viernes, 13 de septiembre de 2024

George Santayana: el filósofo existencial. [Archivo del blog. 22/03/2014]










En mi entrada de ayer citaba una frase de todos conocida: "Aquellos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo". Seguramente lo que no saben muchos, por no decir casi nadie, es a quién se debe esa frase que tanta fortuna ha tenido. La frase es de un filósofo español, George Santayana, del que el pasado año se cumplieron los 150 años de su nacimiento. Efeméride que como es habitual en estos pagos pasó desapercibida para las instancias oficiales y académicas, siempre tan prosaicas y centradas en lo único que cuenta: la "pela", como se decía antes del euro.  
De George Santayana (1863-1952) ya escribí hace un tiempo en el blog. Un artículo de hace unos días en El País del filósofo e historiador Manuel Ruiz Zamora, titulado "Santayana y la sabiduría de la distancia", que pueden leer en el enlace anterior, dice de él que fue un "crítico implacable de las irresolubles paradojas que laten en el núcleo del liberalismo". Su lectura me ha animado a recuperar y actualizar algunas de las cosas que decía en la entrada citada sobre este español universal.  
Las vacaciones son un momento ideal para la lectura... Yo, desde que me jubilé, no había vuelto a disfrutar de vacaciones. No me pidan que se lo explique, pero es así. Antes de jubilarme tenía tiempo para todo: el trabajo, la familia, los estudios, las lecturas, la política, la actividad sindical, y hasta para los amigos (más las amigas que los amigos, lo confieso). Ahora, ocho años después, tengo mi tiempo ocupado totalmente; en servicio permanente de alerta, como los bomberos, la policía o los médicos de guardia. Ni la menor oportunidad de aburrimiento. Y sin vacaciones...
En los estertores del verano de 2008 pasé unos días en Punta Umbría (Andalucía) con mi hija Ruth y su marido. Como hacía siempre que iba a la Península, fuera la causa del viaje la que fuera, me llevé varios libros. Entre ellos, dos que terminé allí de leer: el segundo tomo de la trilogía de "Tu rostro mañana" (De Bolsillo, Barcelona, 2008), de Javier Marías, y "Platonismo y vida espiritual" (Trotta, Madrid, 2006), de George Santayana, ambos adquiridos en quien aquella época era mi librero habitual, la Librería Beatriz, de Madrid, que la crisis se llevó por delante inmisericorde.
Javier Marías era ya para entonces uno de mis autores favoritos (y sigue siéndolo), pero de George Santayana, un filósofo español al que muchos califican de "excéntrico", no había leído absolutamente nada hasta que un artículo en el número de junio de ese año en Revista de Libros, titulado "Fuego pálido", y escrito por el profesor de Filosofía de la UNED Ramón del Castillo, me animó a ello; y así llegué hasta su "Platonismo y vida espiritual" citado. 
No voy a entretenerles con mis pensamientos sobre Platón. Sobre la vida espiritual, tampoco, pero aprovecho la ocasión para defender una vez más algo que muchas personas de buena voluntad no acaban de entender: que no es necesario ser creyente de religión alguna para gozar de una vida espiritual digna y satisfactoria. Al menos esa es mi experiencia propia, y por citar una sola opinión similar de autoridad, también la de la filósofa francesa Simone Weil (1909-1943) tantas veces mencionada en este blog.
El insomnio provoca acciones inesperadas, así que en una madrugada del año 2011 encendí el portátil y me puse a ojear, al azar, la edición electrónica de Revista de Libros y me encontré con otro artículo del profesor Del Castillo también sobre Santayana, "El americano accidental", de abril de 2004, que no recordaba haber leído (y tengo buena memoria para las lecturas). Solo puedo decir que me encantó y me aclaró bastantes lagunas  que tenía sobre la vida y la obra de uno de los filósofos y pensadores más originales del siglo XX, y además español, aunque toda su vida académica transcurriera prácticamente fuera de España. 
Estoy convencido de que por poco interés que la filosofía despierte en ustedes los artículos de los profesores Ruiz Zamora y Ramón del Castillo que he citado les van a resultar interesantes. Les animo a leerlos, y ya me contarán, si lo desean: están en su casa. Me he impuesto la obligación de no traspasar -si es posible- el límite de las setenta y cinco líneas por entrada, así pues, concluyo ya.
Les hablaba ayer de mi fobia antinacionalista, la única que me reconozco. A excepción de la repugnancia que me provoca la impúdica exhibición de ignorancia trufada de fanatismo de muchas personas. Termino con una lapidaria frase de nuestro insigne filósofo protagonista de la entrada de hoy: "El nacionalismo es la indignidad de tener un alma controlada por la geografía". Ni más ni menos. Sean felices, por favor. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt










El poema de casa día. Hoy, El traje rosa, de Téophile Gautier (1811-1872)

 








EL TRAJE ROSA

Adoro la túnica rosa
en que va tu hermosura envuelta;
es el tibor de tu garganta;
es de tu cuerpo ánfora esbelta.

Frágil como una rosa thé,
leve como un ala de abeja,
toda te ciñe y te circunda
con rauda caricia bermeja.

A la seda tu piel trasmite
sus estremecimientos cálidos:
a tu piel la seda devuelve
reflejo de carmines pálidos.

-¿ Quién urdió la mágica tela
con hilos de tu carne misma,
en un misterio donde suman
luz, seda y piel un móvil prisma?

-¿Son los iris de la alborada;
o los nácares de Afrodita;
o los rubíes de tu seno
lo que en tu clámide se agita?

-¿Quizá las hebras se tiñeron
en tus corales de pudor,
cuando desnuda contemplabas
de tus líneas el esplendor?

Tú, despojada de esos velos
-soñada encarnación del arte-
ser podrías ante Canova
cual otra Venus Bonaparte.

No sé si eres urna de ónice
donde ávidos goces van presos,
o si lo que tu cuerpo ciñe
es una túnica de besos.


Téophile Gautier (1811-1872)

Poeta francés








Las viñetas de humor de hoy viernes, 13 de septiembre

 
























jueves, 12 de septiembre de 2024

De las entradas del blog de hoy jueves, 12 de septiembre de 2024

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves, 12 de septiembre de 2024. La mentira y el ejercicio del poder se complementan por razones inevitables. La más evidente es la consecución de unos propósitos, conocidos o escondidos, para los que se necesita el apoyo o la aprobación, casi siempre por omisión, de los gobernados, escribe en la primera de las entradas de hoy el filósofo David Lorenzo Cardiel. En la segunda, un archivo de diciembre de 2012, el autor del blog escribía sobre la invención por su parte del término "oludis", la reforma laboral llevada a cabo por el gobierno del PP, la incapacidad de la clase política en su conjunto y la inaplazable necesidad de una reforma electoral; ninguna de ellas se ha llevado a cabo. En la tercera, se recoge el poema Elogio de la seguidilla, del poeta nicaragüense Rubén Darío. Y en la cuarta, como siempre, las viñetas de humor del día. Espero que todas ellas resulten de su interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Tamaragua, amigos míos. HArendt











De la mentira y el poder

 



 





«Gobernar consiste en hacer creer», afirmó Nicolás Maquiavelo en su célebre obra El Príncipe. El filósofo florentino se encontraba escribiendo su Discursos sobre la primera década de Tito Livio en una reflexión en la que el pensador elogió el ejercicio del poder como fin en sí mismo. El buen gobernante debía mantener un grato orden y una sana prosperidad en su territorio. Una idea que, en realidad, es intuitiva: todo líder se apoya en la mentira más temprano que tarde.

La mentira y el ejercicio del poder se complementan por razones inevitables. La más evidente es la consecución de unos propósitos, conocidos o escondidos, para los que se necesita el apoyo o la aprobación, casi siempre por omisión, de los gobernados, escribe el filósofo David Lorenzo Cardiel [Mentira, poder y viceversa. Ethic, 11/09/2024]. Pero también hay otros motivos comprensibles –aunque no necesariamente justificables–, también otros loables. Por ejemplo, famoso es el engaño de Temístocles a la asamblea ateniense para que los aristócratas desviasen fondos que se destinaron a la construcción de barcos, unos navíos que marcaron la diferencia en la decisiva batalla naval de Salamina del 480 a.C. Como sucede en la esfera personal, el engaño puede convertirse en un agradable mal menor. Pero en la mayoría de los casos, la mentira se convierte en la columna vertebral del discurso político. Y cuando la honestidad permea en el ánimo colectivo la inestabilidad política y la tragedia afloran.

