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martes, 11 de septiembre de 2012

¿Antígona y Medea, paradigmas políticos?





Medea asesinando a sus hijos


A estas alturas, y después de seis años de recontar historias de otros en este blog, no creo que ninguno de sus amables lectores se sorprenda de mi apasionada y continuada apuesta en favor de los clásicos griegos. Ya he expuesto en "El honor debido a los muertos" que después de lo dicho y escrito por ellos, casi todo lo demás es mera paráfrasis. A día de hoy sigo pensando lo mismo... 

También he escrito en "Mujeres" sobre cuales eran mis personajes femeninos favoritos de ficción. ¿Griegos, por casualidad? Pues sí, griegos, pero no por casualidad: Y ellas son, claro está: la Antígona de Sófocles y las Medea e Ifigenia de Eurípides. La primera, personaje inmortal de Sófocles, paradigma de la libertad de conciencia frente al poder; la Medea, de Eurípides, representación de la fuerza y la pasión de la venganza pervertidas por el amor desdeñado; y por último la Ifigenia, también de Eurípides, personificación de la inocencia sacrificada en aras de la razón de estado. ¿Se puede pedir más? Supongo que sí, por ejemplo, convertirlas en paradigmas políticos. Sobre todo a las dos primeras. Es lo que ha hecho la escritora y profesora de filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona Mercè Rius en "Por qué Antígona y no Medea"un interesante e artículo publicado en el número 224 de la revista Claves de Razón Práctica que pueden ustedes leer íntegramente en el enlace anterior.

Hay un libro magnífico, de la profesora y filósofa norteamericana Martha C. Nussbaum, que el mes que viene recibirá en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales, titulado La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega (Antonio Machado Libros, Madrid, 2004) sobre el que ya he escrito anteriormente en "Hay pocas cosas nuevas bajo el sol", que refleja muy bien cuanto acabo de insinuar: no solo la posibilidad de interpretar los clásicos griegos en clave política o filosófica, sino la necesidad de hacerlo así para una cabal comprensión de los mismos. Pero volvamos con el artículo de la profesora Rius.

Se pregunta Mercè Rius si es necesario reabrir el que califica de tedioso debate acerca de si lo que se hace hoy en Europa es postpolítica, política o apolítica, y citando al también filósofo Massimo Cacciari en su interpretación del personaje de Antígona, se responde que nuestra heroína clásica ya no personificaría a la moral religiosa frente a la política, sino a la moral política frente a la economía, erigiéndose por ello, en cierto modo en un personaje "apolítico" (fuera de la política) y por ello en una especie de paradigma de la Europa actual.

Tras citar en apoyo de sus tesis y las de Cacciari nada menos que a María Zambrano, Ortega, Hegel, Kierkegaard, Simone Weil, Hannah Arendt y Simone de Beauvoir, pasa a analizar el personaje de Medea,  que al contrario y en contraposición al de Antígona, califica no como antipolítico o apolítico, sino como paradigma de la "contrapolítica", por atacar el orden político en lo que es su centro neurálgico: la patria potestad, al asesinar a sus propios hijos para así vengar la afrenta del padre. No es un artículo de fácil lectura pero merece la pena hacerlo. 

Y sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt



Representación de Antígona (Mérida)


Entrada núm. 1737
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