sábado, 25 de julio de 2020

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Víctor García de la Concha




Víctor García de la Concha, en su toma de posesión académica


La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. En sus primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. El 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. 

A esta sección del blog iré subiendo periódicamente una breve semblanza de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Víctor García de la Concha (1934). Elegido el 7 de noviembre de 1991, tomó posesión de la silla académica "c" el 10 de mayo de 1992 con el discurso titulado Filología y mística: San Juan de la Cruz, «Llama de amor viva»respondido en nombre de la corporación por el académico Gonzalo Torrente Ballester.

Fue secretario (1992-1998), director de la corporación y presidente de la ASALE (1998-2010), y desde 2011 es director honorario. Víctor García de la Concha es licenciado en Filología Española (Universidad de Oviedo) y en Teología (Universidad Gregoriana de Roma). Dedicó su tesis doctoral a Los senderos poéticos de Ramón Pérez de Ayala (1970). Ha sido profesor de instituto y catedrático de Literatura Española en las universidades de Valladolid, Murcia, Zaragoza y Salamanca. Desde esta última ha puesto en marcha numerosas iniciativas, entre ellas la Academia Literaria Renacentista y los encuentros literarios de Verines, en Asturias.

Ha sido investido honoris causa por seis universidades americanas (Estados Unidos, Perú, Honduras, Cuba, Nicaragua y México) y por cinco españolas, las de Valladolid, Alcalá de Henares, Antonio Nebrija de Madrid, León y Salamanca. Entre 2012 y 2017 fue director del Instituto Cervantes.

Autor de una extensa bibliografía, Víctor García de la Concha es especialista en literatura del Renacimiento y en los escritores místicos del siglo XVI, con numerosos estudios dedicados a san Juan de la Cruz, fray Luis de León —en septiembre de 2018 mantuvo, en el Instituto Cervantes, una conversación con el académico Emilio Lledó sobre su edición de la obra de fray Luis Cantar de cantares de Salomón— y santa Teresa. En 1993 publicó Nueva lectura del «Lazarillo de Tormes» y en 2011 coordinó la edición facsimilar del códice Durán-Masaveu, cuaderno autógrafo de Lope de Vega.

También ha prestado especial atención a la literatura contemporánea en castellano, en obras como La poesía española de 1935 a 1975 (1987) y Cinco novelas en clave simbólica (2010). Ha dirigido la revista Ínsula y las colecciones Austral (Letras) y Clásicos Castellanos de la Editorial Espasa-Calpe.

Víctor García de la Concha, decidido impulsor de la política lingüística panhispánica durante su etapa como secretario y director de la RAE, fue distinguido —como reconocimiento a esta labor— con la Orden del Toisón de Oro en 2010.

Ha recibido, entre otros, el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades (2003), la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (2003), el Premio Fernando Lázaro Carreter (2009), el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2011) y el Premio a las Ciencias Sociales de la Fundación Marazuela (2012).

En marzo de 2014 participó en el proyecto «Cómicos de la lengua» con un comentario académico sobre Teresa de Ávila, texto que volvió a presentarse el 4 de julio en el Festival de Teatro Clásico de Almagro y, el 2 de febrero de 2015, en el Teatro de La Abadía, leído por José Luis Gómez.

En 12 de junio de 2014 se presentó en la sede de la institución su libro La Real Academia Española. Vida e historia, publicación enmarcada dentro de los actos conmemorativos del III Centenario de la corporación. Es un relato secuencial y minucioso de la trayectoria de la institución a lo largo de tres siglos.

El 21 de septiembre de 2015 García de la Concha inauguró en Ávila el congreso mundial «Teresa de Jesús, patrimonio de la humanidad» con la ponencia La reforma literaria de Teresa de Jesús. 

El 29 de octubre de 2015 leyó la lección extraordinaria del Día de la Fundación pro-RAE, dedicada a la obra literaria de Teresa de Ávila.

