lunes, 22 de septiembre de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY LUNES, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2025. EQUINOCCIO DE OTOÑO/PRIMAVERA

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes, 22 de septiembre de 2025, día del equinoccio de otoño/primavera, según en que hemisferio se viva. Los conflictos armados nunca son ajenos; ni los de ahora ni los de hace 80 años, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy la escritora Leila Guerriero. En la segunda, un archivo del blog de septiembre de 2017, el comentarista de política internacional Jorge Marirrodriga, escribía que más allá de los fuegos artificiales, en su discurso ante la ONU Trump había proclamado un nuevo/viejo orden internacional. El poema del día, en la tercera, se titula El sueño de un poeta, es del poeta rumano Eugen Jebeleanu, y comienza con estos versos: Estas montañas son de sílex,/sus frentes desafían/por millones de años, terremotos,/áspera tiara indiferente/que despedaza las nubes. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "ἡμεῖς ἀπιοῦμεν" (nos vamos); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt



 









DE LAS GUERRAS DE TODOS

 







Los conflictos armados nunca son ajenos; ni los de ahora ni los de hace 80 años, comenta en El País [La guerra de todos, 20/09/2025] la escritora Leila Guerriero. La tranquila amenaza de los días perfectos, comienza diciendo Guerriero. La frase surgió de la nada o, mejor, de lo que estaba sucediendo. Porque era un día perfecto. Sábado 2 de agosto. Había sol, estaba en Buenos Aires con la perspectiva de quedarme allí un buen tiempo después de haber saltado de un país a otro durante más de seis meses. Las sábanas se secaban bajo una proporción más que adecuada de temperatura y humedad. Las gatas dormían. Nada se estaba rompiendo en la casa ni en el corazón. La cabeza funcionaba como una turbina a la que habían inyectado combustible nuevo. Los ruidos de la ciudad llegaban atenuados, pero sin el silencio paralizante de los domingos. Y de pronto, tras un aleteo de inquietud, vino la frase: la tranquila amenaza de los días perfectos. Esa mañana había leído el espléndido artículo de Guillermo Altares, publicado en Babelia, acerca de obras literarias y cinematográficas nacidas a partir de un hecho atroz: la bomba atómica arrojada por los norteamericanos en Hiroshima. “Nada podía haber salvado a Hiroshima”, escribió Altares, “pero hubo un factor que hizo que muchas personas muriesen en los segundos posteriores a la explosión: casi nadie estaba en los refugios porque se había desactivado la alerta aérea (…) De repente, como surgido de la nada, un único B-29 surcó el cielo (…) un solo avión en una clara mañana no desató el pánico”. Después, la bomba. Cayó el 6 de agosto de 1945, al parecer en una mañana tan clara como la de ese sábado perfecto que yo, 80 años después, vivía en Buenos Aires. Conecté directamente la lectura del artículo con esa sensación difusa que podía resumirse en una frase torpe: “En cualquier momento va a pasar algo”. A lo mejor, me dije, es el grito de la especie. A lo mejor, me dije, algo muy antiguo avisa que nunca estamos a salvo. O a lo mejor, me dije, lo que pasa es que las guerras nunca son ajenas. Ni las de ahora ni las de antes. Por acción o por omisión, las hacemos entre todos. Leila Guerriero es escritora.


















DEL ARCHIVO DEL BLOG. TRUMP CONTRA EL DESORDEN INTERNACIONAL. PUBLICADO EL 21/09/2017

 







Más allá de los fuegos artificiales, en su discurso ante la ONU Trump proclamó un nuevo/viejo orden internacional, escribe en El País [Trump el filósofo contra Rocket Man, 21/09/2017] el comentarista de política internacional Jorge Marirrodriga. A los políticos, comienza Marirrodriga, les pasa un poco como a los actores, que una vez que son encasillados en un tipo de papel —villano, cómica, chico borde, abuelita adorable— es muy difícil para el público verles en otro tipo de personaje. Sencillamente no les parece creíble. Hay casos notables como el del británico Sean Bean, quien haga de terrorista irlandés o de Mano del Rey siempre acaba igual: muerto. El interpréte ya solo pide a los guionistas que le dejen acabar una historia. No es el único. El británico John Hurt tiene el récord con 43 personajes finiquitados antes del The End.Cuando los políticos acostumbran a su electorado a unas formas es muy complicado hacerle ver que pueden tener otro perfil.

