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jueves, 28 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Heracles", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Heracles. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La fecha de representación de esta obra  parece apuntar al año 414 a.C. La pieza pone en escena un episodio de la vida de Heracles, el del asesinato en un ataque de locura de los hijos que tuvo con Mégara, hija de Creonte, rey de Tebas. La acción se desarrolla a las puertas del palacio real tebano. 

Mientras Heracles está en los infiernos para traer de allí al can Cérbero, el eubeo Lico ha asesinado a Creonte, usurpado el poder y decidido a matar a toda la familia del héroe. En medio de los lamentos de los condenados hace su aparición Heracles, que se entera por Megara de la situación de su familia. Pero Heracles, de acuerdo con su padre putativo, Anfitrión, mata antes a Lico.

Cuando todo parece encauzado favorablemente, las diosas Iris y Locura, incitadas por Hera, infunden la locura de Heracles, que mata a Mégara y sus hijos. Cuando Heracles despierta de su encantamiento y comprende lo que ha sucedido, decide poner fin a su vida. Pero en ese momento aparece en escena su gran amigo Teseo, rey de Atenas, que no teme contaminarse con su contacto y le convence para que tenga el valor de seguir viviendo y marche con él a Atenas. Un Heracles abatido, pero resulto a vivir, abandona la escena... Espero que disfruten la obra.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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miércoles, 20 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Las suplicantes", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Las suplicantes, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La fecha de representación de esta tragedia suele establecerse alrededor del año 423 a.C., cuando Atenas estaba inmersa en plena guerra del Peloponeso. El tema de la misma se inserta en el conocido como ciclo tebano, como continuación de Los siete contra Tebas. Eurípides dramatiza un episodio muy concreto de la saga, aquel en que las madres y los hijos de los siete caudillos que han perdido la vida en el ataque a Tebas acuden a Etra, la madre de Teseo, rey de Atenas, para que interceda por ellas ante Tebas y se les permita recuperar los cadáveres y darles sepultura con los honores y ritos debidos. 

La acción se desarrolla en Eleusis, ante en templo de Deméter, en el que Etra, rodeada de las madres de los caudillos caídos y de Adrasto, rey de Argos, y único superviviente de la batalla, entonan sus lamentos y piden a Teseo su intervención. 

Que esta tragedia tiene un gran contenido político, se pone de manifiesto en el elogio de Atenas a la democracia y a los valores que esta encarna. Pero al lado de esta evidente intención Eurípides introduce la idea clave de la obra: el dolor que las guerras provocan en las madres, las esposas, los hijos, los padres. Es ese un sufrimiento humano universal, y por ello Eurípides despoja a las madres de los siete caudillos de su individualidad mítica para darles una voz colectiva en el coro, mientras que ejemplifica el dolor individual en el personaje de Evadne, que se arroja voluntariamente a la pira de su esposo. Disfruten de la obra.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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martes, 12 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Las fenicias", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Las feniciasPueden leerla en el enlace inmediatamente anterior, y  ver si lo desean, desde este otro enlace, o al final de la entrada, un vídeo con la representación de la obra por el grupo de teatro español Los Hijos de Edipo. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La trama de la obra está basada en una parte del ciclo tebano, y tiene un claro precedente en la tragedia de Esquilo Los siete contra Tebas, que subí al blog la pasada semana. El título de Las fenicias viene motivado por el coro de mujeres procedentes de esa región que intervienen en la tragedia. Este coro se dirigía al oráculo de Delfos y se relaciona con el origen del fundador de Tebas: Cadmo, que procedía de Sidón (Fenicia). Un monólogo de Yocasta, en el que se relata la cadena de desgracias que ha conducido a la situación presente en Tebas, y una conversación entre Antígona y su pedagogo, pasando revista a las tropas que asedian la ciudad, permite a los personajes explicar su presencia en la ciudad y su disposición de ánimo hacia ella. Disfruten de la obra.






