Mostrando entradas con la etiqueta A.Pérez-Reverte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta A.Pérez-Reverte. Mostrar todas las entradas

sábado, 28 de marzo de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] ¿Cabreo o rebelión cívica? Publicada el 24 de septiembre de 2009









A pesar de mi optimismo impenitente cada vez que oigo a un político hablar a boca-llena de vocación de servicio, o de servidores del pueblo, se me abren las carnes en canal. A mí, el comportamiento de la clase política española me provoca una profunda repugnancia; la de la derecha, con el PP al frente, repugnancia y desprecio; la canaria, repugnancia, desprecio e hilaridad a partes iguales.

Al ejercicio de la política en España se llega por ambición, por despiste, o por inutilidad para saber ganarse la vida honradamente. Entre los que llegan por ambición, la mayoría lo hace porque eso de "pisarmoqueta" es como tener un orgasmo múltiple permanente. Sí, se que la ambición también puede ser noble, pero que quieren que les diga... Entre los que llegan por despiste, están las personas honradas, los buenos profesionales, los ingenuos, que creen, de verdad, en los ideales republicanos de servicio a la "cosa pública", y que abandonan el barco a la primera de cambio, aburridos, asqueados, o por ambas cosas. Los otros, los de la "tercera vía", simplemente, porque no saben dar un palo al agua y hay que comer todos los días, y si es a costa de los demás, pues mejor que mejor... 

Tengo la impresión de que no soy el único español que piensa así. Al contrario, creo que cada día se percibe más un intenso cabreo ciudadano para con sus políticos, una rebelión cívica, que puede ser beneficiosa a la larga si no la sacamos de contexto.

Hace unos días me llego por Internet a través de un correo amigo un artículo supuestamente escrito por el novelista y académico Arturo Pérez-Reverte, titulado "Esa gentuza" [Patente de corso, 5/7/2009] en la que pone a la clase política española a caer de un burro. Eso sí es un cabreo. Lo comparto. Pero ni yo me atrevería a decir lo que le dice a nuestros parlamentarios nuestro preclaro académico. Lo reproduzco más adelante, pero ignoro la fecha y lugar de su publicación.

El pasado día 11, aniversario de la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York, otra notable escritora y periodista, Rosa María Artal, escribía un artículo titulado "Test de agudeza mental: busca las diferencias entre las formas politicas de EEUU. y España" [El Periscopio, 11.9.2009] en el que dejaba reflejo de las abismales diferencias de comportamiento entre los modos parlamentarios españoles y norteamericanos. A favor de estos últimos con enorme diferencia. Pueden leerlo más adelante.

Y sobre la chabacana y pueblerina clase política canaria, que quieren que les cuente... El también escritor y periodista grancanario, José Antonio Alemán, escribía ayer un delirante artículo titulado "La dedicación política y dos piedras" [El Anillo de Moebius, 23/9/2009] sobre nuestro ínclito vicepresidente del des-gobierno canario y presidente del PP de las islas, José Manuel Soria, y sobre algunos de los últimos sucesos y chismes de la vida política local. Al final, llegaba a la misma conclusión que expuse al comienzo de este comentario sobre esa "tercera vía" de acceso a la poltrona y la moqueta: "De seguir así, acabarán dedicándose a la política y a las empresas públicas los que no sirvan para otra cosa y los que no logren levantar cabeza profesional en el ejercicio privado. Que es lo que ya ocurre". Apañados vamos, añado yo. HArendt