Por eso cuando un funcionario del Gobierno de Estados Unidos filtró que el discurso que Donald Trump iba a pronunciar el pasado martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas sería “profundamente filosófico” numerosos periodistas no pudieron evitar la sonrisa, ni sus medios el choteo abierto. Claro que es cierto que cuando deja el Despacho Oval, el presidente no se duerme precisamente pasando las páginas de De la serenidad del alma de Séneca ni La paz perpetua de Kant. Lo suyo es darle al Twitter mientras ve televisión. Exactamente igual que muchos periodistas y demás ciudadanos.

Así el presidente no defraudó. Desde el estrado de mármol verde de la calle 46 con la 1ª avenida de Nueva York cumplió a la perfección con el papel de enfant terrible que él mismo se ha asignado. Ignoró por completo la extraterritorialidad de Naciones Unidas y actuó de anfitrión dando una teatral bienvenida a todos a Nueva York. También dedicó una parte notable de su intervención a amenazar y poner motes al líder norcoreano —Rocket Man, el hombre cohete— mientras el embajador de Pyongyang ante la ONU se devanaba los sesos por adivinar qué cara debía poner en cámara ante el discurso para agradar a su líder y no acabar picando piedra en la frontera con China. Irán también recibió su ración de críticas, aunque su embajador aparecía más relajado que el colega norcoreano.

Pero, ofrecida la ración de carnaza a las redes sociales, el discurso de Trump sí que tuvo un sustrato filosófico-político notable. El presidente de EE UU repitió insistentemente que las relaciones internacionales deben regirse por el principio de soberanía nacional. “Estados fuertes soberanos” sonó una y otra vez en la sala en lo que sin duda constituyó la mayor amenaza que Trump pronunció en su discurso. Lo que en realidad hizo el mandatario fue reclamar una vuelta a la diplomacia anterior a 1914. Cada país mirando por su interés tejiendo una maraña de acuerdos bilaterales basados en el beneficio inmediato, pero dispuesto a llegar a las manos para solucionar las inevitables diferencias. Trump rechazó el sistema de convivencia/coexistencia internacional —mala o buena— emergido tras 1945. Para él, el egoísmo patriótico generalizado es garantía de paz. Y cada país que se organice como quiera sin que los demás se metan. Y mientras el hombre cohete le daba vueltas a cómo responder a Trump —algo lanzará— otros nos preguntábamos a dónde fue a parar el sueño americano de extender la democracia a todo el mundo. Jorge Marirrodriga es analista de política internacional.





















DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, ELSUEÑO DE UN POETA, DE EUGEN JEBELEANU

 








EL SUEÑO DE UN POETA




A la memoria del poeta Sankitshi Togue

víctima del bombardeo de Hiroshima.


(Abarcando con la mirada las montañas de Japón,

el poeta habla consigo mismo)


Estas montañas son de sílex,

sus frentes desafían

por millones de años, terremotos,

áspera tiara indiferente

que despedaza las nubes.

Nadie puede

dar otro rostro

al sílex, a las rocas, al granito,

transformarlos.

La montaña permanece montaña

(el terremoto puede cambiar sólo la base)

encerrada en sus fronteras,

con una fuerza igual, por siempre,

inacabada.

Mira y llama, si no crees en todo esto,

si no crees en la constancia

de la Montaña,

llama de una vez,

con la voz más grande,

del más extenso de los valles,

con la trompeta más profunda de los valles…

si no crees lo que te digo,

grita de una vez, (a ver, intenta),

grita de una vez, con todos los pulmones de los ecos,

llama de una vez cuán fuerte puedas

desde todos los clarines de las sombras

de los precipicios,

grita de una vez, ¡ay!, llama,

a ver si puedes despertar

al menos por un segundo

al Cíclope,

al cíclope de piedra

de la montaña…

procura

¡ruge…!


