martes, 4 de julio de 2023

Del desencanto

 






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz martes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la escritora Lucía Lijtmaer, va del desencanto. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.










El desencanto
LUCÍA LIJTMAER
27 JUN 2023 - El País
harendt.blogspot.com

Ya era veinteañera cuando vi El desencanto, la conocidísima película de Jaime Chávarri sobre los hijos y la viuda del poeta Leopoldo Panero. Me hipnotizó. Los jardines grises, la piedra caliza de una casa mentalmente en ruinas y la madre hierática eran fascinantes, pero lo que me atrapó del todo fue ese trío de muchachos fumando y haciendo la autopsia de su propia familia. Hay una secuencia en especial que veía una y otra vez: consistía únicamente en los tres hijos bajando las escaleras de la casa. Siempre pensé que esa escena mostraba cómo los hombres jóvenes de los setenta no se mueven ni caminan igual que los jóvenes de hoy. Esos andares de chicos delgados que intentan aparentar madurez mientras fuman un cigarrillo tras otro funcionaban como un imán de algo indefinible, especial y atrayente, algo seductor y poderoso.
No quise ver, durante años, que además de una espléndida película también se trataba de la historia de tres hijos que intentan hacerse daño a base de jugar a ver quién es más cruel con el otro, quién es el más adulto, quién heredará la tierra. Una película sobre una sucesión de berrinches y agresiones, sí, metáfora del tardofranquismo, pero sobre todo una película sobre cómo se despedazan tres hermanos.
Estamos en tiempos convulsos. Asistimos con pavor a cómo se alza la ultraderecha en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. En este último, la mayor amenaza interna, según el departamento de Seguridad Nacional, es el terrorismo cometido por hombres blancos de ultraderecha. Aun así, no existen las suficientes alertas públicas, no se toma como un verdadero peligro en los medios de comunicación, casi se podría decir que la ultraderecha no existe en el imaginario colectivo.
Yo y otros tantos hemos escrito y alertado de la constante confusión o acto de trilero sobre el que se están construyendo algunos discursos contra la izquierda: se habla hasta la saciedad de que los partidos han comprado una supuesta pacatería woke y se han centrado en el identitarismo. No hay datos que sustenten esta matraca a la que nos vemos sometidos día tras día en los medios. Mientras tanto, sí se instalan en España los mismos rasgos que en gran parte de Europa: miedo a la inmigración, aumento del nacionalismo antieuropeísta y crisis de representación política. Pero una cosa es poner en duda a todos aquellos que insisten en hacerle el juego a discursos de odio que desvían la atención de cuáles son los verdaderos problemas de la ciudadanía y otra muy distinta negar las responsabilidades de los partidos a la izquierda del PSOE para convencer a su electorado natural. Se ha hablado durante meses, años ya, de la estructura mediática ultraconservadora que dificulta enormemente evitar la intoxicación informativa. Tienen razón. Se apela a la queja de la imposibilidad de comunicar el trabajo bien hecho en instituciones en estos años. Habrá que hacer algo, pues.
Pero, ¿dónde está la asunción de la derrota? ¿Dónde ha quedado la integridad moral para reconocer que las campañas actuales no convencen, que la ciudadanía ha entrado también en hartazgo ante una generación que quería asaltar las instituciones y hoy parece cumplir su papel cómodamente en el banquillo de la oposición durante los próximos cuatro años? Conozco a muchas personas que se han quemado personal y políticamente en estos ocho años por la durísima tarea de hacer frente a congresos, parlamentos y asambleas cada vez más polarizados, para ellos va todo mi respeto y solidaridad.
De hecho, resulta trágico pensar que una gran parte de esa generación que decidió tomar un sentir común basado en consignas como “no nos representan” haya sido despedazada en medio de una lucha fratricida por un par de políticos que no han antepuesto la responsabilidad institucional y su deber para con la ciudadanía y están desangrando formaciones cada vez más debilitadas por esas peleas intestinas y de inmolación colectiva. Sus bases y sus votantes no lo merecen. Resulta increíblemente desmoralizador pensar que el lema “que se vayan todos” comienza a apelar para muchos ciudadanos también a formaciones de izquierdas. Se han confundido de rival: el enemigo está en la ultraderecha, no en los que comparten la mayor parte de tu programa electoral.
Por otra parte, ahora que tenemos gobiernos en coalición con Vox en los que se niega la violencia de género y se pretende derogar leyes como la de memoria histórica ¿quiénes serán los intelectuales invitados por esos ayuntamientos y comunidades autónomas? A mí se me ocurren unos cuantos, generadores de discurso de odio, y amplificadores de voces que, sí, traerán daños enormes, aún impensables, aún inimaginables para muchos. Para todos ellos, mi desprecio. Para los políticos de izquierda, ahora que aún estamos a tiempo: ocúpense de la amenaza del fascismo cuanto antes y no se confundan de rival. Nos va la vida en ello.
































lunes, 3 de julio de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] Falacias de la economía y el derecho. [Publicada el 13/07/2014]









