martes, 17 de octubre de 2017

[A vuelapluma] ¿Francoland? ¿Y por qué no Hitlerland, Petainland, o Mussoliniland?





En Europa o América, les gusta tanto el pintoresquismo de nuestro "atraso" que se ofenden si les explicamos todo lo que hemos cambiado, comenta en El País el escritor Antonio Muñoz Molina. Nos ven aún como "la tierra de Franco", lo que no deja de resultar irónico en un país donde la extrema derecha cabe en un taxi, sin contar el conductor. ¿Pueden decir lo mismo franceses, alemanes o italianos? No, ¿verdad? Pues eso... No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice el refranero. Y tiene razón.

Me pasó la última noche de septiembre en Heidelberg, comienza diciendo, pero me ha pasado igual con cierta frecuencia en otras ciudades de Europa y de América, incluso aquí, dentro de España, en conversaciones con periodistas extranjeros. Muchas veces, en épocas diversas, con una monotonía en la que solo cambia el idioma y el motivo inmediato, me ha tocado explicar con paciencia, con la máxima claridad que me era posible, con voluntad pedagógica, que mi país es una democracia, sin duda llena de imperfecciones, pero no muchas más ni más graves que las de otros países semejantes. Me he esforzado en dar fechas, mencionar leyes, cambios, establecer comparaciones que puedan ser útiles. En Nueva York he debido recordarle a personas llenas de ideales democráticos y condescendencia que mi país, a diferencia del suyo, no admite la pena de muerte, ni la cadena perpetua, ni el envío a prisión de por vida de menores de edad, ni la tortura en cárceles clandestinas.

Fuera de España uno a veces tiene que dar explicaciones de historia, y hasta de geografía. Hasta no hace mucho tiempo, un ciudadano español tenía que explicar, aun sabiendo que había grandes posibilidades de que no se le hiciera ningún caso, que el País Vasco no se parece al Kurdistán, ni a Palestina, ni a las selvas de Nicaragua en las que los sandinistas resistían al dictador Somoza. Uno explicaba que el País Vasco es uno de los territorios más desarrollados y con más alto nivel de vida de Europa; y además que dispone de un grado de autogobierno y hasta soberanía fiscal muy superior a la de cualquier Estado o región federada del mundo. Lo más que se conseguía era una sonrisa cortés, aunque también incrédula.

Una parte grande de la opinión cultivada, en Europa y América, y más aún de las élites universitarias y periodísticas, prefiere mantener una visión sombría de España, un apego perezoso a los peores estereotipos, en especial el de la herencia de la dictadura, o el de la propensión taurina a la guerra civil y al derramamiento de sangre. El estereotipo es tan seductor que lo sostienen sin ningún reparo personas que están convencidas de sentir un gran amor por nuestro país. Nos quieren toreros, milicianos heroicos, inquisidores, víctimas. Nos aman tanto que no les gusta que pongamos en duda la ceguera voluntaria en la que sostienen su amor. Aman tanto la idea de una España rebelde en lucha contra el fascismo que no están dispuestos a aceptar que el fascismo terminó hace muchos años. Les gusta tanto el pintoresquismo de nuestro atraso que se ofenden si les explicamos todo lo que hemos cambiado en los últimos 40 años: que no vamos a misa, que las mujeres tienen una presencia activa en todos los ámbitos sociales, que el matrimonio homosexual fue aceptado con una rapidez y una naturalidad asombrosas, que hemos integrado, sin erupciones xenófobas y en muy pocos años, a varios millones de emigrantes.