-Silencio, que grito:

¡Eh, Fujiyama…!


(Ecos… ecos…

las rocas me devuelven,

indiferentes,

los anillos de la voz…)


Sin novio,

en la luz.

la montaña continúa impasible,

idéntica a sí misma,

eternamente igual, anciana

y sin embargo eternamente joven

con crines de cascadas,

con crines de nieves desbordantes

sobre las espaldas…

¡Salud, impavidez de piedra!

Así te quedarás por siempre

con la misma confianza en la vida del hombre.

Puedes tú derrumbarte, Fujiyama.,

pero no cambiar…

La piedra permanece piedra.




EUGEN JEBELEANU (1911-1991)

poeta rumano















DE LAS VIÑETAS DE HUMOR DE HOY LUNES, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2025

 



























domingo, 21 de septiembre de 2025

DEL CRIMEN Y LA AUTOPROMOCIÓN. ESPECIAL DE HOY DOMINGO, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2025

 





Normalmente, mis publicaciones aquí son ensayos/análisis sobre un solo tema. Hoy voy a relajarme y presentar una selección variada, escribe Paul Krugman en su blog paulkrugman.substack.com [Crimen y autopromoción. Una publicación de buffet, 21/08/2025]. Primero, una discusión sobre cómo hablamos de la delincuencia. Luego, algunos enlaces para suscriptores gratuitos que quieran leer mi serie sobre desigualdad. Finalmente, algunas notas sobre el estado de la Pila.

Crimen: hechos, sentimientos y audición. La administración Trump tiene una visión clara del estado de la nación tras siete meses de presidencia. La economía, según afirma, es maravillosa, con un crecimiento acelerado y sin inflación, mientras que las grandes ciudades son infiernos plagados de delincuencia donde nadie se atreve a salir.

Los datos, por supuesto, no respaldan nada de esto. El crecimiento se está desacelerando, posiblemente a una velocidad de estancamiento, mientras que la inflación se está acelerando. Sin embargo, la delincuencia urbana se ha desplomado y, en general, nuestras ciudades son más seguras que desde la década de 1960, o quizás nunca.

La respuesta del gobierno ha sido atacar los datos y a quienes los reportan. Trump despidió a la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) después de que esta publicara un decepcionante informe de empleo, y está intentando nombrar a alguien completamente incompetente (quizás un tipo desquiciado de QAnon) para reemplazarla. Stephen Miller ha declarado que "las estadísticas de delincuencia en las grandes ciudades demócratas son falsas" y que los niveles reales de delincuencia son "muchísimos más altos".

Y ahora esto.  ¿Qué sabemos realmente? El invaluable Jeff Asher ha analizado los datos sobre delincuencia en Washington D. C. y ha descubierto que las cifras de robos y asaltos pueden ser algo imprecisas. Como él mismo afirma, «los problemas con los informes de datos sobre delincuencia son constantes». Pero el descenso en los asesinatos y robos de vehículos es indudablemente real.

Aun así, muchos demócratas se han mostrado reacios a cuestionar las mentiras de MAGA sobre la delincuencia. La delincuencia real ha disminuido considerablemente, pero la gente, argumentan, siente que la delincuencia ha aumentado, y negar sus sentimientos será políticamente contraproducente.

Bueno, no sé nada de política, pero la afirmación sobre la percepción pública es fundamentalmente errónea. La gente no cree que la delincuencia haya aumentado; ha oído que ha aumentado, lo cual no es lo mismo.

Ya he escrito sobre la reveladora encuesta de Gallup sobre la delincuencia. El otoño pasado, el 56 % de los estadounidenses afirmó que la delincuencia es un problema extremadamente o muy grave en Estados Unidos. Sin embargo, solo el 14 % afirmó que era extremadamente o muy grave en su lugar de residencia.

