sábado, 6 de mayo de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] La moral sexual del Estado Islámico. [Publicada el 09/10/2015]











Al asunto de la violencia y la extrema crueldad de las acciones practicadas por el denominado Estado Islámico (ISIS en la nomenclatura internacional aceptada), le he dedicado ya varias entradas en Desde el trópico de Cáncer. Las más recientes, en "Reformemos el Islam", el 16 de junio; "Islam, islamismo y Estado Islámico", el 26 de mayo; y "Sobre la violencia", el 22 de abril. Desde los enlaces anteriores pueden acceder de nuevo a ellas si lo desean.
Me asomo de nuevo al tema, en este caso a la moral sexual del Estado Islámico, ejercida sobre las mujeres sometidas a su tutela o esclavitud, a partir de lo reseñado por Kenneth Roth, director ejecutivo de la ONG Human Rights Watch, publicado originalmente por la prestigiosa The New York Review of Books, y que reproduce en español Revista de Libros en su número de octubre bajo el título de "Esclavitud: las normas de ISIS"
El texto de Kenneth Ross sigue fielmente la versión publicada en Twitter y se encuentra disponible en www.memrijttm.org y puede verse también en el informe de Human Rights Watch «Irak: Víctimas de ISIS describen violaciones sistemáticas» (14 de abril de 2015), así como en el relato de Rukmini Callimachi, «ISIS Enshrines a Theology of Rape», The New York Times, 13 de agosto de 2015.
La esclavitud moderna adopta numerosas formas, dice Kenneth Ross, pero la mayoría de los esclavos se ven obligados a trabajar en la sombra. Quienes controlan a los esclavos modernos –ya sean hombres obligados a trabajar en barcos de pesca tailandeses, trabajadoras domésticas atrapadas en las casas de sus patronos saudíes, niños a los que se fuerza a mendigar en Senegal, trabajadores en condiciones de servidumbre para poder pagar sus préstamos en India o trabajadoras sexuales con las que se trafica en Occidente– rehúyen por regla general toda publicidad, porque tratar a seres humanos como si fueran pertenencias propias puede ser perseguido criminalmente y provocar repugnancia moral.
El autoproclamado Estado Islámico, o ISIS, constituye una rara excepción, continúa diciendo. Del mismo modo en que desacata abiertamente la prohibición global de llevar a cabo ejecuciones sumarias, con frecuencia con una crueldad indescriptible, ha publicado un intento de justificar el hecho de que mujeres y niñas no musulmanas retenidas como esclavas sexuales sean subyugadas. Sus argumentos no son un ejercicio académico: Human Rights Watch ha entrevistado a mujeres y niñas yazidíes que han podido escapar del cautiverio de ISIS. Y lo que han descrito es un sistema de violaciones y agresiones sexuales organizadas, esclavitud sexual y matrimonios forzosos.
El artículo de Ross que estamos comentando contiene fragmentos, que pueden leer completos en el último de los enlaces reseñados más arriba, y aparecidos en una cuenta de Twitter favorable a ISIS y considerados generalmente auténticos, utilizando un formato de pregunta y respuesta a fin de exponer las normas para tener sexo con mujeres y niñas presas y esclavizadas que no sean musulmanas. Resulta sorprendente, añade Ross, que de acuerdo con la mentalidad de sus autores no se trate de un documento al margen de la ley. Lo que hace es presentar una interpretación de la sharia, o ley islámica, si bien en una formulación extrema. No se trata ni mucho menos de puro libertinaje, sino que se halla repleto de restricciones legales. Pero al tratar a las mujeres no musulmanas que hacen prisioneras como personas sometidas a los caprichos sexuales de quienes las retienen bajo su control, ISIS desprecia las normas casi universales contrarias a la esclavitud y la violación.
Al igual que cualquier grupo despiadado, ISIS cuenta sin duda con muchos simpatizantes que se sienten atraídos por la oportunidad que les ofrece para subyugar y brutalizar a otros al margen de toda racionalización. Sin embargo, los esfuerzos de ISIS para justificar su conducta por medio de la ley de la sharia subrayan la importancia de refutar esta triquiñuela legal, tanto por parte de aquellas personas cualificadas para hablar en nombre de la ley islámica como por aquellas otras capaces de hacer que se cumplan las prohibiciones contenidas en la legislación internacional sobre derechos humanos, concluye el artículo.
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt















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