La otra noche, en Heidelberg, la víspera del ya célebre 1 de octubre, en medio de una cena muy grata con profesores y traductores, tuve que repetir mi explicación, con una vehemencia que me hizo sobreponerme al desánimo. Una profesora alemana me dijo que, según le acababa de contar alguien de Cataluña, España era todavía “Francoland”. Le pregunté, tan educadamente como pude, qué sentiría ella si alguien decía en su presencia que Alemania es todavía Hitlerland. Se ofendió enseguida. Tan calmadamente, tan pedagógicamente como pude, le aclaré lo que no tiene que aclarar nunca ningún ciudadano de ningún otro país avanzado de Europa: que España es una democracia, tan digna y tan imperfecta como Alemania, por ejemplo, y tan ajena como ella al totalitarismo; incluso más, si atendemos a los últimos resultados electorales de la extrema derecha. Si, según su informante catalana, seguíamos en la tierra de Franco, ¿cómo era posible que Cataluña dispusiera de un sistema educativo propio, un Parlamento, una fuerza de policía, una radio y una televisión públicas, un instituto internacional para la difusión de la lengua y la cultura catalanas? El reconocimiento de la singularidad de Cataluña era tan prioritario para la naciente democracia española, le dije, que la Generalitat se restableció incluso antes de que se aprobara la Constitución. Extraño país franquista el nuestro, tan opresor de la lengua y de la cultura catalana, que elige una película hablada en catalán para representar a España en los Oscar.

Quien ha vivido o vive fuera de nuestro país conoce lo precario de nuestra presencia internacional, la asfixia presupuestaria y el mangoneo político que han malogrado tantas veces la relevancia del Instituto Cervantes, la falta de una política exterior ambiciosa a largo plazo, de un acuerdo de Estado que no cambie desastrosamente de un Gobierno a otro. La democracia española no ha sido capaz de disipar los estereotipos de siglos. Los terroristas vascos y sus propagandistas supieron aprovecharse muy bien de ellos durante muchos años, precisamente aquellos en los que éramos más vulnerables, cuando a los pistoleros más sanguinarios se les seguía concediendo en Francia el estatuto de refugiados políticos.

De modo que a los independentistas catalanes no les ha costado un gran esfuerzo, ni un gran despliegue de sofisticación mediática, volver a su favor en la opinión internacional eso que ahora todo el mundo se ha puesto de acuerdo en llamar “el relato”. Lo habían logrado incluso sin la colaboración voluntariosa del Ministerio del Interior, que envió a policías nacionales y guardias civiles a actuar de extras en el espectáculo amargo de nuestro desprestigio. Pocas cosas pueden dar más felicidad a un corresponsal extranjero en España que la oportunidad de confirmar con casi cualquier pretexto nuestro exotismo y nuestra barbarie. Hasta el reputado Jon Lee Anderson, que vive o ha vivido entre nosotros, miente a conciencia, sin ningún escrúpulo, sabiendo que miente, con perfecta deliberación, sabiendo cuál será el efecto de su mentira, cuando escribe en The New Yorker que la Guardia Civil es un cuerpo “paramilitar”.

Como ciudadano español, con todo mi fervor europeísta y viajero, me siento condenado sin remedio a la melancolía, por muy variadas razones. Una de ellas es el descrédito que sufre el sistema democrático en mi país por culpa de la incompetencia, la corrupción y la deslealtad política. Otra es que el mundo europeo y cosmopolita en el que personas como yo nos miramos y al que hemos hecho tanto por parecernos prefiere siempre mirarnos a nosotros por encima del hombro: por muy cuidadosamente que queramos explicarnos, por mucha aplicación que pongamos en aprender idiomas, a fin de que se entiendan bien nuestras explicaciones inútiles, concluye diciendo.




"Estiu, 1993". La película en catalán que representa a España en los Óscar



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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[Poesía y pintura] Hoy, con José Manuel Caballero Bonald y Gustave Courbet






Retomo la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al "Tema de España" en la poesía española contemporánea, que tuvieron tan buena acogida de los lectores hace años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. 

En estos momentos en que hijos espurios reniegan de ella, la insultan, la mancillan, y pretenden acallar las voces de aquellos otros que nos alzamos orgullosos de pronunciar su nombre, nada mejor que la poesía para reivindicarla como se merece. Si como dijo Walt Whitman la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz, también es, en palabras de ese gran poeta y gran español que fue Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Empuñémosla, entonces, en su defensa.