También podemos observar el comportamiento de las personas. OpenTable proporciona datos sobre la variación en las reservas de restaurantes con mesa en Washington respecto al año anterior (un recurso que algunos consultamos mucho durante la pandemia). Así es como se ve en los últimos meses:

Si Washington D. C. experimentaba una ola de delincuencia descontrolada hasta la llegada de Trump, ¿por qué salía tanta gente a cenar? Por otro lado, parece que ver hombres con chalecos antibalas merodeando por las zonas turísticas puede asustar a algunos, aunque OpenTable nos advierte que las comparaciones con agosto podrían verse distorsionadas por la Semana del Restaurante de 2024.

De nuevo, Dios sabe de política. Los residentes de suburbios y pueblos pequeños que creen que tenemos una crisis nacional de delincuencia, no por experiencia propia, sino porque Fox News dice que las ciudades demócratas son infiernos peligrosos, bien podrían enojarse al ver la evidencia contraria. Pero no confundamos lo que dicen sobre la delincuencia con algo real.

Liberando la desigualdad. He estado publicando mis manuales sobre desigualdad en el sitio web del Stone Center . La lista ya está completa:

¿Por qué los ricos se alejaron del resto?

La importancia del poder de los trabajadores

Una distracción trumpiana

Los oligarcas y el ascenso de las megafortunas

Financiarización depredadora

Riqueza y poder

Cripto

Cuando me preparaba para dejar el Times, algunos amigos y colegas me advirtieron que podría estar renunciando a mi capacidad de llegar a un público amplio. Me lancé a este boletín en parte para crear un grupo de apoyo mientras la gente aún recordaba quién era, aunque también resulta que tengo mucho que escribir.

Hasta ahora, todo bien. Ya tengo 420.000 suscriptores, y sumo varios cientos cada día. Aún estoy lejos de los 2,5 millones de Heather Cox Richardson, pero es un tesoro nacional, y me honra profundamente recibir correos de gente que dice que soy lo segundo que leen por la mañana, después de HCR.

Substack también cuenta con listas de los más vendidos basadas en suscripciones de pago. Aquí están los 15 más vendidos en política estadounidense:

Recibo algunos comentarios que dicen que Substack da una plataforma a gente malintencionada, incluso que es un "sitio nazi". Pero por ahora, Substack es la mejor manera de llegar a un gran número de personas que buscan más de lo que obtienen de los medios tradicionales. ¿Acaso HCR o Robert Reich publicarían en un sitio nazi? De los 10 principales sitios web de política, dos son de derecha, pero ocho son de centroizquierda o anti-Trump.

Soy muy consciente de que este sitio podría enshitizarse en algún momento; casi todo lo hace. Si veo que eso sucede, me iré. Pero por ahora tengo una plataforma y estoy tratando de aprovecharla al máximo. Paul Krugman es premio Nobel de Economía.


















sábado, 20 de septiembre de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY SÁBADO, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado, 20 de septiembre de 2025. Centrada la atención en nuestros nacionalismos, hemos olvidado no pocos lugares que solo intentan que su existencia no sea pasado, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor Ignacio Peyró. En la segunda, un archivo del blog de septiembre de 2009, HArendt nos hablaba del concierto del mítico músico colombiano, Juanes, en la plaza de la Revolución de La Habana, Cuba, el pasado domingo, no por la prevista y multitudinaria asistencia al mismo, ni por el sectario uso propagandístico que de él pudieran hacer las autoridades cubanas, sino por lo que pudiera suponer de rompimiento de una comunidad sentimental entre los cubanos de dentro de la isla caribeña y los cubanos del exterior. El poema del día, en la tercera, se titula Yo soy un hombre sincero, es del poeta cuban-español José Martí, y comienza con estos versos: Yo soy un hombre sincero/De donde crece la palma,/Y antes de morirme quiero/Echar mis versos del alma. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "ἡμεῖς ἀπιοῦμεν" (nos vamos); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt














DE LOS ESPAÑOLES CLASE "A", Y LOS ESPAÑOLES CLASE "B"

 







Centrada la atención en nuestros nacionalismos, hemos olvidado no pocos lugares que solo intentan que su existencia no sea pasado, comenta en El País [España ya no huele a pueblo, 19/09/2025] el escritor Ignacio Peyró. “España huele a pueblo, / a descalzo y a fuente, / a trabajo y a queso, / a arrugas en la frente”. Junto a algunas flores selectas de Paco Martínez Soria, España huele a pueblo, comienza diciendo Peyró,  fue uno de esos productos culturales que, derivados del éxodo rural, nacieron como odas pero pronto se iban a entender como elegías. Benito Moreno compuso la canción en la marea alta del folk de los setenta y Manolo Escobar, un sabueso del casticismo, la popularizó. Se trataba de curar las nostalgias de aquellos que, con más anhelos de subsistencia que sueños de clase media, habían dejado atrás sus pueblos y volvían a evocarlos con un baile en la Feria de Abril de Barberà del Vallès o con un casete de Juanito Valderrama en Alemania. Menéndez Pelayo, en un golpe de brillo, escribió que la “antigua libertad” española era de carácter “municipal y foral”, y para honrar esa intuición bastará con recordar que Extremadura, con un millón de habitantes, tiene más municipios que Portugal, con 11 millones. Precisamente hasta el éxodo rural esos pueblos españoles continuaban siendo —como observó Azorín— iguales que en tiempos de Cervantes: “Plazas anchas, con soportales ruinosos, por las que de tarde en tarde discurre un perro”. Hoy seguimos teniendo más de 8.000 municipios, cuatro de cada cinco por debajo de los 10.000 habitantes. Y si nunca estuvieron muy poblados, hoy están diezmados y envejecidos, presa de la corrosión que desencadena el éxodo: el padre se va, el hijo no vuelve, el quiosco cierra, el bar apenas abre y —si se clausura la escuela— solo quedarán viejos hasta que ya no queden viejos. De los setenta a esta parte, fijar la población al territorio ha sido un principio rector de la vida nacional: por eso hemos abierto universidades y tendido vías férreas, y por eso prevemos mecanismos para fusionar municipios que chocan con el hecho de que a un pueblo no le gusta cómo huele el otro pueblo. Hemos tenido, en fin, mucho regocijo con las rotondas, pero si en algo es puntera la inversión pública es en polideportivos a una escala más adecuada a Toronto que a Villanueva de Gállego. El resultado de los esfuerzos ya sabemos cuál es: nuestra democracia ha tenido más éxito en recuperar al lince ibérico que al joven zamorano. Tenemos un problema —como si nos faltaran— con los pueblos.

Podemos pensar que, centrada la atención en nuestros nacionalismos, hemos olvidado no pocos lugares de España que no piden independencias, sino que intentan que su existencia no sea pasado. Solo impactos tan brutales como los fuegos de agosto nos harían volver los ojos a ellos. En realidad, siempre le hemos prestado atención al campo, desde el esfuerzo ilustrado —canales, repoblaciones— bajo los Borbones hasta el agrarismo de los años treinta o los pueblos nuevos de la “colonización” franquista. Ha ocurrido en la política y también en las sensibilidades: nuestro barroco hizo el menosprecio de corte y nuestro costumbrismo iba a ser, con tipos tan leídos en su día como Pereda y Gabriel y Galán, una alabanza de aldea. Hasta podemos concebir el carlismo, un tradicionalismo al fin y al cabo, como una invitación a permanecer sentados sobre nuestro propio foro. De hecho, para ser un país de industrialización enclenque, nuestro XIX hará de la ciudad y del progreso unos demonios desproporcionados: un cuento como el Adiós, Cordera de Clarín viene a ilustrar casi al punto el axioma chemin de fer, chemin d’enfer. Y no hablemos de la idealización rural de Valle-Inclán y Miró, de Unamuno y Azorín. “¡Rascacielos!”, clama Miguel Hernández. Él mismo se contesta: “¡Rascaleches!”