Participó en la inauguración del VII CILE, celebrado en San Juan (Puerto Rico) del 15 al 18 de marzo de 2016.

El 11 de julio de 2016 inauguró el curso de verano del Instituto Cervantes y la Universidad Complutense Desenvolverse con éxito en el mercado de la enseñanza de las lenguas extranjeras: evaluar opciones y tomar decisiones.

El Consejo de Ministros del 7 de abril de 2017 le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. La recibió en un acto celebrado en el Alcázar de Segovia presidido por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

El 10 de mayo de 2017 intervino en las I Jornadas de Historia «Quinientos años después. Villaviciosa, 1517. La época en que don Carlos vino a Asturias». También ofreció en Oviedo una conferencia sobre «Literatura y sociedad en la época del Emperador».

En 2018 editó el Cantar de cantares de Salomón, de fray Luis de León.



Real Academia Española, Madrid



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es sábado, 25 de julio





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...























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viernes, 24 de julio de 2020

[A VUELAPLUMA] El arte y la ética



Elia Kazan, recogiendo el Óscar (1999). Getty Photos


Si a un autor se lo traga el olvido junto con su obra, nada tendrán que decir los siglos. Pero si la obra sobrevive con su propia majestad, es la que nos seguirá importando, afirma en el A vuelapluma de hoy [Contrapunto entre mezquindad y grandeza. El País, 21/7/2020] el escritor y Premio Cervantes 2017, Sergio Ramírez.

"En el año 2003, -comienza diciendo Ramírez- cuando era profesor visitante en la Universidad de Maryland, me senté frente al televisor una noche de marzo para ver el ritual de la entrega de los Premios Oscar de ese año, esa larga y aburrida ceremonia que tiene tanto del glamour de las revistas del corazón, y tanto de excelsa mediocridad.

Soportaba la larga ceremonia porque esperaba su momento cumbre, cuando Elia Kazan habría de recibir el Oscar por su obra de toda la vida. Algunas de las estrellas de Hollywood que ocupaban las butacas del teatro cumplieron la consigna de no ponerse de pie ni aplaudir, mientras otras lo aclamaban. Y yo me sentía parte de los dos bandos.

Una parte de mí me decía que alguien que había denunciado a sus compañeros ante el tribunal de la inquisición montado por el senador Joe McCarthy para perseguir a los sospechosos de izquierdistas y comunistas como herejes, en el clímax de la guerra fría, no merecía siquiera un desvelo; y la otra parte me retenía en el sillón porque se trataba de unos de los directores que más he admirado.

En abril de 1952, Elia Kazan se presentó a declarar ante el Comité contra Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, que entonces sembraba el terror entre intelectuales, escritores y cineastas, inmediatamente después que había participado en la ceremonia de la entrega de los Oscar de ese año, nominado para recibir el premio al mejor director por Un tranvía llamado deseo.

La pregunta acerca de si es posible separar la política y el arte no es la correcta en este caso. Importa poco, y cada vez importará menos, la biografía política de Kazan, miembro del partido Comunista primero, y luego, reacio a que sus ideas artísticas tuvieran que ser aprobadas por algún burócrata de corte estalinista, renunció a su militancia.

La verdadera pregunta se abre al confrontar el hecho de que se hubiera sentado frente a un tribunal inquisitorial para suministrar una lista de sus compañeros de oficio, peligrosos para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y peor la contradicción, cuando recordamos que en sus películas exaltó siempre la libertad del individuo en contra de la injerencia del estado, la misma que defendían Tennessee Williams y Arthur Miller; esa injerencia totalitaria que McCarthy, un fanático, representaba.

El conflicto se presenta entonces entre arte y ética, y no entre arte y política. ¿Cómo aceptar que alguien que fue capaz de realizar Nido de ratas, haya sido antes capaz de arruinar para siempre a otros de su mismo oficio al denunciarlos? Mezquindad contra grandeza. Los delatados, actores, dramaturgos, guionistas, camarógrafos, mucho de ellos inmigrantes pobres como el propio Kazan, no volvieron a recibir jamás un contrato en Hollywood.