Hoy traigo al blog al poeta José Manuel Caballero Bonald  y su poema Blanco de España, y junto a la gravedad serena de la poesía, el contrapunto gozoso y sensual del pintor Gustave Courbet y su cuadro Mujer en las olas. Disfrútenlos.

José Manuel Caballero Bonald (1926) es un escritor español que ha sobresalido principalmente como poeta. La cuidadosa utilización del lenguaje y el barroquismo caracterizan su obra. También es un reconocido flamencólogo. De padre cubano —republicano del Partido Reformista— y madre de ascendencia aristocrática francesa —de la familia del vizconde de Bonald—, estudió Filosofía y Letras en Sevilla y comenzó a relacionarse con los cordobeses de la revista Cántico, como Pablo García Baena. En 1950 gana el Premio Platero de poesía. Fue profesor universitario en Bogotá, Colombia, donde escribe su primera novela, Dos días de septiembre, con la que gana el Premio Biblioteca Breve en 1961. En 2009 publica La noche no tiene paredes, compuesto por 103 poemas, en los que reivindica la incertidumbre, porque, en sus propias palabras, «el que no tiene dudas, el que está seguro de todo, es lo más parecido que hay a un imbécil.» En 2012 fue galardonado con el Premio Cervantes.


BLANCO DE ESPAÑA

Escribo la palabra libertad,
la extiendo
sobre la piel dormida de mi patria.
Cuántas salpicaduras, ateridas 
entre sus letras indefensas, mojan
de fe mis manos, las consagran
de olvido.
¿Quién se sacrificó 
por quién?

Tarde llegué a las puertas
que me abrieron, tarde llegué
desde el refugio maternal
hasta el lugar del crimen,
con la paz aprendida
de memoria y una palabra pura
yerta sobre el papel atribulado.

Blanco de España, ensombrecido
de púrpura, madre y madera
de odio, olvídate
del número mortal, bruñe y colora
los hierros sanguinarios
con las ciegas tinturas de amor
para que nadie pueda recordar
las divididas grietas de tu cuerpo,
para escribir tu nombre sobre el mío
para encender con mi esperanza
la piel naciente de tu libertad.

***

Gustave Courbet (1818-1877) fue un pintor francés, fundador y máximo representante del realismo, y comprometido activista republicano, cercano al socialismo revolucionario. En un primer momento, pinta el paisaje, especialmente los bosques de Fontainebleau y retratos, con algunos rasgos románticos. Pero a partir de 1849 es decididamente realista. Courbet es de hecho el «fundador» del realismo y se le atribuye la invención de dicho término. Escoge temas y personajes de la realidad cotidiana, sin caer en el «pintoresquismo» o «folclorismo» decorativo. Su técnica es rigurosa con el pincel, con el pincel plano y con la espátula, pero su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a «temas elevados»: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases altas. Reivindicaba la honestidad y capacidad de sacrificio del proletariado y afirmaba que el arte debía plasmar la realidad. En 1867 expone nuevamente en la Exposición Universal de París. Influye y aconseja a los primeros impresionistas. Su naturalismo combativo es patente en sus desnudos femeninos, donde evita las texturas nacaradas e irreales tomadas de la escultura neoclásica. Plasma formas más carnales e incluso el vello corporal que habitualmente se omitía en los desnudos académicos. Sus referencias son los maestros del pasado como Velázquez, Zurbarán o Rembrandt. Su realismo se convierte en modelo de expresión de muchos pintores, contribuyendo a enriquecer la obra de Cézanne.



