País un interesante artículo sobre el poder del cine a la hora de influir en los comportamientos políticos de sus ciudadanos. en el que ellos, dice, se ven reflejados mejor que en cualquier otro medio. Se titula
"Los mitos del cine van a las urnas". Me ha parecido muy interesante. Espero que a ustedes también. Disfrútenlo. Por cierto, les supongo enterados de la que le está cayendo encima a Woody Allen por su apoyo, ya explícito, a Barack Obama... Algunos políticos son como niños: follar, no sabemos si follan; pero joder, joden un montón... (HArendt)





"Los mitos del cine van a las urnas", por Bárbara Probst Solomon

Los ciudadanos estadounidenses se encuentran reflejados en la gran pantalla y, para poder ganar, tanto Obama como McCain deben intentar recuperar aquellas imágenes que mejor conecten con sus mensajes. A pesar de la maniobra del maestro de la manipulación de Bush, Karl Rove (ahora dedicado a la campaña, seguramente anti-Bush, de John McCain), que ha logrado interrumpir el debate sobre los temas importantes con la introducción de Sarah Palin como número estrella, Obama sigue teniendo ventaja en el colegio electoral, y los demócratas, el partido más numeroso, ganará casi con toda seguridad en el Senado y en la Cámara.

McCain, el inconformista que resistió las torturas en el Hanoi Hilton, cedió en el último momento a las presiones de sus responsables de campaña para que apaciguara a la base fundamentalista y escogió a Palin como compañera de candidatura. Por desgracia, no hay nada más peligroso que un hombre ambicioso y egocéntrico que siente que su última oportunidad de obtener el anillo de oro, en este caso la presidencia, se le escapa entre los dedos.

Desde luego, muchos grupos de mujeres están furiosos con las posturas extremistas de Palin contra el aborto, la educación sexual y el uso de anticonceptivos, mientras que otras mujeres se identifican con ella. Pero el verdadero problema moral es el de McCain y la falta de carácter que ha demostrado al escoger a una persona nada preparada para un puesto en el que estaría a un paso de ser comandante en jefe. A Sarah Palin no la sometieron a investigaciones previas. No hizo falta. El equipo de Karl Rove al servicio de McCain necesitaba un golpe publicitario que interrumpiera todo debate inteligente y animara a la base fundamentalista a votar. Sea hombre o mujer, ésa no es manera de escoger a un compañero de candidatura.

Deberíamos haber prestado atención cuando los republicanos decían que John McCain tomaba decisiones locas y precipitadas y era poco fiable, pero no lo hicimos porque McCain estaba peleado con Bush, y nosotros estábamos en contra de Bush. Deberíamos haber prestado atención cuando McCain mencionó a Britney Spears y Paris Hilton (con todos mis respetos para ellas) y comparó la celebridad de Obama con la suya. Nos reímos de la astuta respuesta de Paris Hilton, pero deberíamos habernos dado cuenta de que el equipo de McCain tenía envidia de la fama. Es evidente que McCain llevaba algún tiempo buscando la forma de contrarrestar el magnetismo de estrella de rock de Obama y que ése fue el verdadero motivo por el que se le ocurrió hablar de Paris Hilton.

Para seguir esta campaña, conviene fijarse en el cine. En la escena del restaurante de Cuando Harry encontró a Sally en la que Meg Ryan simula un orgasmo para disfrute de Billy Crystal, la mujer de la mesa de al lado pide a la camarera que le sirva "lo mismo que a ella". McCain también ha sustituido la sustancia por la apariencia. Hillary Clinton es una baza fundamental entre las mujeres, Palin es mujer (¿acaso no son intercambiables las mujeres?); Obama es joven, Palin es joven; Obama es de Hawai, ella es de Alaska o algún otro lugar remoto; Obama tiene una mezcla de razas y, si es necesario, Palin puede referirse a su marido, que es en parte esquimal. Y así sucesivamente.

No es la primera vez que el poder político se esconde detrás de un populismo pop (la mejor película estadounidense sobre el tema es Un rostro en la multitud, de Elia Kazan). En contraste con nuestras presentadoras televisivas de plástico, para las que la belleza se define como la falta de defectos personales, Palin tiene una sonrisa atractiva y la belleza tranquilizadora de la chica de al lado (aunque en el instituto la llamaban Barracuda Sarah). Leyó el guión que le había preparado Karl Rove con un estilo suelto y alegre que enmascaraba algunos de los ataques políticos más perversos que yo recuerdo (vuelvo a aconsejarles que vean Un rostro en la multitud). En un paso de danza rápido y magistral, Karl Rove hizo que 1) Palin anunciara el embarazo de su hija Bristol, de 17 años, que no está casada, 2) advirtiera a los medios y a los demócratas que no piensa hablar de su familia y 3) pidiera a los medios y a los demócratas que la "respetaran".