Y no lo hizo por miedo, según confesó él mismo, sino “por principios”, aunque al mismo tiempo se condoliera de la suerte de alguna de sus víctimas, entre las que se hallaba nada menos que Dashiell Hammett, el gran maestro de la novela negra. Tuvo “remordimientos por el costo humano” provocado, pero no se arrepintió, porque consideraba “haber hecho lo correcto para proteger su carrera, y porque creía que, de lo contrario, hubiera beneficiado al Partido Comunista”, y por tanto no tenía ninguna culpa que expiar.

Quienes se oponían a que Elia Kazan recibiera aquella noche el Oscar por la obra de su vida, lo que alegaban era estas razones éticas, y no la excelencia de sus películas, que está fuera de toda discusión. ¿Es posible separar una y otra cosa, admiración y condena?

Intenté hacerlo entonces, frente al televisor, y no lo logré. Intento hacerlo de nuevo ahora, cuando se vuelve a hablar tanto de la conducta de los artistas y de las consecuencias de esa conducta para su obra, y tampoco lo he logrado.

Hubiera preferido un Elia Kazan convencido de que la delación no cabe en ninguna escala ética, ni se puede vivir con ella. Así lo creyeron Chaplin y John Houston, que se fueron al exilio, y Humphrey Bogart, que tampoco se doblegó. Ese Elia Kazan, y no el que se sentó frente al rabioso comité cazador de brujas, pero cuyas películas seguiré viendo con la misma admiración, aunque a alguien se le ocurra ponerlas en una lista negra.

George Steiner recuerda a Wagner y a Céline, odiosos antisemitas. A Heidegger, “el más grande entre los pensadores y el más mezquino entre los hombres”, admirador del Führer. “Así pues, tal vez nuestra suerte sea no llegar a conocerlos”, dice. Pero estar dispuestos a defender que sus obras son imprescindibles y nadie debería ni expurgarlas ni prohibirlas.

En una de sus reflexiones más rotundas sobre el arte de escribir, Flaubert afirma que su mayor aspiración era desaparecer detrás de sus libros, y no al revés, cuando la personalidad del autor, y sus opiniones, o su conducta, se vuelven más importantes y conocidas que su propia obra literaria. Desaparecer detrás de un libro, de una película, de un cuadro.

A fin de cuentas, si a un autor se lo traga el olvido junto con su obra, nada tendrán que decir los siglos. Pero si la obra sobrevive con su propia majestad, es la que nos seguirá importando".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 







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[ARCHIVO DEL BLOG] El Apocalipsis, según el PP. Publicada el 21 de mayo de 2010



Viñeta de Forges



"Revelación de Jesucristo: se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto; y envió a su ángel para dársela a conocer a su siervo Juan, el cual ha atestiguado la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo: todo lo que vio. Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca". (Apocalipsis: Juan, 1,1-3. Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1998).

Sustituyan Jesucristo por Rajoy, Dios por Aznar, el ángel por Cospedal, y a Juan por Montoro, y ya tendrán claro el escenario apocalíptico que el PP nos anuncia. ¿Comprenden ahora porqué terminaba mi comentario de ayer como lo terminaba? No soy el único que piensa así sobre la particularísima manera de hacer oposición del PP, que traducida al román paladino sería la del "cuánto peor, mejor". Lo de mejor para ellos, lo ignoro, y la verdad, me importa un huevo y la mitad del otro; lo de peor para todos, si que me preocupa.

También le preocupa al catedrático de sociología de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Libre de Berlín, Ignacio Sotelo, que deja testimonio de esa preocupación en un desasosegante artículo que hoy publica en el diario El País, titulado Ponerse en lo peor., que pueden leer desde el enlace anterior.