Mujer en las olas, 1868
The Metropolitan Museum of Art, New York



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Humor en cápsulas] Para hoy martes, 17 de octubre de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Ricardo y Gallego y Rey en El Mundo; Sciammarella, Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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lunes, 16 de octubre de 2017

[A vuelapluma] El discurso del rey Felipe





Rafael Narbona, profesor de filosofía, escritor y crítico literario, publicaba el 6 de octubre en su blog "Viaje a Siracusa" un durísimo alegato en defensa del discurso del rey Felipe VI del día anterior, y en contra del gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña y de Podemos y sus compañeros de viaje hacia la nada de IU, a los que acusaba de sectarios. También se llevaba su crítica el PSOE por el anuncio de reprobar a la vicepresidenta del gobierno por la actuación de las fuerzas de orden público en Cataluña el pasado 1 de octubre. Con muy buen criterio, a mi juicio, el PSOE ha rectificado su postura y se ha posicionado, como no podía ser menos, del lado de la defensa de la Constitución, de la legalidad, de la democracia y del gobierno de la nación, que por muchas críticas que se merezca, y a mi juicio, se las merece, en este momento debe contar con el apoyo de todos los españoles de bien, que son muchos más de los que los independentistas catalanes, las mareas y meandros de la izquierda radical de Podemos & Cía, y los nacionalismos ombliguistas de todo pelaje y condición se creen.

El discurso de Felipe VI, comienza diciendo el profesor Narbona, no ha defraudado a quienes aún creen en España como nación y en la democracia como sistema de gobierno. El rey se ha limitado a constatar lo evidente: la «deslealtad inadmisible» de la Generalitat, la flagrante violación de la legalidad vigente, el ataque contra la armonía y la convivencia, la apropiación ilegítima de las instituciones. Los independentistas, con un absoluto desprecio por el resto de la sociedad española, han ejecutado un golpe de Estado que atenta contra la libertad, la paz y la estabilidad. El Gobierno no tiene otra alternativa que adoptar las medidas necesarias para restaurar el orden constitucional, el imperio de la ley y el normal funcionamiento de las instituciones: «Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante», ha afirmado el Rey, intentando transmitir esperanza y serenidad.Se ha dicho que el rey no ha ofrecido diálogo, que su discurso es una incitación a la guerra, que sólo ha arrojado gasolina al conflicto. Estas objeciones carecen de fundamento, pues ya no hay margen para la negociación. Las turbas que se han apoderado de las calles, hostigando a las fuerzas y cuerpos de seguridad y a los políticos de signo contrario, no aceptarán ninguna alternativa que no sea la independencia. Lo único que podría negociarse son las condiciones de la separación, lo cual significaría ceder al chantaje y a la violencia. Quienes defienden la ley y la unidad de España tienen un miedo absurdo a ser tildados de «fachas». De nuevo circulan las consignas que sembraron el terror en la retaguardia republicana durante nuestra desdichada contienda civil. Todo el que no está con ellos es un «fascista» y sólo merece ser acosado, vituperado, marginado y silenciado. Antoine de Saint-Exupéry visitó Barcelona y Lérida en agosto de 1936 y comprobó con sus propios ojos cómo se aplicaba esta fórmula en un contexto de guerra: «Aquí se fusila como quien tala árboles [...]. Con cal o con petróleo queman a los muertos como abono para los campos. No hay ningún respeto hacia el hombre». En un pueblo de montaña, las milicias populares hablan con el escritor y admiten que han fusilado a diecisiete personas: «Al cura, a la criada del cura, al sacristán y a catorce notables del pueblo». Saint-Exupéry también menciona la represión en el otro bando, lamentando que unos y otros hayan «acorralado las conciencias como si fuera una enfermedad». No estamos en un contexto de guerra, pero sí en un momento prebélico donde se tiende a deshumanizar al adversario. Los independentistas no ocultan su odio a lo español, y los españoles, perplejos por los agravios, comienzan a perder la paciencia. El desgraciado y muy minoritario «¡A por ellos!» podría sumar adeptos en un futuro cercano, cuando el cúmulo de ofensas adquiera una dimensión insoportable.

