viernes, 10 de abril de 2020

[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 10 de abril





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...
























La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 9 de abril de 2020

[A VUELAPLUMA] Escepticismo



Pamplona. Abril, 2020. Foto de Eduardo Sanz


Ni más fuertes, ni más unidos, ni mejores. De momento la única certeza matemática es que a la calle, cuando salgamos, saldremos menos. El A vuelapluma de hoy [Ni más fuertes, ni más unidos, ni mejores. El País, 8/4/2020] del escritor Manuel Jabois, rezuma escepticismo por todos los poros. Como el de este humilde escribidor de este humilde blog; no me pregunten por qué, pero es así: mi optimismo de días pasados se ha disipado, como la calima que azotaba las islas, ahora con un cielo azul resplandeciente que no consigue levantarme el ánimo. Sigo siendo escéptico respecto a lo que ha de venir, o lo que es lo mismo: soy un optimista chamuscado por la realidad previsible.

"De vez en cuando escribo en Google News “saldremos más fuertes” para intentar saber por qué -comienza escribiendo Jabois-. No encuentro más argumentos que los puramente homeopáticos. Y, como la homeopatía y como la religión, entiendo que la oración funciona para sentirse mejor, y no estamos para tirar nada. Todo lo que ayude, aunque sólo parezca que ayude, está bien. De momento la única certeza matemática es que a la calle, cuando salgamos, saldremos menos. También es seguro que viviremos peor, que habrá más paro, que tendremos que convivir con una nueva y violenta brecha política y que, basándonos en anteriores experiencias, las desigualdades sociales se incrementarán. ¿Se refiere la frase a que seremos mejores personas, nos ayudaremos más los unos a los otros, tendremos más empatía por los demás? Eso ya lo éramos antes, pero ahora lo seremos más débiles. Fuertes, desde luego, no.

Ortega llamó a este país “sugestivo proyecto de vida en común”, una definición asombrosa de la que Juan Pedro Quiñonero subrayó “proyecto”, o sea algo todavía por construir, y Laín Entralgo la “sugestión” de una vinculación histórica entre todos que definitivamente no se encuentra. Para entender la dificultad del reto orteguiano hay que hacer notar que el único momento en que nuestra generación vio un “sugestivo proyecto de vida en común” fue un Mundial de fútbol, para lo cual hubo que pasar de cuartos de final. Las últimas grandes tragedias nacionales, los muertos de ETA, del 11-M y ahora la pandemia no sólo no han servido nunca para unir nada, si acaso las pocas horas de unas manifestaciones (no todas), o el espejismo del espíritu de Ermua, sino que se han usado para, una vez dinamitados los cuerpos, dinamitar la convivencia mediante facturas escandalosas. Ni la corrupción, el hecho juzgado y sentenciado de un grupo de ladrones actuando, nos ha hecho más fuertes, más unidos y mejores, sino más pobres y divididos entre quienes creen que hay atracos malos y menos malos.

Y sin embargo hay esperanza. El primer día del confinamiento muchos de nosotros, los que no estábamos muriendo y curando, reaccionamos desde nuestras casas apelando al espíritu de resistencia, colgando poemas y textos épicos, escribiendo a todo el mundo para desearnos fuerza y valor en este terrible contratiempo histórico mientras se nos caían las lágrimas pensando en el grave sacrificio que exigía la nación: un sábado sin salir. Parecía que llevábamos dos meses en el gueto de Varsovia. No tengo ninguna duda de que una generación así volverá a disfrutar como disfrutaba antes, a relacionarse como se relacionaba antes y retomará el mundo que se quedó interrumpido hace un mes. Lo bueno de estos días desaparecerá y lo malo permanecerá, como siempre ocurre, pero se conseguirá la manera desgraciada y precaria de hacerlo llevadero. Políticamente no vamos a aprender nada y casi mejor así, porque cada vez que aprendemos algo encontramos la manera de usarlo al revés. Bien es verdad que cuando mejor le va a este país es cuando los votantes de los partidos encuentran por su cuenta los espacios en común que se afanan en aniquilar sus representantes, como está ocurriendo ahora.