«No dejes que se vea tu poder, no te mantengas en blanco, sin acción. El gobierno llega a las cuatro esquinas, pero su fuente siempre está en el centro. El sabio se aferra a la fuente y desde las cuatro esquinas llegan a servirle. En el vacío les espera y ellos espontáneamente [le sirven]». A los occidentales nos puede parecer enigmática esta frase traducida del aristócrata y legalista chino del siglo III antes de nuestra era Han Feizi, de la recopilación que lleva su nombre. Pero lo que vino a expresar este adelantado Maquiavelo del extremo oriente, con gran influencia del taoísmo quietista de Laozi, es que, para gobernar el mundo («las cuatro esquinas») es necesario que el gobernante preserve su autoridad o shi. Muy astutamente, Han Feizi recomendaba la no acción como acción. Es decir, no desperdiciar el poder que emana de la autoridad con intervenciones constantes y vanas, sino dejar que la ley se manifieste «como una fuerza» capaz de obrar por sí misma.

Salvando las distancias con el gobierno tiránico de la brevísima dinastía Qin (que, además, no fue muy grata con sus servicios como consejero), en democracia es deseable un imperio de la ley, sólido e inquebrantable, frente al cambiante signo de la voluntad de los gobernantes. El último modelo llevamos soportándolo los seres humanos desde hace más de seis mil años, con la fundación de las primeras urbes conocidas: tenemos la certeza de que es una lotería el carácter, el buen juicio y las intenciones de quien asuma el poder. La democracia, en cambio, promete seguridad en su marco legal fundamental. Esa es la fuerza del sistema, que no le sea fácil a un gobernante, incluso con habilidad oratoria para la persuasión y el engaño, ejercer el poder bajo directrices tiránicas.

La palabra lleva décadas perdiendo su valor como transmisora de alguna certeza según se extiende su mal uso y se reescriben sin cautela el significado de los conceptos. La mentira, inseparable de la praxis del poder por motivos tan sutiles como lo son los comunicativos, amenaza con convertir la rica diversidad ideológica de la ciudanía en un peligroso campo de batalla dialéctico, donde las falacias ad hominem copan el discurso público. Mientras unos sectores prometen un temible inmovilismo cuando no un evidente retroceso en ciertos derechos sociales y leyes que hemos asumido como esenciales de nuestra sociedad, a lo largo y ancho de múltiples países, otros grupos exigen revisar hasta el último signo de puntuación de las leyes fundamentales de nuestros Estados, arriesgando la convivencia pacífica y diversa propia de las gratas democracias en dirección hacia marcos legales erráticos y desiguales.

De hecho, la situación es aún más grave cuando la mentira se vuelve patológica. Es un riesgo que, en el ejercicio del poder, debe evitarse. El historiador y disidente soviético Aleksandr Solzhenitsyn, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1970, descubrió, bajo un sombrío desencanto que, si el comunismo de la URSS había producido un estado de «esclavitud espiritual» en el individuo a través del homo sovieticus, la situación no era mejor en los países capitalistas occidentales, donde el homo capitalista se entrega a una vida de trabajo, vicio y utilización de su ser como objeto de la opinión de masas y del mercado. Se trata de una situación de la que ya avisó León Tolstói a finales del siglo XIX y que fue actualizada por una contemporánea de Solzhenitsyn, Hannah Arendt, quien en su ensayo Verdad y mentira en la política (1967) escribió: «La libertad de opinión, si no se garantiza una información objetiva y no se respetan los hechos, es una farsa». La alemana fue otra intelectual combativa contra la actitud mentirosa en la política. La deshonestidad, en el ámbito del poder –en cualquiera de los tres pilares, sea económico, político o intelectual–, conduce a la corrupción del sistema. El problema de la mentira es que necesita de la palabra para propagarse. Regresando al origen de este círculo, requiere demasiada acción, como diría Han Feizi.

Por ese motivo, demasiada mentira en cualquier ámbito del poder resulta un ejercicio arriesgado. Se exponen los conceptos y, en consecuencia, nuestra visión del mundo, que queda a expensas de una u otra ideología. Se sacrifica el grato desacuerdo, que permite que personas de muy distinto origen, etnia, credo o intereses políticos puedan trascender en su dimensión humana, al mismo tiempo que el gobernante mentiroso suele incentivar la crispación social. El progreso, que emana de la interioridad del ser humano, puede detenerse por completo si, como sostuvo Solzhenitsyn, la crisis espiritual de la persona ahonda hasta trivializar el discurso, desligar la dimensión individual de la persona de su sentido colectivo del bien común y agotar al sujeto político mediante dosis continuas de falsedad, cambios legales insustanciales y un desengaño encadenado.