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt





Entrada núm. 5868
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

viernes, 7 de febrero de 2020

[A VUELAPLUMA] Libros que nunca leeré



Librería de viejo en la Cuesta de Moyano, Madrid


"Es una tarde tranquila de invierno, -comienza diciendo el escritor y académico de la Lengua, Arturo Pérez Reverte, en el A vuelapluma de hoy, viernes- con manchas de sol bajo los árboles. Camino cuesta Moyano abajo, deteniéndome en las casetas de libreros de viejo que a esta hora están abiertas. Son pocas, y eso me entristece. Un día con buena temperatura, una hora agradable, y no hay casi nadie aquí. Me detengo a mirar en los mostradores, converso con los libreros. En todos encuentro pocas esperanzas de que esto sobreviva. Una curtida veterana dice «nos quedan dos telediarios», y comparto su pesimismo. Acabarán poniendo aquí, supongo, bares de tapas y puestos de artesanía perroflauta; y entonces, estoy seguro, el lugar se pondrá hasta arriba. De momento, la falta de interés del público, la indiferencia de los políticos, los tiempos que corren, sentencian a medio plazo esta joya de la cultura madrileña; este paraíso de los lectores donde, por el precio de un par de cañas, puedes llevarte, si afinas eligiendo, dos o tres buenas ediciones de libros estupendos. Aquí no valen milongas de que un libro es caro. Mientras existan lugares como éste, quien no lee no es que no pueda. Es que no quiere.

Soy viejo cazador de libros, con modales e instintos de serlo. Así que esta tarde, como siempre, me muevo por los puestos con el ojo atento y los dedos rápidos para llenar el zurrón, tan dispuesto como cuando hace cincuenta años llegué a Madrid y empecé, libro a libro, a construir la trinchera en la que vivo y sobrevivo: la biblioteca que creció poco a poco, primero para reconstruir la de mis abuelos y mi padre, y luego haciéndola más personal y propia. La que me permitió comprender el mundo complejo y violento por el que caminé desde muy joven, y que ahora, multiplicada en centenares de estantes y miles de libros, me permite digerir cuanto viví. La que, combinada con lo que recuerdo e imagino, me ayuda a contar historias e interpretar el mundo. Incluso, a soportarlo cuando no me gusta. Esa biblioteca que es lugar de trabajo, refugio y, como dije muchas veces, analgésico; de ésos que no eliminan las causas del dolor, pero ayudan a soportarlo.

A esta edad es puro instinto, como digo. Necesidad compulsiva, aunque ya tenga ese o aquel título en una edición distinta. Leer el papel viejo que leyeron otros ojos, tocar las tapas ajadas por otras manos, llenar la bolsa de lona que suelo traer cuando vengo aquí: Círculo de Lectores, Editorial Molino, Colección Reno, Austral, etcétera. Ya no siento, por supuesto, la emoción de los primeros años; esa vibración casi física de dar con un título buscado o descubrir otros que me guiñaban un ojo polvoriento, prometiendo formar parte de mi vida e incluso cambiarla: El diablo enamorado, Cuadros de viaje, La flecha de oro, Vidas paralelas, Sistema de la naturaleza, El buen soldado… Pero el impulso, la necesidad de acumular libros como una urraca objetos brillantes en su nido, se mantienen inalterables. Sigo cazando rápido, apasionado, gozoso. Luego, en casa, vaciaré la bolsa del botín para situar cada uno en el lugar y la compañía que le corresponde. Como esos cuatro de Graham Greene que acabo de comprar por diez euros aunque ya los tengo en otras ediciones, sólo porque el ex libris que llevan pegado hace pensar que su propietaria –una mujer tal vez ya muerta– fuese quien fuera, sonreiría consolada si me viese rescatarlos.

