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jueves, 20 de junio de 2019

[A VUELAPLUMA] Tropezar con la memoria





Todos los que han conocido a supervivientes son conscientes de la información que se pierde cuando se extingue su memoria y de la sabiduría que conocer el pasado entraña, escribe en El País el periodista Guillermo Altares.

Las llamadas “piedras de la memoria”, Stolpersteine, han empezado a colocarse en Madrid, comienza diciendo Altares. Se trata de pequeñas esculturas de cobre del artista alemán Gunter Demnig, del tamaño de un adoquín, destinadas a conmemorar a víctimas del nazismo y el fascismo. Figura el nombre de la víctima, su lugar de nacimiento y el sitio donde fue asesinado. La idea es que los peatones se tropiecen levemente con ellas y así se den cuenta de que hay algo extraño en ese lugar. Las placas están colocadas ante los domicilios de los ausentes.

Los barrios judíos de Berlín o Roma están llenos de estas piedras. Ya se han colocado 70.000 en cientos de ciudades, con lo que representan el mayor monumento contra el fascismo del mundo. No solo conmemoran a judíos, sino a todas las víctimas de los totalitarismos del siglo XX: discapacitados, testigos de Jehová, gitanos, objetores de conciencia, homosexuales, socialdemócratas o republicanos españoles. Nadie se libró de la furia asesina.

La proliferación de estas piedras coincide con un momento inevitable al que más tarde que pronto tendrá que enfrentarse Europa: la desaparición de los últimos testigos de los años treinta y de la II Guerra Mundial. Las recientes conmemoraciones del desembarco de Normandía estuvieron centradas en los veteranos con la sensación general de que en la próxima celebración, el 80º aniversario, quedarán muy pocos. Lo mismo ocurre con Auschwitz, el campo de exterminio nazi, donde normalmente se realizan ceremonias cada 10 años, aunque en esta ocasión, el próximo 27 de enero, se recordará a los supervivientes en el 75º aniversario de la liberación del campo ante el temor de que dentro de cinco años queden demasiados pocos testigos.

Todos los que han conocido a supervivientes y a los que sus padres o abuelos les contaron sus guerras son conscientes de la información que se pierde cuando se extingue su memoria y de la sabiduría que conocer el pasado entraña. Una de las lecciones de aquellos años consiste en minusvalorar el peligro que encarna la ultraderecha, en olvidar su capacidad para laminar las instituciones desde dentro, como ocurre en Hungría o Polonia. Para eso sirven las Stolpersteine, para toparse con el pasado. Visto lo visto, por muchas que se coloquen nunca serán suficientes.



'Stolpersteine' en el antiguo barrio judío de Berlín


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

domingo, 11 de septiembre de 2016

[Historia] Nueva York, 11 de septiembre de 2001. In memoriam



Clio, musa de la historia


La televisión nos permite ver de forma instantánea, en el propio momento de ocurrir, hechos que se quedan grabadas a fuego en la memoria. Entre ellos, el de los atentados islamistas en la ciudad de Nueva York, de los que hoy se cumplen 15 años. El peor atentado terrorista de la historia, con 2997 víctimas mortales y más de 6000 heridos. 



Nueva York, 11 de septiembre de 2001

Aquella mañana de hace hoy quince años todavía estaba trabajando. Había asistido a un comité provincial de mi federación sindical y vuelto a casa hacia las tres de la tarde. Mi mujer y yo estamos viendo en directo por televisión escenas de lo que había ocurrido en una de las Torres Gemelas de Nueva York poco antes. Nadie hablaba aún de un atentado terrorista. Justo en ese momento, mirando la pantalla del televisor vemos en directo como un avión se estrella contra la segunda de las torres... Nos quedamos absolutamente anonadados, como supongo que los millones de personas en todo el mundo que estaban mirando sus televisores...

En mi memoria guardo otras fechas imborrables de acontecimientos similares que me estremecieron hasta los tuétanos y que vi por televisión, algunos en plena juventud y otras ya en la madurez. Recuerdo especialmente la caída de La Habana en manos de los castristas, un 1 de enero de 1959; la construcción del muro de Berlín, el 13 de agosto de 1961; el asesinato del presidente Kennedy, el 22 de noviembre de 1963; el golpe de estado de Pinochet, en Chile, también un 11 de septiembre pero de 1973; el asesinato por ETA del almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973; la caída de Saigón en manos del vietcong, el 30 de abril de 1975; el intento de golpe de estado de Tejero en Madrid, el 22 de febrero de 1981; y por supuesto, los atentados islamistas de Madrid, el 11 de marzo de 2004. Tengo más, claro está, en mi memoria, pero esos son algunos de los más indelebles. De los felices, también muchos, no toca hablar hoy.

Les invito a ver el número especial que el diario El País dedica hoy a la efeméride.



Madrid, 11 de marzo de 2004


En una fecha tan significada como la de hoy, este es mi recuerdo y homenaje, emocionado, a todas las víctimas del terror.


***

IN MEMORIAM

En homenaje recuerdo 
todas las víctimas 
de la intolerancia,
la violencia y el fanatismo 
lo largo de la 
historia del mundo.

***


"Guernica", de Pablo Picasso (1937). Museo Reina Sofía (Madrid)


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt




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