Paradójicamente para quienes acostumbran a mentir, consecuentemente para quienes aman la verdad, un mayor poder exige una mayor contención tanto en la palabra como en la acción. La verdad es absoluta, pero nuestros pensamientos y actos suelen ser incompletos. Por ese motivo, son más numerosos los lazos que nos unen en acuerdo con nuestros adversarios que los que sostienen una posible discordia. Y por ese mismo motivo, cuando se acusa al contrincante, sin la menor prueba, de amañar resultados electorales o de incapacidad para gobernar, la libertad democrática se resquebraja, la tiranía asoma y el poder, deshilachado por el abuso en la mentira, cede el paso a la inestabilidad, el caos y el sufrimiento. David Lorenzo Cardiel es filósofo.












OLUDIS: Las claves del fracaso español. [Archivo del blog. 26/12/2012]










Inventé el término "OLUDIS" durante mi época de activismo sindical, ya felizmente superada por causas tan prosaicas como la jubilación laboral, para referirme a las pretensiones empresariales de convertir a sus trabajadores, a los trabajadores privados y públicos españoles, en "Objetos Laborales de Uso Discrecional". Esa pretensión la ha llevado a efecto, sin fisuras, la reforma laboral del Partido Popular, pero tiene, a mi juicio, su origen último en el clamoroso fallo de la educación, por un lado, y de la clase política en su conjunto, por otro.

Sobre el fallo, o catástrofe, de la educación española publicaba el pasado día 23 en El País un interesante artículo el escritor y profesor de Estética de la Universidad Pompeo Fabra de Barcelona, Rafael Argullol, titulado "Sin crítica no hay libertad". ¿Qué estímulos recibe el aprendiz de ciudadano para inclinarse hacia el rigor y el esfuerzo, se pregunta. En la llamada "vida pública, dice más adelante, aprendemos a forjar el analfabetismo educativo. Y hay algo peor que la corrupción, y es la ignorancia autosatisfecha, añade.

Sobre la clase política española escribía en septiembre pasado, también en El País, el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y exministro de Cultura en el gobierno de Rodríguez Zapatero, César Molinas, un artículo muy duro y crítico, titulado "Una teoría de la clase política española", que suscitó numerosas reacciones, tanto de la derecha como de la izquierda, por todos aquellos que de alguna u otra manera se sintieron aludidos. ¿Cómo es posible, se pregunta, que tras cinco años de iniciada la crisis ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que está pasando en España? ¿Cómo es posible, añade, que ningún partido político tenga un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible, continúa, que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar? ¿Cómo es posible, vuelve a preguntarse, que esa misma clase política sea incapaz de resultar ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie, salvo el Rey, y por motivos propios, haya pedido disculpas? ¿Cómo es posible, termina, que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios? 

Preguntas sin respuesta para las que propone, entre otras, una reforma urgente de la ley electoral que destierre el  sistema proporcional al baúl de los recuerdos y recupere uno mayoritario en la que el representante responda individualmente ante sus electores. Algo que yo también vengo defendiendo, sin éxito, en cuantos foros me es posible expresarme.

Como colofón de la entrada les invito a disfrutar de la entrevista que el gran periodista Iñaki Gabilondo realizaba en Canal Plus al también periodista y fenómeno mediático Jordi Évole sobre los temas anteriores, y otros muchos, de los que hablamos y padecemos los españoles. La pueden encontrar en YouTube. Y sigo sin meterme con el gobierno. Solo es una tregua por las fiestas navideñas. Prometo volver. Tamaragua, amigos. HArendt









El poema del día. Hoy, Elogio de la seguidilla, de Rubén Darío (1867-1916)

 







ELOGIO DE LA SEGUIDILLA


Metro mágico y rico que al alma expresas

llameantes alegrías, penas arcanas,

desde en los suaves labios de las princesas

hasta en las bocas rojas de las gitanas.


Las almas armoniosas buscan tu encanto,

sonora rosa métrica que ardes y brillas,

y España ve en tu ritmo, siente en tu canto

sus hembras, sus claveles, sus manzanillas.