A veces, alguien que ve mi biblioteca pregunta si he leído todos esos libros. Y la respuesta siempre es la misma: unos sí y otros no; pero necesito que estén todos ahí. Una biblioteca es memoria, compañía y proyecto de futuro, aunque ese proyecto no llegue a completarse nunca. Una biblioteca amuebla una vida, y la define. Raro es no advertir el corazón y la cabeza de un ser humano tras un repaso minucioso a los libros que tiene en casa, o que no tiene. Por eso no me lamento por los que no llegaré a leer. Cumplen su función incluso quietos, silenciosos, alineados con sus títulos en los lomos. Puedo abrirlos, hojearlos, recorrerlos despacio, meterlos en la mochila para un viaje. Y aunque muchos no llegue a leerlos jamás, habrán cumplido su misión. Su noble cometido. Cuando comprendí que nunca leería todos los libros que ansiaba leer, y acepté esa realidad con resignada melancolía, cambió mi vida lectora. Se hizo más plena y madura, del mismo modo que, en la primera guerra que conocí, asumir que yo también podía morir cambió mi forma de mirar el mundo. Los libros que nunca leeré me definen y me enriquecen tanto como los que he leído. Están ahí, y ellos saben que lo sé. Si sobreviven al tiempo, al fuego, al agua, al desastre, a la estupidez del ser humano, un día serán de otro. Y lo serán gracias a mí, que tuve el privilegio de rescatarlos de sus miles de naufragios y unirlos a mi vida".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt










HArendt




Entrada núm. 5712
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

lunes, 23 de julio de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Arturo Pérez-Reverte





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Aademia con la del académico Arturo Pérez-Reverte. Pérez-Reverte nació en Cartagena (Murcia), el 25 de noviembre de 1951. El 23 de enero de 2003 fue elegido académico, y el 12 de junio de ese mismo año tomó posesión de la silla "T", con un discurso titulado El habla de un bravo del siglo XVII, al que respondió en nombre de la corporación el también académico Gregorio Salvador.

Licenciado en Periodismo, es doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Cartagena. Ha sido distinguido con la Medalla de la Academia de Marina Francesa y con la Gran Cruz del Mérito Naval de España; es caballero de la Orden de las Letras y las Artes de Francia, y de la Orden Nacional del Mérito del Gobierno francés. Es miembro correspondiente de la Academia Argentina del Lunfardo.

Ejerció el periodismo durante muchos años como enviado especial y reportero de guerra para el diario Pueblo y Televisión Española, entre otros medios. Desde 1994 se dedica por completo a la escritura de novelas y artículos. Su obra ha sido traducida a cuarenta y tres idiomas y algunos de sus títulos de más éxito, como la serie dedicada al capitán Alatriste han sido adaptados al cine y a la televisión.

Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Goya al mejor guion adaptado por El maestro de esgrima (1992), el Premio Ondas (1993) por el programa de radio La ley de la calle (RNE), el Premio Jean Monnet de literatura europea por La piel del tambor (1997) y el Premio González Ruano (2004) por el artículo Una ventana a la guerra. También ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, como el Grand Prix de Literatura Policiaca de Francia por El club Dumas (1993), el Premio Von Rezzori, el Premio Mediterranée, el Premio Salgari y el Premio de la Academia Sueca de Novela Detectivesca a la mejor traducción extranjera por La tabla de Flandes (1994).

La Agencia EFE le otorgó el pasado año el Premio Don Quijote de Periodismo, galardón que recibió, de manos del rey Felipe VI. Y en julio de ese mismo año recibió el Premio Literario Jacques Audiberti.



Arturo Pérez-Reverte en su toma de posesión en la Academia



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




Harendt






Entrada núm. 4522
elblogdeharendt@gmail.com
Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme, de una vez para siempre, a realizarlos (G.W.F. Hegel)

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Qué nos está pasando a los españoles?






¿Por qué no pruebas a irte, Mariano?
(La viñeta es de Forges; la entradilla de HArendt)




No ando yo estos días para análisis finos y bien hilados, así que recurro a mi blogoteca personal y reproduzco la ent rada -cambiándola el título- que publiqué en el blog en esta misma fecha de 2009. Creo que no ha variado mucho la situación que en ella comentaba. Si acaso, por desgracia, a peor. Perdónenme el escaso ánimo. Espero, en cualquier caso, que saquen alguna reflexión interesante de lo que en aquel momento se cocía.