El profesor Sotelo, como otros muchos expertos, se muestra convencido de que antes o después saldremos de la crisis, gracias entre otras cosas a la fortaleza de la Unión Europea. La cuestión, dice, es cuándo y en qué condiciones, pero que en todo caso, añade, nos espera una década de crecimiento muy bajo y una alta tasa de desempleo que puede llevarnos a una peligrosa deriva social y política si no se ataja entre todos. Y a todas esas, el PP, ni está ni se le espera... HArendt




El profesor Ignacio Sotelo



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 24 de julio





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...





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jueves, 23 de julio de 2020

[A VUELAPLUMA] Republicanismo



El lingüista Noam Chomsky. Getty Images


Imponer el monopolio de la verdad revelada -escribe en este A vuelapluma de hoy [Iconoclastia purificadora. El País, 20/7/2020] el sociólogo Enrique Gil- silenciando a los disidentes es un atentado antidemocrático contra el principio habermasiano de deliberación.

"Otros años por estas fechas -comienza diciendo el profesor Gil- tocaba celebrar el fin de curso haciendo balance de los temas colgados hasta septiembre. Y para acatar la nueva normalidad cabría hacer otro tanto, elaborando la lista de suspensos que tiene pendientes nuestra clase política. Por ejemplo, el control autonómico de los rebrotes que está fallando calamitosamente, con Cataluña en cabeza de la incompetencia. También el escándalo reputacional de la Corona que el Gobierno debería remediar, pues el monarca tiene las manos atadas. O los sabidos pretextos de políticos como Pablo Iglesias o Pablo Casado, incapaces de asumir la responsabilidad por sus fracasos. Y así se puede seguir desgranando las miserias habituales, lo que tampoco tendría demasiado sentido en un verano tan bochornoso como predestinado a convertirse en un otoño infernal.

Por eso trataré en su lugar de remontarme hasta una cuestión aparentemente abstracta, como es la Carta de los 150 escritores en Harper’s contra la intolerancia justiciera de la llamada “cultura de la cancelación”. Así se denomina en EE UU a la campaña persecutoria (“caza de brujas”, por decirlo a lo Trump) que se desata sobre todo en redes digitales contra toda voz autorizada que se atreva a disentir en público de los dogmas monolíticos unánimemente impuestos por quienes se arrogan el monopolio de la verdad progresista. Ya se han vertido ríos de tinta sobre esta polémica, por lo que no entraré en el fondo de la cuestión, limitándome a contextualizar dos de sus rasgos.

El primero es el de la iconoclastia populista que revela, pues el vendaval de críticas airadas que se ha desatado contra la carta se centra no en rebatir sus argumentos sino en atacar ad hominem (y ad mulierem) a sus firmantes por el simple hecho de ser figuras respetadas, es decir, autoridades en sus respectivas materias. De ahí el encuadre populista del pueblo contra la élite aristocrática. Es la misma iconoclastia viral que mueve a derribar estatuas, como hizo el Talibán contra los Budas de Bamiyán. Una iconoclastia que nos devuelve al peor pasado de la izquierda, cuando quemaba conventos como chivos sacrificados en piras purificadoras, remedando a Robespierre y su Comité de Salud Pública.

Todo este vendaval antiaristocrático se justifica a partir de la demanda de igualdad. Y en efecto, bienvenida sea la lucha por una mayor igualdad, uno de los principios definitorios de la calidad democrática, que el liberalismo redujo a tres criterios: la limpieza electoral, las libertades individuales y el control del poder. Pero el republicanismo añadió otros tres requisitos: la igualdad, la deliberación y la participación. Esta campaña iconoclasta en defensa de la igualdad también defiende la democracia participativa, pues el acceso al poder no debe reducirse a una minoría. Pero al hacerlo así está socavando y dañando gravemente la otra reclamación del republicanismo, la democracia deliberativa, pues imponer el monopolio de la verdad revelada silenciando a los disidentes es un atentado antidemocrático contra el principio habermasiano de deliberación. Que conste en acta".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 








La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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