El comportamiento del PSOE no puede ser más deplorable. Pedir la reprobación de Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, por las cargas policiales sólo es un ejercicio de oportunismo inspirado por el deseo de complacer a Unidos Podemos, cuyo objetivo ya ha quedado claro: desmantelar la nación española, liquidar quinientos años de historia e instaurar el socialismo bolivariano que tanto sufrimiento está causando en Venezuela. Afortunadamente, han surgido voces críticas dentro de las filas de la socialdemocracia, recordando que no se negoció con el coronel Tejero y advirtiendo que en Cataluña se vive «una situación prefascista». No es una exageración. Puigdemont no esconde sus intenciones: «Les damos miedo y más miedo les daremos». Esas palabras serían previsibles en un terrorista, pero resultan inadmisibles en un cargo público. El Estado de derecho se enfrenta a una rebelión que podría desembocar en la balcanización, con España dividida en varios cantones de dudosa viabilidad política y económica. Pienso que se trata de una amenaza mucho más grave que el 23-F, pues entonces los sublevados no contaban con unas masas instruidas para ocupar las calles y apoyar su desafío. La sedición de los Mossos, planificada y alevosa, agrava aún más el problema, pues no puede descartarse que actúen como una fuerza paramilitar si se suspende la autonomía y se recurre al artículo 8 de la Constitución. No es una medida deseable, pero el Estado de derecho ha desaparecido en Cataluña y ya se han agotado los recursos judiciales y policiales. Los independentistas son los dueños de las calles. Barcelona ya no parece una ciudad europea, sino un enclave tercermundista, con una multitud ciega y furiosa, imponiendo su fuerza con la vergonzosa complicidad de las autoridades locales.

El discurso del rey representa un llamamiento a la realidad, con grandes dosis de valentía. Ya no hay otro camino que aplicar la ley. Con todas las consecuencias. Sin complejos, ni vacilaciones. La fuerza legítima del Estado es la última línea defensiva de una democracia amenazada. En estos casos, como escribió José Ortega y Gasset en España invertebrada (1922), «la fuerza de las armas no es fuerza bruta, sino fuerza espiritual». Podríamos sustituir «fuerza espiritual» por «civilización» sin alterar el sentido de la frase. Sin una fuerza legítima y efectiva, con los recursos necesarios para garantizar los derechos y las libertades de los ciudadanos, desaparece la civilización, la racionalidad, la sensatez. Los ciudadanos que creen en el Estado de derecho deberían prepararse para apoyar a esa «hueste ejemplar» –por utilizar las palabras de Ortega‒ que cada vez parece más inevitable movilizar. No es una perspectiva alegre, pero sería mucho más lúgubre que un nacionalismo intolerante y excluyente convirtiera en extranjeros a ciudadanos españoles. Las multitudes que han tomado Barcelona repiten desafiantes: «Nosotros somos catalanes. Ellos no saben lo que son». Y no les falta razón. Una izquierda demagógica e irresponsable ha fomentado el desprecio a España durante generaciones. No es algo reciente. Ese clima ya existía en los años ochenta. Yo lo viví como estudiante universitario en Madrid y asimilé ese discurso, que recobró bríos con el 15-M. Mi viaje a Siracusa empezó hace tres años, cuando rompí definitivamente con esa ideología, lo cual no me convierte en «fascista», sino en un verdadero demócrata y un español orgulloso de su historia y sus grandes aportaciones en el terreno de la cultura. Lo que caracteriza al fanático, según Winston Churchill, es su incapacidad para cambiar de opinión. Sólo un necio sería leal a sus equivocaciones. Eso sí, al mirar hacia atrás y recordar algunas compañías, me viene a la cabeza una frase de Gregorio Marañón: «Y aún es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos», concluye diciendo.






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[Parlamento] XII Legislatura de las Cortes Generales. Octubre, 2017 (III)





Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas Cámaras ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución. 

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Les recomiendo encarecidamente que la exploren con atención si tienen interés en ello. Y desde estos otros a las páginas oficiales de la

Casa de S.M. el Rey

Congreso de los Diputados
Senado
Presidencia del Gobierno
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial
Consejo de Estado
Boletín Oficial del Estado

Parlamento Europeo

Consejo Europeo y Consejo de la Unión Europea
Comisión Europea
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Diario Oficial de la Unión Europea

Parlamento de Canarias
Gobierno de Canarias
Cabildo de Gran Canaria
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

La actividad parlamentaria de las Cortes Generales ha estado centrada en las reuniones celebradas por los plenos de ambas Cámaras. 