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jueves, 17 de agosto de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Ión", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Ión, de Eurípides. Pueden leerla en el enlace inmediatamente anterior, y  ver si lo desean, al final de la entrada o desde este enlace, un vídeo con la representación de la obra en 2015 (en inglés) por el The Barnard/Columbia Ancient Drama Group.




Busto de Eurípides, Museos Vaticanos


Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. 





Representación del Ión de Eurípides



La fecha de representación de Ión suele situarse en torno al 412 a.C. y trata un mito no demasiado conocido y de creación reciente que Eurípides innova en puntos esenciales con clara intención propagandística. La obra gira en torno al destino de Ión, ancestro mítico de los jonios. Por Hesíodo y Heródoto sabemos algunos datos concretos  de los personajes del drama: Juto, hijo de Eolo, rey de Eubea, se casa con Creusa, hija del rey ateniense Erecteo; de ellos nacerá Ión, pero Eurípides hace de Ión un héroe puramente ateniense al presentar a Apolo como su padre, relegando a Juto al papel de mero padre putativo, aunque este engendrará después en Creusa a Doro, padre de los dorios. 

Al igual que en otros dramas de Eurípides la idea del azar recorre toda la obra, manejando a su antojo a dioses y hombres, reflejando con claridad las creencias del autor respecto a los dioses tradicionales, que como el Apolo de esta pieza sale en muchas ocasiones malparado, convertido en violador de muchachas, emitiendo oráculos falsos e incapaz de resolver la intrincada situación que él mismo ha creado. Situación que finalmente tiene que resolver Atenea para enmendar sus yerros.




Ión, de Eurípides (The Barnard/Columbia Ancient Drama Group)



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miércoles, 1 de marzo de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Hipólito", de Eurípides





Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

No se me ocurre mejor manera de homenajearlos que trayendo hasta el blog, en esta sección de "Un clásico de vez en cuando", el Hipólito, de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. Más abajo, también pueden ver si lo desean un fragmento de la adaptación de dicha obra llevada a cabo por Concha Távora y representada en el Teatro Central de Sevilla en junio de 2014. 



Representación de "Hipólito" en el teatro romano de Segóbriga


Hipólito (Ιππόλυτος) es una tragedia de Eurípides basada en el mito de Hipólito, hijo de Teseo. Fue estrenada en las Dionisias de Atenas el 428 a. C. y ganó el primer premio como parte de una trilogía. Se sabe que existía un culto a Hipólito en la ciudad de Trecén, lugar donde transcurre la acción de la tragedia y donde existían templos y ritos en su honor. En esta ciudad, las muchachas, antes de casarse, debían de ofrecer a Hipólito un mechón de cabellos. Su mito va unido al de Fedra, hermana de Ariadna y esposa de Teseo. Se dice que las tumbas de Fedra e Hipólito estaban juntas en Trecén.

Hipólito, casto, enemigo de las pasiones mundanas, frugal amante de la naturaleza y de la caza, es ferviente adorador de Ártemis, diosa de la caza, y procura vivir conforme al arquetipo de esta diosa. Fedra es una mujer apasionada, ardiente, tempestuosa, poseída por Afrodita y, por los designios de esta diosa, que cae enamorada de su hijastro, Hipólito, hasta la locura. El antagonismo de valores está encarnado por estos dos personajes contrapuestos. Ambos incurrirán en la desmesura, la hýbris griega, forzosamente castigada por los dioses.



Eurípides


Eurípides (484-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Se cree que escribió 92 obras, pero se conservan solo 19 (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra.







Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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viernes, 30 de diciembre de 2016

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Alcestis", de Eurípides






Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

No se me ocurre mejor manera de homenajearlos que trayendo hasta el blog, en esta sección de "Un clásico de vez en cuando", el texto del Alcestis de Eurípides, que pueden leer en este enlace, o ver, si lo desean, aquí, o en el vídeo al final de la entrada, con la representación llevada a cabo en 2011 por el Barnard/Columbia Ancient Drama Group, el Grupo de Teatro Clásico de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Está en inglés y subtitulado en ese mismo idioma, pero les aseguro que merece la pena si antes han leído el texto de la obra.