No, no vamos a salir más fuertes de una pandemia a la que llegamos tan débiles. Es como pretender salir seco de un tsunami que te pilla en la ducha. Pero algo de optimismo tengo, porque si bien España es un país peligroso cuando entiende la "unión" como juntar filas a un lado y el contrario del río, tentado festivamente a que la única convivencia posible sea la de una mitad aplastando a otra, la misma España, a las ocho de la tarde, lo desmiente".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[ARCHIVO DEL BLOG] Calidad democrática. Publicada el 8 de octubre de 2009





Estoy en desacuerdo con ese aforismo que dice que todo pueblo tiene el gobierno que se merece. No es verdad ahora, y no lo ha sido nunca. Bastante castigo tienen ya los pueblos con la mayor parte de sus gobernantes como para encima hacerles responsables de ello.

En un famoso libro titulado "La democracia y sus críticos" (Paidós, Barcelona, 1993), escrito en 1989 por el politólogo Robert A. Dahl, profesor de Ciencias Polìticas en la Universidad de Yale y presidente de la American Political Science Association, que tuve el inmenso placer de leer justamente ahora hace diez años, se exponía una visión claramente pesimista acerca de la "calidad" de las democracias que se autoproclamaban como tales. Afirmaba Dahl en él que ningún país de aquella época alcanzaba el nivel ideal de democracia, y que esta seguiría siendo una utopía teórica. No obstante, añadía, la concepción de que los pueblos pueden autogobernarse en un pie de igualdad política, dueños de todos los recursos e instituciones necesarios para ese fin, seguiría siendo a su modo de ver una pauta imperativa e exigente en el afán de establecer una sociedad donde las personas convivan en paz, respetando cada una la igualdad intrínseca de las demás y procurando entre todas alcanzar la mejor vida posible.

Alcanzar ese ideal, añadía, requiriría cinco criterios. Primero, participación efectiva: los ciudadanos deben tener oportunidades iguales y efectivas de formar su preferencia y lanzar cuestiones a la agenda pública y expresar razones a favor de un resultado u otro. Segundo, igualdad de voto en la fase decisoria: Cada ciudadano debe tener la seguridad de que sus puntos de vista serán tan tenidos en cuenta como los de los otros. Tercero, comprensión informada: Los ciudadanos deben disfrutar de oportunidades amplias y equitativas de conocer y afirmar qué elección sería la más adecuada para sus intereses. Cuarto, control de la agenda: El Demos o el pueblo deben tener la oportunidad de decidir qué temas políticos se discuten y cuáles deberían someterse a deliberación. Y quinto, inclusividad: La equidad debe ser extensiva a todos los ciudadanos del Estado, pues todos tienen intereses legítimos en el proceso político.

¿Reúne la "democracia española" la totalidad o la mayoría de esas condiciones que definen, según Dhal, a una democracia auténtica?... Ahí dejo la interrogación, por si quieren ustedes respondérsela a sí mismos.

En El País de hoy jueves, Enrique Gil Galvo, profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, publica un interesante artículo títulado El caso Gurtel: un test de calidad democrática, en el que hace referencia a un reciente libro titulado "Democracia y democratizaciones" (Madrid, CIS, 2009), del también politólogo italiano Leonardo Morlino, en el que el autor referido distingue también cinco variables (el mismo número que las propuestas por Dahl) para determinar la buena o mala salud democrática de una sociedad. Son éstas: imperio de la ley, rendición de cuentas, libertad, igualdad, y legitimidad o satisfacción ciudadana.