Lunes, 9 de octubre
Comisión de Justicia (Congreso)

Martes, 10 de octubre
Sesión plenaria (Congreso)
Comisión de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Congreso)
Sesión plenaria (Senado)
Comisión Mixta para Relaciones con el Tribunal de Cuentas (Cortes Generales)

Miércoles, 11 de octubre
Sesión plenaria (Congreso)
Sesión plenaria (Senado)

Desde los enlaces anteriores (en rojo) pueden acceder a los Diarios de sesiones respectivos. Les recomiendo encarecidamente la lectura del de la sesión plenaria del Congreso del martes, 11 de octubre, con el debate sobre la situación política en Cataluña.

Y esta es la agenda de trabajo prevista para esta semana en el Congreso y en el Senado.  

Y ahora vamos una semana más con los documentos que relatan la historia del parlamentarismo español gracias a la publicación de "Papeles para la Historia" en la página electrónica del Congreso de los Diputados. Su objetivo es acercar a los ciudadanos la historia parlamentaria aprovechando la digitalización de los fondos del archivo de la Cámara que se ha realizado en estos últimos años.

El periodo que abarca esta historia parlamentaria desde 1810 a 1977 se ha dividido en ocho etapas formadas a su vez por las diferentes elecciones y legislaturas comprendidas entre una elección y otra.

Los apartados desarrollado son los siguientes:

I. Cortes de Cádiz 1810-1814.
II. Trienio Liberal 1820-1823.
III. Regencias y Reinado de Isabel II 1833-1868, subdividido en la 
III. 1. Regencia de María Cristina de Borbón, 1833-1840.
III. 2. Regencia del General Baldomero Espartero, 1840-1843.
III. 3. Década Moderada,1844-1854.
III. 4. Bienio Progresista, 1854-1856.
III. 5. Crisis del Moderantismo, 1856-1868.
IV. Sexenio Revolucionario, 1868-1874, con: 
IV. 1.Gobierno Provisional-Regencia del General Serrano y Gobierno de Prim.
IV. 2. Reinado de Amadeo I 
IV. 3. Primera República.
V. Restauración, 1874-1923, con:
V. 1. Reinado de Alfonso XII, 1874-1885.
V. 2. Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, 1885-1902.
V. 3. Reinado de Alfonso XIII, 1902-1923 
VI. Dictadura de Primo de Rivera, 1923-1930, con:
VI. 1. Asamblea Nacional, 1927-1929. 
VII. Segunda República Española, 1931-1939.
VIII. Franquismo. Cortes Españolas, 1943 -1977

Cada uno de estos periodos va introducido por un breve resumen histórico reseñando los hechos más relevantes de esos años. En el texto se muestran distintos enlaces a imágenes o documentos que pretenden ilustrar y testimoniar la historia política y parlamentaria dando además a conocer el patrimonio documental y bibliográfico del Congreso de los Diputados.

Además en cada periodo aparecen bajo la elección correspondiente los datos relativos a cada una de las legislaturas, así como el resumen o reseña, según los casos, que se publicaba al final de los índices del Diario de Sesiones. Y a continuación se enumeran los presidentes de la cámara, durante cada una de las legislaturas con un enlace al apartado referente a los mismos en la página institucional.

Continúo la historia del parlamentarismo español subiendo al blog los documentos relacionados con período denominado Restauración, que abarca los años 1874-1923. 

La entrada del General Pavía en el Congreso, el 3 de enero de 1874, origina la disolución de las Cortes. En diciembre de ese mismo año, Alfonso XII hace público el Manifiesto de Sandhurst y el 29 de ese mismo mes el general Martínez Campos proclama la restauración de la Monarquía.

La Restauración, que no se entiende sin la figura de Antonio Cánovas del Castillo, se divide en tres periodos: Reinado de Alfonso XII, 1874-1885, Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, 1885-1902, y  Reinado de Alfonso XIII, 1902-1923.