Eurípides


Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Nació en Salamina, Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar a Atenas a causa de la Segunda Guerra Médica siendo él aún un niño. Odiaba la política y era amante del estudio. Su biblioteca privada fue una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Eurípides reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y satirizando a los héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Fue notoria la animadversión de Aristófanes contra Eurípides, al que ataca en sus comedias con chistes y alusiones de intención malévola. Las razones de esta animadversión podrían ser su antagonismo ideológico con el pensamiento avanzado de Eurípides y el retrato que hace Eurípides de las mujeres en sus tragedias, muy alejado del modelo tradicional estereotipado de la comedia antigua helena.




Alcestis es una de las más tempranas obras que han llegado hasta nosotros de Eurípides. La obra fue representada en las Dionisias del año 438 a. C., estando ya avanzada la carrera del autor. A veces se la caracteriza como una obra satírica y a veces como un melodrama. Eurípides la presentó como la pieza final de una tetralogía con la que ganaría el segundo premio. Las otras tres obras eran Cresis, Alcmeón y Télefo, ninguna de las cuales ha llegado hasta nosotros.

Apolo, tras matar a los Cíclopes, había quedado expulsado del Olimpo durante nueve años. Ese tiempo lo pasa al servicio del rey de Tesalia, Admeto. En agradecimiento a su hospitalidad, Apolo consigue que las Moiras le concedan a Admeto vivir más allá de la fecha de su muerte, pero para ello, Admeto, debe encontrar a alguien que lo sustituya cuando la muerte venga a reclamarlo.

Su esposa, Alcestis, se muestra conforme en ser llevada en su lugar, pero en su lecho de muerte pide a su marido, Admeto, que nunca se case de nuevo y que nunca ponga una madrastra a sus hijos a lo que Admeto presta su conformidad. Pero nada más morir Alcestis hace aparición en el palacio su amigo Heracles que no sabe nada de la promesa efectuada por Admeto a Alcestis.

Cuando se entera de ello por un criado, en el momento de celebrarse los sacrificios funerarios por Alcestis, Heracles se presenta ante su tumba con una mujer tapada con un velo que fuerza a Admeto a tomar como esposa. Cuando este alza el velo de la mujer se encuentra con su amada Alcestis, que Heracles ha rescatado del reino de los muertos y devuelto a la vida. Disfruten de ella.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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miércoles, 9 de marzo de 2016

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, "Las troyanas", de Eurípides



Representación de "Las troyanas" (Universidad de La Rioja, Argentina)



Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

No se me ocurre mejor manera de celebrar el Día Internacional de la Mujer (ayer) que trayendo hasta el blog, en el apartado de Un clásico de vez en cuando, el texto de Las troyanas de Eurípides, una obra en la que las mujeres juegan el papel protagonista. Pueden leerla en el enlace inmediatamente anterior. También pueden ver si lo desean, en el enlace siguiente, o en el vídeo de más abajo, el documental elaborado por el canal de televisión Historia sobre la guerra de Troya, titulado Grecia-Troya, la verdadera historia

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Nació en Salamina, Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar a Atenas a causa de la Segunda Guerra Médica siendo él aún un niño. Odiaba la política y era amante del estudio. Su biblioteca privada fue una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Eurípides reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y satirizando a los héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Fue notoria la animadversión de Aristófanes contra Eurípides, al que ataca en sus comedias con chistes y alusiones de intención malévola. Las razones de esta animadversión podrían ser su antagonismo ideológico con el pensamiento avanzado de Eurípides y el retrato que hace Eurípides de las mujeres en sus tragedias, muy alejado del modelo tradicional estereotipado de la comedia antigua helena.

