martes, 22 de abril de 2025

Del poema de cada día. Hoy, Charlotte taart / Tarta Charlotta, de Charlotte Van den Broek

 






CHARLOTTE TAART


Toen je je omdraaide en we tevergeefs probeerden nog een dessert te maken met onze puddingbenen wist ik dat je me daar allang niet meer uitstond.

En dat terwijl ik me in talloze smaken presenteer: — Charlotte met schuimig frambozensorbet. — Charlotte met sinaasappel en muntgelei. — Kerstcharlotte. — Charlotte met advocaat. — Charlotte met ham op z'n Bourgondisch. Nietwaar?

Toen probeerde ik dwaas romantisch de sproeten op je linkerschouderblad te tellen, het waren er veel en ik raakte de tel kwijt, toen we elkaar al niet meer goedendag zeiden, daarna stopte je met "hallo" te zeggen, je noemde me grof voedsel om te consumeren tussen soep en aardappelen, gekweekt en geslacht op een McDonald’s boerderij die van mooie kalfjes goedkope hamburgers maakt.

Ik ben je big-and-tasty-quarter-pounder-bbq-bacon- southern-style-crispy-chicken- premium-grilled-double-cheeseburger.

Smaak ik je?, wil je nog een keer?

Als ik lach, verandert de omtrek van mijn gezicht, kijk maar.

Ik weet niet wat je esthetischer vindt, maar geluk is maakbaar volgens bepaalde afdelingen in de boekhandels dus begin mijn gezicht te kneden en geef het de vorm die het moet hebben tot het lijkt op het masker van je komedie.

Ik ben minder tragisch dan je denkt.




***






TARTA CHARLOTA



Cuando te diste la vuelta y en vano intentamos


todavía hacer un postre con nuestras piernas de flan


supe que hacía tiempo que allí no me soportabas.


 


Y eso que me presento en multitud de sabores:


―Charlota con helado espumoso de frambuesa.


―Charlota con naranja y jalea de menta.


―Charlota navideña.


―Charlota de licor de huevo.


―Charlota de jamón a la borgoñesa.


¿Que no?


 


Entonces intenté bobamente romántica


contar las pecas en tu paletilla izquierda,


eran muchas y me perdí, cuando ya ni siquiera


 


nos dábamos los buenos días, luego dejaste


de decirme «hola», me llamaste comida basta


para consumir entre potaje y patatas, criada


y sacrificada en una granja McDonald’s que hace


de hermosas terneras hamburguesas baratas.


 


Soy tu big-and-tasty-quarter-pounder-bbq-bacon-


southern-style-crispy-chicken-


premium-grilled-double-cheeseburger.


 


¿Te gusto?, ¿quieres repetir?


 


Cuando me río,


cambia el contorno de mi cara,


míralo.


 


No sé qué encuentras más estético,


pero la felicidad es realizable


según determinadas secciones de las librerías


así que ponte a amasar mi cara


y dale la forma que sea


hasta que se parezca a la máscara de tu comedia.


 


Soy menos trágica de lo que piensas.



***




CHARLOTTE VAN DEN BROEK (1991)

poetisa belga














De las viñetas de humor de hoy martes, 22 de abril de 2025

 





































lunes, 21 de abril de 2025

Muere el papa Francisco. Especial 1 de hoy lunes, 21 de abril de 2025

 








El Pontífice ha fallecido a las 7.35 de este lunes a los 88 años, escribe en El País [Muere el papa Francisco, un vendaval social y reformador en la Iglesia, 21/04/2025] el periodista Íñigo Domínguez, según ha anunciado el cardenal Farrell, camarlengo del Vaticano. El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años, según ha anunciado el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, el cargo que tras la muerte de un Pontífice asume la autoridad en la sede vacante. La Santa Sede lo ha hecho público a las 9.52 con un comunicado: “Hace poco, su eminencia, el cardenal Farrell, ha anunciado con tristeza la muerte del papa Francisco, con estas palabras: ‘Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7.35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”. En Roma, ya suenan las campanas de luto en todas las iglesias. El Vaticano prevé exponer el cuerpo del Pontífice a partir del miércoles en la plaza de San Pedro, para el último saludo de los fieles. Tras el funeral, cuya fecha aún se debe determinar, el cónclave para elegir al nuevo Papa será en la primera semana de mayo. El calendario preciso se conocerá en los próximos días.