Para el profesor Gil Calvo, de estas cinco variables, sólo dos, libertad e igualdad, están consolidadas en la democracia española, y esta última, con matices. De ahí, expone, que la resolución que la democracia española, y el PP, den al "caso Gürtel", vaya a convertirse en un auténtico "test" sobre la calidad de nuestra joven democracia. Espero que el artículo les resulte interesante. HArendt




El profesor Enrique Gil Calvo



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 9 de abril





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...


















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miércoles, 8 de abril de 2020

[A VUELAPLUMA] Miedos



Barcelona, 1 de abril. Foto de Nacho Doce para El Pais


Las pequeñas historias que te llegan penetran en el alma más que las cifras y notas que tu entorno empieza a crujir. El sonido pasa de pared a pared, de barrio a barrio, estamos todos ligados unos a otros, escribe en el A vuelapluma de hoy [Murmullos con miedo al teléfono. El País, 5/4/2020] el escritor Íñigo Domínguez. 

"Es difícil empezar el lunes incluso cuando ni recuerdas que es lunes, porque todos los días parecen lunes -comienza diciendo Íñigo Domínguez-. En los segundos que tardas en despertar preservas la inocencia previrus, pero luego recuerdas que tampoco hoy es un día normal. Ya no sabes cómo enfrentarte a las noticias, si saber solo un poquito, no saber nada, saberlo todo. Pero hablando con los demás te enteras, y las pequeñas historias que se confiesan al teléfono, como un murmullo, con miedo, penetran en el alma más hondo que las cifras. Esto es tan gigantesco que los números dicen poco, no los traduces en imágenes. O no quieres. Pero no me quito de la cabeza lo que le pasó a una amiga. Se murió su tío, en su propia casa, y no fue lo peor: tuvo que seguir allí cuatro días. La funeraria no daba abasto. Les aconsejaron abrir la ventana, quitar la calefacción y no entrar allí. Lejos de los ojos de todos suceden escenas espantosas.

En la empresa de un amigo, bien grande, el consejero delegado casi se les puso a llorar en videoconferencia. Tengo compañeros que ya cobran la mitad. Conocidos con tiendas me dijeron hace casi un mes que como mucho aguantarían un mes. Otro tiene un restaurante y tras pagar 20 años el alquiler ahora el dueño no se lo baja porque, hombre, tenía que haber pensado en ir ahorrando por si venían mal dadas. La mujer que viene a limpiar, a la que casi ya no puedes pagar, aunque no viene, no sabe cómo pagará a su casera. Tiene una docena de pisos y le dice que se lo apunta para que lo abone después.

Estos días todos intuimos mejor el misterio de la vida, pero hay gente que ni por esas. Cuenta Ennio Flaiano que un amigo se interesó por un cuadro de su casa, que era raro. Le preguntó el significado, no supo explicarle, pero por bromear le dijo que costó una fortuna. Se le abrieron los ojos: “El misterio artístico se convirtió para él en un misterio económico, y eso sí llegaba a apreciarlo”.

En cambio, la tía de un amigo tiene un montón de viviendas y llamó el primer día a todos sus inquilinos para que dejaran de pagar. Hay gente tan pobre que solo tiene dinero, decía mi abuelo, pero esta mujer es rica de verdad. Tengo otro amigo que vive en el campo y no tiene nada, pero sí una huerta. Se ha puesto a plantar como un loco y le salen patatas y lechugas para 40 familias, si hace falta. Su vecino le dejó el otro día un pollo en la puerta. Otro amigo cura se pasa el día llamando a la gente mayor de su parroquia para ver qué necesitan. Aquí nos retrataremos todos, unos saldrán feos, otros más guapos. Yo estoy aquí pontificando pero salí fatal el otro día. Vi pasar bajo la lluvia a un anciano que se ayudaba de un carrito para caminar, con la compra. No reaccioné, tenía atrofiadillo el impulso de ayudar. Luego pensé si me estaba volviendo gilipollas, a veces intuyo señales. Ahora lo busco cada vez que salgo, debe de vivir por aquí, pero no lo encuentro.