Las troyanas fue representada el año 415 a.C. y no tuvo demasiado éxito entre los atenienses quizá porque representaba con mucha crudeza los desastres de una guerra como la que Atenas estaba viviendo en aquel momento, la del Peloponeso, con su eterna rival, Esparta. La acción transcurre en Troya, el último día de la guerra, y se inicia con el diálogo entre Posidón y Atenea, que disgustados con los conquistadores aqueos por haber profanado sus templos, auguran el desastre de su flota cuando vuelvan a Grecia. A continuación hace su entrada el coro de viudas troyanas, conducido por Hécuba, la mujer de Príamo, que se lamenta de su suerte, mientras un heraldo griego anuncia el destino que los vencedores han dispuesto para cada una de las mujeres de la casa real troyana: Casandra, Políxena, Andrómaca, y la misma Hécuba. En el segundo episodio, Andrómaca, la viuda de Héctor, llora junto a su suegra, Hécuba, la suerte de su pequeño hijo, Actianacte, arrojado al vacío desde la muralla de la ciudad por orden de Ulises. El tercer episodio es el diálogo entre Hécuba y Menelao, el esposo de Helena, al que la reina aconseja que se cuide de la lujuria de Helena. En la última escena, el heraldo de los griegos anuncia que la ciudad va a ser incendiada y que las prisioneras troyanas deben dirigirse a los barcos de sus nuevos amos para emprender la marcha. Todas las mujeres protagonistas de la obra presentan ángulos y perspectivas diferentes del dolor y la angustia de la guerra. Si tenemos en cuenta que Atenas, apenas unos meses antes, había infligido a los habitantes de Melos el mismo castigo que los aqueos a Troya, matando a todos sus varones y esclavizando a sus mujeres, se puede apreciar con claridad el terrible mensaje de Eurípides a sus conciudadanos: las guerras, todas las guerras, no dejan solo vencedores y vencidos, sino sobre todo horror y sufrimiento.


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Disfruten de ella. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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Entrada núm. 2638
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viernes, 5 de febrero de 2016

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, "Electra", de Eurípides



Representación de Electra (Teatro Romano de Mérida)


Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

No se me ocurre mejor manera de celebrar esta entrada número 2600 del blog que trayendo hasta él, en el apartado de Un clásico de vez en cuando, el texto de la Electra de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, o ver, si lo desean, verla en el vídeo de más abajo, en la representación llevada a cabo por la Compañía Teatro Experimental Independiente, basada en las versiones de Electra de Sartre, Eurípides, Sófocles y Alfieri. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Nació en Salamina, Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar a Atenas a causa de la Segunda Guerra Médica siendo él aún un niño. Odiaba la política y era amante del estudio. Su biblioteca privada fue una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Eurípides reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y satirizando a los héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Fue notoria la animadversión de Aristófanes contra Eurípides, al que ataca en sus comedias con chistes y alusiones de intención malévola. Las razones de esta animadversión podrían ser su antagonismo ideológico con el pensamiento avanzado de Eurípides y el retrato que hace Eurípides de las mujeres en sus tragedias, muy alejado del modelo tradicional estereotipado de la comedia antigua helena.

La datación de la Electra de Eurípides se sitúa entre 417 y el 413 a.C. Este mismo asunto ya había sido tratado por Esquilo en Las Coéforos y por Sófocles en su tragedia del mismo nombre. La acción de la Electra de Eurípides se desarrolla en el campo, fuera de los muros de Argos, delante de la modesta vivienda de un campesino, marido de Electra, hija de Agamenón y de Clitemnestra, casada a la fuerza por Egisto para impedir que tenga hijos nobles que pudieran vengar a su padre. A la casa de Electra y su marido llegan Orestes y su amigo Pílades. Orestes reconoce a su hermana pero no se da a conocer sino que deja que ésta le ponga al corriente de lo que ha ocurrido en Argos y de la suerte corrida por Agamenón a menos de su esposa y de Egisto. Un viejo criado llega a la casa y provoca que los dos hermanos se reconozcan y comiencen a fraguar su venganza. En el tercer acto de la obra Orestes ya ha matado a traición a Egisto y vuelve a la casa de Electra con su cadáver, a la que ésta, Electra, ha invitado a venir con engaños a su madre. Clitemnestra se enfrenta a su hija intentando justificar el asesinato de su padre, pero Orestes, forzado por su hermana, da muerte también a la reina. 

