"¿Insomnio? ¿Neuralgias? ¿Inapetencia? ¿Peleas con los cuñados? El independentismo catalán tiene el alivio infalible, idóneo para impresionar a las visitas y muy económico: pegarle un viaje a la monarquía constitucional -comenta el periodista Joaquín Luna, y me salva de nuevo el A vuelapluma de hoy miércoles-. No hay mejor pintura de brocha gorda en la política catalana que atizar a Felipe VI y lo que encarna. ¿ERC y JxC andan a la greña? ¿Que Puigdemont lanzó ayer dardos a Junqueras durante su mitin en la narcisista comisión del 155? ¿Engañamos a la parroquia en el 2017? Cerebrino Mandri: el Rey no nos representa, es franquista –¡si Juan Carlos I desmanteló el régimen!–, cuesta pasta y no nos ayuda a cargarnos España.
A medida que pasa el tiempo, cada ataque o desplante facilón a la monarquía constitucional es otra prueba del fiasco del procés y de la dificultad de sus protagonistas para asumir el desaguisado.
Tanto reclamar diálogo y cuando se les ofrece –ese fue el espíritu del mensaje de Felipe VI en el Parlamento–, aparece el niño malcriado...
Si el independentismo aspira a irse de España, ¿qué les importa la monarquía constitucional, refrendada en las urnas durante el proceso constituyente? Yo, al menos, no detecto que sea una prioridad en el conjunto de España; actitud sensata, porque bastantes problemas tiene la gente como para crear debates artificiales. Si acabaríamos eligiendo a Bertín Osborne... ¡Ay, esa manía de creerse la conciencia de la democracia!
Con estos mismos argumentos contra la monarquía constitucional, el independentismo haría el ridículo en el Reino Unido, Japón o Suecia, aunque acaso cosechase alguna adhesión de los defensores de las repúblicas de Argelia, Corea del Norte o Uzbekistán, estados ejemplares por el hecho de ser firmes detractores del sistema monárquico.
Ya antes del famoso discurso del 3 de octubre –escuchado hoy, sin la emotividad de aquellos días, cambia, y mucho–, el independentismo llevaba años de campaña contra el Monarca y lo que representa –Juegos Olímpicos de Barcelona incluidos–, culminada en la infame encerrona de la manifestación de duelo por los atentados de Barcelona y Cambrils. Imputar el fanatismo de unos catalanes musulmanes al comercio legal con Arabia Saudí fue el acto de demagogia más triste vivido por Europa en horas de luto por el yihadismo. Ya lo saben. ¿Que no hay república? Siempre nos queda atizar a Felipe VI y hacernos una selfie".
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo.
La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo.
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