En la puerta del supermercado hay pobres nuevos, vienen de otras zonas. Ayer un señor le compró a una anciana búlgara un costillar de cerdo. La mujer le miraba, y él metió otro en la bolsa. Hasta que metió tres y ella por fin sonrió. Le dijo que en su familia son doce. Los desconocidos nos darán lecciones. No hay que esperar órdenes, depende de nosotros, no saldrá decreto para eso, para que seamos buena gente.

El dinero de mucha gente se acaba. Necesitamos corazón e inteligencia. Quien pueda renunciar a algo debe hacerlo por otro, que lo hará por un tercero. Tu sacrificio es la salvación de otro. Si la cadena se rompe caeremos unos encima de otros, hasta aplastar al último de la fila, para variar. Ante el sálvese quien pueda, hay un poema de Benedetti que se titula No te salves: “No te salves, no te llenes de calma, no reserves en el mundo solo un rincón tranquilo”. Habla de una historia de amor, de cómo hay que arrojarse a ella, sin ropa, y esto es igual. Bueno, no sé si quería decir eso, pero la poesía se puede romper en caso de emergencia.

Con estas historias notas que tu entorno empieza a crujir. El sonido pasa de pared a pared, de barrio a barrio, estamos todos ligados unos a otros. Recuerdas a alguien, por un detalle, y escribes: ¿todo bien? “Cuídate”, dices al despedirte. Debemos cuidarnos unos a otros. Le preguntaron a Mark Twain al final de su vida una razón para vivir, y dijo: “La estima de nuestros vecinos”.

Unos amigos viven en mi calle. A las ocho, con los aplausos, nos saludamos y les veo agitar los brazos a lo lejos, como en la despedida de un barco. Pero seguimos aquí, donde vivimos todos juntos. Este es nuestro destino".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[MIS MUSAS] Hoy, con Max Aub, Giuseppe Verdi y Pedro Pablo Rubens




Las Musas, de Thorsvalden


Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom,  que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana. 

Subo hoy al blog al poeta Max Aub y su poema ¿Dónde estás, España?, al compositor Guiseppe Verdi y su aria O filgli... Ah, la paterna mano, de su ópera Macbeth,  y al pintor Pedro Pablo Rubens y su cuadro Las tres Gracias. Disfruten de ellos.






Max Aub



Max Aub (1903-1972), nace en París en el seno de una familia judía de origen germano-francés. En 1916 se traslada a vivir a España, a la ciudad de Valencia, donde se naturaliza español. En 1928 se afilia al PSOE e inicia una intensa labor literaria que incluye teatro, novela, poesía y guiones cinematográficos. Como diplomático de la República en París gestiona la ejecución y compra del "Guernica" de Picasso para la Exposición Universal de 1938. Exiliado en Francia al finalizar la guerra civil, por su origen judío es internado en el campo de concentración de Djelfa (Argelia), pero en 1942 consigue embarcar desde Casablanca a México, en cuyo país obtiene la doble nacionalidad española-mexicana y donde residirá hasta su muerte. Volvió temporalmente a España en 1969. Les dejo con su poema: "¿Dónde estás, España?", escrito durante su internamiento en Djelfa.


¿DÓNDE ESTÁS, ESPAÑA?


¿Dónde estás, España? Por el mundo abierta.
¿Dónde estás, España? Mía, desparramada.
¿Dónde estás, España? Monte, río, meseta.
¿Dónde estás, España? Tierra en tierras, alma.
¿Dónde estás, España? Viejísima meta.
¿Dónde estás, España? Cresta desierta.
¿Dónde estás, España? ¿Es tuya este hierba?
¿Dónde estás, España? ¿Seré yo el que sueño?
¿Dónde estás, España? ¿Es tuyo este suelo?
¿Dónde estás, España? Donde sea te veo.
¿Dónde estás, España? En llano, en montaña...
¿Dónde estás, España? Siempre, siempre, España.
Este llano, León. Esta aguanieve, Ávila.
Aquel alto, Burgos. Ese albor, Medina.
Este cielo jándalo y esta cal de Játiva.
Cante de Cádiz... Lejos, Algeciras.


