martes, 25 de febrero de 2020

[A VUELAPLUMA] Cuatro reglas





"Por lo que pueda pasar -afirma en el A vuelapluma de hoy martes el escritor Manuel Vicent-, no te olvides de los cuatro puntos cardinales que aprendiste en la escuela, norte, sur, este y oeste, porque, tal como vienen los telediarios, algún día no lejano, los podrías necesitar. Bastará con que se produzca una tormenta solar más bestia de lo normal para que todas las ondas de orientación electro-magnética queden anuladas. En ese caso, perdidos en la tierra o en el mar, para orientarse habría que volver a mirar el sol y las estrellas, como hacían los antiguos hace miles de años. A fin de cuentas, lo sustancial en esta vida consiste en no meterse en más charcos de los necesarios, en no ir pisando mierdas por doquier y en corregir el camino de perdición por el que nos lleva alguna vez el azar de los zapatos. Y para eso no se necesita el GPS ni ninguna nueva aplicación del 5G. Por otra parte, tampoco conviene olvidar las cuatro reglas de las matemáticas, sumar, restar, dividir y multiplicar, porque si la economía del mercado global se viene abajo, como anuncian los profetas, habrá que volver al mercado de la esquina y allí ningún logaritmo, cálculo diferencial, mecánica cuántica nos servirá para discutir con el tendero el precio de la fruta, de la carne o del pescado. Bastará con saber los números de la balanza. Tampoco los políticos deberían desconocer las cuatro reglas esenciales del buen gobierno. De hecho, por 40 euros tienen a su alcance el conocimiento necesario. Para que su ignorancia no nos humille deberían leer El arte de la guerra, de Sun Tzu, El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián, y añadir como aderezo a Karl Marx, Adam Smith y Karl Popper, si quieren sacar nota. Encontrar el norte de la vida sin GPS, contar con los dedos de las manos, saber el valor del dinero de bolsillo, y no votar a ningún político idiota, con eso basta para ir tirando si vienen mal dadas".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





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HArendt





Entrada núm. 5769
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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