Temporalmente confusos, Biden y Obama, sin saber de dónde venía aquel misil extraterrestre, respondieron dócilmente que siempre han respetado a las mujeres. Mientras tanto, los temas de economía y política exterior que tenían tan preparados se derritieron con más rapidez que un huevo frito en el asfalto en pleno agosto. El equipo de Rove necesitaba tiempo para preparar a Palin y, durante unas semanas, se impidió que los medios que no la habían "respetado" como era debido pudieran entrevistarla. La fábrica de publicidad negativa de Karl Rove se apresuró a presentar a Obama y compañía como perros lobos salvajes de Alaska que pretendían cazar a la dulce Sarah (vean La llamada de la selva, de los años treinta, en la que Clark Gable y Loretta Young comparten la cabecera con una manada de perros lobos de Alaska).

Las opiniones extremistas y la falta de experiencia de Palin importan, claro que sí; Estados Unidos es el país industrializado con más embarazos de adolescentes solteras, y Alaska es, dentro del país, el Estado que tiene más embarazos de ese tipo, más violaciones y más incestos.

Después de varias semanas de no responder a preguntas de la prensa, Palin concedió su primera entrevista televisada a Charles Gibson, de ABC. Aunque se quedó en blanco cuando Gibson le pidió su opinión sobre la doctrina Bush -que él tuvo que explicarle-, supo mantener su aplomo. Sí, estaba preparada para servir, en caso necesario, como comandante en jefe. Koch, el pintoresco judío que fue alcalde demócrata de Nueva York, y que votó por George Jr. en las últimas elecciones, gruñó: "Qué miedo". Va a votar por Obama.

Las dos versiones cinematográficas definitivas de nuestra historia que sirven de referencia en estos momentos son la de Hollywood y la de los grandes documentales rodados durante la administración de Roosevelt, en la Gran Depresión. A Hollywood le gusta el hombre o la mujer de pueblo que, sin ninguna experiencia, vence mágicamente a un Washington o Nueva York corrupto (El secreto de vivir, Caballero sin espada, Un destino de mujer, Nacida ayer).

Pero el filme que es todo un símbolo es el western Solo ante el peligro, con Gary Cooper. Coop dejó de lado en alguna ocasión su tarea de salvar por sí solo nuestro país para intentar salvar España de los fascistas, pero no existe un equivalente europeo a Solo ante el peligro. La imagen del buen sheriff, solo pero triunfante, andando por la calle principal del pueblo, acompañado exclusivamente por la famosa banda sonora y su mujer, Grace Kelly (los habitantes del pueblo son demasiado cobardes para ayudarle en su pelea contra los malos), está grabada en la psique estadounidense. A los franceses les gustan las vidas destrozadas de figuras solitarias como la de Jean Paul Belmondo, que puso al día el modelo de Jean Gabin en Le jour se lève, los irlandeses son patriotas malditos, Don Quijote vivía a través de su imaginación, a Juana de Arco no le fueron muy bien las cosas. Pero Coop, el solitario, siempre triunfa, y ésa es la mitología que ahora se ha visto desempolvada en la cabeza de McCain -en todas nuestras cabezas- para conseguir votantes.

No obstante, los documentales financiados por el gobierno que se hallan en nuestros archivos siguen siendo el testimonio visual más poderoso de la pobreza en nuestro país. Las fotografías son extraordinarias; mis conocimientos sobre la Depresión proceden de ellas. Desde entonces, nuestra nación no había vuelto a estar tan amenazada como ahora por bancos en quiebra, fábricas cerradas, desempleo, ejecuciones de deudas, etcétera. Desde que soy adulta, sólo hemos conocido bolsas de pobreza, y en general nos hemos ocupado de ellas con el lenguaje de la política de sexos, franjas de edad y etnias, que es un lenguaje que ahora no nos sirve para nada.

La campaña de Obama se equivoca cuando critica a McCain por su ignorancia informática, que no es lo más importante. Y no es que Obama, para conectar con sus votantes, tenga que irse a tomar una cerveza con los trabajadores, aunque eso nunca viene mal. Lo que debe hacer, con esas tropas de base suyas tan magníficamente organizadas, es acudir a los Estados más disputados, mostrar esas fuertes imágenes visuales de la Depresión a la clase obrera y la clase media y decir: ahí es donde estuvo una vez este país, ahí es donde nunca más vamos a volver a permitirnos estar. Necesita que los votantes se apasionen, no por él, sino por la agobiante situación económica en la que se encuentran. Debe hacerles comprender que no es problema de ellos, sino del país. Y en el momento en que la clase trabajadora y la clase media sean conscientes de la indignidad de su circunstancia, entonces se identificarán con Obama, porque él les da permiso para identificarse consigo mismos. Las familias que no tienen trabajo no van a votar teniendo en cuenta el sexo. Y que McCain y Palin se dediquen a la publicidad estilo Hollywood. (El País, 23/08/08)





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La periodista Barbara Probst Solomon