***




Giuseppe Verdi



Giuseppe Verdi (1813-1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el bel canto de Rossini, Bellini y Donizetti y la corriente del verismo de Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, Il trovatore y La traviata y las obras maestras de la madurez como Don Carlos, Aida, Otello y Falstaff. 

Macbeth es una ópera en cuatro actos y diez cuadros con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Francesco Maria Piave y Andrea Maffei, estrenada en el Teatro della Pergola de Florencia el 14 de marzo de 1847. El libreto está basado en la tragedia homónima de William Shakespeare. Fue la décima ópera de Verdi y también la primera de las obras de Shakespeare que adaptó a la escena operística.

Desde este enlace pueden disfrutar de su aria O figli... Ah, la paterna mano, interpretada por el tenor Veriano Luchetti en el teatro La Scala, de Milán, en 1975.




Fotograma de una representación de Macbeth


***


Peter Paul Rubens (1577-1640) fue un pintor barroco de la escuela flamenca. Su estilo exuberante enfatiza el dinamismo, el color y la sensualidad. Sus principales influencias procedieron del arte de la Antigua Grecia, de la Antigua Roma y de la pintura renacentista, en especial de Leonardo da Vinci, de Miguel Ángel, del que admiraba su representación de la anatomía,​ y sobre todo de Tiziano, al que siempre consideró su maestro y del que afirmó «con él, la pintura ha encontrado su esencia». Fue el pintor favorito del rey Felipe IV de España, su principal cliente, que le encargó decenas de obras para decorar sus palacios y fue el mayor comprador en la almoneda de los bienes del artista que se realizó tras su fallecimiento. Como consecuencia de esto, la mayor colección de obras de Rubens se conserva hoy en el Museo del Prado, con unos noventa cuadros, la gran mayoría procedentes de la Colección Real.

Como en otros cuadros de tema mitológico, Rubens plantea su obra de modo muy distinto al de los artistas que le precedieron. Representa a las hijas de Zeus como tipo de belleza ideal aunque pueden corresponder a la belleza más sensual. Aglaya, Talia y Eufrósine no fueron para Rubens más que una excusa para pintar tres academias femeninas, reproducción de las exuberantes formas de sus habituales modelos. La composición respeta el modelo clásico que representa a las Gracias completamente desnudas y reunidas, pero cambia la relación entre las tres figuras que están conectadas entre sí a través de los brazos, el velo transparente que las cubre, y sus miradas, es decir, psicológicamente, dando así nueva unidad al grupo. La disposición de las Gracias forma un triángulo, estando la de en medio de espaldas, con la cabeza vuelta y apoyada en sus compañeras. A esto se une la esplendidez de un colorido cálido, brillante y luminoso con un fondo constituido por un pintoresco paisaje de una gran sutileza. En él pueden distinguirse pequeños animales pastando. Se dice que al menos una de las figuras es reproducción de la segunda mujer de Rubens, Helena Fourment, o incluso variaciones sobre el mismo rostro de su esposa. Otros creen reconocer las facciones de las dos esposas del pintor: Isabella Brant y la ya citada Helena Fourment.

Originalmente colgado en la propia casa de Rubens, este cuadro fue adquirido por el rey Felipe IV de España entre los bienes del pintor, subastados tras su fallecimiento el 30 de mayo de 1640, pasando a decorar una de las salas del Alcázar de Madrid, y en el siglo XIX al Museo del Prado, en Madrid.




Las tres Gracias, 1639. Óleo sobre tabla, 221 × 181 cm. Museo del Prado



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