Francisco, que salió del hospital el pasado 23 de marzo tras una larga hospitalización de 37 días por una grave neumonía, apareció en público por última vez este domingo en la plaza de San Pedro, para dar la tradicional bendición Urbi et orbi. Se le veía notablemente fatigado, apenas podía hablar y solo deseó una feliz Pascua a los fieles. Luego dio una vuelta por la plaza en el papamóvil, una escena que ahora se convierte en su despedida de la multitud. Su último encuentro conocido fue con el vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance, a quien recibió en una audiencia privada. Francisco era un severo crítico de la Administración de Donald Trump, arropada por el catolicismo ultraconservador de EE UU, y en el momento actual una de las preguntas decisivas que ahora queda en el aire es cuál será la actitud del próximo Pontífice.

Francisco ha cumplido un mandato de 12 años, desde que fue elegido en 2013 en un momento histórico, tras la dimisión de Benedicto XVI. Joseph Ratzinger renunció cansado y derrotado por las intrigas palaciegas y la corrupción de la Curia, y por verse impotente para emprender las reformas internas que requería el Vaticano, desde el banco de la Santa Sede al escándalo de la pederastia. Jorge Mario Bergoglio, argentino, jesuita, fue el elegido para emprender una renovación en la Iglesia católica, ponerla al día y acometer reformas pendientes. Con un carácter a veces impulsivo y enérgico, desde luego ha pasado como un vendaval en lo social, con una crítica sin precedentes al sistema capitalista actual, y en las reformas internas, con resultados desiguales. Por el camino ha abierto fuertes divisiones.

Para el sector más conservador de la Iglesia, ha ido incluso demasiado lejos, y se ha abierto un auténtico frente contra él, que lo ha visto prácticamente como un peligroso Papa populista de izquierdas. Pero las enormes expectativas que despertó también han desilusionado en ocasiones a los más progresistas, que esperaban cambios más profundos en la reforma de la Curia, el aumento de la colegialidad en las decisiones, la ordenación femenina o en doctrina sexual. En uno de los problemas clave, la lucha contra la pederastia, se ha implicado a fondo con normativas y decisiones drásticas ―hizo dimitir a toda la conferencia episcopal chilena―, pero el resto de la jerarquía, los obispos de cada país y la burocracia vaticana no siempre le han seguido y han opuesto resistencia.

Han sido 12 años que han supuesto una revolución en muchos ámbitos en la Iglesia, empezando por el hecho de que durante nueve años convivieran dos pontífices, hasta el fallecimiento de Ratzinger el 31 de diciembre de 2022. Esta situación dio mucho que hablar y debatir en su día, pero el tiempo ha demostrado que apenas causó problemas. Y ha sentado un precedente.

Lo cierto es que tan solo con su elección Francisco fue el primero en muchas cosas: primer papa americano, primer papa no europeo desde el siglo V, primer papa jesuita, y el primero en llamarse Francisco, una elección de nombre que ya lo dijo todo. Ningún pontífice antes se había atrevido a llamarse como un santo radical que se enfrentó a la pompa vaticana y dedicó su vida a los pobres. Lo eligió por las palabras que le dijo el cardenal brasileño, Claudio Hummes, al abrazarle tras su elección como pontífice: “No te olvides de los pobres”. Francisco no lo ha hecho, y también ha sido alérgico a los usos y costumbres tradicionales de los papas, buscando la sencillez y el trato directo.

Jorge Mario Bergoglio, descendiente de inmigrantes italianos piamonteses, nació en Buenos Aires en 1936 en una familia humilde del barrio de Flores. Se licenció en Química, luego en Filosofía y entró en los jesuitas en 1958. Fue provincial de la orden en Argentina entre 1973 y 1979, durante la dictadura militar, y desde su cargo ayudó a huir a varios perseguidos políticos. Esta experiencia marcó su visión política, como el hecho de ser hijo de inmigrantes y su entusiasmo juvenil por el peronismo.

