Dicen, y pienso que tienen razón quienes lo afirman, que la hipocresía (del gr. ὑποκρισία-hypokrisía: fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan) es el fundamento de la buena educación. Mucha peor prensa, y también lo comparto, tiene el cinismo (del lat. cynismus, y este del gr. κυνισμός-kynismós: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables), que parece padre de cosas peores y bastante contrarias a la buena educación
No han estado muy afortunados los portavoces políticos del PP esparciendo responsabilidades y golpeándose los pechos en señal de duelo por la muerte repentina de la senadora Rita Barberá, a quién, como se dice, dos días antes habían negado el pan y la sal tirando balones fuera a la voz de "esa señora ya no es del PP". Seguramente, a pesar de sentirlo, respirarán aliviados ahora que ya no puede declarar nada más ante el Tribunal Supremo.
Pero tampoco han andado muy finos los muchachos de Unidos-Podemos-y-Todas-Las Mareas-Convergentes, negándose a secundar en el Congreso de los Diputados (cosa que si hicieron en el Senado) el minuto de silencio en recuerdo de la senadora fallecida. Parecen olvidar dos cosas fundamentales: 1. Nadie es culpable de nada antes del veredicto de un tribunal; y 2. En democracia no debería haber enemigos políticos, a lo sumo, adversarios.
A los primeros (el PP) les ha sobrado cinismo; a los segundos (Unidos Podemos) les ha faltado un poco de hipocresía y de buena educación. Que la tierra le sea leve, senadora Barberá.