Nada de esto, infelizmente, contribuyó a prestigiar nuestros pueblos y nuestros campos, que fuera y dentro de nuestro país han tenido la mala fortuna de identificarse más bien con una España negra, tantas veces más trágica que “la negra provincia de Flaubert”. Así, ninguna idealización rural ha tenido la pegada de unos Campos de Níjar o unas Hurdes, tierra sin pan y, al pensar en la vida del agro evocamos más a Puerto Hurraco que a cualquiera de nuestros trasuntos de los Cotswolds. Todo país tiene su palabra para “paleto” o “pueblerino”, pero hay matices: en Inglaterra, el campo era el lugar de la vida bella y el saber de Oxford y Cambridge; en Francia, el campesino era el portador de las verdades de la tierra. Quizá sí tenemos parecidos con el Mediodía italiano, lo que no resulta alentador: el pueblo ahí será pobreza, la marca de vergüenza por la que el campesino de Sicilia o de Galicia disimulaba la lengua aprendida de su madre. Al pensar en el destrozo urbanístico de nuestros pueblos; al lamentar la ausencia histórica de ligas de defensa de nuestra arquitectura popular, colegimos que, literaturas aparte, el pueblo era el lugar del que uno quería largarse.

Hoy seguimos atendiendo al problema, de la PAC al PER, con sobresaliente compromiso presupuestario. Y hasta las “ideas estéticas”, por citar de nuevo a Menéndez Pelayo, nos acompañan: uno de los aciertos editoriales de estos años fue La España vacía. Y ha cobrado auge una literatura que no es que vuelva al campo, sino que no salió de él y así —muchas veces con autoría femenina— lo reivindica. El turismo y la gastronomía han hecho bien a nuestra mirada: los niños no vienen de París, pero las estrellas Michelín vienen del campo. Es posible que caigamos en la tontería si dejamos que nuestra visión del agro y los pueblos sea la de la casa rural y el hotelito con encanto, pero —como fuere— el origen se vive ya más como orgullo que como vergüenza. Cada municipio tiene su asociación comprometida con el propio municipio. Y en la última década se han conjurado dos peligros: por un lado, el de quienes, con pasión geométrica e ignorancia práctica, querían eliminar las diputaciones provinciales; por otro, el de quienes querían despojar de Estado a tantos pueblos con la racionalización, je, de las cabezas de partido judicial. Lleguemos, por fin, al argumento supremo (aviso ironía): ¡pero si en el campo hay agua caliente y Amazon!

Y, sin embargo, España —grandes zonas— se sigue despoblando a un ritmo solo comparable al surgimiento de comités de sabios contra la despoblación. Los nómadas digitales no se han mudado al campo. La covid no nos devolvió a él. Quizá cantemos más que antes las alabanzas de la cecina de León, pero la percepción es que León solo sale en las noticias cuando arde, mientras que los leoneses están a la última de Ayuso y conocen el nombre hasta de la consellera de Territori catalana. Sigue habiendo españoles A y B y sigue habiendo acentos que sí y acentos que no: seremos más sensibles a nuestro Hinterland, evitaremos con tacto palabras como “provincia” o “periferia”, pero sigue habiendo brecha. Y nuestro tiempo favorece, aún más que antes, la concentración de gentes y talentos en las grandes ciudades. De hecho, el proceso se acelera: en 1950, España ya tenía más población urbana que rural; el mundo solo dio ese paso hacia 2010.

Así, podríamos encogernos de hombros y contemplar con resignación aquella España de “tierra solitaria y ciudades silenciosas”, tan amada de los viajeros de otro tiempo. Pero es difícil pensar que eso ocurra. AfD en Alemania, Le Pen en Francia, Farage en el Reino Unido y hasta Trump en EE UU demuestran hasta dónde llega el poder de esos “lugares que no importan”, en expresión de Rodríguez Pose, pero sí votan. Hay un malestar en la España despoblada que se intentó cubrir con copias locales del PNV: Teruel Existe, Cuenca Ahora, Soria Ya. El malestar, como han mostrado los fuegos, ha crecido. Y ahora ese malestar se llama Vox. Ignacio Peyró es periodista, escritor y traductor, y director del Instituto Cervantes en Roma.