Vibras al aire alegre como una cinta,

el músico te adula, te ama el poeta;

Rueda en ti sus fogosos paisajes pinta

con la audaz policromía de su paleta.


En ti el hábil orfebre cincela el marco

en que la idea-perla su oriente acusa,

o en tu cordaje armónico formas el arco

con que lanza sus flechas la airada musa.


A tu voz en el baile crujen las faldas,

los piececitos hacen brotar las rosas

e hilan hebras de amores las Esmeraldas

en ruecas invisibles y misteriosas.


La andaluza hechicera, paloma arisca,

por ti irradia, se agita, vibra y se quiebra,

con el lánguido gesto de la odalisca

o las fascinaciones de la culebra.


Pequeña ánfora lírica de vino llena

compuesto por la dulce musa Alegría

con uvas andaluzas, sal macarena,

flor y canela frescas de Andalucía.


Subes, creces, y vistes de pompas fieras;

retumbas en el ruido de las metrallas,

ondulas con el ala de las banderas,

suenas con los clarines de las batallas.


Tienes toda la lira: tienes las manos

que acompasan las danzas y las canciones;

tus órganos, tus prosas, tus cantos llanos

y tus llantos que parten los corazones.


Ramillete de dulces trinos verbales,

jabalina de Diana la Cazadora,

ritmo que tiene el filo de cien puñales,

que muerde y acaricia, mata y enflora.


Las Tirsis campesinas de ti están llenas,

y aman, radiosa abeja, tus bordoneos;

así riegas tus chispas las nochebuenas

como adornas la lira de los Orfeos.


Que bajo el sol dorado de Manzanilla

que esta azulada concha del cielo baña,

polítona y triunfante, la seguidilla

es la flor del sonoro Pindo de España.


Ruben Darío (1867-1916)

Poeta nicaragüense










Las viñetas de humor de hoy jueves, 12 de septiembre de 2024

 

















miércoles, 11 de septiembre de 2024

De las entradas del blog de hoy miércoles, 11 de septiembre de 2024

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles, 11 de septiembre de 2024. ¿Se aprovecha el nacionalismo catalán de la candidez (o de las ansias de sentarse en La Moncloa) de los grandes partidos para chupar la sangre de las venas del Estado?, se pregunta el politólogo Víctor Lapuente en la primera de las entradas de hoy; a primera vista eso parece, pero tras la marejada inicial de descontento en el resto de las autonomías se pasa al “y yo también” y al reconocimiento privado de la labor pionera de Cataluña. La segunda es un archivo del blog de tal día como hoy de 2016 en el que el autor rememoraba los acontecimientos de Nueva York en 2001 y algunos otros que le provocaron un profundo impacto emocional. El poema de cada día, en la tercera, es hoy el titulado Erótico, de la poetisa y escritora francesa Marguerite Yourcenar. Y la cuarta, como siempre, las viñetas de humor del día. Espero que todas ellas les resulten interesantes. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Tamaragua, amigos míos. HArendt










Del pacto fiscal con Cataluña






¿Se aprovecha el nacionalismo catalán de la candidez (o de las ansias de sentarse en La Moncloa) de los grandes partidos para chupar la sangre de las venas del Estado?, dice el politólogo Víctor Lapuente en El País [Shakespeare en Cataluña, 10/09/2024]. A primera vista, eso parece, y la enésima evidencia sería el pacto entre socialistas y ERC para la financiación singular. De los tiempos pretéritos de González y Aznar a los presentes de Sánchez y a unos futuros hipotéticos de Feijóo, la estabilidad del Gobierno de España se fundamenta en concesiones a la Generalitat de competencias y recursos, de todos los tamaños y colores. Pero, tras la marejada inicial de descontento en el resto de las autonomías, se pasa al “y yo también” y al reconocimiento privado de la labor pionera de Cataluña. Por arte de magia, Cataluña pasa de ser Marnie la ladrona a Robin Hood. Y el PP acaba defendiendo con uñas y dientes la autonomía fiscal, sobre todo para la Comunidad de Madrid.