El hecho más significativo de la Restauración es la pérdida en 1898 de Cuba y Filipinas, últimas posesiones en América y Asia, tras una guerra con Estados Unidos que conmueve a la sociedad española.




Jura de la Constitución por la Reina Regente María Cristina de Habsburgo- Lorena, el 30 de diciembre de 1885, en el Congreso de los Diputados.  Pintado por Joaquín Sorolla y Bastida, 1897. Senado


Reinado de Alfonso XII (1874-1885).

El pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, restaura la dinastía de los borbones en la figura de Alfonso XII. El 31 de diciembre, Antonio Cánovas del Castillo asume la presidencia del Consejo de Ministros, abriendo un periodo de regencia que termina con la llegada del nuevo rey a Barcelona el 9 de enero de 1875 y a Madrid el día 14.

Las nuevas Cortes no se convocan hasta un año después de la llegada del Rey. Las elecciones tienen lugar el 20 de enero de 1876.  El hecho más destacado de esta primera legislatura es la aprobación el 22 de junio, y posterior sanción el 1 de julio, de la nueva Constitución de 1876.

En la segunda legislatura se aprueba la ley electoral de 20 de julio de 1877. Por decreto de 20 de diciembre de 1877, se convoca una reunión extraordinaria para poner en conocimiento de las Cortes el próximo matrimonio del rey con su prima María de las Mercedes de Orleans, que se celebra el 23 de enero de 1878.

El 10 de febrero de 1878 se firma la Paz de Zanjón, que paraliza la Guerra de Independencia en Cuba, iniciada diez años antes. 

En la siguiente legislatura se elabora una nueva ley electoral de 28 de diciembre de 1878. Pretende restaurar el sufragio censitario e incorpora disposiciones especiales para Cuba y Puerto Rico, más restrictivas que para la península. 

En las elecciones de 20 de abril de 1879, los conservadores obtienen una aplastante mayoría, 293 escaños de 392. 63 son para los liberales, 7 para los republicanos y los 26 restantes se distribuyen entre diferentes fuerzas políticas.

El 26 de junio de 1878 fallece la reina. El 29 de noviembre de 1879 se celebra el segundo matrimonio de Alfonso XII, con la archiduquesa María Cristina Habsburgo Lorena.




Sesión Regia de apertura de las Cortes por Alfonso XII. 
15 de febrero de 1876.
La Ilustración Española y Americana de 29 de febrero de 1876.


En el gobierno se suceden alternativamente Antonio Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta. Bajo la presidencia de este último se celebran las elecciones de 1881 en las que los liberales logran la mayoría con 297 escaños. 39 son para el partido conservador, 32 para los republicanos y 24 para los restantes. (Credencial de Antonio Cánovas del Castillo, por Madrid, de las elecciones de 21 de agosto de 1881)

En la legislatura de 1881-1882 se celebran cinco sesiones del Tribunal de Actas Graves, presidido por Emilio Castelar entre el 26 de abril y el 4 de julio de 1882. Se producen avances en la libertad de prensa y en la lucha del movimiento obrero.

En el mes de agosto de 1882 se aprueba una nueva ley Electoral, con la idea de avanzar hacia el sufragio universal. 

Se convocan las últimas elecciones de este periodo de Alfonso XII, que se celebran el 27 de abril de 1884. La mayoría recae en el partido conservador, que logra 318 escaños de 392, de los cuales 67 son para los liberales y 7 para el resto de fuerzas políticas. 

El 25 de noviembre de 1885 fallece Alfonso XII y da comienzo el periodo de la Regencia de su esposa, la Reina María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII. Este periodo se apoya en el llamado Pacto del Pardo, entre liberales y conservadores, en pro de mantener la sucesión monárquica. 



Durante el reinado de Alfonso XII se celebra cuatro elecciones a Cortes Generales:

Elecciones del 20 de enero de 1876
Elecciones del 27 de abril de 1884





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Ricardo y Gallego y Rey en El Mundo; Sciammarella, Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 






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