DEL ARCHIVO DEL BLOG. JUANES EN CUBA. PUBLICADO EL 22/09/2009

 







Les confieso mi desazón previa sobre el concierto del mítico músico colombiano, Juanes, en la plaza de la Revolución de La Habana, Cuba, el pasado domingo. No por la prevista y multitudinaria asistencia al mismo, ni por el sectario uso propagandístico que de él pudieran hacer las autoridades cubanas, sino por lo que pudiera suponer de rompimiento de una comunidad sentimental entre los cubanos de dentro de la isla caribeña y los cubanos del exterior.

La lectura, ayer lunes, de "Generación Y", el magnífico Blog que escribe desde su exilio interior en Cuba mi amiga y admirada Yoani Sánchez, me reconforta sobremanera. Sin abdicar lo más mínimo de su radical crítica al régimen, Yoani, con esa mesura tan suya, tan magnífica como humana, deja constancia de su esperanza de que el concierto de Juanes del domingo sea el ensayo general de ese otro concierto en el que "un día puedan participar los excluidos de esta tarde". En esa esperanza participamos también los que desde este otro lado del mismo Atlántico que nos arrulla, creemos en la fuerza de la palabra. Gracias de nuevo, Yoani, por tu ejemplo de valor y fortaleza. Les dejo con su artículo: "Después de Juanes", por Yoani Sánchez.Del Blog "Generación Y" (21/09/09).

Mañana amanecerá como cada lunes. El peso convertible seguirá por las nubes, Adolfo y sus colegas tendrán otro día tras las rejas en la prisión de Canaleta, mi hijo escuchará en la escuela que el socialismo es la única opción para el país y en los aeropuertos nos seguirán pidiendo un permiso para salir de la Isla. El concierto de Juanes no habrá cambiado significativamente nuestra vida, pero tampoco fui a la Plaza con esa ilusión. Sería injusto exigirle al joven cantante colombiano que impulse aquellos cambios que nosotros mismos no hemos logrado hacer, a pesar de desearlos tanto.

Estuve en aquella explanada para comprobar cuán diferente puede ser un mismo espacio cuando alberga concentraciones organizadas desde arriba o cuando cobija a un grupo de personas necesitada de bailar, cantar e interactuar, sin la política de por medio. Fue una experiencia rara estar allí, sin gritar una consigna y sin tener que aplaudir mecánicamente cuando el tono del discurso apuntaba que era el momento de ovacionar. Claro que algunos elementos sí se parecían a los de cualquier marcha por el primero de mayo, especialmente la proporción de policías vestidos de civil dentro del público.

Ciertos detalles técnicos resultaron incómodos. El audio no se escuchaba bien, la pequeña pantalla que reproducía lo que ocurría sobre el escenario no se veía en la distancia y la hora elegida era inhumana, por coincidir con los peores momentos del sol. Por suerte se nubló después de las cuatro y los que estaban atrincherados debajo de los pocos árboles se lanzaron a bailar con Orishas. Son detalles a superar en la próxima presentación que hará Juanes en Cuba, esa donde no abundarán las fallas técnicas y en la que sí podrán cantar los excluidos de esta tarde.

Si vemos la presentación de este 20 de septiembre como el ensayo general del concierto que algún día tendremos, entonces hay que felicitar a los que participaron. Incluso si no hubiera otra y la Plaza retomara sus solemnidad y su grisura, al menos esta tarde de domingo vivimos algo diferente. En un sitio donde se ha sembrado sistemáticamente la división entre nosotros, Juanes –al caer el sol- ha gritado “¡Por una sola familia cubana!” Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt