Acabo de ver por televisión (Canal +) una película mítica del cine porno. Sí, no podía ser otra que “Garganta profunda”, dirigida en 1972 por Gerard Damiano (1928-2008) e interpretada en sus papeles principales por Linda Lovelace y Harry Reems. No la había visto anteriormente y me ha parecido mala, como casi todo el cine porno, pero también al contrario de lo tradicional en éste, una película divertida y entretenida. El mito de “Garganta profunda” se fundamenta en un triple hecho: Uno, fue la primera película porno exhibida en un circuito comercial y generó en los Estados Unidos una profunda controversia sobre la libertad de expresión que llegó hasta el pronunciamiento del Tribunal Supremo y la condena de sus productores y actor principal. Dos, por el encumbramiento hasta la figura de mito de la hasta entonces desconocida actriz, Linda Lovelace (1949-2002), más tarde principal instigadora de una desaforada cruzada antipornográfica en la que adujo que había sido obligada, a punta de pistola, a realizar las famosas felaciones que dieron título al film. Y tres, porque de manera indirecta coadyuvó a la defenestración política del presidente Richard Nixon a raíz del “caso Watergate”, ya que al principal informador secreto de los periodistas del Washington Post que desvelaron el caso éstos le dieron el sobrenombre de “Garganta profunda”.
No soy un asiduo de las visitas al cine. Casi todo lo que veo al respecto es por televisión, video o DVD. En estos últimos meses he visto una serie de películas que me han impactado profundamente. Son todas películas de las denominadas de autor: “El bosque”, “Munich”, “Titus”, “Entre copas”, “El hundimiento”, “Cosas que diría con sólo mirarla”, “Brokeback Mountain”,… Me gustaría comentarlas y dejar constancia de la impresión que me produjeron; pero eso será otro día. Son las dos y media de la mañana, y por hoy, me voy a dormir. Felices sueños...
El vídeo que acompaña la entrada son las escenas iniciales de la película "Garganta profunda" (1972) de Gerard Damiano. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
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