De todas maneras traigo hasta aquí, junto a las reflexiones y comentarios de hace tres años, sendos artículos de "El Huffington Post" firmados respectivamente por Montserrat Domínguez, su directora, titulado "La gran amenaza: la desintegración social", y por Carlos M. Duarte, titulado "La excelencia científica en tiempos de crisis". Y junto a ellos, otro de José María Ridao, en "El País", titulado "Gigantomaquia nacional", en el  que este ilustre profesor y diplomático, de forma mucho más elegante y elaborada de aquella en la que yo me expreso, asevera que nuestros "males" no son producto de una especie de maldición divina o predisposición genética, sino de simple mala gestión política, y en consecuencia, remediables, si hay voluntad para hacerlo. No dejen de leerlos; seguro que les resultarán instructivos.  


Por su parte, mi referida entrada del 24 de septiembre de 2009, comenzaba así:

"A pesar de mi optimismo impenitente cada vez que oigo a un político hablar a boca-llena de vocación de servicio, o de servidores del pueblo, se me abren las carnes en canal. A mí, el comportamiento de la clase política española me provoca una profunda repugnancia; la de la derecha, con el PP al frente, repugnancia y desprecio; la canaria, repugnancia, desprecio e hilaridad a partes iguales.

Al ejercicio de la política en España se llega por ambición, por despiste, o por inutilidad para saber ganarse la vida honradamente. Entre los que llegan por ambición, la mayoría lo hace porque eso de "pisarmoqueta" es como tener un orgasmo múltiple permanente. Sí, se que la ambición también puede ser noble, pero que quieren que les diga... Entre los que llegan por despiste, están las personas honradas, los buenos profesionales, los ingenuos, que creen, de verdad, en los ideales republicanos de servicio a la "cosa pública", y que abandonan el barco a la primera de cambio, aburridos, asqueados, o por ambas cosas. Los otros, los de la "tercera vía", simplemente, porque no saben dar un palo al agua y hay que comer todos los días, y si es a costa de los demás, pues mejor que mejor...

Tengo la impresión de que no soy el único español que piensa así. Al contrario, creo que cada día se percibe más un intenso cabreo ciudadano para con sus políticos, una rebelión cívica, que puede ser beneficiosa a la larga si no la sacamos de contexto.

Hace unos días me llego por Internet a través de un correo amigo un artículo supuestamente escrito por el novelista y académico Arturo Pérez-Reverte, titulado "Esa gentuza", en la que pone a la clase política española a caer de un burro. Eso sí es un cabreo. Lo comparto. Pero ni yo me atrevería a decir lo que le dice a nuestros parlamentarios nuestro preclaro académico. Lo reproduzco más adelante, pero ignoro la fecha y lugar de su publicación.

El pasado día 11, aniversario de la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York, otra notable escritora y periodista, Rosa María Artal, escribía un comentario en su Blog "El Periscopio" en el que dejaba reflejo de las abismales diferencias de comportamiento entre los modos parlamentarios españoles y norteamericanos. A favor de estos últimos con enorme diferencia. Pueden leerlo más adelante.

Y sobre la chabacana y pueblerina clase política canaria, que quieren que les cuente... El también escritor y periodista grancanario, José Antonio Alemán, escribía ayer en el Blog "El Anillo de Moebius" un delirante artículo sobre nuestro ínclito vicepresidente del des-gobierno canario y presidente del PP de las islas, José Manuel Soria, y sobre algunos de los últimos sucesos y chismes de la vida política local. Al final, llegaba a la misma conclusión que expuse al comienzo de este comentario sobre esa "tercera vía" de acceso a la poltrona y la moqueta: "De seguir así, acabarán dedicándose a la política y a las empresas públicas los que no sirvan para otra cosa y los que no logren levantar cabeza profesional en el ejercicio privado. Que es lo que ya ocurre". Apañados vamos, añado yo. Pueden leerlo más abajo. Las viñetas que reproduzco son todas de Romeu, en El País".

Sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt






Romeu en El País, 18-09-09




"ESA GENTUZA", por Arturo Pérez-Reverte

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.