Una falacia típica de la ciencia estadística: Dos personas entran en un restaurante. Una de ellas pide dos platos de comida, dos frutas de postre, una botella de buen vino, otra de agua y un cafe. La segunda pide solamente un café. Pues bien la estadística nos dirá que cada una de esas dos personas ha pedido un plato de comida, media botella de vino, media de agua, una fruta de postre y un café.  Así funcionan algunas ciencias. Yo no entiendo gran cosa de economía, de denunciar falacias, un poco más... 
La tesis de Nussbaum, que comparto, es la de que la literatura -la buena literatura, claro- es un antídoto necesario contra el cientificismo superficial de tantos escritos de ciencias sociales (como el derecho o la economía) que inundan las librerías y las páginas de revistas y periódicos. Y para ello va a centrar su análisis en el comentario de una las obras maestras de la literatura universal: "Tiempos difíciles", de Charles Dickens (1812-1870). Obra que, por cierto, pueden descargar legal y gratuitamente desde este enlace, aunque también hará numerosas referencias a las obras de Walt Whitman y Adam Smith, y otras mucho más concretas a novelas como "Hijo nativo", de Richard Wright; o "Maurice", de E.M. Forster, así como a famosas y controvertidas sentencias de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América.
Una de las falacias que denuncia Martha C. Nussbaum en su libro citado es el de la medición de la riqueza nacional expresada en cifras brutas como son las del PIB (producto interior bruto nacional) o la RPC (renta nacional per cápita). Y lo hace en uno de los capítulos del mismo titulado "La lección de economía de Sissy Jupe" que toma de uno de los personajes de la obra de Dickens. 
La tosquedad de esas mediciones, dice Nussbaum, no habla de distribución de riquezas ni de ingresos, ni de la calidad de vida de una nación. Al centrarse solo en el aspecto monetario no dice como funcionan los seres humanos cuyas actividades económicas no están bien correlacionadas con el producto nacional bruto. No hablan de expectativas de vida, ni de hambre o mortandad infantil, ni de salud, educación o derechos fundamentales. Además, añade, ignoran las individualidades personales y utilizan una versión burda de las personas como contenedores de satisfacción, ignorando la maleabilidad de los deseos y satisfacciones, y que la gente infeliz acaba adaptándose a las circunstancias en que vive, pues las privaciones despojan a las personas de sus aspiraciones y del propio sentido de dignidad.
De lo que se trataría -añade citando al también economista y filósofo Amarthya Sen, es de preguntarse por el bienestar de la gente inquiriendo en que medida su forma de vida le permite funcionar en áreas diversas como la movilidad, la salud, la educación, la participación política o las relaciones sociales. Pero todo ello sin equiparar calidad a cantidad.
"Tiempos difíciles", dice la profesora Nussbaum, es un paradigma de esa situación. Brinda la información requerida para evaluar la calidad de vida y compromete al lector en la tarea de realizar su propia evaluación. "Tiempos difíciles", continúa diciendo, ofrece perspectivas para el mejoramiento de la vida humana. De nosotros depende, dice, que tales cosas sucedan o no. En todo caso, concluye, está claro que la imaginación literaria es parte esencial de la teoría y la práctica de la ciudadanía. Sean felices, por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt 











Del invierno de las democracias

 





Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del poeta Luis García Montero, va del invierno de las democracias. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.









Invierno
LUIS GARCÍA MONTERO
26 JUN 2023 - El País
harendt.blogspot.com

Sentir el frío de invierno en el mes de julio no resulta extraño para quien vive en Buenos Aires, pero resulta una novedad de los últimos tiempos en el calendario político español. Nuestro verano se ve marcado por un clima que discute sobre un invierno democrático, eclipse o degradación, mientras se normaliza institucionalmente a la extrema derecha y a los orgullosos herederos del franquismo. Para los españoles que tenemos más de 60 años la democracia ha sido el asunto de nuestra vida. Empecé a buscar en la poesía lo que existe debajo de los silencios y los ruidos cuando me enteré de que, 22 años antes de que yo naciera, habían ejecutado en mi ciudad, Granada, a un poeta. Y estudié filología como reacción a las diversas formas de maltrato que habían recibido Machado, Alberti, María Teresa León, María Zambrano o Miguel Hernández.
La historia no sólo pasa por las grandes fechas y los conflictos sociales, sino también por los sentimientos. Me lo enseñó Antonio Machado. Para transformar la historia hay que preguntarnos qué decimos cuando decimos te quiero, soy hombre, soy mujer, somos nosotros o nosotras. Por eso aprendí rápido que la democracia por la que luchábamos no consistía en poder votar cada cuatro años, sino en alejarnos de la educación sentimental impuesta por los golpistas de 1936… y por los que se habían hecho con España, cuando fracasó su golpe de Estado, vendiendo la nación a Hitler y Mussolini. La broma más cruel de la historia europea hizo que los españoles tuviéramos que cargar con Hitler y Mussolini cuando fueron derrotados en sus países.
No creo que esté en peligro en nuestro eclipse democrático la posibilidad de votar cada cuatro años. Pero sí me parece que pueden avanzar mucho unas dinámicas nocivas que dejan huecas por dentro las formas democráticas. ¿Qué decimos al decir trabajo, igualdad, identidad? Sobre eso vamos a votar en julio.