Sin embargo, luego fue relegado unos años dentro de la Compañía, un periodo que él mismo definió como “oscuro”, hasta que en 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires por Juan Pablo II. A partir de entonces su figura crece ―fue cardenal en 2001―, hasta el punto de que, en 2005, tras la muerte de Karol Wojtyla, era un papable claro, y ya fue uno de los más votados en el cónclave. Finalmente, fue elegido Benedicto XVI, una solución de continuidad tras el largo pontificado de Juan Pablo II, pues el rumbo a seguir era incierto.

La dimisión de Ratzinger volvió a poner a la Iglesia en la misma tesitura, y en esa ocasión Bergoglio fue elegido rápidamente. Tenía 76 años y se intuía ya que su pontificado sería breve, pero se buscaba un periodo de ímpetu reformador. La revolución de Francisco se tradujo principalmente en lo social y en su abierta crítica a los excesos del sistema económico actual, la más directa de un pontífice hasta ahora. Con una especial preocupación por la ecología y el cambio climático, un asunto al que dedicó nada menos que su primera encíclica, Laudato si, en 2015, (la anterior, Lumen fidei, de 2013, era en realidad una que había dejado a medias Benedicto XVI y él completó). Incidió aún más en su crítica en la siguiente, Hermanos todos (2020), que arremetía contra el neoliberalismo y el populismo. La cuarta y última, Nos amó (2024), fue la más teológica y espiritual, una llamada a actuar con el corazón, más allá de la lógica del dinero y de la frialdad de los algoritmos.

Francisco ha sido el Papa que ha pilotado la entrada de la Iglesia en el siglo XXI, afrontando los dilemas actuales (y con una cuenta en Instagram desde 2016). Ha abierto caminos aún inciertos que tocará a su sucesor ver cómo recorrer. La aceptación fraternal de homosexuales y transexuales, permitiendo la bendición de parejas y que sean padrinos; la entrada de las mujeres en altos cargos de la Curia y una llamada a “desmasculinizar la Iglesia”, aunque ha congelado el asunto más polémico, el de la ordenación femenina; el acercamiento a los divorciados que se han vuelto a casar.

Si hay una palabra que resume la prioridad de su mandato es “periferia”, de quien está al margen de la sociedad, de la ciudad, de las fronteras, quien se halla lejos del poder. Se ve en sus viajes, 47 a 66 países, en los que casi siempre ha evitado las grandes potencias o países de fuerte tradición católica, como por ejemplo España, donde no ha ido nunca. Solo se planteó ir a Canarias, por la crisis de las llegadas de inmigrantes desde África. Su primer viaje, de hecho, ya definió su línea: fue a la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de migrantes. A ellos y a todos los hombres, creyentes y no creyentes, quiso dejar en su autobiografía, publicada en enero de 2025, un mensaje reducido a una palabra, el título del libro: esperanza.

En su mandato ha encontrado una gran oposición interna en sectores conservadores, que ha llevado a protestas de grupos de cardenales y campañas en su contra. Esto ha creado grandes expectativas de corrección de ruta en el próximo cónclave en este ámbito de la Iglesia. En todo caso, la elección del futuro papa también será en condiciones históricas: el mayor número de cardenales, 136, frente a los 115 de las últimas dos ocasiones, y el mayor número de países de origen, 71 (48 y 52 en los anteriores), que han hecho que Europa y el mundo occidental pierdan su centralidad. Además, Bergoglio ha elegido al 79% de los cardenales, con criterios que se han saltado la lógica tradicional y la mayoría de ellos son muy desconocidos. Por eso se prevé un cónclave más largo ―los dos últimos, en 2005 y 2023 duraron solo día y medio― y quizá un Papa que constituya otra gran sorpresa. Íñigo Domínguez es corresponsal de El País en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.



