A diferencia de lo que ocurre en las obras de Sófocles y Esquilo, en Eurípides el asesinato de Clitemnestra no es obra del destino, ni producto de una maldición, ni mandato de un dios. El crimen Orestes es para Eurípides un hecho repugnante y reprobable llevado a cabo por rencor y no por razones morales o de justicia. En pocas obras como en esta Eurípides crítica de forma más clara los mitos tradicionales, haciendo que sus protagonistas se muevan solo por razones personales de venganza y que reaccionen, después, también humanamente, llenos de remordimientos. Les dejo a continuación el vídeo con la representación de la Electra de Eurípides por la Compañía Teatro Experimental Independiente.

***




Disfruten de ella. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos míos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2600
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martes, 15 de diciembre de 2015

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, "Las Bacantes", de Eurípides



Cerámica griega con una escena de Las Bacantes 



Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Hoy traigo hasta el blog, en el apartado de Un clásico de vez en cuando, el texto de Las Bacantes, del gran trágico griego Eurípides, que también pueden ver representada en este enlace o en el vídeo de más abajo, en una producción del Teatro Circo de Murcia-La Nave Argo. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Nació en Salamina, Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar a Atenas a causa de la Segunda Guerra Médica siendo él aún un niño. Fue alumno de Anaxágoras, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. Odiaba la política y era amante del estudio. Su biblioteca privada fue una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Eurípides reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y satirizando a los héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. La sociedad ateniense de la época se debatía entre dos opciones: la estabilidad de los valores conservadores, representada por Esquilo y Aristófanes, y el revisionismo racionalista, representado por Eurípides, Sócrates y los sofistas. La larga Guerra del Peloponeso contribuyó a la derrota de la primera opción, al comprobar que las viejas recetas de antaño no servían ya para el futuro. Fue notoria la animadversión de Aristófanes contra Eurípides, al que ataca en sus comedias con chistes y alusiones de intención malévola. Las razones de esta animadversión podrían ser su antagonismo ideológico con el pensamiento avanzado de Eurípides y el retrato que hace Eurípides de las mujeres en sus tragedias, muy alejado del modelo tradicional estereotipado de la comedia antigua helena.

Las Bacantes pone en escena las dificultades del dios Dioniso para que su culto fuera aceptado en su ciudad natal, Tebas, gobernada por su primo Penteo, y la intención del dios de castigarle a él y su familia por poner en duda su divinidad. Dioniso hace salir de sus casas a las mujeres tebanas y las conduce en pleno delirio hasta el Citerión. Penteo se enfada por ello, a pesar de que los ancianos Tiresias y Cadmo le invitan a sumarse a las alegres prácticas del culto dionisíaco, y manda detener a Dioniso, que se ha presentado en Tebas con forma humana como profeta extranjero del dios, pero este logra convencerle para que asista al desenfreno orgiástico de las tebanas en el bosque, vestido de mujer y subido a un árbol. Pero al ser descubierto por estas, en su frenesí orgiástico, enajenadas, le despedazan. La propia madre del rey Penteo, Ágave, vuelve a Tebas con la cabeza de su hijo en las manos, inconsciente de lo que acaba de hacer. 

Se ha dicho que obcecación, resentimiento y envidia son los sentimientos que protagonizan Las Bacantes, materializando un conflicto entre la religión tradicional, representada por Penteo, Cadmo y Tiresias, con una concepción del mundo como algo reglamentado, y el nuevo culto de Dioniso, en el que lo mágico y lo irracional son elementos fundamentales. 

Espero que disfruten de esta gran obra clásica, una de las últimas de su autor, representada en Atenas poco después de su muerte. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt







Entrada núm. 2539
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