Romeu en El País, 21-09-09




Blog "El Periscopio"
"TEST DE AGUDEZA MENTAL. BUSCA LAS DIFERENCIAS ENTRE LAS FORMAS POLÍTICAS DE ESTADOS UNIDOS Y ESPAÑA", por Rosa María Artal
11/09/2009


La política norteamericana está convulsionada por la osadía de Joe Wilson, Congresista de Carolina del Sur, que interrumpió el discurso del presidente Obama sobre la Reforma Sanitaria para gritar: “You lie¡” “¡Mientes!”. La salida de tono fue recibida con abucheos por la Cámara. Tanto demócratas como republicanos han recriminado a Wilson su actitud.

“Creo que deberíamos tratar al presidente con respeto y otra cosa que no sea eso no es apropiado”, ha declaro el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell al New York Times. En la misma línea, el senador también republicano John McCain y rival de Obama en las elecciones presidenciales, ha calificado la actitud de Wilson como “totalmente irrespetuosa”.

El congresista Wilson ha enviado esta nota a la oficina del Presidente: “Esta tarde me he dejado llevar por las emociones cuando he escuchado las palabras del presidente sobre la cobertura de inmigrantes ilegales en la reforma sanitaria. Aunque estoy en desacuerdo con la declaración del presidente, mi comentario fue inapropiado y rechazable. Le presento mis sinceras disculpas al presidente por esta falta de civismo”.

Le han sido aceptadas las excusas aunque con esta reprobación: “ningún presidente ha sido tratado así jamás”. Aún así, Joe Wilson, podría ser sancionado.

Por si la memoria diaria de años no es suficiente, Fernando Berlín de Radioclable, se molestó en contar las interrupciones de una sesión de control de Zapatero en el Senado, enfrentado al portavoz popular Pío García Escudero acerca de ETA, pidiendo el diario de sesiones de la Cámara:

PP a Zapatero = 101

PSOE al PP = 6

Llamadas de atención del presidente del senado al PP = 29

Yo hice lo propio con los calificativos dedicados por Mariano Rajoy al Presidente del Gobierno, dentro y fuera del Congreso:

Acomplejado, agitador, ambiguo, antojadizo, aprendiz de brujo, bobo solemne, chisgarabís, cobarde, débil, frívolo, grotesco, hooligan, impreciso, imprudente, incapaz, inconsecuente, indigno, inestable, inexperto, insensato, insolvente, irresponsable, maniobrero, manipulador, mentiroso, oscuro, perdedor complacido, radical, rastrero, sectario, taimado, traidor, turbio, veleidoso y zafio.

¿Se puede llegar al mismo fin -el mejor servicio a la sociedad a la que representan- con tan diferentes maneras?

En el vídeo (minuto 1,21) es interesante observar el gesto sobrecogido y de enorme sorpresa de Joe Biden y el de su colega que materialmente se queda con la boca abierta, y el abucheo inmediato.




Romeu en El País, 22-09-09



Blog "El Anillo de Moebius"
"LA DEDICACIÓN POLÍTICA Y DOS PIEDRAS", por José Antonio Alemán
23/09/2009


Soria anunció recortes en los presupuestos de Sanidad y de Enseñanza. Noventa millones, a la una, cincuenta millones, a la dos y cuando esperaba yo que a la de tres le tocara, qué sé yo, a la guanchancha o a la tele autonómica, se calló. Hay gente indignada de que cargue la mano justo en esos dos capítulos esenciales. Y tienen razón aunque deberían concederle a Soria que obra de manera consecuente con su ideología ultraliberal. No iba a desaprovechar la oportunidad de darle una nueva vuelta de tuerca al proceso privatizador de la Sanidad y la Enseñanza, que, no nos engañemos, está en marcha. Salvo, claro, que Paulino jure por el honor que le queda que no es así. No es casual el paulatino deterioro de la Sanidad Pública y de la Enseñanza en los últimos ocho años y no iba a desaprovechar la oportunidad de volver a golpearla.