De las entradas del blog de hoy lunes, 21 de abril de 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes, 21 de abril de 2025. Al bajar el termómetro de la virtud, surge de modo inevitable el del gobierno como represión, se dice en la primera de las entradas del blog de hoy. En la segunda, un archivo del blog de abril de 2016, HArendt comentaba que con motivo de la celebración del 400 aniversario de la muerte de Cervantes, Desde el trópico de Cáncer había subido al blog, entre el 4 de febrero y el 23 de abril de 2016, toda la obra publicada de Miguel de Cervantes y que ahí quedaba a disposición del lector. En la tercera, se publica hoy, en catalán y castellano, el poema El momento, de la poetisa andorrana Teresa Colom, que comienza así: En el momento preciso en que la palabra calla y la mirada habla con la luz de los ojos. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt













Del dogma democrático

 






Al bajar el termómetro de la virtud, surge de modo inevitable el del gobierno como represión, comenta el filósofo Rafael Alvira en su libro El dogma democrático, la sociedad civil y su gobierno, se dice en el  número de abril de Nueva Revista [15/04/2025]. Rafael Alvira (Madrid, 1942-2024), catedrático de Filosofía, llevaba varios años preparando con cuidado El dogma democrático, sirviéndose para ello de trabajos anteriores e integrándolos en una nueva unidad argumentativa, cuando falleció en febrero de 2024. Ediciones Rialp solo tuvo que dar el último pulimento al texto de su libro.  

Como escribe Alfredo Cruz Prados en la «Introducción» al Dogma democrático, «entre las cuestiones filosófico-políticas a las que Rafael Alvira más atención prestó se encuentra la democracia». Para Alvira,  «la democracia no es solo un régimen político en el sentido más restringido del término; no es sin más un método para la determinación de los agentes del poder político». Así concebida, «la democracia puede quedar reducida a una democracia puramente nominal, a una democracia que es compatible con esa forma de totalitarismo que consiste en la construcción de un Estado Providencia». 

Pero entendida como él la piensa, «entendida como vitalidad y pujanza de la sociedad civil», la democracia y la clase de libertad que tiene lugar en ella «se convierten en el fruto y, a la vez, en la condición de posibilidad del tipo de persona que Alvira califica de noble». La persona noble es «aquella que no solo se preocupa de sus propios asuntos, sino que se interesa y se ocupa también de lo que atañe a los demás, de lo que afecta a la sociedad en su conjunto. La nobleza es grandeza de espíritu y coraje, capacidad y disposición para involucrarse en objetivos de mayor alcance que lo inmediato e individual». Hace falta grandeza, dice Alvira, para ocuparse de los demás. Reivindicar el ideal de nobleza supone «sustituir el interés por el servicio como motor de la conducta social».

Este libro, insisten los editores del volumen, sintetiza un concienzudo estudio prolongado a lo largo de varias décadas por parte de Alvira, que aborda la cuestión de la democracia, añaden, «desde la antropología que inspira ese sistema, que pasa por ser hoy en día como el único que garantiza la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos». 

La primera cuestión es qué entendemos por gobierno. Es una acción que se justifica para mantener unidas las partes de un todo. En el sentido más estricto, un todo —un grupo— humano. El ser humano existe con libertad individual y necesidad social. Combinar ambos factores en un número apreciable de personas que conviven, no es algo que surja de modo automático. Hace falta alguien que se haga cargo de ese trabajo, y le llamamos gobernante.

Recientemente ha pasado a uso habitual un término antes apenas usado: gobernanza. Tal palabra esconde un deseo de superar la dificultad que implica el ‘forzar’ individuos a trabajar o vivir unidos, mediante un sistema o método que lo logre de modo suave. La solución se busca en una estructura ideada hasta el detalle para evitar tensiones, unida al entrenamiento o formación suficiente para ello. El resultado sería, por decirlo así, que la Organización funcionara como los modernos automóviles sin chófer. Se habría logrado con ello, a la vez, algo inaudito: la democracia en el mundo del privatismo.

La gobernanza vendría, a la vez, a lograr el ideal, con tanta frecuencia incumplido, del gobierno basado en la virtud. Si esta impregna el actuar de dirigentes y dirigidos, todo parece fluir de modo suave, sin rozamientos, pero no es fácil alcanzar el nivel suficiente. La pregunta es entonces si, efectivamente, hemos de conceder que la gobernanza es la mejor posibilidad. Y, para intentar responderla, es preciso acudir a la problemática esencial de todo gobierno, que consiste —como ya va señalado— el trabajo de armonizar una pluralidad de elementos.