Cierto es que ahora el plan de financiación singular para Cataluña ha recibido tirones de orejas, dentro y fuera de España, incluyendo la agencia Fitch, que lo calificó de negativo para las regiones que se benefician de los fondos de compensación. Pero el plan es solo un esbozo, que, con más o menos un 50% de probabilidades, no se materializará, pues el Gobierno y ERC no podrán convencer al resto de los socios de la mayoría parlamentaria de un cupo como el vasco para Cataluña. No hay músicos suficientes en el Congreso para tocar el concierto fiscal catalán. Y, con otro aproximado 50% de posibilidades, del debate actual emergerá una reforma de ley de financiación autonómica que no satisfará a nadie, pero que, tarde o temprano, será preferida por todos al régimen actual, de 2009 y caducado desde hace años.Así, las coloridas hipérboles de unos y otros sobre la propuesta (el “cupo separatista” que denuncia ahora Fejióo cuando hace un tiempo decía que el concierto para Cataluña se podía “plantear y discutir”; o el “será algo bueno para todo el país” de los socialistas cuando, hasta anteayer, se oponían frontalmente) mutarán en los grisáceos cambios que proponen los expertos desde hace años. Y que se basan en la transparencia, tanto de la situación de infrafinanciación de las comunidades (la ciudadanía no sabe si su región recibe más o menos que las otras) como de las transferencias (¿queremos un federalismo “neoliberal” sin igualación explícita, como EE UU, o “socialista” con nivelación total, como Australia?). La financiación singular ha tenido un comienzo desastroso, pero, como diría Shakespeare, a buen fin no hay mal principio. VictorLapuente es politólogo.














Nueva York, 11 de septiembre de 2001. In memoriam. [Archivo del blog. 11/09/2016]










La televisión nos permite ver de forma instantánea, en el propio momento de ocurrir, hechos que se quedan grabadas a fuego en la memoria. Entre ellos, el de los atentados islamistas en la ciudad de Nueva York, de los que hoy se cumplen 15 años. El peor atentado terrorista de la historia, con 2997 víctimas mortales y más de 6000 heridos. 
Aquella mañana de hace hoy quince años todavía estaba trabajando. Había asistido a un comité provincial de mi federación sindical y vuelto a casa hacia las tres de la tarde. Mi mujer y yo estamos viendo en directo por televisión escenas de lo que había ocurrido en una de las Torres Gemelas de Nueva York poco antes. Nadie hablaba aún de un atentado terrorista. Justo en ese momento, mirando la pantalla del televisor vemos en directo como un avión se estrella contra la segunda de las torres... Nos quedamos absolutamente anonadados, como supongo que los millones de personas en todo el mundo que estaban mirando sus televisores...
En mi memoria guardo otras fechas imborrables de acontecimientos similares que me estremecieron hasta los tuétanos y que vi por televisión, algunos en plena juventud y otras ya en la madurez. Recuerdo especialmente la caída de La Habana en manos de los castristas, un 1 de enero de 1959; la construcción del muro de Berlín, el 13 de agosto de 1961; el asesinato del presidente Kennedy, el 22 de noviembre de 1963; el golpe de estado de Pinochet, en Chile, también un 11 de septiembre pero de 1973; el asesinato por ETA del almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973; la caída de Saigón en manos del vietcong, el 30 de abril de 1975; el intento de golpe de estado de Tejero en Madrid, el 22 de febrero de 1981; y por supuesto, los atentados islamistas de Madrid, el 11 de marzo de 2004. Tengo más, claro está, en mi memoria, pero esos son algunos de los más indelebles. De los felices, también muchos, no toca hablar hoy. En una fecha tan significada como la de hoy, este es mi recuerdo y homenaje, emocionado, a todas las víctimas del terror.


***


IN MEMORIAM

En homenaje recuerdo 
todas las víctimas 
de la intolerancia,
la violencia y el fanatismo 
lo largo de la 
historia del mundo.

HArendt


***


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt










El poema de cada día. Hoy, Erótico, de Marguerite Yourcenar

 






ERÓTICO


Tú la avispa y yo la rosa;

Tú el mar, yo la escollera;

En la creciente radiosa

Tú el Fénix, yo la hoguera.

Tú el Narciso y yo la fuente,

En mis ojos tú brillando;

Tú el río y yo el puente;

Yo la onda en mí nadando.

Y tú el sol y la sal

Y en los labios el caudal

Del rumor meciendo el juego.

Yo el pájaro y el cielo

Azul cruzando su vuelo,

Como el alma atiza el fuego.


Marguerite Yourcenar (1903-1987)

Poetisa francesa