Los recortes sorianos tienen que ver, desde luego, con la crisis, pero también con un perverso sentido de las prioridades y no menos con la mala cabeza del Gobierno; en asuntos como el de Tebeto, por referirme al que está en el candelero y que lleva en su origen la marca de la factoría Soria, vía su hermanísimo Luis y demás familia. Pero Paulino, en lugar de mirar a quien se sienta a su derecha, avisa heroicamente que no pagará un duro; un euro, o sea. El síndrome del rompetechos, ya saben. Gallea de cara a la galería pero no actúa como presidente al tolerar las situaciones que le han ido creando Soria y los suyos; que lo tiene tan cogido por el bebe que obliga a Ruano a hacer el papelón de justificar lo injustificable.

Ha sido incapaz Paulino, por ejemplo, de acabar con el reinado en Turismo de Rita Martín. Que esta señora siga al frente de la más importante actividad económica de las islas dice de su impotencia y de cómo Soria impone en los cargos a ineptos e ineptas porque siempre estarán dispuestos a acatar sus órdenes sin rechistar. La obediencia al Jefe prima sobre la solvencia profesional y la sensatez política. El episodio ya olvidado del famoso reportaje de la revista ultra Época acerca de un supuesto Gal canario organizado por los psocialistas, puso de manifiesto la falta de escrúpulos sorianos en el uso de los fondos públicos, en este caso los manejados por Rita Martín, para sus intereses políticos personales. Fue una operación torpe en la que la consejera enseñó el plumero al repartir la revista antes incluso de su llegada a los quioscos. Ese día Paulino se dejó el honor en casa. Ya nadie se acuerda de lo de Época, a pesar de tratarse de una anécdota muy significativa de lo que hay y como se manejanestos sujetos con nuestros dineros.

Aunque no lo crean, la situación política es peor de la que describe López Aguilar. Hace unos días, el diputado psocialista Juan Ramón Rodríguez-Drincourt renunció a su escaño de diputado regional para volver a la Universidad. Dijo que se iba por razones personales y profesionales que resumió al confesarse “hastiado” del Parlamento. El ya ex diputado no figura entre los primeros espadas que están de fijo bajo los focos de los medios, por lo que su renuncia no ha dado que hablar. Sin embargo, cualquiera que haya advertido el envilecimiento del juego político y el desprestigio de la cámara parlamentaria entiende a qué “hastío” se refiere Drincourt. El alejamiento de la política de personas cualificadas que pueden dar de sí es fenómeno tan conocido como el de las mediocridades que llenan sus huecos, así que no debe extrañar a nadie la escasa calidad de los mandarines que padecemos y que va a más.
Esto no ocurre sólo con los cargos representativos sino también con profesionales llamados por cargos electos para gestionar áreas de su especialidad. La mayoría rechaza las ofertas y los temerarios que las aceptan entran pronto en el trance de mandarse a mudar, arrepentidos.
Pongo por caso la situación creada por Luzardo a Sebastián Sansó, gerente de Guaguas Municipales, a quien acusó de reunirse con supuestos compradores del 49% de la empresa; para venderle, supongo, “secretos”.

Informaron a la ex alcaldesa unas amigas que estaban en la mesa de al lado de los reunidos y “lo oimos todito, Pepa”. Ni siquiera aprendió Luzardo en la alcaldía que los chanchullos suelen acordarse en despachos, a ser posible insonorizados y con puerta falsa para entrar y salir. Sansó se ha querellado con la ex alcaldesa porque no ha rectificado su “noticia” probadamente falsa. No me extrañaría que Sansó se esté pensando qué rayos se le ha perdido trabajando para una empresa pública y tener que soportar las tarascadas de la politiquería barriobajera al uso.

De seguir así, acabarán dedicándose a la política y a las empresas públicas los que no sirvan para otra cosa y los que no logren levantar cabeza profesional en el ejercicio privado. Que es lo que ya ocurre.





Romeu en El País, 24-09-09





Entrada núm. 1742
http://harendt.blogspot.com
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)