Como dice Platón, la sociedad es como un «hombre en grande». Por eso, hace buena a una sociedad lo que puede satisfacer a cada persona. Y lo que todos buscan es paz y libertad que, unidas, dan la seguridad. Paz y libertad en el plano interior van necesariamente unidas; en el exterior, pueden ir en uno, en ambos o en ningún caso. Una vida bien orientada concede paz y libertad interiores, pero el ser humano aspira a que en lo exterior se den las condiciones para poder gozar de ellas en su totalidad.

La virtud es la fuerza que me hace alcanzar los bienes aludidos en mi interior. El gobierno político —en el sentido más amplio y profundo de este término— me lo facilita en lo exterior. Facilitar significa que desde fuera se puede ayudar, pero no generar la virtud, pues ello requiere de la colaboración libre de cada sujeto. El buen gobernante logra paz y libertad exteriores y pone con ello las condiciones para que sea más fácil descubrir y procurar hacer propia la vida virtuosa.

Si falta la virtud en un ciudadano, podrá tal vez tener la suerte de vivir en un régimen con un buen nivel exterior. Eso le ayudará en su vida, pero, si en vez de impregnarse del buen ambiente, sigue con su falta de paz interior, no solo se estará haciendo daño a él, sino que empujará hacia peor a la sociedad circundante. El problema serio surge cuando hay mucha falta de individuos virtuosos. Entonces, como escribió brillantemente Donoso Cortés, al bajar el termómetro de la virtud, surge de modo inevitable el del gobierno como represión. Y si incluso los propios dirigentes sociales no creen en la realidad de la virtud, entonces el único remedio a esa inclinación es el ya señalado invento de la gobernanza. Con todo, los instrumentos, por muy buenos que sean, dependen en su uso de los que los manejan, de manera que es perfectamente pensable que la gobernanza, con sutil habilidad, sea empleada en forma tiránica.

Lo primero que el gobernante ha de hacer es estudiar el grupo humano que ha recibido a su cargo. Nadie puede gobernar si no es aceptado, aunque sea mínimamente y de mala gana. Aquí hay una primera tarea bien difícil a veces: ‘ganarse’ a ese grupo sin hacer concesiones que después le puedan ser reprochadas si no las cumple. Solo en casos extremos se puede jugar la baza de no enseñar lo fundamental del propio juego, y ello cuando se está cierto de que —una vez que se ha consumado el engaño— se vea claramente que era necesario para el bien de las personas, y no para mantenerse en el poder.

Toda Organización tiene un cuerpo y un alma. Es propio del gobernante, una vez que ha estudiado a su gente, estudiar con precisión cuál puede ser el propósito, como ahora se le suele llamar, planteado con realismo, de una Organización, para lo que necesita claridad en el ‘alma’ —la idea motriz— y el cuerpo que, a su vez, tiene dos partes: la ya aludida base humana y las condiciones materiales.

Con respecto a esto último, es necesario usar la prudencia. No ser derrochador ni corto de miras, no exigirse demasiado ni demasiado poco. En general, es bueno arriesgar razonablemente. Todo emprendimiento implica una cierta locura para abrir paso a algo nuevo. Pero eso tiene también sus límites y uno principal: que el fracaso del proyecto no lo tengan que pagar otros.

Necesita el gobernante también una sabiduría acerca del espacio y el tiempo. Con respecto al espacio, ha de tener en cuenta primero el espacio en general, tanto físico como psicológico y espiritual. Si bien ahora parece que este punto pierde relevancia, a consecuencia de los avances tecnológicos y el trabajo online, sigue teniéndola. Ninguna presencia ‘virtual’ puede sustituir plenamente a la real. Es necesario que haya relación directa entre los miembros de una organización. Se entiende con facilidad que la situación física de la empresa influye mucho a la hora de organizar sus comunicaciones de todo tipo. Y también el entorno físico y humano, así como el sistema de comunicaciones, todo lo cual contribuye a configurar un elemento central, que es el ambiente.

Cada detalle es importante. Un grupo de buenos cuadros, un color suave en las paredes, la luz, etc. influyen tremendamente en el estado de las personas y, por tanto, en el gusto por su trabajo. Y, desde otro punto de vista, saber colocar cada persona en el lugar en que pueda encontrarse más feliz y, por ello, rendir más y mejor sin estar forzado. Con respecto al tiempo, hay que saber dosificar el tiempo y los tiempos, no solo de cada uno, sino del conjunto. Una Organización es como una orquesta, cuyo director ha de lograr que cada instrumento suene en y cómo el momento adecuado del conjunto lo pide.

Por otra parte, las pequeñas acciones que traslucen la virtud y el espíritu de los gobernantes son los despertadores ejemplares que van elevando el tono del grupo humano. En particular, quienes gobiernan han de mostrar su amor al trabajo, y al trabajo bien hecho, pero nunca por sí mismo ni por deseo de riquezas, sino por lo que aporta al bien común, que es también el del que lo realiza.

Entrando de lleno en el tema de las virtudes, hay que recordar la doctrina clásica y no superada. Hay una nuclear, una introductoria y otras dos coadyuvantes. Se necesita primero el juicio prudencial, sin cuyo aviso no hay acción virtuosa posible. Con todo, el fin y núcleo central de todas ellas es la justicia, virtud de amplio espectro y que no se refiere solo a la ‘igualdad matemática’ entre el dar y el devolver. Para vencer las dificultades ‘externas’ que plantea la acción de la justicia, hace falta tener fortaleza, valentía. Para superar las internas, templanza.

Un gobernante que ha procurado ir adquiriendo y perfeccionando las virtudes, que estudia la gente y los problemas y que busca el bien común, recibe de Dios un triple regalo añadido: adquiere grandeza de ánimo —a virtud por excelencia para Séneca—, la visión y la serenidad. Se podría decir que son los caracteres que marcan a un gran gobernante. Existe una prueba ‘a contrario’ de esta última afirmación: un dirigente con alma y visión mezquina, inconstante e intranquilo, destruye cualquier Organización en poco tiempo. Hace la vida imposible, al conseguir que impere el desconcierto.

Lo normal es, además, que toda empresa se enfrente a múltiples dificultades que convierten en quimera el planteamiento democrático de ella. Su estructura se parece más a los grupos políticos antiguos y medievales. Hay alguien que ha de encarnar la empresa. Si de verdad lo hace, será capaz de transmitir generosamente la sangre que lleva dentro a los miembros de la Organización. Solo si lo consigue, ella funcionará con vida propia, porque no tendrá solo modos de hacer comunes, sino una fe común.

El problema del espíritu democrático y de la Gobernanza es que no hay sentido de co-pertenencia, ni capacidad de sacrificio. Hay asepsia y mero cumplimiento. Desde que el Estado empieza a regular la vida económica, la ‘verdad’ de la empresa comienza a diluirse. Ella ya no se posee a sí misma, ni puede pedir nada especial a su gente. La vida económica actual juega entre su falsificación —vía socialista-estatalista— o su existencia enfermiza —vía liberal-capitalista—. En esta última hay posesión y responsabilidad, pero falta co-pertenencia. La primera es una falsedad constitutiva, en la que la política sustituye a la economía.

El gobernante no puede legitimarse por el Estado, que le da solo una legalidad, ni por el pueblo, que es una ficción, ni por su trabajo en orden a la Organización —aunque la mejore y la enriquezca—, sino por su recta orientación al bien común, su buen hacer virtuoso y su aceptación. Al faltar hoy día con frecuencia esos tres elementos, y transmitirse ese estilo descuidado de la jerarquía a la gente, cristaliza una cultura cada vez más pragmática, con una lucha subterránea por el poder, sin atención a nada más.

Esa bajeza aparece en los tres mundos ‘transcendentales’ de la realidad. Hay una estética social y política de muy bajo tono, en el habla, en el vestido, en el gesto, en las costumbres; desprecio y desinterés por la verdad y por el saber verdadero; olvido progresivo del bien. El ser humano necesita, desde su nacimiento, espejos en donde mirarse, para aprender. Ejemplos vivientes, en las tres columnas sociales: familia, magisterio, sacerdocio. Una sociedad con gobernantes de calidad empieza a mejorar casi sin darse cuenta, y no solo por las disposiciones concretas de tal gobierno, sino también por el tono personal que los dirigentes irradian.

Ellos serán los que produzcan mejoras verdaderas, aunque lleven un poco más de tiempo que las de algunos liderazgos efectistas. Son actitudes de fondo que se transmiten por el ejemplo, y ya de modo osmótico. Se descubre pronto un amante del saber: no repite mecánicamente, sino que vive lo que estudia. Y como la vida humana es diálogo, en clase quien más aprende es un buen maestro, pues siempre hay oyentes de atención dispersa, o pequeña. No siempre es fácil encontrar un «espíritu atento», como escribía Descartes.

Y más aún, si cabe, sucede con el bien. Quien procura hacerlo mejora con cada acto su bondad, aunque con frecuencia las personas beneficiadas no lo agradezcan. Un gobernante que pone esfuerzo, estudio, corazón en su vida y en su acción, está elevando el nivel de una sociedad. Rafael Alvir (1942-2024), fue catedrático de Filosofía y profesor de la Universidad de Navarra, cofundador y director del Instituto de Empresa y Humanismo. Profundo conocedor de la antropología y de la filosofía política, publicó veinte libros y cientos de trabajos de investigación.










[ARCHIVO DEL BLOG] Celebrando a Cervantes. Publicado el 20/04/2016












El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.   
A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos académicos, culturales, turísticos y educativos. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 
De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.
"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog día a día, a lo largo de estas semanas que restan, la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria, hasta culminarlas los próximos 22 y 23 de abril con la publicación en el blog de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.
Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.
Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de sus Poesías sueltas, medio centenar largo de poemas, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (España). Los escritos iniciales de Cervantes datan de los tiempos de su reclusión en Argel. Fue a su regreso a España, entre 1582 y 1587, cuando escribió sus primeras obras teatrales, que ya he traído hasta el blog. Tras ellas, dejó de escribir para la escena y solo al final de su vida publicó ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). 
De todas esas poesías me permito recomendarles quizá el que es el más famoso de sus sonetos, el titulado Al túmulo del rey que se hizo en Sevilla. Mañana, día 21 de abril, publicaré su obra poética Viaje del Parnaso, y los días 22 y 23 la primera y segunda parte de su inmortal El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, poniendo fin con ello a mi homenaje personal y emocionado a la celebración del 400 aniversario de su muerte. Disfruten de sus poemas. Entre el 4 de febrero y el 23 de abril de 2016 Desde el trópico de Cáncer habrá subido al blog toda la obra publicada de Miguel de Cervantes. A ella remito al lector interesado. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt

















El poema de cada día. Hoy, En el moment / En el momento, de Teresa Colom

 






EN EL MOMENT 


En el moment precís en què la paraula calla i la mirada parla amb la llum dels ulls.

En el moment exacte en què la pell recorda l'escalf d'una altra pell i s'estremeix de nou.

En el moment just en què el silenci canta la melodia antiga que l'ànima coneix.

En l'instant únic en què el temps s'atura i només existeix aquest ara.

En la dècima de segon en què dues mans es troben i una espurna encén l'eternitat.

És aquí, ara mateix, on la vida es revela.


***


EN EL MOMENTO


En el momento preciso en que la palabra calla y la mirada habla con la luz de los ojos.

En el momento exacto en que la piel recuerda el calor de otra piel y se estremece de nuevo.

En el momento justo en que el silencio canta la melodía antigua que el alma conoce.

En el instante único en que el tiempo se detiene y solo existe este ahora.

En la décima de segundo en que dos manos se encuentran y una chispa enciende la eternidad.

Es aquí, ahora mismo, donde la vida se revela.



***



TERESA COLOM (1973)

poetisa andorrana